Significado Bíblico de DEMONIO

Significado de Demonio

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(gr. dáimÇn y daimónion).

Término que aparece con frecuencia en la Biblia. Los griegos lo aplicaban a
divinidades inferiores, aunque superiores al hombre: en el NT se aplica una vez
a divinidades (Hch. 17:18), pero en los demás lugares a seres malvados
superiores a los hombres y, en algunos casos, capaces de controlarlos
totalmente. Se los describe como seres espirituales; las expresiones
«espíritus» o «espíritus inmundos» son paralelas a «demonios» (Mt. 8:16; Lc.
9:42). Se los señala como «ángeles que pecaron» (2 P.2:4; cf Jud. 6); por caer
junto con Lucifer, son llamados «sus ángeles» (Mt. 25:41) y él es su
«príncipe» (9:34). Se indica que los demonios poseen sabiduría sobrehumana,
porque al ver a Jesús inmediatamente declararon que era el Hijo de Dios (Lc.
8:27, 28); por eso, Jesús les ordenó no hablar (Mr. 1:34). En el AT tienen
categoría de demonios, como nombres propios: 1. Sátiro (véase Animales
mitológicos [Sátiro]). 2. Lilit (véase Animales mitológicos [Lilit]). 3.
M>weth («muerte»), nombre de un dios cananeo de los mundos inferiores -Mot-, el
enemigo de Baal en la narrativa ugarítica. Según unos eruditos, este dios se
mencionaría en Is. 28:15, 18 y Jer. 9:21 (cf Os.13:14; Job 18:13; 28:22). 4.
Deber («pestilencia [peste]», «mortandad»), un heraldo demoníaco (Hab. 3:5,
BJ). Otro pasaje donde aparece esta personificación demoníaco es Sal. 91: 5, 6
(y donde aparecen otros más): «No temerás el Terror [heb. pajad] nocturno, ni
Saeta* [ jê5 ] que vuele de día, ni Pestilencia [deber] que ande en oscuridad,
ni Mortandad [ketew] que en medio de día destruya». Mortandad es, en esta
circunstancia, la personificación del abrasador calor del mediodía (muy
conocido en la demonología griega y romana). 5. Reshef («plaga», «fiebre
abrasadora», «saetas ardientes»), otro dios cananeo (Hab. 3:5, BJ; Dt. 32:24;
Sal. 78:50; 76:3; Cnt. 8:6). 6. Azazel.* 7. Shêd, «genio protector» (Dt.
32:17); más tarde, «espíritu maligno». Además, algunos comentadores creen que
en Pr. 30:15 tal vez se mencione a los vampiros. Si bien el vocablo heb.
alfg>h puede significar «sanguijuela», en la literatura árabe es el nombre de
un vampiro.

De acuerdo con el cuadro que presenta el 312 NT, cuando poseían a los hombre
producían enfermedades que hoy generalmente se las asocia con problemas
mentales. Estos endemoniados manifestaban diversos síntomas: uno que fue
llevado ante Jesús era mudo, pero cuando el demonio fue expulsado, el hombre
habló (Mt. 9:32, 33); otro, poseído por un espíritu mudo y sordo, caía con
terribles convulsiones, a menudo en el fuego o el agua, echando espuma por la
boca y a veces gritando (Mr. 9:17-29); otro era impulsado por demonios a
apartarse de los hombres y a correr desnudo entre las tumbas. Los intentos de
atarlo habían sido inútiles porque rompía las cadenas. Este endemoniado estaba
poseído por muchos demonios. Cuando se los reprendió, entraron en una manada
de cerdos, los que se tiraron de cabeza al lago (Lc. 8:26-33; 2 endemoniados en
Mt.). La expulsión de estos espíritus producía la recuperación. Los Evangelios
mencionan una cantidad de casos específicos de curación, además de indicar que
Jesús los expulsó de muchos (Mt. 8:16; Mr. 1:39). Cuando envió a los Doce «les
dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera» (Mt.
10:1). Más tarde envió a 70 con el mismo poder, porque cuando regresaron se
alegraron diciendo: «Aun los demonios se nos sujetan en tu nombre» (Lc.10:17).
véanse Beelzebú; Diablo; Lunático.

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: DEMONIO

DEMONIO según la Biblia: Entre los griegos este término designaba:
(a) un dios o una divinidad en general.

Entre los griegos este término designaba:
(a) un dios o una divinidad en general;
(b) el genio o espíritu familiar que acompañaba a uno;
(c) su hado;
(d) el alma de un individuo que viviera en la edad de oro (la edad anterior a la entrada de la aflicción en el mundo.

Cuando se abrió la caja de Pandora, se precipitaron todos los males de la misma al mundo. [Mitología griega]), y que desde entonces actuara como divinidad tutelar; un dios de categoría inferior.

La idea pagana, expuesta por los filósofos, era que los demonios eran seres mediadores entre Dios y el hombre. Así lo expresa Platón:

«Cada demonio es un ser intermedio entre Dios y el mortal. El hombre no se acerca directamente a Dios, sino que toda la relación y comunicación entre los dioses y los hombres se consigue con la mediación de demonios.»

Esto era un engaño satánico, lograr la adoración a Dios por mediación de demonios o semidioses. Podemos constatar cómo esta concepción pagana ha dejado su profunda impronta deformadora en grandes sectores de la llamada cristiandad, en franca oposición a las Escrituras (cp. 1 Ti. 2:5).

Las Escrituras dejan de igual forma bien clara la verdadera naturaleza de los demonios como espíritus malvados (cp. Ap. 16:13, 14)

En las Escrituras también se ve que la idolatría es esencialmente adoración de demonios siendo que el ídolo mismo no es nada «Sacrificaron a los demonios (shed) y no a Dios (Dt. 32:17; 1 Co. 10:19, 20), «nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios (sair)» (Lv. 17:7; Ap. 9:20).

Jeroboam cayó tan bajo que ordenó a sacerdotes para los demonios (sair) y para los becerros que había hecho (2 Cr. 11:15), y algunos «sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios (shed)» (Sal. 106:37).

Las cosas adoradas pueden haber sido objetos invisibles, o pueden haber tenido alguna representación mística, o puede haberse tratado de meros ídolos; pero detrás de todo esto se hallaban seres verdaderos, malvados e inmundos; de manera que era moralmente imposible tener comunión con el Señor Jesús y con estos demonios (1 Co. 10:19-21).

Los malos espíritus que poseían a tantas personas cuando el Señor estaba en la tierra eran demonios, y por ello aprendemos mucho acerca de ellos. Los fariseos dijeron que el Señor echaba demonios por Beelzebú el príncipe de los demonios.

El Señor interpretó esto como significando «Satanás echando a Satanás». Por ello sabemos que los demonios son agentes de Satán; y que Satán como hombre fuerte, tenía que ser atado antes que su reino pudiera ser asaltado (Mt. 12:24-29).

Los demonios son también poderosos, por la manera en que manejaban a los que poseían, y en cómo uno poseído se lanzó sobre siete hombres, haciéndoles huir de la casa desnudos y heridos (Hch. 19:16).

Sabemos también que eran seres inteligentes, reconocieron al Señor Jesús y se inclinaron ante Su autoridad. Sabían también que les esperaba el castigo, algunos preguntaron si el Señor había venido a atormentarlos antes de tiempo (Mt. 8:29).

No se debe suponer que haya cesado la actividad demoníaca. Se nos da la exhortación: «No creáis a todo espíritu, sino probad si los espíritus proceden de Dios» (1 Jn. 4:1).

Con esto concuerda la declaración de que «en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios» (1 Ti. 4:1).

Los espiritistas y teosofistas tienen relación con ellos y reciben enseñanza de ellos. También en un día futuro, cuando Dios derrame Sus juicios sobre la tierra, los hombres no se arrepentirán, sino que adorarán a demonios y a todo tipo de ídolos (Ap. 9:20).

También los espíritus demoníacos, obrando milagros, reunirán a los reyes de la tierra en la batalla del gran día del Dios Todopoderoso (Ap. 16:14). Y la Babilonia mística vendrá a ser «habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo y albergue de toda ave inmunda y aborrecible» (Ap. 18:2).

El mundo y la iglesia profesante están evidentemente madurando para este estado de cosas y muchos son los que con la pretensión de investigar fenómenos parapsicológicos están inconscientemente viniendo a ser presa de los demonios.

El fin de la era de la iglesia va marcado por la terrible profecía de 2 Ts. 2:11: «Por esto Dios les envía un espíritu engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.»

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: DEMONIO