Respondiendo Jesús les dijo: —Tened fe en Dios.
11:22 — Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios — Ya que Pedro refiere al Señor a la higuera secada, Jesús usa por ejemplo el caso de ella para enseñar una lección muy importante para los apóstoles. Como Jesús, siendo Dios (en la carne), pudo secar la higuera (pues ella no presentó ningún obstáculo para él), Dios todo lo puede (10:27) y el hombre necesita aprender a tener fe en Dios frente a todo obstáculo en la vida. Como Jesús con la palabra secó la higuera, con una fe fuerte en Dios el hombre también puede vencer obstáculos grandes. Compárense 9:23; Flp 4:13.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Tened. Mar 9:23; 2Cr 20:20; Sal 62:8; Isa 7:9; Jua 14:1; Tit 1:1.
fe en Dios. Col 2:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La ilustración de trasladar una enorme montaña dentro del mar es un ejemplo extremo de lo absolutamente imposible. Ese es el punto. Teniendo fe en Dios se puede llevar a cabo lo imposible. Marcos había enfatizado previamente la insistencia de Jesús en la importancia de creer (Mar 9:23, Mar 9:24).
EN COMPARACIÓN
|
Acontecimientos de la Semana Santa
|
Los escritores del Evangelio dedicaron mucho de su material a los acontecimientos que llevaban a la crucifixión de Jesús. La semana final de su ministerio terrenal comenzó con la entrada triunfal en Jerusalén y los «Hosannas» de la multitud que luego los cambió por «crucifíquenlo» antes que la semana terminara. Jesús aparentemente pasó mucho tiempo de la semana enseñando en el Templo durante el día. Sus noches las pasaba en casa de María, Marta y Lázaro en Betania. Durante esta semana, ocurrieron acontecimientos importantes incluyendo el complot del Sanedrín, la traición y arresto de Jesús, los juicios de Jesús, su viaje hacia el Gólgota por la calle de Jerusalén conocida hoy en día como la Vía Dolorosa («camino de sufrimiento»), y la resurrección. Después de su resurrección, Jesús ministró otros 40 días antes de su ascensión.
|
Día
|
Acontecimiento
|
Referencia Bíblica
|
Domingo
|
La entrada triunfal a Jerusalén
|
Mar 11:1-11
|
Lunes
|
Limpieza del Templo en Jerusalén
|
Mar 11:15-19
|
Martes
|
El Sanedrín desafía la autoridad de Jesús
Jesús profetiza la destrucción de
Jerusalén y su regreso María unge a
Jesús en Betania
Judas hace un trato con los gobernantes
judíos para traicionar a Jesús
|
Luc 20:1-8
Mat 24:1-51; Mat 25:1-46
Jua 12:2-8
Luc 22:3-6
|
Jueves
|
Jesús come la cena de Pascua con sus
discípulos e
instituye la Santa Cena
Jesús ora en Getsemaní por sus discípulos
|
Jua 13:1-30;
Mar 14:22-26
Jua 17:1-26
|
Viernes
|
Traición y arresto de Jesús en el Huerto
de Getsemaní Anás, el sumo sacerdote,
interroga a Jesús
Caifás y el Sanedrín condenan a Jesús
Pedro niega a Jesús tres veces
El Sanedrín condena formalmente a Jesús
Judas se suicida
El juicio de Jesús ante Pilato
Jesús comparece ante Herodes Antipas
Pilato sentencia formalmente a Jesús a morir
Flagelan y crucifican a Jesús entre dos ladrones
El velo del Templo se rompe cuando Jesús muere
El entierro de Jesús en la tumba de José de Arimatea
|
Mar 14:43-50
Jua 18:12-24
Mar 14:53-65
Jua 18:15-27
Luc 22:66-71
Mat 27:3-10
Luc 23:1-5
Luc 23:6-12
Luc 23:13-25
Mar 15:16-27
Mat 27:51-56
Jua 19:31-42
|
Domingo
|
Jesús se levanta de la tumba
|
Luc 24:1-9
|
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Tened fe en Dios. Una amable reprensión a los discípulos por su falta de fe en el poder de su Palabra. Este tipo de fe cree en la verdad revelada de Dios, su poder, y busca cumplir su voluntad (cp. 1Jn 5:14; vea la nota sobre Mat 21:21).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
11:22 — Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios — Ya que Pedro refiere al Señor a la higuera secada, Jesús usa por ejemplo el caso de ella para enseñar una lección muy importante para los apóstoles. Como Jesús, siendo Dios (en la carne), pudo secar la higuera (pues ella no presentó ningún obstáculo para él), Dios todo lo puede (10:27) y el hombre necesita aprender a tener fe en Dios frente a todo obstáculo en la vida. Como Jesús con la palabra secó la higuera, con una fe fuerte en Dios el hombre también puede vencer obstáculos grandes. Compárense 9:23; Flp 4:13.
Fuente: Notas Reeves-Partain
— tengan fe: Bastantes mss., algunos de reconocido valor, dicen: Si tienen fe.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Tened fe en Dios. La maldición contra la higuera no solamente era un juicio profético sobre Israel por rechazar a Cristo, sino también una lección de fe para los discípulos.
Fuente: La Biblia de las Américas
Aprendemos en estas palabras de nuestro Señor Jesucristo la inmensa importancia de la fe.
Es una lección que nuestro Señor nos transmite primero por medio de un dicho proverbial. La fe hace al hombre capaz de dar cima á empresas, y de superar dificultades tan grandes y formidables, como remover una montaña, y arrojarla al mar. Trata después de grabar más profundamente en nosotros esa lección exhortándonos á ejercitar la fe cuando oramos. «Todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá.» Esta promesa debe, por supuesto, aceptarse con ciertas modificaciones razonables. Se supone que un creyente pedirá lo que no es pecaminoso, y solo lo que esté en armonía con la voluntad de Dios. Cuando pide tales cosas, debe creer con confianza quo su plegaria será oída. Digamos usando las palabras de Santiago, «Demande con fe, no dudando nada.» Sant. 1.6.
Debe distinguirse la fe que aquí se recomienda de la que es necesaria para nuestra justificación. En lo absoluto, la verdadera fe no es más que una, y es siempre la misma; pero en los objetos y en las operaciones de la fe, hay diversidades que es útil comprender. La fe justificante es ese acto del alma por medio del cual nos asimilamos á Cristo, y entramos en paz con Dios. Su objeto especial es la expiación del pecado, que Jesús hizo por nosotros en la cruz. La fe de que habla el pasaje que nos ocupa tiene una significación más general: es producto, al mismo tiempo que compañera, de la fe justificante, pero no debe confundirse con esta. Es más bien una confianza completa y absoluta en el poder y en la sabiduría de Dios, y en su buena voluntad para con los que creen; y son objetos especiales suyos, las promesas, la palabra, y el carácter de Dios en Cristo.
Confiar en que Dios socorrerá por su poder y por su voluntad á todo el que crea en Cristo, y tener la convicción de la verdad de todas las palabras que Dios ha hablado, es el gran secreto del buen éxito y de la prosperidad en nuestra religión. Es de hecho la raíz del Cristianismo que salva. «Por ella los ancianos obtuvieron buena fama.» «El que se dirige á Dios debe creer que existe y que es recompensador de los que lo buscan con diligencia.» Para comprender lo que ella vale á los ojos de Dios, deberíamos estudiar con frecuencia el capítulo undécimo de la Epístola á los Hebreos.
¿Deseamos crecer en gracia, y en el conocimiento do nuestro Señor Jesucristo? ¿Queremos hacer progresos en religión, y llegar á ser cristianos robustos, y no permanecer como infantes en las cosas espirituales? Impetremos en nuestras oraciones diarias más fe, y vigilemos nuestra fe llenos de celo. Esta es la piedra angular ce la religión. Un pelo ó un punto débil en ella afectará la condición toda de nuestra vida íntima. Según sea nuestra fe así será el grado de nuestra paz, de nuestra esperanza, de nuestra alegría, de nuestra decisión en el servicio de Cristo, nuestro valor para confesar, nuestra resistencia para trabajar, nuestra resignación en las desgracias, nuestro consuelo sensible en la oración. Todo, todo estriba en la proporción de nuestra fe. Felices los que saben reclinar todo su peso en el Dios de la alianza, y marchar por la fe, no por la vista. «El que cree no se precipita.» Isaías 28.16.
Aprendemos, además, en estos versículos, la absoluta necesidad en que estamos de sentirnos siempre dispuestos á perdonar á nuestros prójimos. Esta lección se nos da de una manera muy eficaz. No hay un enlace inmediato entre la importancia de la fe, de que acababa de hablar nuestro Señor, y el perdón de las injurias; pero la plegaria es el anillo que une los dos puntos. Primeramente se nos dice que la fe es esencial para el logro de nuestras plegarias, y después se agrega que las plegarias no serán oídas si no las hacemos con un corazón clemente. «Cuando estuviereis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que nuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras ofensas..
Todos podemos comprender que el valor de nuestras plegarias depende mucho de la condición en que se encuentra nuestra alma cuando las dirigimos. Pero el punto que nos ocupa ahora no recibe toda la atención que merece. No solo deben ser nuestras plegarias fervorosas, sentidas y sinceras, y en nombre de Cristo; deben contener otro ingrediente: deben brotar de un corazón compasivo y clemente. No tenemos ningún derecho á esperar misericordia, si no estamos dispuestos á manifestárselo á nuestros hermanos. No podemos sentir realmente la gravedad de los pecados por que pedimos perdón, si abrigamos malos sentimientos contra nuestros prójimos. Debemos en la tierra tener hacia ellos un corazón de hermano, si deseamos que Dios sea en el cielo nuestro Padre. No nos lisonjeemos con la idea de poseer el Espíritu de adopción, si no podemos sobrellevar y perdonar.
Esta es una materia que nos obliga á registrar nuestra conciencia. Horriblemente grande es la cantidad de malevolencia, de amargura, de espíritu de partido que llena el alma de los cristianos. No es de admirar que tantas oraciones sean al parecer descartadas y queden sin respuesta. Asunto es este que interesa mucho á los cristianos. Todos no tienen el mismo don de comprender y expresarse cuando se aproximan á Dios; pero todos pueden perdonar á sus prójimos.
Nuestro Señor Jesucristo se ha tomado un trabajo especial en grabar este principio en nuestras almas. Le ha dado un lugar muy preeminente en ese dechado de la manera de orar, en la oración dominical. Desde nuestro infancia nos familiarizamos con estas palabras: «perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos á nuestros deudores» y ¡Que bueno seria para muchos, si meditasen en lo que esas palabras significan! No dejemos este pasaje sin un severo examen de nosotros mismos. ¿Sabemos lo que es tener una disposición misericordiosa y clemente? ¿Podemos olvidar las injurias que hemos recibido en este mundo tan malo? ¿Podemos desentendernos de las transgresiones contra nosotros y perdonar las ofensas? Si no, ¿cual es nuestro Cristianismo? Si no, ¿porque admirarnos de que no haya paz en nuestras almas? Resolvámonos á enmendar nuestras disposiciones, y determinémonos á perdonar, si esperamos ser perdonados. Así es como más nos podremos acercar al duchado que nos presentó Jesucristo. Este es el carácter que mejor sienta á un hijo de Adán, pobre y pecador. Nuestro privilegio más elevado en este mundo es el perdón gratuito de los pecados por Dios. Nuestro único título á la vida eterna en el mundo venidero es el perdón gratuito de Dios. Perdonemos, pues, y estemos perdonando durante los pocos años que vivamos en la tierra.
Fuente: Los Evangelios Explicados
fe… → §159.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R500 Ἔχετε πίστιν θεοῦ debe traducirse: tengan fe en Dios, aunque el genitivo no significa en, sino sólo la clase de fe de Dios (comp. TGr110).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
g §159.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Biblia Peshitta 2006 Notas:
[9] 11.22 Arameo, jaimanuta du180?Alaha. La fe de Dios puede ser algo que no sea posible explicar cabalmente, pero pudiera ser el Evangelio mismo, la vida y la obra de Jesucristo, su doctrina y su práctica. No es lo mismo tener fe en Dios, que cualquier persona puede tener, a tener la fe de Dios, que solo la pueden tener los cristianos nacidos de nuevo, lavados por la sangre de Jesucristo y cuya vida es el Evangelio y la obediencia a éste. No se refiere, pues, sólo al acto de creer en Dios o de creerle a Dios, sino a un privilegio concedido por Dios a los que han sido renovados para salvación. No es tampoco el don de la fe, sino algo especial y difícil de entender que el Señor pone en los que Él quiere. Es importante distinguir que no se trata de fe en sino de la fe de.
Fuente: Peshitta en Español