Juan dio testimonio de él y proclamó diciendo: “Este es aquel de quien dije: El que viene después de mí ha llegado a ser antes de mí, porque era primero que yo.”
1:15, 16 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí (o, tiene un rango más elevado que yo, LBLA, margen) ; porque era primero que yo. Porque de su plenitud (Efe 1:23; Col 1:19; Col 2:9) tomamos todos, (estando unidos con El, Gál 3:26-27, tenemos comunión con El, 1Co 1:9), y gracia sobre gracia (plenitud de gracia).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
año 26 d.C.
Juan dió testimonio. Jua 1:7, Jua 1:8, Jua 1:29-34; Jua 3:26-36; Jua 5:33-36; Mat 3:11, Mat 3:13-17; Mar 1:7; Luc 3:16.
es antes de mi. Jua 1:1, Jua 1:2, Jua 1:30; Jua 8:58; Jua 17:5; Pro 8:22; Isa 9:6; Miq 5:2; Flp 2:6, Flp 2:7; Col 1:17; Heb 13:8; Apo 1:11, Apo 1:17, Apo 1:18; Apo 2:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
es antes de mí: Jesús nació después de Juan el Bautista (Luc 1:36) y comenzó su ministerio después que él. Sin embargo, Juan el Bautista dijo que Jesús era antes que él, queriendo decir que la existencia de Jesús es desde la eternidad pasada (v. Jua 1:30). Juan es un ejemplo excelente de la firmeza que se necesita para cumplir el ministerio de una persona ante Dios. Conocía el mensaje específico que Dios le había dado para predicar y no se desvió de él.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El testimonio de Juan el Bautista corrobora la declaración del apóstol Juan en cuanto a la eternidad del Verbo encarnado (cp. v. Jua 1:14).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:15, 16 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí (o, tiene un rango más elevado que yo, LBLA, margen) ; porque era primero que yo. Porque de su plenitud (Efe 1:23; Col 1:19; Col 2:9) tomamos todos, (estando unidos con El, Gál 3:26-27, tenemos comunión con El, 1Co 1:9), y gracia sobre gracia (plenitud de gracia).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA PLENITUD INAGOTABLE
Juan 1:15-17
Juan fue Su testigo, y su proclamación todavía resuena: «Éste es el Que yo os decía que, aunque viene detrás de mí, en realidad me lleva la delantera, porque era anterior a mí.» De Su plenitud es de donde hemos extraído todos, y de Él hemos recibido una gracia tras otra; porque lo que nos dio Moisés fue la Ley, pero la gracia y la verdad nos vinieron por medio de Jesucristo.
Ya hemos visto que el Cuarto Evangelio se escribió en una situación en la que era necesario asegurarse de que no se le atribuyera a Juan el Bautista una importancia excesiva; así es que Juan empieza este pasaje con el testimonio de Juan el Bautista, en el que Le reconoce a Jesús el primer lugar.
Juan el Bautista dice de Jesús: » El que viene detrás de mí era antes que yo.» Puede que con estas palabras quiera decir más de una cosa. (a) Jesús era en realidad seis meses más joven que Juan, así es que Juan puede estar diciendo sencillamente: «El Que es más joven que yo me lleva en realidad la delantera.» (b) Juan puede que estuviera diciendo: «Yo estaba en el campo antes que Jesús; yo ocupaba el centro del escenario antes que Él; puse manos a la obra antes que Él; pero todo lo que yo estaba haciendo era prepararle el camino para que viniera; yo era sólo la avanzada de la Fuerza principal, y el heraldo del Rey.» (c) Puede que Juan esté pensando en términos mucho más profundos. Puede que esté pensando, no en términos del tiempo, sino de la eternidad. Puede que esté pensando en Jesús como el Que existía antes que empezara el mundo, en comparación con el Cual cualquier figura humana no tiene la menor importancia. Puede que las tres ideas estuvieran en la mente de Juan. No fue él el que exageró su propia importancia, sino algunos de sus seguidores. Para Juan, el puesto supremo Le correspondía a Jesús.
Este pasaje continúa diciéndonos tres grandes cosas acerca de Jesús.
(i) De Su plenitud es de donde hemos extraído todos. La palabra que usa Juan para plenitud es una gran palabra: pléróma, que quiere decir la suma total de todo lo que hay en Dios. Pablo la usa con cierta frecuencia. En Col 1:19 dice que todo pléróma habitaba en Cristo. En Col 2:9 dice que en Cristo habitaba el pléróma de la deidad en forma corporal. Quería decir que en Jesús moraba la totalidad de la sabiduría, el poder y el amor de Dios. Por eso Jesús es inagotable. Una persona puede acudir a Jesús con cualquier necesidad, y encontrarla suplida; o con cualquier ideal, y encontrarlo realizado. El que está enamorado de la belleza encontrará en Jesús la suprema belleza; y aquel para quien la vida consiste en la búsqueda del conocimiento, encontrará en Jesús la suprema Revelación. El que necesita valor, encontrará en Jesús la quintaesencia y el secreto del valor; y el que se siente impotente ante la vida encontrará en Jesús al Señor de la vida y el poder para vivir. El que es consciente de su pecado encontrará en Jesús el perdón y la fuerza para ser bueno. En Jesús, el pléróma, la plenitud de Dios, todo lo que hay en Dios, lo que Westcott llamaba «la fuente de la vida divina» se encuentra en Jesús y está a disposición de la humanidad.
(ii) De Él hemos recibido una gracia tras otra. En el original griego dice literalmente gracia en lugar de gracia. ¿Qué quiere decir esa extraña frase?
(a) Puede que quiera decir que en Cristo encontramos una maravilla que conduce a otra. Uno de los antiguos misioneros de Escocia. llegó una vez a uno de los reyes pictos, que le preguntó qué podría esperar si se hacía cristiano. El misionero le contestó: «Encontrarás maravilla sobre maravilla, y todas ellas verdaderas.» Algunas veces, cuando vamos viajando por una carretera muy bonita, se abre ante nosotros una vista tras otra. Al contemplar cada una pensamos que no puede haber nada más hermoso; y, al tomar una curva, se nos descubre algo aún más maravilloso. Cuando empezamos a estudiar un gran tema, como música, poesía o pintura, nunca llegamos al final. Siempre nos esperan nuevas experiencias de la belleza. Eso es lo que sucede con Cristo. Cuanto más sabemos de Él, más maravilloso nos resulta; cuanto más vivimos con Él, más encantos descubrimos; cuanto más pensamos en Él y con Él, más se nos ensancha el horizonte de la verdad. Esta frase puede que sea la manera que tiene Juan de expresar lo ilimitado que es Cristo. Puede que sea su forma de decir que a la persona que vive en compañía de Cristo le amanecerán nuevas maravillas en el alma que le iluminarán el entendimiento y le encantarán el corazón día tras día.
(b) Tal vez debamos entender esta expresión literalmente. En Cristo encontramos gracia en vez de gracia. Las diferentes edades y situaciones de la vida requieren una clase diferente de gracia. Necesitamos una gracia en los días de prosperidad, y otra en los días de adversidad. Necesitamos una gracia en los días primaverales de la juventud, y otra cuando se empiezan a dilatar las sombras de la edad. La Iglesia necesita una gracia en los días de persecución, y otra cuando llegan los días de tolerancia. Necesitamos una gracia cuando nos sentimos en control de la situación, y otra cuando estamos desanimados, deprimidos y casi desesperados. Necesitamos una gracia para soportar nuestras propias cargas, y otra para sobrellevar los unos las cargas de los otros. Necesitamos una gracia cuando estamos seguros de las cosas, y otra cuando parece que ya no nos queda nada en el mundo. La gracia de Dios no es nunca una cosa estática, sino dinámica. Nunca falla ante una nueva situación. Cuando una necesidad invade la vida, una gracia la acompaña. Pasa esa necesidad y otra nos asalta, y con ella viene otra gracia. A lo largo de toda la vida estamos constantemente recibiendo gracia en lugar de gracia, porque la gracia de Cristo es adecuada para resolver triunfalmente cualquier situación.
(iii) Moisés nos dio la Ley, pero la gracia y la verdad nos vinieron por medio de Jesucristo. En la antigüedad, la vida estaba gobernada por la ley. Uno tenía que hacer lo que fuera, le gustara o no, supiera por qué o no. Pero, con la venida de Jesús, ya no tratamos de obedecer la ley. de Dios como esclavos, sino de responder al amor de Dios como hijos. Mediante Jesucristo, Dios el Legislador aparece como Dios nuestro Padre, el Dios Juez es el Dios que ama a todas las almas.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
La composición poética es interrumpida de nuevo por la referencia al testimonio de Juan Bautista. Para el evangelista, el testimonio de Juan Bautista es muy importante. La urgencia del mensaje de Juan Bautista le da sentido al verbo en tiempo perfecto. Es una acción que comenzó en el tiempo y que aún dura cuando se escribe el evangelio, teniendo significación en el presente: «clamó diciendo» (RV60), «clamaba» (BI), «a voz en cuello proclamó» (NVI). No es necesario traducir literalmente el hebraísmo “gritaba diciendo” para expresar la idea de que la acción de Juan Bautista era una proclama al estilo de los antiguos profetas de Israel.
Como profeta Juan Bautista pasa temporal y espacialmente a un segundo plano con referencia a Jesús. Éste es superior al Bautista y se puede entender esa superioridad como algo que tiene importancia. En muchas culturas occidentales es un gran contraste que el que viene atrás sea superior que el que va adelante. Jesús viene después, «detrás» (BJ, BP) de Juan. La paradoja se establece cuando el que viene detrás es el primero, es decir, «es más importante que yo» (TLA), «es superior a mí» (BI), “tiene más honor o es más líder que yo”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Jua 1:27; Mat 3:11; Mar 1:7.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— Juan: Ver nota a Jua 1:6.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
d 30 Luc 3:16; Jua 8:58; Col 1:17
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
era primero que yo. El Verbo es muy superior a Juan el Bautista, pues le precede. Una idea semejante la encontramos en 8:58. Aunque Juan el Bautista era seis meses mayor que Jesús (Lc 1:26, 36), él reconoció que Jesús ya existía antes de venir a la tierra, y por tanto era super ior a él.
Fuente: La Biblia de las Américas
Este pasaje contiene tres aseveraciones acerca de nuestro Señor Jesucristo que pueden considerarse como otros tantos principios fundamentales del Cristianismo.
La primera es que solo Jesucristo provee á las necesidades de los creyentes. Ver. 16.
En Jesucristo se halla una plenitud infinita. Según dice S. Pablo «plugo al Padre que en él habitase toda plenitud.» En él están escondidos todos los tesoros de sabiduría y de conocimiento.» Col 1:19; Col 2:3. En él está depositado todo lo que el pecador puede necesitar, ya sea en el tiempo, ya en la eternidad. Su Espíritu de Vida es el don especial concedido á la iglesia, y á los ramos de ésta, es decir á los fieles, se comunica de él, como de una gran raíz, la savia y el vigor. En él abundan la misericordia, la gracia, la sabiduría, la santificación y la redención. De la plenitud de Cristo se han nutrido los creyentes de todos los siglos. En la época del Antiguo Testamento no se comprendía con claridad cuál era la fuente de los bienes que se recibían: los justos de aquella época solo columbraban á Cristo en la distancia. Más desde los días de Abel hasta el presente las almas de los que se han salvado han recibido todos sus bienes del Señor.
Es la segunda aseveración que Cristo es infinitamente superior á Moisés, y el Evangelio á la Ley. Ver. 17.
Moisés fue empleado por Dios, «en calidad de siervo,» para que transmitiese á Israel la ley moral y ceremonial. Heb 3:5.
Como tal fue fiel á quien lo nombró, pero no pasó de ser siervo. La ley moral, que llevó del Sinaí era santa, justa y buena; mas no podía justificar á hombre alguno. No tenía virtud curativa. Podía herir, pero no cerrar la herida. «Obraba ira,» Rom.
Heb 4:15; por cuanto lanzaba una maldición contra toda obediencia imperfecta. La ley ceremonial que se le mandó imponer al pueblo de Israel encerraba una significación profunda y contenía muchas cosas que, como símbolos, eran instructivas. Por sus estatutos y ritos era un buen ayo para conducir los hombres á Cristo. Gal 3:24. Más no era más que ayo. No podía hacer perfecto, respecto á la conciencia, al que la guardase. Heb 9:9.
Jesucristo, por otra parte, vino al mundo «en calidad de Hijo,» y traía en las manos las llaves del tesoro de la gracia de Dios. Heb 3:6. El hizo descender la gracia cuando dio á conocer el plan divino de salvación y abrió para todo el mundo la fuente de la misericordia. El reveló la verdad cuando cumplió en su propia persona las profecías simbólicas del Antiguo Testamento y se dio á conocer como el verdadero Sacrificio, el verdadero propiciatorio, el verdadero Sacerdote.
La tercera aserción es que solo Cristo ha revelado á Dios Padre al hombre. A Dios nadie lo vio jamás: el unigénito Hijo que está en el seno del Padre, El nos le declaró.
Ningún mortal ha contemplado jamás á Dios Padre. Aun á Moisés le fue dicho: «No podrás ver mi faz; porque no me verá hombre y vivirá.» Exod. 33:20. Mas, no obstante, todo lo que al hombre lo es dado saber acerca de Dios Padre, le ha sido revelado por Dios Hijo. Aquel que estuvo en el seno del Padre por la eternidad se ha dignado asumir nuestra naturaleza y manifestarnos en figura de hombre todo lo que nuestra mente alcanza á comprender de los atributos perfectos del Padre.
Sus palabras y sus hechos, su vida y su muerte nos han dado á conocer la naturaleza de Dios en cuanto á nuestro débil entendimiento le es dado percibir: su perfecta sabiduría, su poder infinito, su indecible amor hacia los pecadores, su santidad incomparable, su odio al pecado. Á la verdad, Dios fue manifestado en la carne cuando el Verbo se hizo hombre.
El era el resplandor de la gloria del Padre, y la imagen expresa de su sustancia.» Heb 1:3. El mismo dijo: «Yo y mi Padre somos uno,» y » El que me ha visto, ha visto á mi Padre.» Joh 10:30; Joh 14:9.
Después de haber leído el pasaje citado ensalcemos más á Jesucristo, y encomendémosle con mayor confianza nuestras almas. Es fácil incurrir en error en cuanto á las personas de la Trinidad si no nos ceñimos escrupulosamente á lo que enseña la Sagrada Escritura; mas no hay riesgo de tributar al Hijo más gloria de la que le es debida. Muy al contrario, «el que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.» Joh 5:23.
Fuente: Los Evangelios Explicados
ha clamado... Cambios verbales: del presente testifica al perfecto ha clamado, al gerundio diciendo; es antes… Es decir, es superior.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R438 Abbott considera que la digresión de este versículo es un ejemplo del impresionismo que se debe al deseo que tenía el escritor de causar primero su impresión y luego añadir la corrección explicativa.
R640 Ἔμποσθεν tiene la idea de rango en este versículo: tiene un rango superior al mío.
R896 Ciertamente κέκραχεν (perfecto) es aquí un tiempo histórico vivido, aunque sólo sea intensivo en su sentido (comp. Luc 9:36; equivale al presente histórico -BD321): el clamó.
R964 En los vv. 15 y sigs., el ὅτι aparece con sentido causal tres veces en sucesión.
M42 El superlativo πρῶτος se usa como un comparativo: antes de mí (no clásico; o superior a mí -T32).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, tiene un rango más elevado que yo
Fuente: La Biblia de las Américas
ha clamado. Nótese el cambio verbal: del presente testifica al perfecto ha clamado, al participio presente diciendo.
1.15 antes. Es decir, superior.