Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios,
1:12 Mas a todos los que le recibieron, — No todos lo rechazaron, porque algunos le recibieron 4:45; Mat 10:41; Hch 13:48. — a los que creen en su nombre, — 8:30. Los que reciben a Cristo creen en Cristo; los que creen en Cristo son los que lo reciben. ¿Qué significa la frase creen en su nombre? «En ti confiarán los que conocen tu nombre» (Sal 9:10), es decir, los que conocen la verdadera naturaleza de Dios. «Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria» (Sal 20:7). Confiamos en Dios porque sabemos quién es y cómo es. Creer en el nombre de Cristo significa creer en su naturaleza, aceptar que El es Dios y someternos a su divina voluntad. Creer o creer en su nombre no significa que el hombre es justificado por la fe sola; más bien, equivale a nacer del agua y del Espíritu (3:3-5). Significa obedecer al evangelio (como se ve claramente a través del libro de Hechos). «Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos» (Gál 3:26-27).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
los que le recibieron. Mat 10:40; Mat 18:5; Col 2:6.
a los que creen. Isa 56:5; Jer 3:19; Ose 1:10; Rom 8:14; 2Co 6:17, 2Co 6:18; Gál 3:26; Gál 4:6; 2Pe 1:4; 1Jn 3:1.
les dio potestad, o el derecho. Jua 2:23; Jua 3:18; Jua 20:31; Mat 12:21; Hch 3:16; 1Jn 3:23; 1Jn 5:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La frase creen en su nombre aparece tres veces en el Evangelio de Juan (Jua 1:12; Jua 2:23; Jua 3:18). Nombre no se refiere al término por el que se le llama, sino a lo que su nombre representa: Jehová es salvación (Éxo 3:14, Éxo 3:15). En este contexto, la frase significa creer que Jesús es el Verbo, la vida y la luz, o sea, Él es el Cristo, el Hijo de Dios (Jua 20:31).
les dio potestad indica la autorización legítima para tener la posición de hijos de Dios. Ninguno de nosotros es por naturaleza hijo de Dios. Por naturaleza, éramos hijos de la ira y condenados a estar alejados de Cristo. Imagine que es un indigente y recibe el derecho de heredar las riquezas de un rey y la posición de realeza. Por creer, los pecadores sin méritos pueden ser miembros de la familia de Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
RECIBIERON… CREEN. Este versículo describe con claridad cómo la fe salvadora es un acto instantáneo y una actitud de toda la vida.
(1) Para llegar a ser hijo de Dios, uno debe «recibir» (gr. elabon, de lambano) a Cristo. El tiempo pretérito empleado denota un acto definido de fe.
(2) Después del acto de fe, debe haber una acción continua de creer. La palabra «creen» (gr. pisteuousin, de pisteuo) es participio de presente, lo cual implica acción continua e indica la necesidad de la perseverancia en creer. A fin de que uno sea finalmente salvo, la fe verdadera debe continuar después del acto inicial de aceptar a Cristo (Mat 10:22; Mat 24:12-13; Col 1:21-23; Heb 3:6; Heb 3:12-15).
CREEN. Es importante notar que Juan nunca emplea el sustantivo «creencia» (gr. pistis). Sin embargo, emplea el verbo «creer» (gr. pisteuo) noventa y ocho veces. Para Juan, la fe salvadora es una actividad, algo que la gente hace. La fe verdadera no es una creencia y una confianza inactivas en Jesucristo y su obra redentora, sino una entrega abnegada y amorosa que incesantemente se acerca a El como Señor y Salvador (cf. Heb 7:25).
HIJOS DE DIOS. Todos tienen el derecho de ser adoptados como hijos de Dios sólo si son creyentes en el nombre de Cristo. Cuando reciben a Cristo, nacen de nuevo y llegan a ser hijos de Dios (Jua 3:1-21). Si no lo reciben, no son «hijos de Dios».
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre. La segunda frase describe la primera. Recibir a aquel quien es el Verbo de Dios significa reconocerlo conforme a todo lo que Él afirma sobre sí mismo, depositar toda la fe en Él y así demostrar sujeción y lealtad incondicionales a Él. su nombre. Denota el carácter de la persona misma. Vea las notas sobre Jua 14:13-14. dio. Este término recalca el carácter de la gracia de Dios que es indispensable en el regalo de la salvación (cp. Efe 2:8-10). potestad. Quienes reciben a Jesús, el Verbo, reciben todo el derecho y la autoridad para reclamar el título exaltado de «hijos de Dios».
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Estos versículos presentan un contraste con los vv. Jua 1:10-11. Juan mitiga la noción de un rechazo generalizado del Mesías al llamar la atención un remanente de creyentes. Esto sintetiza el contenido del libro, ya que los primeros doce capítulos describen el rechazo a Cristo mientras que los capítulos Jua 13:1-38; Jua 14:1-31; Jua 15:1-27; Jua 16:1-33; Jua 17:1-26; Jua 18:1-40; Jua 19:1-42; Jua 20:1-31; Jua 21:1-25 se enfocan en el remanente de creyentes que lo recibieron.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:12 Mas a todos los que le recibieron, — No todos lo rechazaron, porque algunos le recibieron 4:45; Mat 10:41; Hch 13:48.
— a los que creen en su nombre, — 8:30. Los que reciben a Cristo creen en Cristo; los que creen en Cristo son los que lo reciben. ¿Qué significa la frase creen en su nombre? «En ti confiarán los que conocen tu nombre» (Sal 9:10), es decir, los que conocen la verdadera naturaleza de Dios. «Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria» (Sal 20:7). Confiamos en Dios porque sabemos quién es y cómo es. Creer en el nombre de Cristo significa creer en su naturaleza, aceptar que El es Dios y someternos a su divina voluntad. Creer o creer en su nombre no significa que el hombre es justificado por la fe sola; más bien, equivale a nacer del agua y del Espíritu (3:3-5). Significa obedecer al evangelio (como se ve claramente a través del libro de Hechos). «Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos» (Gál 3:26-27).
¿Qué dirán los que no creen en El? ¿Que solamente era un buen hombre? Si no es Dios, no es buen hombre porque dice que es Dios. Los que no creen en Cristo están obligados a explicar la evidencia presentada por Juan y los otros escritores que claramente prueba la deidad de Jesús.
— les dio potestad (derecho, LBLA) — Potestad, autoridad legítima, libertad de acción; por eso, derecho.
— de ser hechos hijos de Dios; — «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios», 1Jn 3:1. Todos los hombres son «linaje de Dios» (Hch 17:28), pero Juan se refiere a los que son hijos por haber nacido otra vez (1:13; 3:3, 5;). Al nacer otra vez imitamos a Dios (Mat 5:45; Efe 5:1). El hijo pródigo entendía que no era digno de ser llamado hijo, pero el padre le perdonó y lo recibió como hijo; de esta manera el Padre nos da el derecho de ser hijos si recibimos a Cristo.
Desde luego, esto es por la gracia de Dios, pues el hombre no lo merece. Dios nos da el derecho de ser sus hijos, como nos da la oportunidad para creer (Hch 14:27), nos da el privilegio de arrepentirnos (Hch 11:18), etc. Dios no está obligado a recibirnos como sus hijos. «Porque por gracia sois salvos» (Efe 2:8).
Fuente: Notas Reeves-Partain
HIJOS DE DIOS
Juan 1:12-13
A todos los que sí Le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Estos nacieron, no de la sangre ni de ningún impulso humano ni de la voluntad de ningún hombre, sino que su nacimiento fue de Dios.
No todos rechazaron a Jesús cuando vino; hubo algunos que sí Le recibieron y Le dieron la bienvenida, y a esos les dio Jesús el derecho de llegar a ser hijos de Dios.
Hay un sentido en el que una persona no es hija de Dios por naturaleza, sino que tiene que llegar a serlo. Tenemos que pensarlo en términos humanos porque son los únicos de que disponemos.
Hay dos clases de hijos. Están los que jamás hacen nada más que aprovecharse de su hogar. A lo largo de su juventud se apropian de todo lo que el hogar les ofrece sin dar nada a cambio. Puede que sus padres trabajen y se sacrifiquen para darles la mejor oportunidad posible en la vida, y lo toman todo como un derecho, sin darse cuenta nunca de lo que están recibiendo, y sin hacer el menor esfuerzo por merecerlo o compensarlo. Cuando se marchan de la casa paterna no hacen el menor esfuerzo para mantenerse en contacto. El hogar ha cumplido su misión, y ahí termina la cosa. No reconocen ningún lazo que tengan que mantener, ni ninguna deuda que tengan que pagar. Son los hijos de sus padres, y a ellos les deben la existencia y lo que son; pero no reconocen ningún vínculo de amor b intimidad. Sus padres se lo han dado todo por amor, pero los hijos no les han dado nada a cambio.
Por otra parte hay hijos que siempre son conscientes de lo que sus padres han hecho y hacen por ellos, y aprovechan todas las oportunidades que se les presentan para demostrarles su agradecimiento y tratar de ser la clase de hijos que sus padres querían que fueran. A medida que pasan los años están cada vez más cerca de sus padres, con los que desarrollan una relación de confianza y amistad. Hasta cuando salen del hogar el vínculo permanece, y son conscientes de una deuda que nunca podrán pagar.
En el primer caso, los hijos cada vez están más lejos de los padres; en el segundo, cada vez más cerca. Todos son hijos, pero de manera diferente. Los del segundo grupo llegan a ser hijos de una manera que los otros no alcanzan.
Podemos ilustrar esta clase de relación desde otro punto de vista, distinto pero parecido. A un famoso profesor le mencionaron el nombre de un joven que se presentaba como discípulo suyo. Este dijo: «Puede que asistiera a mis clases, pero no era uno de mis estudiantes.» Hay un mundo de diferencia entre asistir a las clases de un profesor y ser uno de sus estudiantes. Puede haber contacto sin comunión; puede- haber relación sin comunicación. «Todos somos hijos de Dios», se oye decir con frecuencia, y con razón si nos referimos a que todos Le debemos a Dios que nos haya creado y nos conserve la vida; pero sólo algunos llegan a ser hijos de Dios con la profundidad e intimidad de la verdadera relación entre Padre e hijos.
Juan proclama que sólo podemos entrar en esa relación real y verdadera de hijos con Dios por medio de Jesucristo. Cuando Juan dice que esto no viene de la sangre, está expresando la convicción judía de que un hijo nacía de la unión de la simiente del padre con la sangre de la madre. Esta condición de hijos no es el resultado de ningún impulso o deseo humano, ni de ningún acto de la voluntad humana; procede exclusivamente de Dios. No podemos hacernos a nosotros mismos hijos de Dios; tenemos que entrar en la relación con Dios que El nos ofrece. Nadie puede entrar nunca en una relación de amistad con Dios por su propia voluntad y capacidad; hay una gran sima entre lo humano y lo divino. El hombre sólo puede entrar en amistad con Dios cuando Dios mismo le abre el camino.
Pensemos otra vez en términos humanos. Un plebeyo no puede acercarse a un rey para ofrecerle su amistad; si ha de producirse tal amistad tendrá que ser el rey el que la inicie y establezca. Eso es lo que sucede entre nosotros y Dios: no podemos entrar en relación con Él por nuestra voluntad o méritos, porque somos seres humanos y Él es Dios. Sólo puede ser cuando Dios; en Su gracia que no podemos merecer de ninguna manera, condesciende a abrirnos el camino.
Pero esto tiene también su lado humano. Lo que Dios ofrece, el hombre se lo tiene que apropiar. Puede que un padre humano le ofrezca a su hijo su amor, su consejo y su amistad, y que el hijo no los acepte y siga su propio camino. Así sucede con Dios: El nos ofrece el derecho de llegar a ser hijos, pero no nos obliga a aceptarlo.
Como lo aceptamos es creyendo en el nombre de Jesucristo. ¿Qué quiere decir eso? El pensamiento y el lenguaje Hebreos usaban el nombre de una manera que nos resulta extraña. Con esa expresión los judíos no se referían tanto al nombre propio de una persona como a su naturaleza en tanto en cuanto era revelada o conocida. Por ejemplo, en el Sal 9:10 el salmista dice: «En Ti confiarán los que conocen Tu nombre.» Está claro que eso no quiere decir «los que saben que Te llamas Jehová,» sino los que conocen el carácter de Dios, Su naturaleza, cómo es Dios; ésos son los que están dispuestos a poner su confianza en Dios para todo. En el Sal 20:7 , dice el salmista: «Algunos presumen de carros, y otros de caballos; mas nosotros nos gloriamos en el nombre del Señor nuestro Dios.» Está claro que esto no quiere decir que hacemos alarde de que Dios se llama Jehová. Quiere decir que algunos ponen su confianza en medios materiales, pero nosotros la ponemos en Dios porque sabemos cómo es.
Confiar en el nombre de Jesús, por tanto, quiere decir poner nuestra confianza en lo que Él es. Él era la encarnación de la amabilidad y del amor y de la ternura y del servicio. La gran doctrina central de Juan es que en Jesús vemos la misma Mente de Dios, Su actitud para con los hombres. Si de veras creemos eso, entonces también creemos que Dios es como Le vemos en Jesús: tan amable y amoroso como era Jesús. Creer en el nombre de Jesús es creer que Dios es como Él; y es sólo cuando; creemos eso cuando podemos someternos a Dios y llegar a ser Sus hijos. A menos que hayamos visto en Jesús cómo es Dios, nunca nos atreveríamos a creer que podemos llegar a ser Sus hijos. Es lo que es Jesús lo que nos abre la posibilidad de llegar a ser hijos de Dios. ,
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
El único “pero” del prólogo establece un contraste central en su estructura. Aunque el verbo “recibir” en el v. Jua 1:11 es diferente al del v. Jua 1:2, se entiende que son sinónimos. Se aclara la idea de acoger en el v. Jua 1:12 con la traducción de “creer” como confiar, depositar la confianza, poner todo el peso o descargar todo sobre Jesús.
El concepto “autoridad” ofrece dificultades para la traducción en algunos idiomas. El término aparece varias veces en Juan (cf. Jua 5:27; Jua 17:2; Jua 19:10, Jua 19:11) como un derecho adquirido. Es menester no poner mucho peso en el sentido de autoridad como “poder”, “fuerza” o “fortaleza”. Se refiere más al derecho o privilegio de adopción: «les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios» (DHH), «les dio capacidad para ser hijos de Dios» (BA). En algunos idiomas quizás se aclare más la idea usando el sentido de permiso: «les concedió el llegar a ser hijos de Dios» (BI), “les dio el rango elevado de hijos”.
Creer en su nombre se entiende en el sentido bíblico como creer en su persona. En este sentido habría que traducir evitando dar la idea de que se es hijo de Dios solo por creer en el nombre Jesús, sin ninguna relación concreta con el Jesús histórico, ni con sus hechos ni las palabras acerca de él.
Hay que notar que en el evangelio se llama Hijo de Dios exclusivamente a Jesús. Aquí los creyentes de la comunidad son llamados “hijos de Dios”. Seguramente en muchos idiomas será difícil hacer esta distinción entre “hijos” y “niños de Dios”. En español se marca la diferencia por razones teológicas y tradicionales escribiendo Hijo con mayúscula cuando se refiere a Jesús (RV95, TLA, DHH).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Jua 11:52; Gál 3:26; Stg 1:18; 1Pe 1:23; 1Jn 3:1-2, 1Jn 3:9-10; 1Jn 5:2; 1Jn 4:18.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
w 23 Rom 9:27
x 24 Rom 8:16; 2Co 6:18; Efe 1:5; 1Jn 3:1
y 25 Gál 3:26
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
el derecho. La salvación no es una habilidad o poder inherente al ser humano, sino que es un privilegio otorgado por Dios gratuitamente.
hijos de Dios. Esta frase describe la naturaleza y el carácter de los que nacen en la familia de Dios por creer en Cristo (cp. 2 P 1:4).
creen. Aquí la forma verbal griega enfatiza una lealtad constante y perm anente a Cristo. Juan usa el verbo creer (gr. pisteúo ) 98 veces, más que los otros evangelios juntos.
Fuente: La Biblia de las Américas
12 super (1) Creer es recibir.
12 super (2) Llegar a ser hijo de Dios es poseer la vida y la naturaleza divinas.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
a los que creen en su nombre. Es una explicación de lo que significa «recibirle.»
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
B290 En este versículo no tenemos dudas en cuanto a entender la cláusula relativa como definida, ni por el hecho de que el antecedente está expreso: a ellos; sino porque la cláusula se refiere a cierta clase que realmente lo recibió.
MT115 En el griego del N.T., la preposición en un verbo compuesto puede omitirse sin debilitar el sentido, cuando se repite el verbo; ἔλαβον continúa la idea introducida por παρέλαβον en el v. 11 (comp. R563).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, poder