¿Acaso no es una milicia lo que tiene el hombre en la tierra? ¿No son sus días como los días de un asalariado?
¿No es acaso brega la vida? o ¿No está el hombre obligado? Job 14:5, Job 14:13, Job 14:14; Sal 39:4; Isa 38:5; Jua 11:9, Jua 11:10.
y sus días. Ecl 8:8.
como los días de un jornalero. Job 14:6; Lev 25:50; Deu 15:18; Isa 21:16; Mat 20:1-15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Job justifica su deseo de morir, Job 7:1-11.
Se queja de su falta de sosiego y protesta ante Dios, Job 7:12-21.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Job señala que su porción es peor que la brega del trabajador o del esclavo común. Job usa la palabra siervo como una ironía de que su vida como siervo de Dios (el mismo término hebreo en Job 1:8) ahora está llena de trabajo pesado y esclavitud más que de confianza jubilosa en el Señor.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
JOB SE DIRIGE A DIOS. Job se apartó de sus amigos, que no parecían entender, y en cambio oró al Señor. La mayor preocupación de Job en todos sus discursos era con respecto a Dios. Aun cuando se refería a Dios en tercera persona, siempre estuvo consciente de su presencia. Nunca el corazón de Job se apartó del Dios a quien amaba.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
7. La Vida de Job es un Cumulo de Amarguras.
P or propia experiencia declara el infortunado varón de Hus que la vida está sometida sobre todo a la ley del dolor. No hay en este mundo felicidad, y, por tanto, es inútil hacerse vanas ilusiones. Después de haber respondido a las argumentaciones de su amigo Elifaz, ahora Job va a dirigirse al mismo Dios, que es el responsable de todo lo que le pasa. Su caso no es más que uno de tantos de la miserable vida humana. Las argumentaciones son elocuentes; y llenas de vigor.
La vida humana está sujeta a la ley del dolor (1-10).
1 ¿No es milicia la vida del hombre sobre la tierra, y son corno los del jornalero sus días? 2 Como el siervo anhelando la sombra, como el jornalero esperando su salario, 3 así he pasado yo meses de desencanto y me han tocado noches llenas de dolor. 4 Si me acuesto, digo: ¿Cuándo me levantaré? Si me levanto: ¿Cuándo llegará la tarde? l Y me harto de divagar hasta el crepúsculo. 5 Mi carne está cubierta de gusanos y de escamas terrosas, mi piel se arruga y se deshace supurando; 6 mis días corrieron más rápidos que la lanzadera, pasaron sin dejar esperanza. 7 Acuérdate de que mi vida es un soplo, mis ojos no volverán a ver más la felicidad. 8 No me verán más ojos (de hombre); me mirarán tus ojos, y ya no seré. 9 Como se deshace una nube y se va, así el que baja al “seol” no sube más; 10 no vuelve más a su casa y no le reconoce ya su lugar.
La vida está amasada con dolores y fatigas, como la del enrolado en la milicia. Por eso, la existencia del hombre se parece a la del soldado, que está sujeto a una terrible y despiadada disciplina y no tiene reposo. Epicteto dirá también: “La vida de cada uno es un servicio militar” 2. El hombre se halla sometido como a un régimen de trabajos forzados, y sus días son duros como los de un jornalero. El soldado aguanta, lo mismo que el jornalero, esperando una retribución, y por ello sus ilusiones están siempre puestas en el día en que se le paga el salario.
Job se siente también anhelante y ansioso de que todo termine, como el siervo, que, expuesto a los crueles rayos del sol, ansia ponerse a la sombra, o como el jornalero, que espera su salario (v.2). Durante meses ha sido preso de la decepción y del desencanto, pues los encuentra vacíos y sin sentido para su vida; ha esperado mucho tiempo que su condición mejorara, pero en vano; y esto llena de amargura su alma. Particularmente en las noches largas de insomnio y meditación se ha visto preso del dolor y de la melancolía. El Eclesiástico dirá: “Los dolores del día y de la noche son el lote de la humanidad.” 3
Como enfermo, inaguantable a sí mismo, ansia que la noche pase pronto para levantarse, y, una vez que viene la aurora, se le hace interminable el día (v.4). Mientras tanto, su espíritu se agita y divaga hasta el crepúsculo. Las pinceladas descriptivas son maestras y reflejan bien la psicología del que sufre sin esperanza de sanar.
A estas inquietudes de índole psíquica se unen sus terribles dolores físicos: una enfermedad ulcerosa consume su cuerpo, siendo pasto de los gusanos. La vida del hombre es como el tejido que se va formando en manos de la tejedora, pero sus días corren más aprisa que la misma lanzadera (v.6). Ezequías, en su lecho de muerte, declara gimiendo: “Mi morada es arrancada, llevada lejos de mí, como tienda de pastores. Como el tejedor, corta el hilo de mi vida y la separa de su trama.”4 El pensamiento de Job parece ser que los días del hombre – que constituyen el hilo del futuro tejido – van más aprisa que la lanzadera, y así, los días no llegan a tiempo para hacer el tejido normal. Su vida, pues, ha quedado tronchada y sin rematar.
Después el paciente se dirige a Dios, recordándole que la vida depende de un soplo5, y, por tanto, su felicidad es totalmente pasajera. La felicidad no volverá a presentarse a sus ojos, ya que la vida en ultratumba no merece el nombre de verdadera vida, pues no hay retribución ni satisfacciones dignas del hombre6. En el libro de Job no encontramos todavía la esperanza de una vida dichosa en el más allá, como la hallamos en el libro de la Sabiduría 7. En su perspectiva, Job piensa sólo en la felicidad relativa que se puede conseguir en esta vida, y para él todo ha terminado. La muerte es el fin de su existencia: nadie volverá a verle (v.8).
La vida del hombre es pasajera como una nube que se va para no volver. En el cielo claro de Oriente, las nubes desaparecen con gran facilidad, pues son efecto del ligero rocío de la mañana evaporado. El hombre al morir se va al Seol, la morada subterránea de los muertos, para no volver más. Allí le espera una existencia sin luz ni esperanza, en la que el tedio y el aburrimiento son su característica 8. Al marcharse el hombre de esta vida, su recuerdo en su propia casa se desvanece, de forma que ni el mismo lugar en que se desarrolló su existencia le reconocerá.
Quejas de Job por su trágico destino (11-21).
11 Por eso no reprimiré yo mi boca, hablaré en la angustia de mi espíritu, me quejaré en la amargura de mi alma, 12¿Soy yo el mar o un monstruo marino para que me hayas puesto guardia? 13 Cuando me digo: “En mi cama hallaré consuelo, el lecho aliviará mis dolores,” 14 tú me aterras con sueños, me espantas con visiones. 15 Por eso preferiría ser estrangulado, la muerte a estos tormentos9. 16 Me consumo” No viviré eternamente. Déjame, que mi vida es un soplo. 17 ¿Qué es el hombre para que en tanto le tengas y pongas en él tu atención, 18 para que le visites cada mañana y a cada momento le pruebes? 19 ¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada sin dejarme tragar mi saliva? 20 Si pequé, ¿qué daño te inferí, oh protector de los hombres? ¿Por qué me haces blanco tuyo, cuando ni a mí mismo puedo soportarme? 10 21¿Por qué no perdonar mi transgresión y pasar por alto mi culpa? Pues pronto descansaré en el polvo, y si me buscas, ya no existiré.
Las angustias y sufrimientos fuerzan a Job a desahogar su espíritu con quejas amargas, ya que no ve la razón de su situación desesperada. ¿Qué razones tiene Dios para acumular tantas desgracias y miserias morales? Resulta extraño que el Omnipotente se preocupe de las acciones de un ser tan insignificante como el hombre. Su existencia es efímera, y sus faltas, explicables.
¿Es que Job es un ser peligroso como el mar o los monstruos marinos, para que monte guardia sobre sus actos? Según la leyenda hebrea – similar a la de los fenicios y babilonios -, el mar era el símbolo del caos – tehomtiamat -, en el que vivían los grandes monstruos, como el Leviatán, Rahab y Tannin. Estos dos simbolizan el mar Rojo n. La creación de las cosas en el relato del Génesis es una victoria sobre el caos. Dios, en su providencia, procura evitar que las cosas vuelvan al caos primitivo. Con esta idea juega Job al presentarse sin peligro para Dios. Resulta ridículo que el Omnipotente le tenga custodiado como a las fuerzas caóticas del mar, que amenazan con anegar la tierra y destruir la vida (v.11).
Ni siquiera cuando duerme se siente tranquilo, pues le atormentan visiones terroríficas y fantasmas espectrales (v.14). Su imaginación agitada y apesadumbrada trabaja también de noche, y por ello Job ni siquiera encuentra un aliado que le haga compañía en el lecho. Atormentado de día y de noche, el paciente prefiere ser estrangulado y desaparecer. Sabe que la muerte le espera (no viviré eternamente), pero quiere se acelere la hora de su llegada (v.16).
El hombre es un ser frágil, y su vida es efímera; por ello es extraño que Dios le dé tal importancia, como para preocuparse de sus acciones. ¿Por qué le está probando a cada momento? El salmista dice que Dios prueba al hombre como el orfebre la plata en el crisol 12. Job se queja de la atención excesiva que Dios le presta; ni siquiera le da un respiro para tragar la saliva. La expresión proverbial refleja bien la ansiedad del paciente, que se siente bajo los ojos inquisitivos y justicieros de Dios.
Por otra parte, si ha delinquido, ¿qué daño le causa al Omnipotente,· que es saludado irónicamente como guardián de los hombres, aludiendo a·lo expresado en el v.12 de que ha montado una “guardia” en torno a él para que no se desmande? (v.20). En 22:2-3, Elifaz insistirá en que la vida virtuosa aprovecha al hombre y no a Dios. Aquí la argumentación es al revés: ¿qué daño puede causarle el pecado de un ser tan débil y efímero como el hombre? Por otra parte, resulta ridículo que Dios tome a Job por blanco de sus saetas mortales – la enfermedad, la peste -, cuando ya ni él mismo puede soportarse, o, siguiendo la versión de los LXX, ni él es “carga” ni molestia para Dios.
No merece la pena que se preocupe de una existencia que está a punto ‘de desaparecer; y por ello le pide que le perdone sus transgresiones y le deje morir en paz, sin ser de nuevo atormentado. Su próxima morada es el polvo, y ya no podrá en adelante ser objeto de sus iras.
1 Así Dhorme. – 2 Epicteto, Coloquios III 24. – 3 Eco 2:23. – 4 Isa 38:12. – 5 Cf. Gen 2:1s. – 6 Véase nuestro artículo La vida de ultratumba según la mentalidad popular en los antiguos hebreos: “Salmanticensis,” (1954) 0.343-364. – 7 Cf. Sab 3:1s. – 8 Cf. P. Dhorme, Le séjour des morís chez les babyloniens et les hébreux: RB 16 (1907) P-59-6? id., L’idée de l’au-dela dans la religión hebraíque: “Rev. Hist. Reí.,” 123 p.1 13-42). – 9 El TM “mis huesos.” – 10 Así según el TM. Dhorme, siguiendo a los LXX: “¿Por qué te resulto cargoso?” – 11 Cf. Job 27:12; Sal 74:13. – 12 Cf. Sal 26:2; Sal 26:66, Sal 26:10.
Fuente: Biblia Comentada
Toda esta sección es poesía, un dramático poema de discursos que intentan comprender el sufrimiento de Job.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Comienza el primer ciclo de discursos de Job y de sus tres amigos. Job fue el primero en romper el silencio de toda una semana con un lamento (Job 3:1-26).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta sección cubre los ciclos de discursos entre Job y sus bienintencionados amigos, incluyendo Eliú (caps. Job 32:1-22; Job 33:1-33; Job 34:1-37; Job 35:1-16; Job 36:1-33; Job 37:1-24).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Aquí queda registrada la respuesta de Job a Elifaz. Además de su sufrimiento físico y de su esposa que lo había sometido a prueba, tenía que responder a la ignorancia y a la falta de sensibilidad de su amigo, expresando su frustración.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Tras haber dirigido sus palabras a sus amigos en el cap. Job 6:1-30, Job luego se dirige a Dios. A lo largo de esta sección usa palabras y argumentos muy semejantes a los de Salomón en Eclesiastés, es decir, «trabajo, vanidad, angustia y aliento».
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
“¿Por qué, oh Dios, me dejas seguir viviendo?” Otra vez el deseo de morir se apodera de Job, pero esta vez entrelazado con su experiencia de lo inútil y miserable de la vida humana en general y con una apelación a Dios para que lo deje tranquilo a fin de poder morir en paz.
1-10 Job proyecta aquí su propia desesperación sobre la existencia humana en general: El destino que en común tiene la humanidad es una milicia (1). Su depresión lleva ahora no tanto a la ira sino a un lamento sobre el trabajo pesado y estéril de la vida. Sus días que son más veloces que la lanzadera del tejedor (6) son iguales a los días de la humanidad en general; la vida que es apenas un soplo (7) es el destino humano y el hecho de que el que desciende al Seol no volverá a subir (9) es universal para la humanidad. Sin embargo, paradójicamente, la vida que es tan breve puede ser tan tediosa: El suceso singular que Job anhela, la muerte, parece demorarse infinitamente, por lo que es como el esclavo que anhela la sombra (2). Los únicos cambios que nota son en la condición de sus costras, que un día se endurecen y otro, se resquebrajan con pus que supura (5).
11-16 Job ha tenido dos razones para hacer su sorprendente pedido de que Dios lo deje tranquilo (16). La primera ha sido la miseria de su vida llena de dolor (1-5); la segunda, la certidumbre de su próxima muerte (6-10). No tiene ya nada que perder. Pero de lo que tiene que quejarse es de que Dios, lejos de dejarlo tranquilo, lo trata como si fuera uno de los monstruos legendarios de las profundidades, Yam (el mar) o Tannin (monstruo marino) que tuvo que ser frenado por Dios (cf. 38:8-11; Isa. 51:9). Es ridículo que Dios imagine que Job pueda representar una amenaza a su universo, pero igualmente recibe la misma atención que las fuerzas del caos (12).
17, 18 En esta amarga parodia del Sal. 8, Job vuelve al tema de lo desproporcionado (12). En el Salmo: “¿Qué es el hombre?” expresa la maravilla de que el ser humano, aparentemente insignificante en la escala del universo, es objeto del interés del Dios Todopoderoso. En Job: “¿Qué es el hombre?” empieza con una reprimenda a Dios de que la preocupación de Dios por los seres humanos no ha sido para el beneficio de ellos sino para realizar un escrutinio cruel, un examen perpetuo, una crueldad inexplicable, un tormento sádico.
19-21 Job no es más que uno de estos insignificantes seres humanos. Supongamos que realmente ha pecado. ¿Puede eso haber perjudicado tanto a Dios que lo tiene que castigar tan severamente? De cualquier manera, Job pronto morirá. ¿Qué mal le puede resultar a Dios si difiere la ejecución del castigo por un poquito de tiempo? No que el pecado humano sea trivial, pero el supuesto pecado por el cual está sufriendo no puede merecer tanta atención de Dios. ¿Por qué no “pasa por alto” (más bien que perdonas) cualquier ofensa que se supone que Job haya hecho? Note que Job no confiesa nada.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
7.11 Job sentía profunda angustia y amargura, y habló sinceramente con Dios sobre sus sentimientos para dejar salir sus frustraciones. Si expresamos nuestros sentimientos a Dios, podremos manejarlos sin estallar con palabras duras y acciones, posiblemente hiriendo a otros y a nosotros mismos. La próxima vez que las emociones fuertes amenacen con abrumarlo, expréselas abiertamente a Dios en oración. Esto le ayudará a obtener una perspectiva eterna de la situación, capacitándole mejor para lidiar con ellas constructivamente.7.12 Job dejó de hablar con Elifaz y habló directamente con Dios. Aunque Job había vivido una vida recta, estaba comenzando a dudar del valor de haber vivido así. Al hacerlo, se estaba acercando peligrosamente a sugerir que a Dios no le importaba y que no estaba siendo justo. Más tarde, Dios reprobó a Job por esa actitud (38.2). Satanás siempre explota estos pensamientos para conseguir que abandonemos a Dios. Nuestro sufrimiento, como el de Job, puede no ser resultado del pecado, pero debemos tener cuidado de no pecar como resultado de nuestro sufrimiento.7.20 Job se refirió a Dios como un observador de la humanidad. Estaba expresando sus sentimientos de que Dios parecía su enemigo: alguien que lo observaba sin misericordia retorcerse en su miseria. Sabemos que Dios vela por todo lo que nos sucede. Nunca debemos olvidar que nos mira con compasión, y no con escrutinio crítico. Sus ojos son ojos de amor.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 170 Job 14:14
b 171 Job 14:6; Sal 39:4
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
los días de un jornalero. Job compara su vida con la de los que trabajan arduamente y sufren mientras esperan el descanso y la paga (vers. 2). Job sufre sin experimentar siquiera el alivio de un sueño reparador (vers. 4); su única esperanza es el alivio que le traería la muerte.
Fuente: La Biblia de las Américas
Job asemeja su existencia a la cansada rutina de un jornalero.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
vanidad… Heb. hébel. Es decir, sin sentido (distinto del v. Job 7:3).
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., No tiene el hombre trabajo forzado
Fuente: La Biblia de las Américas
[15] Y el excesivo dolor que padezco.[16] Y sácame de esta vida.[21] Después de tanto castigo. No es posible que Dios quiera tratarlo así.