Los que escuchaban se enfurecían y deseaban matarles.
ellos, oyendo esto. Hch 2:37; Hch 7:54; Hch 22:22; Luc 4:28, Luc 4:29; Luc 6:11; Luc 11:50-54; Luc 19:45-48; Luc 20:19.
querían matarlos. Hch 9:23; Gén 4:5-8; Sal 37:12-15, Sal 37:32, Sal 37:33; Sal 64:2-8; Mat 10:21, Mat 10:25; Mat 23:34, Mat 23:35; Mat 24:9; Jua 15:20; Jua 16:2.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
En el concilio querían matarlos, tal como lo hicieron con Jesús, y lo harían más tarde con Esteban, en el nombre de la religión.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
UN ALIADO INESPERADO
Hechos 5:33-42
Cuando los del Sanedrín oyeron a los apóstoles decir aquello se pusieron furiosos y querían matarlos. Pero uno de los fariseos, que se llamaba Gamaliel y era respetado por todos como maestro de la Ley, se levantó en medio del Sanedrín, pidió que sacaran a los apóstoles un momento, y dijo:
-Israelitas: Miraos bien lo que vas a hacer en el caso de estos hombres. No hace mucho que se presentó Teudas pretendiendo que era el Mesías, y se le unieron unos cuatrocientos hombres; pero le mataron, y todos sus seguidores se dispersaron y el asunto quedó en nada.
Y después se presentó el galileo Judas en los días del censo, y convenció a algunos para que se rebelaran con él; pero él también fue eliminado, y se dispersaron todos los que habían creído en él. En la situación presente os aconsejo que no os metáis con estos hombres y que los dejéis en paz; porque, si lo que pretenden y hacen no es más que una cosa humana, se desvanecerá; pero, si procede de Dios, no podréis con ellos. Tened cuidado, no sea que resulte que estáis luchando contra Dios.
El consejo de Gamaliel se aceptó. Trajeron otra vez a los apóstoles, les dieron una paliza y les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron.
Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de que se creyera que merecían algún castigo por su relación con Jesús. Y todos los días, tanto en el Templo como de casa en casa, siguieron enseñando y anunciando la buena noticia de que Jesús era el Mesías.
Los apóstoles encontraron una ayuda inesperada la segunda vez que tuvieron que presentarse ante el Sanedrín: el fariseo Gamaliel. Los saduceos eran ricos colaboracionistas que estaban siempre tratando de mantener su prestigio; pero los fariseos no tenían ambiciones políticas. Su nombre significa «Los Separados», y es verdad que se habían separado de la vida ordinaria para consagrarse a cumplir la ley tradicional en sus más mínimos detalles. Se dice que nunca fueron más de seis mil, y eran respetados por su austeridad.
A Gamaliel no sólo se le respetaba: se le quería. Era un hombre amable, mucho más tolerante que sus compañeros. Entre otras cosas, era uno de los pocos fariseos que no consideraban la cultura griega como pecaminosa. Era uno de los pocos a los que se otorgaba el título honorífico de «Rabbán». Le llamaban «La hermosura de la Ley». Cuando murió, se dijo: «Desde que ha muerto Rabbán Gamaliel ya no se respeta la Ley; y la pureza y la abstinencia murieron con él.»
Cuando parecía probable que el Sanedrín recurriera a me- didas violentas para eliminar a los apóstoles, intervino Gamaliel. La doctrina de los fariseos combinaba la soberanía de Dios con el libre albedrío. Creían que todo está en las manos de Dios, pero que el hombre es responsable de sus Hechos. «Todo está previsto -decían-, pero hay libertad de elección.» Así que la advertencia de Gamaliel era que tenían que tener cuidado, no fuera que haciendo uso de la libertad se encontraran en oposición a Dios. Si aquello no era cosa de Dios, acabaría en nada de todas formas. Y dio dos ejemplos.
En primer lugar citó a Teudas. En aquel tiempo se produjo una sucesión de líderes revolucionarios que se presentaban como libertadores y hasta como Mesías. No sabemos nada de este Teudas. Hubo uno de ese nombre unos años después, que se llevó a la gente al Jordán prometiéndoles que dividiría las aguas para que pasaran en seco; pero pronto acabaron con él. Teudas era un nombre bastante corriente, así es que se referiría a otro.
El segundo ejemplo era Judas. Se había rebelado en los días del censo que mandó hacer Cirenio en el año 6 para organizar los impuestos. Judas mantenía que Dios es el único Rey de Israel; y, por tanto, era a Dios al único que había que pagar tributo. Todos los otros impuestos eran impíos, y era blasfemia pagarlos. Judas intentó levantar una revolución, pero fracasó.
El Sanedrín aceptó el consejo de Gamaliel, y los apóstoles quedaron libres otra vez. Salieron gozosos de la tribulación por dos razones. (i) Se les había presentado una oportunidad de demostrar su fidelidad a Jesús. En los primeros años de la revolución rusa se respetaba y honraba al que pudiera mostrar las señales de las cadenas en las muñecas o del látigo en la espalda, porque había sufrido por la causa. Valiente-por-laVerdad, de El Peregrino, decía con sano orgullo: «Las señales y cicatrices llevo conmigo.» (ii) Era una buena oportunidad para compartir la experiencia de Cristo. Los que participaran de la Cruz también participarían de la corona.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Hch 7:54.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
m 263 Hch 7:54
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
33 super (1) Lit., eran aserrados; una severa expresión figurativa que denota la idea de exasperarse.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
M89 El verbo compuesto διαπρίω parece que literalmente significa: aserrarlos en dos.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., aserrados