Comentario de Génesis 3:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces la serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Jehovah Dios había hecho, dijo a la mujer: —¿De veras Dios os ha dicho: “No comáis de ningún árbol del jardín”?

Pero la serpiente. Gén 3:13-15; Isa 27:1; Mat 10:16; 2Co 11:3, 2Co 11:14; Apo 12:9; Apo 20:2.

la cual dijo a la mujer. Núm 22:28, Núm 22:29; Ecl 4:10; 1Pe 3:7.

Conque. Heb. De veras, Dios os ha dicho. Mat 4:3, Mat 4:6, Mat 4:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La serpiente engaña a Eva, Gén 3:1-5.

Tanto ella como Adán transgreden el mandato divino, y caen en pecado y miseria, Gén 3:6-7.

Dios los inculpa, Gén 3:8-13.

La serpiente es maldecida, Gén 3:14.

La simiente prometida, Gén 3:15.

El castigo de la humanidad, Gén 3:16-20.

Su primera vestidura, Gén 3:21.

Su expulsión del paraíso, Gén 3:22-24.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

A pesar de que en el AT. no se especifica ninguna comparación, la serpiente se identifica claramente, al igual que en el NT. (Apo 12:9), con Satanás, el primer engaño sobre la mente y voluntad humana.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Sin ninguna introducción, aparece la serpiente en el paraíso. Esta es la primera clave en las Escrituras de la creación fuera de la experiencia de Adán y Eva. La serpiente simboliza dos cosas, algo fascinante y repugnante a la vez. Ni Adán ni Eva veían aún el peligro que ella envolvía. La palabra hebrea para astuta suena similar a desnudos en Gén 2:25. Adán y Eva estaban desnudos en inocencia, la serpiente tenía astucia y era solapada. En su inocencia, Eva no demostró sorpresa al escuchar una voz extraña que provenía de la serpiente.

Conque Dios os ha dicho: Cabe notar que la serpiente no utiliza el nombre divino Jehová.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LA SERPIENTE. En este episodio la serpiente atacó a Dios a través de su creación. Afirmó que lo que Dios le había dicho a Adán no era cierto (vv. Gén 3:3-4); por último hizo que Dios maldijera su creación, incluso la raza humana que Él había creado a su imagen (vv. Gén 3:16-19). A «la serpiente» se le identifica más tarde con Satanás o el diablo (cf. Apo 12:9 Apo 20:2). Es evidente que Satanás tomó control de la serpiente y la usó como instrumento en su obra de tentación (cf. 2Co 11:3 2Co 11:14; Apo 20:2; véase Mat 4:10, nota sobre Satanás).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

3. Tentación, Caída y Promesa de Redención.
E n esta sección, el autor sagrado aborda el gran problema del origen del mal físico y del mal moral. Es un hecho que el hombre sufre con dolores físicos, inquietudes psíquicas y con terribles problemas morales. Es un hecho que gran parte de la humanidad es pecadora, injusta, y sigue los caminos del vicio. ¿De dónde esta desviación de la primitiva felicidad? Como teólogo, el hagiógrafo aborda el problema en su aspecto teológico, y quiere dar a entender a sus lectores que tanto el mal físico como el mal moral no entraban en los planes primitivos de Dios. Al salir de sus manos, los primeros padres se hallaban en una situación diferente de la actual; pero hubo una intervención del espíritu maligno, y el hombre pecó, y de ahí las terribles consecuencias del pecado en todos los órdenes.
El estilo de la narración es semejante al de la anterior, se caracteriza por su tendencia a los antropomorfismos, a lo pintoresco, a lo descriptivo e imaginativo. Por ello es preciso distinguir bien lo que es ropaje literario y lo formal teológico.

Tentación y Caída (1-7).
1 Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Yahvé Elohim, dijo a la mujer: “¿Conque os ha mandado Elohim que no comáis de los árboles todos del paraíso?” 2 Y respondió la mujer a la serpiente: “Del fruto de los árboles del paraíso comemos, 3 pero del fruto del que está en medio del paraíso nos ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, no vayáis a morir.” 4 Y dijo la serpiente a la mujer: “No, no moriréis; 5 es que sabe Elohim que el día en que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Elohim, conocedores del bien y del mal.” 6 Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno al gusto y hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio de él también a su marido, que también con ella comió. 7 Abriéronse los ojos de ambos, y, viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores.

Va a comenzar el gran drama cuyo resultado fatídico dará explicación del dolor físico y del mal moral, y el autor sagrado prepara la escena presentando al principal protagonista de ella instigador de la desobediencia y rebelión contra el Creador, cuantas bestias del campo hiciera(v.1) sobre el carácter astuto y traidor de la serpiente obedece al papel que va a desempeñar en el relato. Este animal escurridizo, que muerde a traición al caminante es considerado en el folklore popular como animal especialmente maligno traidor1. Jesucristo se hace eco de esta creencia popular al recomendar, de un lado, la astucia de la serpiente, y del otro, la candidez de la paloma2. Este carácter astuto e intrigante aparece en la insinuación maligna que a continuación hace a Eva, el ser débil y tornadizo: ¿Conque os ha mandado Elohim que no comáis de los árboles todos del paraíso? (v.1b). El interrogante va derecho al sentimiento de orgullo humano. El hecho de que no pudiera probar todos los árboles del paraíso es una limitación y una dependencia, en contra de la dignidad humana. El hagiógrafo no dice expresamente que la serpiente encarne al espíritu maligno, pero se deduce del contexto, ya que aparece la serpiente como ser inteligente envidiosa, conocedora del precepto e instigadora a la rebeldía contra Dios En Sab 2:24 se alude a este hecho y se la identifica expresamente con el demonio: “por la envidia del diablo, la muerte entró en el mundo.” Jesucristo dice a los judíos que son imitadores del padre de la mentira: “Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Este fue homicida desde el principio.”3 Sin duda que Jesús alude aquí al engaño de la serpiente del Génesis, que fue causa de la muerte de la humanidad. San Juan se hace eco de la misma idea: “El que comete pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio”4; y en el Apocalipsis, “la serpiente antigua” es identificada con el diablo25. Y la tradición cristiana es unánime en identificar la serpiente del relato genesiaco y el principio del mal. En efecto, aquí éste se muestra sumamente insinuante y maligno, ya que, para hacer reaccionar favorablemente a Eva y llevarla hacia un sentimiento de rebelión y orgullo, dice, exagerando, que Dios ha sido demasiado exigente al no permitir que coman de todos los árboles del paraíso. De nuevo tenemos que insistir en lo bien que conoce el autor sagrado la débil psicología humana. Precisamente por su punto débil abre brecha la tentación simbolizada en la serpiente. No debemos perder de vista que nos hallamos ante una escenificación dramática en la que los personajes reflejan ideas teológicas que dialogan, en el trasfondo del relato6. Es de notar que la serpiente: no pronuncia el nombre de Yahvé. El hagiógrafo en su relato no podría permitir que el sagrado tetragrammaton fuera profanado por el espíritu del mal.
La respuesta de la mujer es una corrección a la exageración de la serpiente, ya que sólo de un árbol les está prohibido comer. No le designa con el nombre de “árbol de la ciencia del bien y del mal,” sino simplemente con su localización geográfica: el que está en medio del paraíso. El precepto Deu 2:16-17 se refería sólo a no comer del fruto del árbol, pero aquí Eva exagera también al decir que no deben tocar el árbol. Es de notar cómo Eva oye con toda naturalidad hablar a la serpiente, sin extrañarse de ello, como si estuviera acostumbrada a tener diálogos con ella. Esto es un indicio del carácter artificial del relato, en el que lo que importa tener en cuenta es el fondo doctrinal expresado en el diálogo.
Ante el temor de Eva de que el fruto del árbol prohibido traiga como consecuencia la muerte, la serpiente dice categóricamente, sembrando la duda en ella: no moriréis (v.4). Y ladinamente razona su afirmación: en esta prohibición no hay sino un temor de Elohim de que lleguen a ser de su misma categoría divina, pues el fruto prohibido tendrá una virtualidad inesperada: les abrirá los ojos y llegarán a ser conocedores del bien y del mal (v.5). Hasta ahora existe una línea divisoria tiránica, que los pone en plan de inferioridad respecto de Elohim, ya que no pueden decidir por sí mismos lo que es bueno y lo que es malo. El razonamiento de la serpiente es de lo más insidioso y maligno, ya que abre brecha en lo más débil del espíritu humano, en su conciencia de dignidad personal: seréis como Elohim. La meta es alta, pero digna de escalarse. La observación de la serpiente es sumamente psicológica. El fruto prohibido no traerá la muerte, sino la ciencia superior, que los situará en plan de igualdad con la misma divinidad. Por eso, el árbol misterioso se llama de la “ciencia del bien y del mal.” La sugestión ha sido realmente diabólica y consiguió su efecto, pues la mujer al punto se sintió atraída hacia el fruto de aquel árbol misterioso, al que ahora considera como clave de su felicidad: vio que el árbol era bueno para ser comido, hermoso a la vista y deseable para alcanzar la sabiduría (v.7). De un trazo, el hagiógrafo hace intervenir la gula, la vanidad y el orgullo intelectual. Otro rasgo magistral de observación psicológica que retrata las profundidades del ser humano.
Eva tomó del fruto prohibido, comió de él, y su marido. Quizá en esto haya un fondo de ironía: el hombre obedeciendo dócilmente a las insinuaciones de la mujer, cuando era Adán quien debía, como jefe, reaccionar enérgicamente ante la perspectiva de una desobediencia a Dios. También esto pertenece a las debilidades del corazón humano. La mujer ha dirigido el hilo oculto de la historia al ser dueña del corazón del varón con sus encantos. El autor del Eclesiástico, siguiendo su propensión misogínica, echa toda la culpa del pecado a Eva: “Por una mujer ha comenzado el pecado. A causa de ella morimos todos.”7 San Pablo, para justificar la subordinación de la mujer al marido, dice a Timoteo: “Adán no ha sido engañado, sino que la mujer, habiendo sido engañada, ha sido la transgresora.”8
Queda claro que, conforme al relato del Génesis, el espíritu maligno primero abrió brecha en el ser más impresionable y débil, y después éste logró atraerse a Adán.
La consecuencia de la transgresión fue fulminante, pues al punto los dos primeros padres sintieron el aguijón de la carne, el desequilibrio pasional, la lucha de la carne contra el espíritu, el desorden libidinoso, y por ello se avergonzaron de estar desnudos (v.7). En el v. 25 del capítulo anterior se dice que ambos, a pesar de estar desnudos, no se avergonzaban. Es un modo plástico de decir que sentían un perfecto equilibrio entre su razón y sus pasiones, sin que tuvieran noción de un desorden sexual que les pudiera turbar y avergonzar. De este desequilibrio sexual que siguió al pecado se ha querido deducir que el pecado de los primeros padres fue de índole sexual, de tal forma que antes de la primera caída no habrían hecho uso de la cópula conyugal. Esta interpretación está en contra del contexto, ya que la mujer fue creada como complemento del varón, para formar “una sola carne.”9

Naturaleza del Pecado del Paraíso.
Creemos, ateniéndonos al espíritu del contexto, que el pecado original fue fundamentalmente de orgullo, de desobediencia e insubordinación a Dios. Se trata, pues, de un pecado de índole espiritual y racional. Hay algo más que gula en el pecado; es la pretensión de querer alcanzar una ciencia superior que creen privativa de la divinidad. El árbol de la “ciencia del bien y del mal” representa en el simbolismo escogido por el autor sagrado la frontera de lo bueno y de lo malo. La misma denominación del árbol misterioso expresa el sentido que tiene frente al propio Adán. El hagiógrafo le aplica esta denominación por anticipación literaria, en función del papel que va a desempeñar en el conocimiento práctico que van a tener los primeros padres en la distinción entre “el bien y el mal.” Debemos atender más a lo significado por cada elemento de la narración. El autor sagrado es, como ya reiteradamente hemos indicado, un catequista que busca plasmar gráficamente ideas abstractas. De ahí que busque siempre la explicación concreta y colorista para atraer la atención de las mentes sencillas de sus lectores. Y realmente logra centrar perfectamente el relato en torno a algo que inquieta particularmente al ser racional: el conocer la distinción entre el bien y el mal, el encontrar el medio de estar sobre toda ley discriminadora entre lo bueno y lo malo. Esto parecía privativo de la divinidad, y así se lo anuncia el espíritu del mal: “seréis como dioses.” La insinuación de la serpiente llega profundamente al corazón del hombre, pues éste, sujeto a la tiránica divisoria entre el bien y el mal, no parecía feliz y completo. De ahí surge la aspiración a ser algo más, a escalar la montaña donde se halla asentada la divinidad. El hagiógrafo tenía conocimiento muy profundo de la psicología humana, y por eso presenta al hombre tentado en su apetito innato de conocer y de dominar, de ser totalmente libre, sin vinculación a nada superior que le limite. En el drama de la caída, los protagonistas son perfectamente lógicos en sus respectivos papeles: de un lado, el hombre con su sed insaciable de conocer indefinidamente y de escrutar el misterio de la zona superior donde se halla la misma divinidad. Del otro, el principio del mal, un poder hostil, envidioso de la situación privilegiada del primer hombre, encarnado en un animal que era el símbolo de la traición, el “más astuto animal” de cuantos Dios había creado. En el folklore oriental la serpiente suele encarnar los espíritus malignos que molestan a los hombres. Aquí la serpiente simboliza la instigación, la envidia y la traición, pues insinúa una desobediencia formal y una rebelión contra el precepto divino. Como consecuencia de haber tomado del fruto prohibido, los primeros padres adquieren una ciencia desconcertante, que les enseña que están desnudos y que deben avergonzarse de ellos. Ninguna frase más plástica y expresiva podía encontrar el autor sagrado para reflejar el cambio de situación: una inquietud profunda, juntamente con un remordimiento intenso, es la consecuencia de la desobediencia. El fruto del pecado es amargo: desaparece la familiaridad con Dios, y al punto viene la sentencia condenatoria contra los tres protagonistas del drama (la serpiente, la mujer y el hombre), conforme a la naturaleza de cada uno de ellos. Para la primera no hay esperanza de rehabilitación. Ni siquiera Dios le permite la disculpa. Es el principio esencial del mal, principal causante de la tragedia. No tiene por ello derecho a excusarse, y así Dios le condena sin más. A la mujer y al hombre se le anuncian trabajos en consonancia con su naturaleza de madre y de jefe de familia. La consecuencia del pecado es la muerte y el sufrimiento físico. Pero, además, el pecado primero ha creado una lucha íntima en el hombre al perder el equilibrio de sus pasiones y la razón. Es la tesis que el hagiógrafo ha querido demostrar: el mal físico y el mal moral entraron en el mundo por la instigación del demonio. Como consecuencia del desequilibrio pasional surgió el egoísmo, el odio y, muy pronto, el derramamiento de sangre.
Si queremos entrar dentro de la psicología de la tentación, empecemos, por notar que los primeros padres, en virtud de la justicia original, gozaban de perfecto orden y paz en su interior, estando muy lejos de ellos la lucha que tan vivamente nos pinta San Pablo en su epístola a los Romanos10. Según esto, la voluntad y la razón vivían sometidas dócilmente a Dios, y las pasiones a la razón y a la voluntad, de donde resultaba la paz interior. El primer pecado, pues, no pudo ser un pecado pasional, de gula o sensualidad, sino que tuvo que ser primeramente un pecado del espíritu, que se insubordina contra Dios, dando luego lugar a la insubordinación de las pasiones. El texto sagrado responde bien a esta explicación: cuando la serpiente propone a Eva el resultado de comer el fruto prohibido (“seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”), ella se siente halagada en esta promesa, y no considera que eso va contra su dependencia de Dios, traspasando el mandamiento de su Hacedor. El principio del pecado no está en el apetito desordenado de la fruta prohibida, sino en el deseo de esa semejanza divina mediante la posesión de la “ciencia del bien y del mal.”
Una hipótesis considera que la preocupación del hagiógrafo al detallar la caída del primer hombre es la de hacer frente a los cultos mágicos, que se consideran como un remedo demoníaco de la verdadera religión. El mago que trabaja con fuerzas extrañas y misteriosas pretende substraer conocimientos que son privativos de la divinidad. Así, pues, la invitación de la serpiente a tomar del fruto del árbol prohibido para conseguir la “ciencia del bien y del mal” aludiría a una invitación a la ciencia mágica, una sugestión para que la mujer se apropiara la clave de los conocimientos mágicos11. Nos encontraríamos, pues, con una condenación irónica de la ciencia mágica, contra la que los autores sagrados previenen a los fieles israelitas. La experiencia de la decepción sufrida por los primeros padres debía ser una lección para los que pretenden jugar con conocimientos secretos que sólo Dios posee. Esta hipótesis es interesante y nos parece fuera de propósito pero creemos que, en buena exégesis, debemos seguir la tesis exigida por el contexto: se trata de una prueba impuesta por Dios a los primeros padres, y la transgresión de éstos una desobediencia y una rebelión implícita contra Dios, un pecado del espíritu12.

El Relato Bíblico y las Mitologías Paganas.
La escuela comparatista ha querido encontrar paralelos de estos relatos bíblicos en las literaturas del Antiguo Oriente. Así se ha comparado el “árbol de la vida” con la “planta de la juventud” del poema de Guilgamés. Y de la misma epopeya se ha querido sacar un paralelo con la narración bíblica sobre la caída del primer hombre. Según dicho poema épico, Eabani (o Enkidu, según la lectura actual), amigo de Guilgamés, primero vivió con las fieras y después fue tentado por una prostituta, siendo captado así por la vida sensual de la ciudad. En el relato bíblico se aludiría también a la iniciación sexual de los primeros padres. El parecido, en realidad, se limita a que tanto Adán como Enkidu vivieron, antes de conocer a una mujer, solos con los animales. Nada en realidad más específico da pie para posibles interferencias literarias. Otro caso de nulo paralelismo es la historia del mito de Adapa. Este, hijo de Ea, rehúsa tomar el “manjar de la vida,” con lo que no consiguió la inmortalidad13. El paralelismo es antitético: Adapa no consigue la inmortalidad por no tomar el “manjar de la vida,” y Adán pierde la inmortalidad por querer tomar del “árbol de la vida.”
Ya hemos hecho mención de los dos árboles de la literatura sumeria: el “árbol de la verdad” y el “árbol de la vida,” que están a la puerta del cielo. En tiempos de Gudea se da culto a un dios-serpiente llamado Nin-gis-zi-da “señor del árbol de la verdad.”14 Finalmente, hemos de recordar el famoso cilindro sumerio del tercer milenio antes de Cristo, conservado en el British Museum, en el que aparecen dos personajes sentados con dos cuernos (símbolo de la divinidad), uno a cada lado de una palmera, con las manos extendidas, como deseando coger el fruto. Detrás del personaje de la izquierda aparece erguida una serpiente. En 1911 se encontró, procedente de Ur, un cilindro semejante. Naturalmente, al punto se buscaron las posibles analogías con el relato bíblico, y las opiniones sobre su sentido no coinciden, pues mientras para unos es un eco de la historia bíblica, para otros la serpiente es simplemente el símbolo del genio del árbol15. Con todo, creemos que el autor sagrado muy bien pudo haber utilizado tradiciones populares que flotaban en el ambiente y utilizarlas como forma externa de expresión para inculcar la verdad dogmática del pecado original, de la pérdida por los primeros padres de un primitivo estado de inocencia y felicidad.

La Intervención de Dios (8-13).
8 Oyeron a Yahvé Elohim, que se paseaba por el jardín al fresco del día, y se escondieron de Yahvé Elohim, Adán y su mujer, en medio de la arboleda del jardín. 9 Pero llamó Yahvé Elohim a Adán, diciendo: “Adán, ¿dónde estás?” 10 Y éste contestó: “Te he oído en el jardín, y, temeroso, porque estaba desnudo, me escondí,” 11“¿Y quién, le dijo, te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol que te prohibí comer?” 12 Y dijo Adán: “La mujer que me diste por compañera me dio de él y comí.” 13 Dijo, pues, Yahvé Elohim a la mujer: “¿Por qué has hecho eso?” Y contestó la mujer: “La serpiente me engañó y comí.”

Al pecado sigue inmediatamente el juicio divino, que viene a poner más de manifiesto el engaño de la serpiente. Es otro pasaje que resalta también el realismo poético del autor sagrado. Los culpables oyen el ruido que hace Yahvé Elohim, que se pasea por el jardín, y al instante, sintiendo el cambio que en ellos se había verificado, se esconden en la espesura. El Señor se ve obligado a llamar a Adán, que se disculpa avergonzado desde un escondrijo, pretendiendo justificar su conducta. Los antropomorfismos se suceden: Yahvé Elohim, ante esta inesperada conducta de Adán, se atreve a formular una sospecha: ¿será que habrá comido de la fruta prohibida? Los culpables confiesan lo sucedido, si bien echándose la culpa mutuamente: Adán a Eva, y ésta a la serpiente, a la que no se permite formular disculpa. El interrogatorio es sumamente psicológico y refleja bien el modo de ser de cada uno de los culpables: Adán se justifica con la compañera que Dios le dio, como echando al Creador la culpa de que le hubiera otorgado una tan frágil y tentadora compañera. Naturalmente, de todo este encantador interrogatorio no nos hemos de quedar sino con la sustancia del hecho: el hombre pecó, y Dios le pidió cuenta de su transgresión. Lo demás son antropomorfismos y situaciones ideales: “Dios, evidentemente, no tiene necesidad de buscar, llamar, porque sabe todo; pero nuestra narración es una narración popular, en la que el autor, para hacerse comprender de sus contemporáneos, presenta a Dios actuando como los hombres”16. Para expresar el desequilibrio pasional que siguió al primer pecado, nada más realista que presentar a los primeros padres avergonzados de comparecer desnudos ante su Señor, con el que antes conversaban familiarmente sin avergonzarse de estar desnudos. “Al sentimiento del pudor se une aquí el del remordimiento.”17 Adán trata de atenuar su falta, pues se ha limitado a aceptar el ofrecimiento de una fruta que le ofreció la compañera que Dios mismo le había dado.18 La disculpa de la mujer es más atendible, ya que actuó bajo la instigación del principio del mal. Sin duda que hay en ello atenuación de culpabilidad, que el Juez habrá de tener en cuenta, pero no tal que del todo los eximiese de pecado. La serpiente es inexcusable, y, por tanto, Dios no la interroga directamente. Es el ser maligno y maldito, que no tiene atenuación en su malicia, porque ha obrado por hacer frente a Dios.

La Sentencia Divina y la Promesa de Redención (14-19).
14 Dijo luego Yahvé Elohim a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita serás entre todos los animales y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida. 15 Pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás a él el calcañal.” 16 A la mujer le dijo: “Multiplicaré los trabajos de tus preñeces; parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará.” 17 A Adán le dijo: “Por haber escuchado a tu mujer, comiendo del árbol de que te prohibí comer, diciéndote: “No comas de él,” por ti será maldita la tierra; con trabajo comerás de ella todo el tiempo de tu vida; 18 te dará espinas y abrojos y comerás de las hierbas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella has sido tomado, ya que polvo eres y al polvo volverás.”

Oídos los culpables con los descargos que presentan, el Juez pronuncia su sentencia en el mismo orden en que se había cometido la culpa, es decir, empezando por el más culpable, la serpiente, y siguiendo por Eva y Adán, según el orden de la transgresión en el relato anterior. En la sentencia hay que distinguir la forma exterior literaria y el fondo teológico de la narración. La forma se adapta perfectamente a los protagonistas del drama: la serpiente, astuta y traicionera, que parece acechar siempre el calcañal del hombre para morderlo, y que por naturaleza tiene que arrastrarse viviendo entre el polvo, como si éste fuera su alimento; la mujer, destinada esencialmente a ser madre, con todo lo que esto implica en la gestación y alumbramiento de los hijos; y el varón, como jefe de familia, tiene que trabajar por hallar medios de subsistencia. El castigo y maldición lanzados por Dios – según la dramatización teológica del hagiógrafo – están concebidos en su forma externa, según estas exigencias de los tres protagonistas. Naturalmente que el autor sagrado, al hablar de la serpiente, supone que es un ser inteligente y maligno – encarnación del espíritu del mal, aunque no lo diga expresamente; pero el hecho de que el protagonista del demonio sea precisamente la serpiente debe obedecer, como hemos dicho antes, a tradiciones populares ambientales que recoge y adapta el autor sagrado de forma que sea más asequible su mensaje doctrinal y dogmático.
Entre los animales, la serpiente es quizá el que más repugnancia y aversión instintiva provoca en el hombre. Parece realmente un animal maldito. Sin duda que la serpiente – reptil por naturaleza – caminaba sobre su vientre antes de la tentación de Eva; pero el hagiógrafo ve en ello una humillación, indicio de abatimiento y derrota, como es indicio de realeza el caminar con la cabeza erguida. Sabemos que la serpiente no se alimenta del polvo, pero en la antigüedad así se creía, porque siempre aparece revolcándose en el polvo19. Pero en esto ve también el autor sagrado un signo de humillación: “lamer el polvo” equivale a ser vencido20. Quizá en esta aversión a la serpiente en el autor sagrado haya la intención de atacar al culto de la serpiente como divinidad de la fertilidad y de la fecundidad21. Según un texto de 2Re 18:4, el rey Ezequías destruyó la serpiente de bronce que había levantado Moisés en el desierto22, y que se había convertido en objeto de culto idolátrico, pues se le quemaban perfumes en su honor.
La participación en la obra del primer pecado parece que debiera haber establecido vínculos de amistad entre la mujer y la serpiente; pero ha sido todo lo contrario. La amistad burlada se convierte en odio profundo. Señal de este odio es la actitud nuestra siempre que una serpiente nos sale al paso, pues no quedamos satisfechos hasta haberla aplastado la cabeza23. Y esta enemistad no es sólo entre la mujer y la serpiente, sino que será perpetua, y se extenderá a la descendencia de una y otra, hasta que la descendencia de la mujer logre aplastar definitivamente la cabeza, teniendo que contentarse la serpiente con acecharla alevosamente al calcañal. Es la famosa promesa primera de redención hecha a la humanidad, llamada por ello Protoevangelio: Pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás a él el calcañal24. El demonio habría creído que con la primera seducción iba a tener rendida a sus pies a la primera mujer y a su descendencia, estableciendo una amistad perpetua. Por designios providenciales divinos, el resultado será totalmente contrario, ya que desde este momento se establece una guerra entre la serpiente y Eva, entre la descendencia de aquélla y la de ésta, lucha que culminará con la victoria total de la descendencia de la mujer, de la propia humanidad, que ahora ha sido vencida en Eva. Esta será la maldición y castigo de la serpiente, que ahora aparece como vencedora. Su victoria es en realidad el principio de una derrota mayor y definitiva.
Después el Juez impone la pena a la mujer. Por su desobediencia, ésta se verá obligada a soportar las molestias dolorosas de su embarazo y alumbramiento. El castigo está en consonancia con su calidad esencial de “madre de los vivientes.” Los dolores de parto son proverbiales en la literatura bíblica para designar los mayores dolores concebibles25. A pesar de estos dolores, la mujer buscará afanosamente a su marido (buscarás con ardor a tu marido)26 en orden a la transmisión de la vida. Si hubiera permanecido en su estado de inocencia, sus alumbramientos serían sin desgarro y dolor, porque gozaba del don de impasibilidad, es decir, estaba en una situación excepcional fuera del orden normal de la naturaleza, ya que es normal que, en todo esfuerzo y convulsión, el cuerpo humano sufra. Los dones preternaturales de que gozaban los primeros padres no son debidos a la naturaleza, sino que representan una situación milagrosa excepcional, que se perdió con el pecado original. Una vez que el hombre y la mujer perdieron el don de impasibilidad, es normal que el dolor les acompañara en la vida, pues el organismo humano – por su constitución nerviosa – tiene que acusar las extorsiones y violencias que se le hagan, y entre ellas las convulsiones del parto27. La sentencia divina, pues, se limita a constatar el hecho de que el hombre y la mujer han perdido su situación privilegiada y quedan en su estado normal pasible, sujetos a las enfermedades y dolores inherentes al organismo humano, en el que prevalece el sistema nervioso con sus dolorosas reacciones.
La sentencia sobre el hombre está concebida también teniendo en cuenta la naturaleza y misión del varón, es decir, como jefe de familia, que tiene que buscar el sustento de su esposa y de los hijos.
Este trabajo, que en estado de inocencia no habría sido doloroso, después del pecado será un continuo bregar para ganar el pan de cada día “con el sudor de su frente.” La expresión es sumamente plástica. En vez del jardín de delicias, tendrá que luchar con una tierra seca y adusta, llena de “espinas y abrojos”; es la dura lucha del hombre de la estepa, que tiene que luchar contra los elementos y las condiciones climatológicas más hostiles. El hagiógrafo habla a gentes que viven en una geografía ingrata y difícil. Naturalmente, antes del pecado, la tierra producía espinas y abrojos, pues la naturaleza vegetal no cambió con el pecado del hombre, como tampoco cambiaron los instintos de fiereza de los animales carnívoros. Pero “nos hallamos ante una concepción religiosa y moral de las cosas. Al desorden producido por el pecado en la humanidad, el autor asocia la naturaleza, que está como sometida al castigo. Después del pecado, el orden de la creación es turbado. Los hebreos han gustado de unir la naturaleza al hombre.”28 En el capítulo primero del Génesis hemos visto cómo, en un cuadro ideal de paz, se prescribía al hombre y a los animales un régimen vegetariano de vida. Ahora también se presenta a la naturaleza como cambiada en su floración vegetal para estar en consonancia con el estado de desorden creado por el pecado del hombre. Los profetas, al hablar de los tiempos mesiánicos, asociarán la transformación física de la naturaleza a la felicidad de los nuevos ciudadanos de Sión29. Nos hallamos, pues, ante descripciones y cuadros artificiales poéticos que expresan ideas religiosas y morales, y cuya literalidad no ha de urgirse en buena exégesis. Aquí lo que el hagiógrafo quiere destacar es que el hombre ha perdido sus dones preternaturales, y el trabajo, lejos de ser una distracción gustosa del tiempo, será una labor penosa en lucha con la naturaleza pobre.
Como colofón de sus trabajos será la muerte, pues volverá al polvo del que ha sido tomado (v.19). La expresión alude a la formación del hombre tal como fue descrita en 2:7. En hebreo se hace juego con el nombre Adam y adamah (tierra arcillosa rojiza), de la que fue hecho. Es el cumplimiento de la amenaza Deu 2:17 al prohibir comer del árbol de la “ciencia del bien y del mal.” La culminación de la gran tragedia y la demostración de que la muerte, el dolor físico y el mal moral tienen su origen en un pecado de desobediencia e insubordinación contra Dios, que era la tesis doctrinal que el hagiógrafo quería inculcar a sus lectores30.

Interpretaciones del “Protoevangelio.”
En el v. 15 encontramos dos cuestiones a dilucidar: a) ¿quién es la mujer?; b) ¿quién es el linaje o semen? Vamos a estudiar ambos problemas por separado, aunque se hallen íntimamente ligados en la solución.

a) ¿Quién es la mujer?
Las opiniones de los autores católicos no concuerdan en determinar el sentido concreto de la mujer, aunque el contexto parece claro; pero el problema se ha oscurecido por el interés de los mariologistas en ver en el texto a la Santísima Virgen en sentido literal. Pero, a nuestro modo de entender, estas consideraciones están fuera de propósito, ya que, si la enemistad se establece entre la serpiente y la mujer, y no Adán, es porque Eva es la que ha intervenido directamente con el demonio en la caída, y es la primera víctima, y en la escenificación dramática establecida por el hagiógrafo Eva tiene un papel preponderante. Por tanto, la enemistad que surge ahora es entre la serpiente vencedora y la mujer (Eva) vencida. Y ahí está la gran providencia de Dios, que quiere que la mujer ahora vencida sea vencedora de la serpiente en su descendencia. La gran humillación de la serpiente está en ser vencida por Eva, que ahora aparece sometida al demonio. La enemistad futura de la mujer y su descendencia contra la serpiente y su descendencia no es en razón del pecado actual de aquélla, sino por una especial intervención del juicio divino que sigue al pecado: el castigo de la serpiente consistirá en que la mujer ahora seducida, y como esclava del demonio, se convierta, por especial decreto divino, en su mayor enemiga, con lo que quedan frustrados los planes del principio del mal. Por tanto, el contexto parece exigir que la lucha se establezca, en sentido literal, entre la serpiente y su descendencia, de un lado, y Eva y su linaje, del otro, terminando éste por vencer.
De los textos de los documentos eclesiásticos se puede decir que en ellos no se pretende determinar ex profeso el sentido exegético de la mujer, sino que se trata de la promesa en general: la victoria sobre la serpiente. Por otra parte, nada en el contexto de dichos relatos insinúa que el sentido literal de Gen 3:15 se refiera en sentido directo a María. Por varias razones la palabra mujer se ha de aplicar en sentido literal a Eva, y a María en sentido típico o pleno31. El sentido mariológico típico se funda en la aplicación que los Santos Padres han hecho del texto a María: Eva es tipo de María, en cuanto que aquélla es madre del género humano, y María madre espiritual de los redimidos. Y antitéticamente: la imprudencia y desobediencia de Eva es reparada por la obediencia y fidelidad de María.
Hemos de notar que muchos Santos Padres, como San Basilio, San Gregorio Nacianceno, San Juan Crisóstomo, Agustín de Hipona, no aplican ese texto a María. Y cuando los Padres dan sentido mariológico al texto, no es fundándose en la idea de lucha y enemistad que aparece en el texto del Génesis, sino destacando la santidad y pureza de María y, sobre todo, creando un paralelismo antitético entre Eva y María, fundados en el paralelismo antitético entre Adán y Cristo propuesto por San Pablo 32. Nosotros creemos que el sentido mariológico de la promesa no está tanto en a palabra mujer cuanto en la otra, linaje, como vamos a ver inmediatamente.

b) ¿Quién es el linaje?
En el contexto se contrapone la descendencia o linaje de la serpiente y la de Eva (la mujer). Ahora bien, todos los autores convienen en que el linaje de la serpiente se ha de tomar en sentido colectivo, como el conjunto de fuerzas o espíritus del mal que luchan con la serpiente contra Dios. Supuesto esto, por paralelismo y exigencias del contexto tenemos que entender también el linaje de la mujer en sentido colectivo, es decir, la descendencia de la mujer como tal, que acabará por vencer al instigador del mal, que ahora acaba de vencer a la humanidad en su madre (Eva).
No obstante, son muchos los autores que entienden el linaje en un sentido individual, es decir, una alusión directa al Mesías, que será, en realidad, el Vencedor sobre la serpiente. Tal parece ser la opinión de los traductores griegos al poner αυτός en masculino, a pesar de que el sustantivo anterior (σπέρμα) era neutro. Lo que quiere decir que daban al linaje un sentido personal o individual 33. Entre los Santos Padres sostienen esta opinión San Ireneo, Cipriano, Epifanio y León Magno. Los teólogos pretenden apuntalar esta opinión aduciendo que la fe en un Mediador es necesaria para la salvación. Y desde Adán hasta la profecía de Jacob no encontramos ninguna promesa de un Redentor personal. Por otra parte, sólo Cristo personalmente venció al demonio con su muerte. Pero a estos argumentos hemos de decir que basta para la salvación una fe implícita en la liberación del pecado, teniendo fe en la Providencia divina 34.
Por nuestra parte, creemos que la palabra linaje ha de entenderse en sentido colectivo, es decir, designando a la posteridad de Eva en general, si bien en esa posteridad ocupa el primer lugar el Mesías, que en realidad es el verdadero vencedor. El contexto exige que se tome linaje de la mujer en sentido colectivo, como se toma la misma palabra linaje de la serpiente. La victoria será reportada por el linaje de Eva como colectividad. Pero, dentro de esta colectividad, el máximo representante (“summum analogatum”) es el Mesías-Redentor, caudillo de todos los justos que vencen al demonio con su virtud en esta lucha entre el bien y el mal, que arranca desde los albores de la historia humana. En ese ejército vencedor, el caudillo es el Mesías, y con él y por él, todos los justos que se salvan. Entre éstos hay grados de victoria, desde el santo que no ha cometido nunca un pecado mortal y el pecador que se arrepiente en la hora de la muerte, venciendo así al demonio. Y, naturalmente, en este ejército del bien ocupa un lugar preferente, y aun fuera de serie, María, por ser Madre del Mesías y por no haber estado contaminada con el pecado ni un solo instante de su vida, ni siquiera con la mácula original. Por eso es la “llena de gracia,” que vence plenamente al principio del mal, si bien subordinada a Cristo y a distancia infinita de El, ya que, en realidad, el único vencedor es Cristo, siendo María la primera que participa de la victoria y la que más plenamente participa de ella, pues en virtud de los méritos redentivos de Cristo fue preservada de la mácula original. En este sentido podemos hablar de un sentido mariológico del Protoevangelio. El Mesías, como máximo representante del linaje vencedor de Eva, aparece en la profecía en sentido literal pleno. él será el que, en definitiva, “arrojará a Satán” y liberará a la humanidad del “príncipe de este mundo,” según expresión propia de Cristo 35. Con su muerte venció al principio del mal, y en su victoria sobre el demonio y la muerte se cumplió literalmente la primera promesa de rehabilitación de la humanidad, que es el Protoevangelio. Los siguientes vaticinios mesiánicos del A.T. no serán sino una concreción y puntualización de esta profecía general, esperanzadora para la humanidad caída 36.
…..
22 Díjose Yahvé Dios: “He ahí a Adán hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; que no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida y, comiendo de él, viva para siempre. 23 Y le arrojó Yahvé Elohim del jardín de Edén a labrar la tierra de que había sido tomado. 24 Expulsó a Adán y puso delante del jardín de Edén un querubín que blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de la vida.

Al despertar Adán de su sueño y encontrarse con su inesperada compañera, le impuso el nombre provisional de “varona” (‘issah), porque había sido tomada de su cuerpo de “varón” (‘ïs). Pero ahora, en razón de la función de la maternidad, le cambia el nombre en Eva, en hebreo Jawwah (vida), porque iba a ser la fuente de la vida: “madre de los vivientes.”37 La etimología es popular, como la de Adam. Los lexicólogos en general relacionan el nombre Jawwah con el Awa o ama del sumerio, que significa madre 38. Esta etimología estaría en perfecta consonancia con el título de “madre de los vivientes” aplicado a Eva. En la imposición del nombre a Eva por Adán hay también una señal de dominio sobre ella. En el v.10 se dice que la mujer, a pesar de los dolores del parto, aspirará a unirse al marido para que la convierta en madre 39, y estará sujeta a él como superior. El marido será siempre el jefe de familia 40. Es el reflejo de la mentalidad hebrea sobre la sujeción de la mujer al hombre. Con todo, la misma naturaleza ha impuesto el dominio del hombre, y siempre que la mujer ha querido verse libre de este dominio del marido, es para caer en una servidumbre más lamentable, a que la condenan su debilidad física y su temperamento afectivo.
El v.21 refleja bien el carácter antropomórfico y artificial de este relato, ya que se presenta a Dios haciendo los primeros trajes de Adán y Eva. En esta observación se quiere destacar la providencia particular del Creador sobre los dos primeros padres pecadores, y al mismo tiempo se pone de relieve el sentido de pudor que ha de presidir la vida humana. Otras industrias son atribuidas al ingenio de los hombres, pero esta de cubrir la desnudez es tan importante para la moralidad y dignidad del hombre, que se atribuye al mismo Dios la invención del vestido. Naturalmente, en todas estas observaciones hay que ver el eco de tradiciones populares que explicaban así el origen del sentimiento del pudor.
(falta parte de la pagina 100)Ε l hombre h a querido un conocimiento experimental de la diferencia entre “el bien y el mal.”42 Y el sentido irónico continúa en la frase siguiente: no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida y, comiendo de él, viva para siempre. Como antes ha pretendido adquirir la “ciencia del bien y del mal” comiendo del fruto del “árbol de la ciencia del bien y del mal,” ahora puede querer tomar el fruto del árbol de la vida y así hacerse inmortal como Dios. El sentido es irónico: antes el hombre, con su atrevimiento, no consiguió sino descubrir prácticamente una ciencia humillante; ahora su atrevimiento le puede hacer acercarse al árbol de la vida, que confiere la inmortalidad, y el resultado no ha de ser diferente del anterior. No debemos perder de vista que, en la escenificación del drama de la caída de los primeros padres, los dos árboles son un símbolo de los dones preternaturales de que Adán estaba adornado en el estado de inocencia: de su sabiduría y de su inmortalidad. El hagiógrafo quiere ahora constatar el hecho de que los ha perdido, expresando esta terrible realidad teológica de un modo realista y plástico, en consonancia con la mentalidad primitivista de sus lectores. Este realismo expresivo queda patente en la afirmación de que Yahvé expulsó a Adán del paraíso, poniendo un querubín con flameante espada para que impidiera que Adán entrara de nuevo en el paraíso. ¿Se puede expresar de un modo más gráfico el hecho dogmático de que el primer hombre perdió su situación privilegiada de justicia original? Como buen catequista, el hagiógrafo ha sabido revestir sus altas ideas teológicas abstractas de un ropaje literario y folklórico adaptado a gentes de mentalidad poco desarrollada. En el folklore oriental, el querube es el genio protector de un palacio o de un lugar. En el éxodo, los querubes son los que con sus alas protegen el propiciatorio 43. En los palacios asirios de Jorsabad aparecen los karibâti, o genios protectores con cabeza humana, alas de águila y cuerpo de toro y de león. El profeta Ezequiel pone a cuatro querubes de esta índole sosteniendo el trono de Dios 44. La “flameante espada” en manos del querube parece también tener sus antecedentes en el folklore oriental. En un texto de Teglatfalasar se habla de una “espada de bronce” en la que está escrita la prohibición de traspasar los límites por ella señalados. La espada al símbolo de la prohibición de entrar en la ciudad 45.
Suponiendo que el hagiógrafo haya tomado estos elementos del ambiente mesopotámico, sin embargo les da un matiz religioso totalmente monoteísta, ya que no considera a estos querubes como divinidades subsidiarias, según era aceptado entre los asiro-babilonicos, sino como ministros de Dios: “Se sigue que el relato bíblico debe ser concretado en una perspectiva estrictamente asiro-babilonica, pues el paraíso es un jardín con una puerta al oriente, con colosos a uno y otro lado, y un rayo erigido sobre un soporte cualquiera entre estos dos colosos (los querubes)… El texto sagrado no deriva de un mito babilonio copiado servilmente…, sino que utiliza símbolos investidos de un nuevo sentido que le es propio.”46

La Historicidad de los Relatos Sobre el Paraíso y la Caída.
Como en las secciones precedentes, hemos de distinguir en ésta el fondo doctrinal y la forma literaria. Respecto de lo primero, se señalan tres puntos a mantener: la transgresión de un precepto divino por instigación del diablo en forma de serpiente, la expulsión de los primeros padres de aquel estado primitivo de inocencia y la promesa del futuro Redentor. Cuanto al precepto, no se declara la materia de él. Pudo haber sido cualquiera la materia sobre la cual recayera la voluntad divina, que quiso someter a prueba a los primeros padres, al mismo tiempo que les imponía la necesidad de considerarse como dependientes del Hacedor. La culpa de esta transgresión queda atenuada por el hecho de no haber salido de ellos, sino haber sido solicitados a ello por el demonio. Quién sea el diablo y cuáles los motivos que le impulsaron a tentar a los primeros padres, lo conocemos por la revelación posterior, sobre todo del N.T. En el A.T., la figura de Satán aparece poco 47. Es sobre todo en la vida de Jesucristo donde se destaca la obra del diablo, empezando por la tentación del desierto y acabando en la influencia sobre Judas y los judíos para procurar la muerte del Salvador. En la obra posterior de los fieles y de la Iglesia también nos dan a conocer los apóstoles la acción de Satán. San Pedro nos dice que, como león rugiente, anda en torno de los fieles para devorarlos 48. San Juan, en el Apocalipsis, nos lo presenta promoviendo las persecuciones contra la Iglesia para terminar con su completa derrota al fin de los tiempos 49.
¿En qué forma se presentó Satán a los primeros padres para realizar sus planes? El diablo, como ser puramente espiritual, no puede ser percibido por el hombre, que sólo conoce lo que entra por los sentidos. Tentó a los primeros padres sub specie serpentis, pero sin determinar si esa forma de la serpiente fue sensible o puramente imaginaria. Pero esto es accidental para la historicidad del relato y su significación en la economía de la salud.
El segundo punto es la expulsión de los primeros padres, no precisamente del paraíso, en que habrían morado en aquel momento, sino del estado de justicia original que habían disfrutado. Esta palabra resuelve un problema que para la exégesis podría tener importancia, aunque no la tiene para la doctrina de la fe. Al emplear la palabra estado de inocencia o de justicia original, quiere significar que cuanto se dice antes, del jardín, de los árboles, puede ser imagen poética para expresar la realidad del estado de inocencia en que los primeros padres fueron creados y la felicidad de que gozaban. Esto es lo importante y lo que toca a la fe. Que el autor lo haya expresado según su propio estilo, en forma poética, como lo pudiera expresar de modo abstracto, es cosa que no afecta a lo dogmático. 50
El tercer punto es la promesa del Redentor, representado por la descendencia de la mujer, que aplastará la cabeza de la serpiente, es decir, del demonio, como nos lo cuenta San Juan en el Apocalipsis. La forma de las promesas se ajusta a las circunstancias de la misma, y, siendo la primera, es muy genérica. Con el tiempo irá apareciendo más concreta. En la bendición de Noé a sus hijos se concreta en Sem, en las hechas a los patriarcas, a su descendencia, en la cual serán bendecidas todas las naciones; Jacob la concreta en la tribu de Judá. Luego la veremos siempre concretada en la familia real de David, a la que pertenecía, según el Evangelio, San José, que había de hacer con Jesús los oficios de padre ante la sociedad, transmitiéndole civilmente la filiación davídica 51.
No debemos olvidar que en estos fragmentos encontramos una gran propensión a los antropomorfismos, que no se pueden tomar al pie de la letra: Dios modelando al hombre de la arcilla, presentando los animales ante Adán, plantando los árboles del paraíso, sacando, como un cirujano, la mujer de la costilla de Adán; paseándose por el paraíso, inquiriendo por suposiciones la causa de que Adán se oculte, confeccionando el primer traje a la primera pareja humana. Todo esto nos pone en guardia contra una interpretación demasiado literalista. Ya Agustín de Hipona se había percatado de la dificultad de interpretación de estos capítulos: “No ignoro que a propósito del paraíso se han dicho muchas cosas, pero hay como tres opiniones principales: la de los que quieren entender el paraíso únicamente en sentido literal; la de los que no quieren entenderlo sino en sentido espiritual, y una tercera, la de los que lo entienden en otro sentido, en parte literal y en parte espiritualmente.”52 Y él tiene preferencias por esta última de tipo mixto. Existen normas prácticas sobre la interpretación de los tres primeros capítulos, admitiendo la posibilidad de separarse del sentido obvio literalista. A la pregunta: “Si todas y cada una de las palabras y de las frases que se encuentran en los Capítulos citados han de ser siempre y necesariamente tomadas en sentido propio, de forma que nunca sea permitido apartarse de él, aun cuando las mismas locuciones parezcan claramente usadas impropia, metafórica o antropomórficamente, y la razón impida sostener el sentido propio o la necesidad obligue a desecharlo,” se responde negativamente. 53 Y enumera los hechos narrados en estos capítulos que afectan a los fundamentos dogmáticos: “creación de todas las cosas por Dios, la unidad del género humano, la felicidad original de nuestros primeros padres en el estado de gracia, la integridad e inmortalidad, el mandato dado por Dios al hombre para probar su obediencia, la transgresión del precepto divino por instigación del demonio en forma de serpiente, la caída de los primeros padres de aquel primer estado de inocencia y también la promesa del futuro Redentor”54. Vemos, pues, que en la enumeración no está la realidad histórica de los árboles de la vida y de la ciencia del bien y del mal, ni la formación de la mujer de la costilla, ni la realidad física de la serpiente.
El hagiógrafo es ante todo un teólogo-catequista que enseña las verdades fundamentales religiosas sobre el origen del hombre como criatura de Dios, sobre el origen del mal físico y moral, sobre la pérdida de un estado de inocencia por parte de la humanidad y sobre la promesa de redención. Estas verdades básicas religiosas aparecen coloreadas con un ropaje literario realista en consonancia con la mentalidad infantil de los destinatarios. El autor sagrado ha utilizado para estructurar escénicamente su narración tradiciones populares, adaptándolas a un profundo sentido religioso monoteísta 55.

1 En los vaticinios de Jacob se lee: “Es Dan como serpiente en el camino, como víbora llendo los talones al caballo, hace caer atrás al caballero” (Gen 49:17en el sendero, que, mord: cf. Isa 59:5). – 2 Mt 10:16. – 3Jn 1:8 :44. – 4 1Jn 3:8. – 5 Rev 20:2. – 6 Cf. M. J. Lagrange, Innocence et péché: RB (1897) p.366. – 7 Eco 25:23-24. – 8 1Ti 2:14. – 9 Gen 2:24. – 10 Rom 7:13s. – 11 Es la teoría, entre otros, de G. Lambert, expuesta en “Nouvelle Revue Théologique,” 86 (1954) 917-948.1044-1072. – 12 Cf. Tomás de Aquino, Sum. Theol. 2-2 q.143 a.2. – 13 Ch. Jean, Le Milieu Biblique II 97-98. – 14 Cf. P. Dhorme, art.c.: RB (1907) 271. – 15 Sobre sus semejanzas véase el artículo de A. Miller, Ein neuer Sündenfalls Siegelcilinder: “Theologische Quartalschrift,” 99 (1917-1918) 1-28. Sobre otros posibles paralelos literarios véanse la obra de F. Lenormant, Les origines de l’Histoire d’aprés la Bible et les traditions des peuples orientaux II (París 1882) 264; A. Jeremias, Das Alt Testament im Lichte des Alten Orient. – 16 F. Ceuppens, Genese I-III p.144. – 17 A. Clamer, o.c., p.138. – 18 Agustín de Hipona comenta bellamente: “Eia superbia!, numquid dixit, Peccavi? Habet confussionis difformitatem, et no habet confessionis humilitatem” (De Gén.. ad litt. XI c.34: PL 34,449). – 19 Cf. Isa 65:25; Miq 7:17. – 20 Cf. Sal 72:9; Isa 65:23. – 21 Cf. H. Vincent, Canaan 174-176: RB (1928) 137-138. – 22 Cf. Num 21:6-9. – 23 Los críticos independientes, como Gunkel, A. Jeremías, Skinner, creen que en este relato se trata sólo de explicar, por una leyenda popular o etiológica, el hecho de que las serpientes se arrastren sobre su vientre, y por otra parte, la repugnancia nativa y hostilidad del hombre hacia ellas. Pero el hagiógrafo da a entender que esa serpiente encarna un ser inteligente, que conoce el mandato divino, y en su instigación a desobedecer ve la razón de la existencia del mal físico y moral en el mundo. – 24 En la Vg: “Inimicitias… inter semen tuum et semen illius, ipsa conteret…” Este demostrativo en femenino (en vez de ipsum, concertado con semen) parece una adaptación posterior por preocupación mariológica, pues San Jerónimo en otro lugar traduce, siguiendo a los LXX, por ipse. He aquí el contexto: “Ipse servabit caput tuum… melius habet hebraeo: ipse conteret caput tuum, et tu conteres eius calcaneum… quia Dominus conteret Satanam sub pedibus nostris velociter” (In Gén.. 3:13: PL 23:991). Los LXX traducen (***) en masculino singular, lo que es una constructio ad sensum (lit. debiera ser (***), concertando con (***), supuesta la interpretación mesiánica personal, pues en el corros veían la persona del Mesías. En el original hebreo primitivo, sin “matres lectionis,” el demostrativo podía ser masculino y femenino. En el TM actual, masculino o neutro, igual que en el Pentateuco samaritano y la Peshitta, que lo relacionan con el semen. Todas las versiones antiguas relacionan e1 demostrativo con el linaje o semen. El prefijo hebrto del verso que traducimos por “te aplastará” (“yesupeja”) supone sujeto no femenino, y lo mismo el afijo del mismo verbo (“yesupennu,”). El sentido del v. “suf” es muy discutido. La Vg. traduce: “conteret… insidiaberis.” Los LXX, las dos veces por (***), que significa observar cautelosamente, “insidiar.” San Jerónimo traduce dos veces conterere (PL 23,991). Aquila: (***). Símmaco: (***) Se suele relacionar “suf” con el asirio “sepu” (pie), y entonces se comprende el sentido de pisar con los pies. El Targum Hieros.: observan (de sa’af). Cf. Ceuppens, o.c., p.141s. – 25 Gen 35:16-17; Isa 13:8; Isa 21:3; Miq 4:9-10. – 26 Los LXX: “tú te volverás.” La versión siríaca: “te volverás a tu marido.” Lit. el TM: tu deseo (se volverá) a tu marido.” Cf. J. Coppens, La soumission de la femme a l’homme d’aprés Gén. 3,16b: “Eph. Théol. Lov.” (1937) 638. – 27 Algunos autores muy literalistas han querido apoyarse en este texto para desautorizar los medios modernos de aliviar el dolor a la mujer en el parto. – 28 J. Chaine, Le livre de la Genése (París 1951) p.50-51. – 29 Cf. Isa 11:7s; Isa 34:6s; Amó 9:13. – 30 Sobre la narración del pecado original pueden verse los trabajos siguientes: A. Brassac, La Chute De Nos Premiers Parents (Gén 3): “Rev. Prat. d’Apol.,” 30 (1920) 582-583; B. Buselli, Quale Fuit iuxta Genesim Protoparentum Peccatum (Lucca 1921); C. Falconi, Il Peccato di Adamo: “Cittá Di Vita,” 2 (1947) 31-42; M. J. Lagrange, Innocence et Péché: RB 6 (1897) 341-379; F Asensio, ¿Tradición Sobre El Pecado Sexual en el Paraíso?: “Gregorianum,” 30 (1949) 490-520; 31 (1950) 35-62.163-191.362-390; Id., El Primer Pecado En El Relato Del Génesis: Estbib 11 (1950) 159-191; C. Bravo, La Especie Moral Del Primer Pecado: “Ecclesiastica Xaveriana,” 4 (1954) 293-333; J. J. Dougherty, The Fall And Its Consequences: “The Cath. Bib. Quart.,” 3 (1941) 220-234; K. Frühstorfer, Wider Die Sexuelle Deutung Der Ursünde: “Theol.- Prakt. Monatschrift,” 79 (1925) 56-62; J. Hanin, Sur Le Péché d’Adam Consideré Comme Péché De Magie: “Rev. Dioc. De Namur,” 2 (1947) 203-234; P. Haupt, To Know To Have Sexual Commerce: “Journal Of Bib. Literatur,” 34 (1915) 76-80; J. Hofbauer, Die Paradiesschlange (Gen 3): “Zeitsch. für kath.Theol,” 69 (1947) 228-232; Ρ . Humbert, Lafaute d’Adam: “Rev. De Théol. Et Phil.,” 27 (1939) 225-240; L. Landesdorfes, Der Sündenfall: “Theol. Und Glaube,” 17 (1925) 38-60; H. Lesétre, La Chute De L’homme: “Rev. Prat. d’Apol.,” 2 (1906) 31-37; J. Miklik, Der Fall Des Mensehen: Bi 20 (1939) 387-396; E. Miras, El Pecado Original En El Génesis: “Ciencia Y Fe,” 12 (1936) -768; J. Schildenberger, Die Erzahlung Vorn Paradles Und Sündenfall (Tubinga 1931); Van Hoonacker, Connexion Of The Death Th Sin According To Génesis II-III: “The Expositor,” Ser.8.9 (1915) 131-143; P. Van Im- Schoot, De Serpente Tentatore: “Collet. Gandav.,” 31 (1948) 5-10; A. Vincent, Le Premiers Armes Bibhques Sur Le Peché: “Cité Nouvelle,” 2 (1943) 618; S. Muñoz Iglesias, La Ciencia Η Bien Y Del Mal Y El Pecado Del Paraíso: Estbib 8 (1949) 4525; D. Yubero, El Pecado Del Paraíso Y Sus últimas Explicaciones Científico-Bíblicas: “Lumen,” I (1952) 108-130; A. Colunga, Adán En El Paraíso: Ct 19 (1927) 5-28; J. Enciso, Problemas Del Génesis; J. Coppens, La Innaisance Du Bien Et Du Mal 99-117; L. Arnaldich, Los Orígenes Del Mundo Y Del Hombre Según La Biblia (Madrid 1957) 189-271. – 31 Así Hummelauer, Lagrange (RB [1897] 354s), Mangenot, Grosignani, Bea. – 32 Cf. L. Drewniak, Die mariologische Deutung von Gén 3:15 in der Vaterzeit (1934) p-85. Este autor niega que los Santos Padres hayan aplicado la palabra mujer a María. – 33 Esta interpretación aparece también en el Targum del Pseudo-Jonatán: “Et inimicitiam ponam ínter te et ínter mulierem, ínter semen filii tui, et ínter semen filiorum eius; et erit quando erunt filii mulieris servantes praecepta, erunt conantes percutere te caput; quando autem derelinquent praescripta legis, tu conaberis morderé eos in calcaneis eorum; verum-tamen eis erit remedium, et tamen tibí non erit remedium; et parati sunt ipsi ad adhibendum remedium in calcáneo in diebus regís Messiae.” Y el Targum Hierosolimitano: “Et erit quando nln mulieris attendant legem et implebunt mandata, conabuntur calcare te super caput et occiderete; et quando derelinquent filii mulieris praecepta legis… tu conaberis percutere, eos m calcáneo eorum et nocere eis. Verumtamen erit remedium filiis mulieris, et tibí serpens non erit remedium. Verumtamen ecce parati sunt ipsi ad ipsos praestare remedia in calcáneo in riñe ultimo dierum, in diebus regís Messiae.” El Targum de Onkelos: “Et inimicitiam ponam ínter te et ínter mulierem et ínter filium tuum et ínter filium eius (algunos MSS: filios) ipse ent reminiscens tui quod fecisti ei a principio, et tu eris eum in finem.” – 34 Cf. Tomas de Aquino, Sum. Theol 2-2 q, 2 a. 7 ad 3, y a 8 in c. – 35 Jua 8:36; Jua 12:31; Jua 14:30. – 36 La bibliografía sobre el Protoevangelio es muy numerosa. He aquí algunos trabajos, M. De Yonghe, De Protoevangelio (Gén 3:15): “Gollationes Brugenses,” 29 (1929) 433-439: A. Colunga, La primera promesa mesiánica: CT 61 (1942) 5-28; J. Goppens, Le Protoévangile. Un nouvel essai d’exégése: “Ephém. Theol. Lov.,” 26 (1950) 35-83; J. M. Bover, Una censura de la interpretación mariológica del Protoevangelio: “Est. Ecl.,” 21 (1947) 479-486; F. Ceup-Pens, De mariologia bíblica (1948) 1-23; G. Calandra, Nova Protoevajigelii mariológica ínter-pretatio (Gén 3:15): “Antonianum,” 26 (1951) 343-366; P. De Ambrogi, II senso pieno del Protoevangelio (Gén 3:15): “La Scuola Cattolica,” 60 (1932) 193-205.277-288; F. Drew-Niak, Die Mariologische Deutung von Gén. 3:15 in der Vaterzeit (Breslau 1934); E. nácar, El Protoevangelio: EstBib 1 (1942) 477-516; M. Peinador, El sentido mariológico del Protoevangelio y su valor doctrinal: “Estudios Marianos,” VIII 341-369; T. Orbiso, La mujer del Protoevangelio: EstBib 1 (1942) 187-207.273-289; B. Rigaux, La femme et son lignage dans Gén 3:14-15 : RB 61 (1954) 321-348; E. F. Sutcliffe, Protoevangelium: “Clergy Review,” 2 (1931) 149-160; J. F. Bonnefoy, Le mystére de Marie selon le Protoévangile et l’Apocalypse (París 1949); A. M. Dubarle, Les fondaments bibliques du titre marial de Ñouvelle éve: “Mé-langes J. Lebreton,” p.49-64 – 37 Los LXX traducen lit. ζωη (vida), y Símaco ζωογόος (engendradora de vida). – 38 Se ha querido relacionar el nombre Jawwah con el de la serpiente en arameo (Jiwya). Filón y Clemente de Alejandría dicen que el nombre de Eva significa serpiente, y se llama así Por haber colaborado con ésta en la caída. – 39 Cf. Gen 30:1-21; Isa 4:1-2. – 40 1Co 14:34; Efe 5:22; Tit 2:5. – 41 Gen 3:4. – 42 La frase “como uno de nosotros,” en plural, ha de entenderse en consonancia con el plural gramatical de la palabra Elohim, que puede ir con singular o con plural, según sea una “constructio ad sensum” o literal gramatical. No supone, pues, pluralidad de seres en Dios. Coppens propone una versión especial: “He aquí que Adán (el hombre), como cualquiera (que nazca) de él (ke’ ajad mimmenú), conocerá (experimentará) el bien y el mal.” Entonces el sentido encaja bien – en el contexto, pues expresa la sentencia de condenación. Cf. A. Clamer, o.c., p.145. – 43 Cf. Exo 25:17-22; Exo 27:6-9; Exo 26:1; Exo 26:31; Exo 36:8.35; 1Re 6:23-27. – 44 Eze 1:2ss; Eze 9:1s; 10:1s. Karibú en asiro-babilónico significa orante, intercesor. – 45 Se ha comparado esta flameante espada con el rayo símbolo del dios de las tormentas, Hadad. Cf. Thureau-Dangin, La glaive tournoyant: “Rev d’histoire et de littérature relig.,”(1896) 147. Citado por A. Clamer. o.c.. D.147. – 46 H.Vincent: RB:(1926) 484 – 47 Cf. H. Kampel: RB: (1931). – 48 1Pe 5:8s – 49 Rev 12:3s; Rev 21:7s. – 50 Cf. Conc. Trid., ses.5, De peccato originali. – 51 Mt 1:16. – 52 Agustín de Hipona, De Gen. ad litt. VIII 1,1: PL 34,371. – 53 EB 336. – 54 EB 334. – 55 Sobre la historicidad de estos capítulos véanse, además de los trabajos antes mencionados, los siguientes: F. Feldmann, Paradles und Sündenfall (1913); A. Deimel, Geschichte eines neuen Keilschrifttextes über Paradles und Sündenfall: Bi (1924); S. Landersdorfer, Der Sündenfall: “Theologie und Glaube” (1924); L. Pirot, Adam et la Bible: DBS I; H. Junker, Die biblische Urgeschichte (1932); W. Goossens, L’immortaUté corporelle: DBS III; Id.L´Immortalité corporelle dans les récits de la Gén. H-III: “Ephém. Theol. Lov.” (1935); K. A. Leimbach, Die Biblische Urgeschichte (1937); P. Cruveilhier et L. Pirot, La Gén. II-III Son Historíate: DBS III; J. B. Frey, L’état original et la chute del l’homme d’aprés les conceptions juives au temps de J. C.: “Rev. des Sc. Phil. et Théol.” (1911); P. L. Melizan, La création de Ihomrne devant la science moderne: “Rev. Thom.” (1929);1. Plessis, Babylon et la Bible. Le Paradis terrestre: DBS I 737.

Fuente: Biblia Comentada

la serpiente. El apóstol Juan identifica a esta criatura como Satanás (cp. Apo 12:9; Apo 20:2). lo mismo que Pablo (2Co 11:3). La serpiente, una manifestación de Satanás, aparece por primera vez antes de la caída del hombre. Por ello, la rebelión de Satanás había tenido lugar en algún momento después de Gén 1:31 (cuando todo en la creación era bueno), pero antes de Gén 3:1. Cp. Eze 28:11-15 para una posible descripción de la deslumbrante hermosura de Satanas, e Isa 14:13-14 para el motivo de Satanás para desafiar la autoridad de Dios (cp. 1Jn 3:8). Satanás, como arcángel caído, y por ello un espíritu sobrenatural, había poseído el cuerpo de una serpiente en su forma anterior a la caída (cp. Gén 3:14 para su forma posterior a la caída), astuta, más que. Engañosa; cp. Mat 10:16. a la mujer. Ella fue el objeto de su ataque, siendo la parte más débil y necesitando la protección de su marido. La halló a solas y sin la fortaleza de la experiencia y el consejo de Adán. Cp. 2Ti 3:6. Aunque sin pecado, era susceptible de ser tentada y seducida. ¿Conque Dios … ha dicho … ? Satanás de hecho dijo: «¿Es cierto que Él os ha privado de los deleites de este lugar? Esto no corresponde a uno que es verdaderamente bueno y benévolo. Debe haber algún error». Insinuó duda acerca de la comprensión que ella tenía de la voluntad de Dios, manifestándose como un ángel de luz (2Co 11:14) para conducirla a la supuesta interpretación verdadera. Ella lo recibió sin temor ni sorpresa, sino como a un mensajero creíble del cielo con el verdadero entendimiento, debido a su astucia.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— La serpiente: Este animal era un símbolo de la sabiduría y de los poderes mágicos en el Oriente antiguo donde se la consideraba como prototipo de astucia (ver Mat 10:16). La serpiente sirve aquí, en cierta forma, de disfraz a un ser hostil a Dios y enemigo del género humano, y en el cual primero el NT y luego toda la tradición cristiana reconocen al diablo. La serpiente pasó a ser en el mundo cristiano símbolo de la tentación externa al ser humano (Jua 8:44; Apo 12:9; Apo 20:2; ver Sab 2:24).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Sab 2:24; Rom 5:12.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La caída. La prístina inocencia del Edén fue abruptamente arruinada por la entrada del pecado. Los errores de Adán y Eva son típicos de todos los pecados, pero siendo ellos los padres de la humanidad sus hechos tuvieron graves consecuencias. La tentación fue comunicada por una serpiente, que en Lev. 11:31 se describe como una criatura inmunda y, por lo tanto, un símbolo apro piado para el mal. La serpiente comienza sobreenfatizando lo estricto de la ley (Dios había puesto sólo un árbol en prohibición) y poniendo en duda la buena voluntad de Dios para con los seres humanos (algo que la narrativa del cap. 2 había puesto más allá de toda duda). Eva refuta sus insinuaciones, si bien en términos inexactos (ni lo toquéis no fue parte de la prohibición original 2:17). Luego la serpiente desafió la sentencia de Dios cuando dice ciertamente no moriréis y a cambio promete sofisticado avance (vuestros ojos serán abiertos) y también progreso espiritual (y seréis como Dios).

Atraída por la perspectiva de placer instantáneo (vio que el árbol era bueno para comer) y de una supuesta madurez, súbitamente sucumbió y persuadió a su marido para que también comiese. Al hacer esto él prefirió la sugerencia de la serpiente que el mandato de Dios. (A través de la Escritura, la esencia del pecado es poner el juicio humano por encima del mandamiento de Dios.) En forma inmediata tanto la culpabilidad como la vergüenza hicieron presa de ellos. Lo único que vieron con sus ojos abiertos fue su propia desnudez, la que pretendieron esconder el uno del otro y de Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

3.1 Disfrazado como una astuta serpiente, Satanás vino a tentar a Eva. Alguna vez, Satanás fue un ser angelical que se rebeló contra Dios y fue echado del cielo. Satanás es un ser creado y por lo tanto tiene limitaciones. Aun cuando Satanás está tratando de tentar a todos para alejarlos de Dios, no tendrá la victoria final. En Gen 3:14-15 Dios promete que Satanás será aplastado por uno de la simiente de la mujer, el Mesías.3.1-6 ¿Por qué Satanás nos tienta? La tentación es una invitación de Satanás para entregarnos a su estilo de vida y renunciar al estilo de vida de Dios. Satanás tentó a Eva y logró que pecara. Desde entonces se mantiene ocupado tratando de conseguir que la gente peque. Incluso tentó a Jesús (Mat 4:11), ¡pero Jesús no pecó!¿De qué manera podría haber resistido Eva la tentación? Siguiendo los mismos principios que nosotros podemos seguir. Primero, debemos darnos cuenta de que ser tentados no es un pecado. No hemos pecado hasta que nos rendimos ante la tentación. Por lo tanto, para resistir la tentación, debemos: (1) orar pidiendo fuerzas para resistirla, (2) huir (algunas veces literalmente), y (3) decir no cuando nos enfrentemos a algo que nos consta que no es correcto. Jam 1:12 habla de las bendiciones y recompensas para aquellos que no se rinden ante la tentación.3.1-6 La serpiente (Satanás) tentó a Eva haciéndola dudar de la bondad de Dios. El sugirió que Dios era estricto, mísero y egoísta ya que no quería que Eva tuviese como El conocimiento del bien y del mal. Satanás hizo que Eva se olvidara de todo lo que Dios le había dado y que centrara su atención en la única cosa que no podía tener. También, nosotros nos metemos en problemas cuando insistimos en prestar atención a las pocas cosas que no tenemos en lugar de mirar lo mucho que Dios nos ha dado. La próxima vez que sienta lástima de sí por lo que no tiene, considere todo lo que sí tiene y agradezca a Dios. Luego sus dudas no lo harán caer en pecado.3.5 Adán y Eva obtuvieron lo que querían: un conocimiento íntimo tanto del bien como del mal. Pero lo obtuvieron a través del camino equivocado y el resultado fue desastroso. A veces tenemos la ilusión que libertad es hacer lo que a uno le place. Dios dice que la verdadera libertad proviene de la obediencia y de saber lo que no debemos hacer. Las restricciones que El nos dio son para nuestro propio beneficio, ayudándonos a evitar el mal. Tenemos la libertad de caminar de frente a un automóvil que viene hacia nosotros a alta velocidad, pero no es necesario que seamos atropellados para darnos cuenta de que si lo hacemos sería algo realmente tonto. No escuche las tentaciones de Satanás. No es necesario que haga lo malo para obtener mayor experiencia y aprender más acerca de la vida.3.5 Satanás utilizó un motivo sincero para tentar a Eva: «¡Llegarás a ser como Dios!» No estaba mal que Eva quisiese ser como Dios. Parecerse más a Dios es la meta suprema de la humanidad. Es lo que se supone que debemos hacer. Pero Satanás engañó a Eva en lo que respecta al modo apropiado de lograr este objetivo. Le dijo que ella podría parecerse más a Dios al desafiar su autoridad, tomando su lugar y decidiendo por sí misma lo que era mejor para su vida. En efecto, le dijo que se convirtiese en su propio dios.Pero llegar a ser como Dios no es lo mismo que tratar de ser Dios. Más bien, es reflejar sus características y reconocer su autoridad sobre su vida. Al igual que Eva, a menudo tenemos una meta muy valiosa pero tratamos de alcanzarla de un modo equivocado. Nos comportamos como un candidato político que le paga al encargado del recuento de votos para ganar las elecciones. Cuando hace esto, servir al pueblo deja de ser su meta principal.La exaltación del yo conduce a la rebelión contra Dios. Tan pronto como comenzamos a sacar a Dios de nuestros planes, nos estamos colocando nosotros mismos por encima de El. Esto es exactamente lo que Satanás quiere que hagamos.ADANEs difícil imaginarnos cómo se sentiría Adán siendo la primera y única persona en la tierra. Una cosa es que nosotros nos sintamos solos; para Adán, que nunca había conocido a otro ser humano, era otra cosa. El se perdió de muchas cosas que nos hicieron como somos ahora: no tuvo niñez, ni padres, ni familia, ni amigos. Tuvo que aprender a ser humano por su cuenta. Afortunadamente, Dios no permitió que luchara demasiado tiempo antes de presentarle una ayuda y compañera idónea: Eva. Formaron una unidad completa, inocente y abierta, sin una pizca de vergüenza en nada.Una de las primeras conversaciones de Adán con su agradabilísima y bella compañera debieron haber sido las reglas del huerto. Antes de que Dios creara a Eva, ya le había dado a Adán completa libertad en el huerto, junto con la responsabilidad de vigilarlo y cuidarlo. Sin embargo, un árbol estaba fuera de los límites: el árbol del conocimiento del bien y del mal. Adán debió haber hablado con Eva sobre todo esto. Ella sabía, cuando Satanás se le acercó, que el fruto de ese árbol no se debía comer. Sin embargo, decidió comer el fruto prohibido. Más tarde se lo ofreció a Adán. En ese momento, el destino de la creación estuvo en peligro. Tristemente, Adán no se detuvo a considerar las consecuencias. Siguió adelante y lo comió.En ese momento de pequeña rebelión algo grande, hermoso y puro se resquebrajó: la perfecta creación de Dios. El hombre se vio separado de Dios por querer actuar por su cuenta. Sea que se lance un guijarro o una piedra grande hacia una ventana de vidrio, el efecto es el mismo. Nunca podrán volver a reunirse los miles de fragmentos.Sin embargo, en el caso del pecado del hombre, Dios ya había puesto en marcha un plan para vencer los efectos de la rebelión. La Biblia entera es la historia de cómo se desarrolla ese plan, con la visita de Dios a la tierra a través de su Hijo Jesús como parte esencial. La vida sin pecado de Jesús y su muerte hicieron posible que Dios ofreciera el perdón a todos los que lo quisieran. Nuestras acciones de rebelión, ya sean pequeñas o grandes, demuestran que somos descendientes de Adán. Unicamente el pedir el perdón de Jesucristo nos hace hijos de Dios.Puntos fuertes y logros :– Fue el primer zoólogo: le dio nombre a los animales– Fue el primer diseñador de jardines, a cargo de vigilar y cuidar de él– Es el padre de la raza humana– Fue la primera persona hecha a la imagen de Dios y primer humano que tuvo una relación íntima y personal con ElDebilidades y errores :– Evadió la responsabilidad y culpó a otros; prefirió esconderse a enfrentarse; se excusó en lugar de confesar la verdad– Su más grande error: hacerse cómplice de Eva para traer el pecado al mundoLecciones de su vida :– Como descendientes de Adán, todos reflejamos hasta cierto grado la imagen de Dios– Dios quiere que las personas, aunque tienen libertad de hacer el mal, opten por amarlo a El.– No debemos culpar a los demás de nuestras propias faltas– No podemos escondernos de DiosDatos generales :– Dónde: Huerto de Edén– Ocupación: Guardián, jardinero y granjero– Familiares: Esposa: Eva. Hijos: Caín, Abel, Set y muchos otros hijos más. El único hombre que nunca tuvo padre ni madre terrenalesVersículos clave :»La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí» (Gen 3:12).»Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados» (1Co 15:22).La historia de Adán se relata en Génesis 1.26-5.5. También se le menciona en 1Ch 1:1; Luk 3:38; Rom 5:14; 1Co 15:22, 1Co 15:45; 1Ti 2:13-14. 3.6 Satanás trató de que Eva pensara que el pecado era bueno, placentero y deseable. El conocimiento tanto del bien como del mal le parecía inofensivo a ella. Por lo general, la gente decide hacer cosas malas porque se ha convencido de que esas cosas son buenas, al menos para ellos mismos. Nuestros pecados no siempre nos parecen horribles, y los pecados que dan placer son los que nos cuesta más trabajo evitar. Así que prepárese para las atractivas tentaciones que puedan surgir a su paso. Aun cuando no siempre podamos prevenir la tentación, siempre hay una salida (1Co 10:13). Recurra a la Palabra de Dios y a su pueblo para permanecer firme ante la tentación.3.6, 7 Observe con atención lo que hizo Eva: miró, tomó, comió y dio. A menudo la batalla está perdida al primer vistazo. La tentación comienza simplemente al mirar algo que queremos. ¿Está usted luchando con la tentación porque no ha aprendido que mirar es el primer paso hacia el pecado? Saldremos victoriosos de la tentación más a menudo si seguimos el consejo de Pablo de huir de aquellas cosas que nos producen malos pensamientos (2Ti 2:22).3.6, 7 Una de las realidades del pecado es que su efecto se extiende. Después de que Eva pecase, involucró a Adán en su mala acción. Cuando hacemos algo malo, a menudo nuestro primer alivio de la culpa viene cuando involucramos a alguien más. Como desperdicio tóxico derramado en un río, el pecado se extiende rápidamente. Reconozca y confiese su pecado a Dios antes de que sea tentado y contamine a los que están a su alrededor.3.7, 8 Después de pecar, Adán y Eva se sintieron culpables y avergonzados por su desnudez. Sus sentimientos de culpabilidad los hicieron huir de Dios y trataron de esconderse. Una conciencia culpable es una señal de advertencia que Dios ha colocado dentro de usted que se enciende cuando ha hecho lo malo. Lo peor que puede hacer es eliminar los sentimientos de culpabilidad sin eliminar la causa. Es como utilizar un analgésico sin detectar la enfermedad. Alégrese de que esos sentimientos estén ahí, lo hacen estar consciente de su pecado para que así pueda pedir el perdón de Dios y corregir sus malas acciones.3.8 Resulta graciosa la imagen de dos humanos cubiertos con hojas de higuera tratando de esconderse del Dios que todo lo ve y todo lo sabe. ¿Cómo pudieron ser tan tontos de pensar que podían esconderse? Sin embargo, nosotros hacemos lo mismo cuando tratamos de ocultarle cosas a Dios. Cuéntele todo lo que hace y piensa y no trate de esconderse, es imposible. La sinceridad fortalecerá su relación con Dios.3.8, 9 Este versículo muestra el deseo de Dios de tener amistad con nosotros. También muestra por qué tenemos miedo de tener una relación con El. Adán y Eva se escondieron cuando escucharon que se acercaba. Dios quería estar con ellos, pero por causa de su pecado, Adán y Eva tenían miedo de mostrarse ante El. El pecado había roto su comunión con Dios, así como ha roto nuestra comunión con Dios. Pero por medio de Jesucristo, el Hijo de Dios, se ha abierto el camino para que renovemos nuestra amistad con El. Dios desea estar con nosotros. El nos ofrece de lleno su amor incondicional. Nuestra respuesta natural es el temor, ya que sabemos que no podemos vivir bajo sus normas. Pero el reconocer que El nos ama, a pesar de nuestras faltas, nos puede ayudar a quitar ese temor.3.11-13 Adán y Eva no hicieron caso a la advertencia de Dios en 2.16, 17. Ellos no entendieron las razones de este mandamiento, así que decidieron actuar de la forma que les parecía más apropiada. Todos los mandamientos de Dios son obviamente para nuestro propio beneficio, pero puede que no siempre entendamos las razones. El pueblo que confía en Dios le obedecerá porque Dios lo pide, sea que entienda o no el porqué de sus mandamientos.3.11-13 Cuando Dios le preguntó a Adán sobre su pecado, Adán culpó a Eva. Luego Eva culpó a la serpiente. Cuán fácil es disculpar nuestros pecados culpando a otra persona o a las circunstancias. Pero Dios sabe la verdad. Y El nos hace responsables a cada uno de nosotros por lo que hacemos (véase 3.14-19). Admita su pecado y pida disculpas a Dios. No trate de escapar de su pecado culpando a otro.3.14ss Adán y Eva eligieron su curso de acción (desobediencia) y luego Dios eligió el suyo. Como Dios santo sólo podía responder de una manera coherente con su naturaleza moral perfecta. No podía permitir pasar por alto el pecado, debía castigarlo. Si las consecuencias del pecado de Adán y Eva le parecen extremas, recuerde que el pecado que cometieron puso en acción la tendencia del mundo a la desobediencia a Dios. Este es el motivo por el cual todavía pecamos hoy: Todo ser humano que jamás haya nacido, con la excepción de Jesús, posee la herencia de la naturaleza pecaminosa de Adán y Eva (Rom 5:12-21). El castigo de Adán y Eva refleja con qué seriedad Dios ve el pecado de cualquier clase.3.14-19 Adán y Eva aprendieron por medio de una experiencia dolorosa que, ya que Dios es justo y odia el pecado, debe castigar a los pecadores. El resto del libro de Génesis relata historias dolorosas de vidas arruinadas por la caída. La desobediencia es pecado y rompe nuestra relación con Dios. Afortunadamente, cuando desobedecemos, la voluntad de Dios es perdonarnos y restaurar nuestra relación con El.3.15 Satanás es nuestro enemigo, él hará todo lo posible para hacer que sigamos su camino de maldad y muerte. La frase «Tú le herirás en el calcañar» se refiere a los intentos constantes de Satanás de derrotar a Cristo durante su vida en la tierra. «Esta te herirá en la cabeza», anuncia la derrota de Satanás cuando Cristo se levantó de la muerte. Un golpe al talón no es mortal, pero uno asestado en la cabeza sí. Ya Dios estaba revelando su plan para derrotar a Satanás y ofrecer salvación al mundo por medio de su Hijo Jesucristo.3.17-19 La desobediencia de Adán y Eva, y la caída de la gracia de Dios afectó a toda la creación, incluyendo al medio ambiente. Años atrás la gente no se preocupaba de la contaminación de los ríos con desperdicios químicos y basura. Esto parecía tan insignificante, tan trivial. Ahora sabemos que sólo dos o tres partes por millón de ciertas sustancias químicas pueden dañar la salud humana. El pecado en nuestras vidas es extrañamente similar a los desperdicios tóxicos. Hasta las cantidades más pequeñas son letales.3.22-24 La vida en el huerto del Edén era como vivir en el cielo. Todo era perfecto, y si Adán y Eva hubieran obedecido a Dios, podrían haber vivido allí por siempre. Pero después de desobedecer, Adán y Eva ya no merecían vivir en el paraíso, así que Dios les dijo que se fueran. Si hubieran continuado viviendo en el huerto y comiendo del árbol de la vida, habrían vivido para siempre. Pero la vida eterna en un estado de pecado significaría tratar de esconderse eternamente de Dios. Como Adán y Eva, todos nosotros hemos pecado y estamos separados de Dios. Sin embargo, nosotros no tenemos que permanecer separados. Dios está preparando una nueva tierra como paraíso eterno para todo su pueblo (véase Apocalipsis 22).3.24 Los querubines eran poderosos ángeles del Señor.3.24 Así es como Adán y Eva rompieron su relación con Dios: (1) llegaron a estar convencidos de que su camino era mejor que el de Dios; (2) se cohibieron y se escondieron; (3) trataron de disculparse y defenderse. Para construir una relación con Dios debemos revertir esos pasos: (1) abandonar las disculpas y la autodefensa; (2) dejar de escondernos de Dios; (3) convencernos de que el camino de Dios es mejor que el nuestro.PLAN DE SATANASDuda: Nos hace cuestionar la Palabra de Dios y su bondadDesaliento: Nos hace dirigir la mirada hacia nuestros problemas y no hacia DiosConfusión: Hace que las cosas malas nos parezcan atractivas para que las deseemos más que las cosas buenasDerrota: Nos hace sentirnos fracasadosDemora: Nos hace posponer las cosas para que nunca las hagamos

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 94 2Co 11:3; Rev 12:9; Rev 20:2

b 95 Mat 10:16

c 96 Gén 1:24

d 97 Gén 2:22; Núm 22:28

e 98 Gén 2:17

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

la serpiente. La serpiente, parte de la creación de Dios (v. 1:24, 25), es el instrumento empleado para tentar a Eva. El comportamiento de la serpiente le daba la apariencia de astucia, viveza y artificio (cp. Mt 10:16). El N.T. indica que el tentador era Satanás (cp. Juan 8:44; 2 Co 11:3; 1 Ti 2:14; 1 Jn 3:8; Ap 12:9; 20:2) y trata este pasaje como hecho histórico, no mitológico (cp. Ro 5:18, 19; 1 Co 15:20, 21). El significado de la redención está decisivamente relacionado con la realidad histórica de la caída.

Dios os ha dicho. Los medios usados por Satanás fueron que Eva dudara primero de la palabra de Dios (vers. 3) y luego que negara decisivamente la palabra de Dios (vers. 4, 5). En la tentación, Satanás recurrió al apetito físico ( bueno para comer, vers. 6), a la lujuria o deseo ilícito ( agradable a los ojos vers. 6), y al egoísmo ( para alcanzar sabiduría, vers. 6). Compárese con las tentaciones de Jesús por Satanás en cuanto a comida, prestigio y poder (Mt 4:1– 11; Lc 4:1– 13) y nótese la amonestación de Juan de que la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo (1 Jn 2:16).

Fuente: La Biblia de las Américas

la serpiente. Parece que fue una criatura hermosa, antes de ser maldita, la que Satanás usó en la tentación.

más astuta. I.e., ingeniosa, lista, no en un sentido despreciativo en este caso.

dijo. Satanás habló a través de la serpiente. Quizás Eva no estaba consciente de que los animales no pueden hablar; de todos modos, no se asustó.

de todo árbol del huerto. La pregunta estaba diseñada para insinuar que Dios no era bueno ni justo ya que puso el límite de no comer del fruto de uno de los árboles.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Apo 12:9; Apo 20:2; la serpiente… Heb. Nahash, género masculino = ofidio; entonces… TM y PS omiten partícula interrogativa.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

g Rev 12:9; Rev 20:2

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[=] *Sap 2:24 *Jn 8:44 *Ap 12:9 *Ap 20:2 *Rom 5:12

[o] INTERPRETACIONES DE LA ESCRITURA FUNDAMENTALISMO La interpretación que damos de los capítulos 1-3 del Genesis es muy diferente de la que podía darse en el siglo pasado, cuando todos consideraban esas páginas como una descripción de cómo Dios creó al mundo y, en especial, al hombre. Y también será diferente la interpretación del pecado de Adán. Esto nos invita a decir aquí algunas palabras sobre estas interpretaciones divergentes de la Escritura y sobre la Inspiración de los Libros Sagrados. La divergencia se debe a las varias respuestas que uno puede dar a la pregunta siguiente : Siendo las Escrituras a la vez Palabra de Dios valedera para todos los tiempos, y palabra humana acondicionada por el temperamento de su autor, por su cultura y las necesidades de su tiempo, ¿cómo distinguir la parte de estas dos componentes para alcanzar el mensaje que a nosotros se refiere? Una primera respuesta la dan los fundamentalistas. Este vocablo se aplica hoy a muchos movimientos, cristianos, nocristianos, políticos… , pero en un comienzo se trataba de cristianos que se negaban a regatear las verdades de la fe en nombre de la modernidad. Una de las cinco verdadeds que defendían era la interpretación literal de la Escritura. Insistían en especial en que se debía tomar al pie de la letra los relatos de la creación; pues pensaban que toda otra interpretación llevaba agua al molino de los darwinistas y preparaba la negación a la vez del pecado original y de la redención. En esto había un doble error: – primero, porque no tiene sentido eso de interpretar un texto sin preguntarse lo que su autor quería decir no tiene sentido; y no hay duda de que hubo un autor humano que se dirigía a una audiencia determinada. – segundo porque, al no leer el texto en el contexto de su tiempo, se pierde una dimensión importante de la Escritura, la cual es a la vez una historia y una pedagogía. El que no ubica los textos en su tiempo pierde una dimensión importante de la Escritura que es la pedagogía de Dios. Pues desde los comienzos y, desde el tiempo de los Patriarcas hasta la venida de Jesús y el tiempo de los apóstoles, toda la Historia Sagrada ha sido un largo proceso en que les esfuerzos humanos, la influencia de los profetas y las conyunturas internacionales se han unido a la continua presión del Espíritu de Dios para hacer crecer y madurar en Israel la revelación destinada al mundo. El que desconoce esta pedagogía o manera de actuar de Dios dentro de la vida de su pueblo hablará, por supuesto, de Historia Sagrada, pero ésta se limitará para él a una serie de guerras y pruebas del pueblo de Israel en las que constantemente el pueblo demostró ser poco fiel, y Dios, en cambio, manifestó su justicia y su misericordia. Mucho se le escapará, tanto más que, al no tomar en cuenta el tiempo en que se escribieron cada uno de los libros, no verá cómo la manera propia de cada cual para enfocar esta historia depende del nivel de maduración religiosa de la comunidad religiosa en el tiempo que escribió. El error de interpretación del fundamentalista es mayor todavía en el caso de los primeros capítulos del Génesis. Prefiere ignorar todo lo que la historia del Eden debe a los relatos mitológicos del Medio Oriente, e interpreta estas páginas de la Biblia como si Dios hubiera dictado al autor sagrado sus propios apuntes acerca de lo que hizo en el comienzo : Sí, tomó la arcilla (a pesar de que no tiene manos), y sopló (a pesar de que no tiene boca), y dijo al primer hombre (¿en qué idioma si entonces no existían?), y lo llamó Adán (un nombre que tendrá una significación solamente muchos siglos después cuando se formará el idioma hebreo), y vino una serpiente que hablaba, y a la mujer no le causó sorpresa que una serpiente le hablara… Partiendo de sus certitudes el fundamentalista negará que Dios haya preparado la venida de su Hijo y de la especie humana desde el principio de la creación mediante la subida laboriosa de los seres vivos. Deberá negar los hechos reconocidos por la ciencia (no hablamos de las teorías propuestas por científicos, ya sean la darwinista o cualquier otra hipótesis más actual). Si interpreta del mismo modo el capítulo 5 de la Carta a los Romanos, se volverá ciego al designio de Dios que quiere salvar a todos los hombres y mandará al infierno a todos aquellos que no encontraron el mensaje de la fe. En realidad, no podemos condenar en forma tan absoluta el fundamentalismo, pues tanto los judíos, como el propio Jesús y los apóstoles interpretaban hasta un cierto punto la Escritura como lo hacen hoy los fundamentalistas. Esto se debe a que no tenían, ni la visión de la historia que ahora tenemos, ni la cultura que de ella se deriva. Para dar ejemplos, se les escapaba que los libros dichos «de Moisés» habían sido escritos varios siglos después de él, e incluso posteriormente a los libros de los profetas. Lo mismo estaban convencidos que el conjunto de los Salmos tenía a David por autor. Los efectos de esta ignorancia, sin embargo, eran limitados por el hecho de que se bañaban en la cultura hebrea que había producido todos esos libros; más todavía, la tradición de la sinágoga se encargaba de limitar los excesos que podían resultar de una interpretación de tal o cual libro fuera del conjunto de la Escritura. Para dar otro ejemplo, si nos referimos a los capítulos del Jardín de Eden, el nombre de Adán significaba a la vez para ellos el padre de la raza y la raza misma – igual como cada pueblo nómade llamaba por su nombre al antepasado mítico de la comunidad. Y se abstenían de concluir del pecado de Adán que su falta hubiera tenido más importancia que cualquier otra rebelión de la colectividad. En cambio, a lo largo de los siglos que siguieron, mientras la cristiandad se alejaba de sus raíces culturales hebráicas, los teólogos que entendían al pie de la letra toda la historia de Adán llegaron a pensar que se trataba de un solo pecado del primer hombre, el que era castigado por la muerte y el infierno para toda la humanidad. La Iglesia no ha terminado de pagar un error tan monstruoso Si bien el fundamentalismo limitado de Jesús y de los apóstoles (que nos perdonen esta expresión) no les permitía verificar en los textos bíblicos una pedagogía de Dios de la que no dudaban, el daño no era mucho porque vivían en tiempos en que cambios políticos de mayor trascendencia no alteraban la cultura religiosa y los valores de la vida diaria. Mientras la fe la transmitían la comunidad y la familia, esa fe pedía antes que nada la observancia de conductas probadas e indiscutidas. Las opciones eran sencillas: seguir la Ley o ser un rebelde. Y la Ley ordenaba tanto las relaciones de los creyentes con los no judíos, como las normas de conducta en las diferentes áreas de la existencia. Era de menor importancia para los creyentes que vieran la historia como una pedagogía de Dios y que leyeran también los acontecimientos vividos como dispuestos por Dios que nos va guiando e instruyendo (ver sin embargo Mt 16,2). Las revoluciones culturales de nuestro siglo y, más especialmente, de la segunda mitad de éste, nos han vuelto a poner en un camino de búsqueda. Ya tengamos que apreciar lo que es transitorio en la doctrina de la Iglesia y lo que no puede cambiar, o queramos entender la evolución rápida de las comunidades eclesiales, necesitamos profundizar los cambios atestiguados por la Escritura, en el campo de la fe vivida. Y es ahí donde una visión fundamentalista nos puede paralizar, pues ésta busca transformar los testimonios tan diversos y a veces opuestos que componen las Escrituras en «una» religión codificada por Dios mismo. Entonces la Palabra de Dios no demora en cederle el paso a un catecismo, el cual por supuesto se apoya en la Escritura, pero no por eso es sacramento de la Palabra o es capaz de dar vida.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] No se ha hablado hasta ahora de la caída de los ángeles rebeldes; pero se la supone en esta narración, porque la serpiente representa un instrumento del mal.[4] 2 Cor 11, 3.[5] Puede traducirse Seréis como Dios.[6] Eclo 25, 33; 1 Tim 2, 14.[8] Es creíble que durante el estado de la inocencia Dios se dejaba ver de nuestros primeros padres bajo alguna figura acomodada a su condición y que esta aparición del Señor era precedida de algún ligero y suave viento que los avisaba.[9] No ignoraba Dios en dónde estaba Adán; mas, a manera de un padre lleno de misericordia, invita al hombre a que vuelva en sí. Como si dijera: ¿Por qué huyes ahora de mi presencia?[14] Aunque arrastrarse por tierra y comer de ella es propio de la serpiente, quiso Dios que fuese en adelante una señal de oprobio e ignominia, que se considerase como pena. Pero debemos tener presente que esta maldición, aunque comprende a la serpiente material, se dirige especialmente a la serpiente infernal o espíritu maligno.[15] He aquí la primera evidente promesa del Mesías, esto es, de un salvador. Es el primer anuncio de salvación o protoevangelio. Esta mujer es María y su descendiente es Cristo. El hijo de la mujer, Jesucristo, hijo de Dios, quebrantará tu cabeza.[16] 1 Cor 14, 34.[22] Es una ironía. Por las palabras uno de nosotros se entienden las tres divinas personas.[22] Los dos pecaron y fueron expulsados. La expulsión del paraíso implica la pérdida de la inmortalidad y la felicidad terrenal.

Fuente: Notas Torres Amat