Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero ella tenía una sierva egipcia que se llamaba Agar.
Año 1912 a.C.
Sarai … no le daba hijos. Gén 15:2, Gén 15:3; Gén 21:10, Gén 21:12; Gén 25:21; Jue 13:2; Luc 1:7, Luc 1:36.
una sierva egipcia. Gén 12:16; Gén 21:9, Gén 21:21.
se llamaba Agar. Gál 4:24.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Sarai, estéril, da Agar a Abram, Gén 16:1-3.
Agar, afligida por despreciar a su señora, se huye, Gén 16:4-6.
Un ángel le manda regresar y someterse, le promete una posteridad numerosa, y le muestra su carácter y su condición, Gén 16:7-12.
Agar nombra el sitio, y regresa a Sarai, Gén 16:13-14.
Nace Ismael, Gén 16:15.
La edad de Abram, Gén 16:16.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
no le daba hijos: Uno de los principales temas de Génesis es la búsqueda de niños, especialmente varones, y lo vemos en Gén 4:1, con el nacimiento de Caín. En la vida de Abram y Sarai el tema llama mucho la atención (Gén 11:29, Gén 11:30; Gén 12:1-3; Gén 15:1-4; también en los caps. Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 21:1-34). En el mundo del AT. la infertilidad causaba grandes decepciones (Gén 25:21). En ese tiempo, la mujer era siempre la culpable y cuando una de ellas no era capaz de concebir un niño, su esposo debía divorciarse. El plan desesperado de Sarai era tener un hijo a través de Agar y estaba completamente acorde con las costumbres de la época.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
16. Nacimiento de Ismael.
1Sarai, la mujer de Abram, no tenía hijos. Pero tenia una esclava egipcia de nombre Agar, 2y dijo a Abram: “Mira, Yahvé me ha hecho estéril; entra, pues, a mi esclava, a ver si por ella puedo tener hijos.” Escuchó Abram a Sarai, 3Tomó, pues, Sarai, la mujer de Abram, a Agar, su esclava egipcia, al cabo de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, y se la dio por mujer a su marido, Abram. 4Entró éste a Agar, que concibió, y, viendo que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5Dijo, pues, Sarai a Abram: “Mi afrenta sobre ti cae; yo puse mi esclava en tu seno, y ella, viendo que ha concebido, me desprecia. Juzgue Yahvé entre ti y mí.” 6Y Abram dijo a Sarai: “He aquí que en tus manos está tu esclava; haz con ella como bien te parezca.” Maltratóla Sarai, y ella huyó de su presencia; 7la encontró el ángel de Yahvé junto a la fuente que hay en el desierto, camino de Sur, 8y le dijo: “Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?”; y le respondió ella: “Voy huyendo de Sarai, mi señora.” 9“Vuelve a tu señora – le dijo el ángel de Yahvé – y humíllate bajo su mano”; 10y añadió: “Yo multiplicaré tu descendencia.” Que por lo numerosa no podrá contarse. 11Mira, has concebido y parirás un hijo, y le llamarás Ismael, porque ha escuchado Yahvé tu aflicción. 12Será un onagro de hombre; su mano contra todos, y las manos de todos contra él, y habitará frente a todos sus hermanos.” 13Dio Agar a Yahvé, que le había hablado, el nombre de tú eres El-Roi, pues se dijo: “¿No he visto también aquí al que me ve?” 14Por eso llamó al pozo Ber-Jai-Roi. Es el que está entre Cades y Barad. 15Parió Agar a Abram un hijo, y le dio Abram el nombre de Ismael. 16Tenía Abram ochenta y seis años cuando Agar parió a Ismael.
Dios había prometido a Abraham que lo haría padre de una descendencia numerosa1. Uno de los pueblos que se preciaban de ser hijos del patriarca era el de los ismaelitas, al que se ligaban muchas tribus árabes, por lo que éstos han recibido el nombre de agarenos (de Agar, esclava de Abraham). Es, pues, una denominación que tiene su origen en este relato bíblico. En efecto, Abraham seguía sin descendencia a pesar de la reiterada promesa recibida de parte de Dios. Sara, sin esperanza de concebir, le propone relaciones con su esclava egipcia Agar. Dios le había prometido a Abraham un hijo de sus entrañas, sin concretar que naciera de su esposa Sara. Como ésta seguía estéril, un medio de conseguir la promesa era tener hijos de la esclava, los cuales serían considerados como herederos del patriarca. En este relato vemos una clara influencia de la legislación babilonia en materia matrimonial (es un indicio del origen caldeo de Abraham). En efecto, en el Código de Hammurabi se tiende a ennoblecer la condición de la mujer en el matrimonio y mantener para ello la monogamia. Sin embargo, mirando al natural deseo del marido de tener descendencia, concede a éste el derecho de repudiar a la esposa estéril o el de tomar una concubina que le dé la deseada prole2. Pero la esposa puede evitar esta situación dando al marido una esclava que, sin dejar de serlo, le dé hijos. Oigamos al viejo legislador: “Si un hombre toma una mujer y ésta le entrega una esclava que le da hijos; si este hombre quiere tomar una concubina, no le será permitido.”3 Aquí se mira a velar por la dignidad del ama. Igual el artículo que sigue: “Si un hombre toma una mujer que no le da hijos, y él tratara de tomar concubina, podrá tomar la concubina e introducirla en su casa, pero no hará esa concubina igual a su esposa.”4 Según estos artículos, la esposa debe ocupar en la casa el primer puesto. Si tuviera la desgracia de ser estéril, tendrá que soportar una concubina, o mujer de segundo orden, para dar al marido la natural satisfacción de tener descendencia. Pero si la esposa atendiera a este deseo, dando al marido una esclava suya, y ésta le da hijos, entonces no podrá el marido introducir en la casa una concubina. Es el caso de Sara: pretende tener hijos de su esclava por un acto de especial adopción o considerarse con pleno derecho sobre los hijos de la esclava. Pero la misma ley prevé el caso de que la sierva, al sentirse madre, comience a despreciar a la señora estéril, y concede a ésta el derecho de imponerle su autoridad, pero excluyendo el de venderla. “Si un hombre toma una mujer y ésta da a su marido una esclava que le engendra hijos, pero luego se levanta por rival de su señora, ésta no podrá venderla, pero sí marcarla y contarla como una de sus esclavas.”5 Es también el caso de Sara y Agar, pues ésta fue arrojada al desierto por su insolencia y altanería. Abraham respeta en todo los derechos de su esposa, sin propasarse a defender a la esclava que iba a hacerle padre. Como en casos análogos, la Sagrada Escritura nos hace sentir los inconvenientes de la poligamia6.
Agar siente la mano dura de Sara, su señora, y huye al desierto, camino de su tierra, Egipto, yendo a parar a un pozo cerca de Sur (v.7), el Htem o muro de los egipcios, construido para defenderse contra las incursiones de los asiáticos7. En ese lugar se le aparece el ángel de Yahvé (v.7). En el v.13 se dice que Agar habla directamente a Yahvé, llamándole “Dios viviente,” lo que hace suponer que es Yahvé quien se apareció a Agar, y la palabra ángel ha sido añadida después para salvar la trascendencia divina8. El texto no nos dice en qué forma se apareció Yahvé a Agar. Le pregunta de dónde viene y adonde va, a lo que contesta ella llanamente. Yahvé la exhorta a volver a su ama, y le promete una numerosa posteridad: Yo multiplicaré tu descendencia (v.10). Por estas palabras se deduce que es el propio Yahvé el que habla. Le promete lo que más ha de desear, si bien esta promesa es sobre todo para Abraham9. Y le dice que el hijo que va a tener se ha de llamar Ismael, porque Yahvé ha escuchado tu aflicción (v.11)10. Después se hace la descripción de su vástago, el cual, lejos de ser esclavo como ella, gozará de la más amplia libertad por la estepa: será un onagro de hombre (v.12), amante de la libertad y, por tanto, que prefiere la vida esteparia a la vida sedentaria de la bestia doméstica por excelencia, el asno11. Es la mejor descripción del beduino, que es enemigo de toda sujeción y está dispuesto siempre a luchar contra todos sus hermanos que llevan vida sedentaria: Su mano contra todos, y las manos de todos contra él, y habitará frente a todos sus hermanos, es decir, al oriente, en el desierto arábigo; por eso sus descendientes serán llamados “hijos del Oriente.”12 Será un peligro constante para las poblaciones sedentarias, pues vivirá de la rapiña y de la razzia. El autor sagrado refleja aquí la opinión que los habitantes de las ciudades tenían del beduino, que vive de sus incursiones contra los ganados y bienes de las poblaciones sedentarias. Agar saca de esta visión y promesa una consecuencia razonable: que Yahvé, que se le apareció, es verdaderamente el Dios que la ve (El-Roi), o “Dios de la visión” o “vidente” (v.13), pues provee a sus necesidades. Después el hagiógrafo pone en boca de Agar esta reflexión: ¿No he visto también aquí al que me ve?13 Con una ligera corrección, tenemos esta versión: “he visto después que él me ha visto”; lo que encaja bien con el contexto: Agar reconoce en su interlocutor a Dios, que antes la ha visto a ella, consolándola. Por eso llamó al pozo “pozo del viviente que me ve” (Ber-Lajai-Roi). Aquí viviente sustituye a Dios (El) del nombre anterior, como en otros casos14. El pozo está localizado entre Cades y Bared, quizá el actual Biyar Mayin, cerca de Ain Qedéis15.
A continuación, el autor sagrado, sin contarnos el retorno de Agar, nos dice que tuvo un hijo, al que Abraham le impuso el nombre de Ismael, conforme a lo expresado en la visión. Quedaba como hijo heredero de su casa. Tenía Abraham ochenta y seis años cuando tuvo este hijo. Ya hemos indicado en otras ocasiones cómo las precisiones cronológicas no suelen ser muy seguras, y los números suelen estar sistemáticamente exagerados.
1 Este fragmento es atribuido en su mayor parte al documento yahvista, por el reiterado empleo del nombre de Yahvé (v.2:5-7;9;10;11;13) y por el carácter antropomórfico de la narración. Los v.1a;3;15;16 son atribuidos al “código sacerdotal” por su estilo esquemático sus precisiones cronológicas. Cf. J. Chaine, o.c., p.218. – 2 Cód. de Hammarabi, art.145. – 3 Ibid., art.144. – 4 Ibid., art.145. – 5 Ibid., art.146. – 6 Cf. Cruveilhier, Le droit assyrien et la Genése: RB (1927) 350s; id., Commentaire au Code d’Hammurabi (1938) 144-149. El P. De Vaux puntualiza diciendo que no hay dependencia directa de las costumbres patriarcales del Código de Hammurabi (que é l considera posterior), sino indirecta, en cuanto ambos reflejan un derecho consuetudinario mesopotámico más antiguo (RB [1949] 27). – 7 Por eso se llama esa zona el “desierto de Etam.” Cf. Abel, Géog. I 434- Sobre la localización del pozo de Agar, véase A. Jaussen, Les puits d’Agar: RB (1906) 595-598. – 8 Cf. M. J. Lagrange, L’Ange de Yahwé: RB (1903) 212-223. Véase Ange de Jahveh en DBS. – 9 Cf. Gen 17:18-20. – 10 Es de notar que en la explicación del nombre de Ismael se cambia El en Yahvé, como en 1Sa 1:20 a propósito del nombre de Samuel. Son retoques del yahvista. – 11 Sobre la libertad del onagro véase Job 6:5; Job 24:5; Ose 8:9; Isa 32:14; Jer 2:24; Job 39:5-8; “¿Quién rompe las ataduras del onagro, al que por casa di el desierto, por guarida las estériles estepas? Se ríe del estrépito de las ciudades…” – 12 Cf. Job 1:3; Isa 11:14; Jer 49:28. – 13 Lit. el TM: “Es que yo aquí he visto detrás del que me ha visto.” La Vg.: “profecto vidi posteriora videntis me.” Los LXX: “Y en efecto he visto enfrente al que me ha aparecido.” En Exo 33:23 se dice que Moisés vio la parte posterior de Dios. – 14 Cf. Deu 5:23; Sal 17:47; Sal 42:3; 2Re 19:4. – 15 Cf. Abel, Géog. I 458.
Fuente: Biblia Comentada
Vea Gál 4:21-31, donde Pablo usa Agar como ilustración.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
La genealogía de Taré (v. Gén 11:27).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El nacimiento de Ismael
Es posible que Abram estuviera dispuesto a esperar en Dios para que le diera un hijo pero Sarai no. Sarai era un mujer infértil y sin esperanza, de modo que ella decidió recurrir a la subrogación de su matrimonio, lo cual era una práctica perfectamente respetable en las otras culturas de antiguo Cercano Oriente. El hijo nacido de una mujer esclava podía ser reconocido como el hijo de su propia mujer, si es que la esposa no tenía sus propios hijos.
En los tiempos antiguos muchos no vieron error alguno en subrogar el matrimonio, y la maternidad subrogada sigue siendo un tema en la sociedad contemporánea. Sin embargo, Gén. claramente no está de acuerdo con la práctica. Sarai culpó a Dios por su infertilidad, lo cual sugiere que sus motivos eran incorrectos. Los vv. 3 y 4 son un eco descriptivo de la caída (cf. 3:6) implicando pecado y, fi nalmente, la presunción de Agar y el enojo de Sarai indican que la estrategia no era de Dios.
Sin embargo, la misericordia divina saca algo bueno de las torpezas humanas. En la huida de su señora, Agar se encuentra con el ángel de Jehovah, Dios en forma humana quien con frecuencia aparece en crisis personales extremas con el propósito de dar seguridad de salvación. A Agar le fue asegurado que su descendencia sería demasiado numerosa como para contarla, así como a Abram se le había dicho antes (13:16). El nombre de su hijo sería Ismael (“Dios ha escuchado”) y él adoptaría un estilo de vida beduina, que llegó a ser un típico estilo de vida para los ismaelitas (11, 12). Exhortada para que regresara a su señora Sarai, Agar lo hizo y en el curso del tiempo dio a luz a su hijo. Si bien Sarai había esperado que el niño fuera considerado como su propio hijo, los vv. 15, 16 dejan en cla ro que Ismael era el hijo de Agar y Abram y no el hijo de Sarai. Su estrategia de tener un hijo había fracasado. Pero ¿era Ismael el hijo prometido a Abram? Somos dejados en la incertidumbre, pero 17:18 nos muestra que a lo menos Abram conside raba que Ismael era el hijo que Dios le había prometido.
Notas. 7 La ubicación de Shur está en discusión, pero el camino de Shur es una de las rutas a Egipto a través de la península del Sinaí. Agar estaba en camino de regreso a Egipto, su hogar (1). 13 El hebreo detrás de he visto aquí al que me ve (eso es, “que vela por mí”) es de difícil traducción y ha conducido a una serie de enmiendas y traducciones. La traducción de la RVA es tan apropiada como cualquier otra. Es una expresión de admiración agradecida por el cuidado de Dios en favor de la gente que se encuentra en las situaciones más inesperadas. (cf. Sal. 139:1-12). 14 Acerca de Cades cf. 14:7, pero no se conoce la ubicación de Bered.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
16.1-3 Sarai dio a su sierva Agar a Abram como esposa sustituta, una práctica común en ese tiempo. Una mujer casada que no pudiera tener hijos era avergonzada por sus semejantes y a menudo se le pedía que diera una sierva a su esposo para poder producir herederos. Los niños nacidos de la sierva eran considerados hijos de la esposa. Abram estaba actuando de acuerdo con la costumbre de esos días. Pero esta acción era una falta de fe en la promesa de Dios.16.3 Sarai tomó el asunto en sus propias manos al darle a Agar a Abram. Como Abram, le costaba creer en la promesa de Dios. De esta falta de fe sobrevino una serie de problemas. Esto sucede invariablemente cuando queremos ocupar el lugar de Dios en un asunto, y tratamos de hacer que una de sus promesas se haga realidad por medio de esfuerzos que no van de acuerdo con las instrucciones específicas de Dios. En este caso, el tiempo fue la mayor prueba de la disposición de Abram y Sarai para permitir que Dios supliera sus necesidades. También, en ocasiones todo lo que tenemos que hacer es simplemente esperar. Cuando le pedimos a Dios algo, y es claro que tenemos que esperar, aumenta la tentación de hacer algo por nuestra cuenta e interferir en los planes de Dios.16.5 Pese a que Sarai fue la que planeó que Agar tuviera un hijo de Abram, luego culpó a Abram por las consecuencias. Muchas veces es más fácil culpar a alguien de nuestras frustraciones que reconocer nuestro error y pedir perdón. (Adán y Eva hicieron lo mismo en 3.12, 13.)16.6 Sarai descargó su ira contra Agar. El trato fue tan cruel que provocó que Agar huyera. La ira especialmente cuando surge de nuestras propias fallas, puede ser peligrosa.16.8 Agar estaba huyendo de su ama y de su problema. El ángel del Señor le aconsejó: (1) que regresara y enfrentara a Sarai, la causa de su problema, y (2) que se sujetara a ella. Esto incluía la necesidad de rectificar su actitud hacia Sarai, aunque estuviera justificada. El huir de nuestros problemas muy rara vez los resuelve. Es sabio regresar a nuestros problemas, enfrentarlos, aceptar la promesa de ayuda de Dios, corregir nuestras actitudes y actuar como debemos.16.13 Hemos observado a tres personas cometer errores graves: (1) Sarai, que tomó el asunto en sus propias manos y dio una sierva a Abram; (2) Abram, el que llevó a cabo el plan pero que, cuando las cosas empezaron a marchar mal, se negó a participar en la resolución del problema; y (3) Agar, que huyó del problema. A pesar de esta caótica situación, Dios demostró que siempre puede hacer que las cosas ayuden a bien (Rom 8:28). Sarai y Abram aun así recibieron el hijo que tan desesperadamente anhelaban, y Dios resolvió el problema de Agar a pesar de la negativa de Abram a meterse en la solución del problema. Ningún problema es demasiado complicado para Dios si uno está dispuesto a permitirle que lo ayude.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 601 Gén 15:3
b 602 Gén 12:16; Gál 4:25
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
[2] En el derecho mesopotámico, los hijos de la esclava y el amo eran reconocidos y considerados como hijos del ama estéril. Se observa en este episodio la permisión de la poligamia por parte de Dios, como dispensación especial de la ley del matrimonio que Cristo restituiría posteriormente. Mat 19, 4-9.[11] Ismael significa Oyó Dios.[12] Los ismaelitas habitaban alrededor de Judea. Idumea, el país de Moab y de los ammonitas.[13] Ex 33, 20.[14] Gen 24, 62.