Comentario de Génesis 15:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Después de estas cosas vino la palabra de Jehovah a Abram en visión, diciendo: —No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y tu galardón será muy grande.

Año 1911 a.C.

Vino … en visión. Gén 46:2; Núm 12:6; 1Sa 9:9; Eze 1:1; Eze 3:4; Eze 11:24; Dan 10:1-16; Hch 10:10-17; Hch 10:22; Heb 1:1.

no temas. Gén 15:14-16; Gén 26:24; Gén 46:3; Éxo 14:13; Deu 31:6; 1Cr 28:20; Sal 27:1; Isa 35:4; Isa 41:10; Isa 41:14; Isa 43:1, Isa 43:5; Isa 44:2, Isa 44:8; Isa 51:12; Dan 10:12; Mat 8:26; Mat 10:28-31; Mat 28:5; Luc 1:13, Luc 1:30; Luc 12:32; Apo 1:17.

yo soy tu escudo. Deu 33:29; Sal 3:3; Sal 5:12; Sal 18:2; Sal 84:9, Sal 84:11; Sal 91:4; Sal 119:114; Pro 30:5.

y tu galardón, o tu recompensa. Deu 33:26-29; Rut 2:12; Sal 16:5, Sal 16:6; Sal 58:11; Sal 142:5; Pro 11:18; Lam 3:24; 1Co 3:22; Heb 13:5, Heb 13:6; Apo 21:3, Apo 21:4.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dios anima a Abram, quien se queja por falta de un heredero, Gén 15:1-3.

Dios le promete un hijo, y la multiplicación de su descendencia, Gén 15:4-5.

Abram es justificado por fe, Gén 15:6.

Le promete Canaán otra vez, y confirma por una señal, y visión profética de la condición de su posteridad hasta salirse de Egipto, Gén 15:7-21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Este es uno de los textos donde se nos muestra el Pacto de Dios con Abram (Gén 17:1-22Gén 18:1-15Gén 22:15-18Gén 26:23Gén 26:24Gén 35:9-15, cf. con Gén 12:1-3Gén 12:7Gén 13:14-17).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Después de estas cosas: Esta es una frase de transición, a la que le sigue un nuevo acontecimiento en la vida de Abram (Gén 22:1).

palabra de Jehová … en visión: El escritor del libro de los Hebreos nos recuerda que Dios habló «muchas veces y de muchas maneras» (Gén 1:1). El uso de una visión es solamente uno de los métodos con los que Dios se relaciona con su gente. Esta fue la tercera aparición de Dios a Abram desde su llegada a la tierra de Canaán (la primera en Gén 12:7; la segunda en Gén 13:14-17).

tu galardón será sobremanera grande: La mayor de las cosas en toda la vida está relacionada con Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

YO SOY TU ESCUDO, Y TU GALARDÓN SERA SOBRE MANERA GRANDE. Después de su batalla con los reyes, Abram se volvió preocupado y miedoso. Por eso Dios le dio seguridades en una visión de que Él era su escudo y su galardón. Abram, respondió esas palabras alentadoras recordándole que no tenía hijos y por tanto ningún heredero (v. Gén 15:2), de modo que sugirió adoptar a uno de sus siervos para que llegara a ser su heredero. Dios rechazó la idea, prometiéndole a Abram que engendraría un hijo con su esposa estéril Sarai (cf. Gén 11:30) y tendría incontables descendientes. Lo increíble – y la grandeza de Abram – Es que creyó en Dios. Es esa fe en Dios lo que se contó por justicia (véase la nota siguiente).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

15. Alianza de Dios con Abraham.
L iterariamente, el relato es complejo y heterogéneo, pues no es difícil sorprender diversas fuentes entrelazadas más o menos hábilmente. Generalmente, los comentaristas distinguen aquí dos documentos. Se señalan algunas discordancias: en el v.5 se dice que las estrellas brillan en el cielo (lo que supone ya entrada la noche), mientras que en el v.12 se dice que el sol va a ponerse. En el v.6 se alaba la fe de Abraham, que le es imputada en justicia, mientras que en el v.8 pide Abraham un signo para creer; en el v.2 Abraham llama a Dios Yahvé con toda naturalidad, mientras que en el v.7 Dios le dice: “Yo soy Yahvé…” Por estas razones se ha creído necesario admitir duplicidad de documentos1.

Promesa de un Primogénito Varón (1-6).
1Después de estos sucesos habló Yahvé a Abram en visión, diciéndole: “No temas, Abram; yo soy tu escudo; tu recompensa será muy grande.” 2Contestóle Abram: “Señor mío, Yahvé, ¿qué vas a darme? Yo me iré sin hijos, y será heredero de mi casa ese damasceno Eliezer. 3No me has dado descendencia, y será mi criado quien me herede.” 4Pero en seguida le respondió Yahvé: “No te heredará éste, sino, al contrario, uno salido de tus entrañas, ése te heredará.” 5Y, sacándole fuera, le dijo: “Mira al cielo y cuenta, si puedes, las estrellas; así de numerosa será tu descendencia.” 6Y creyó Abram a Yahvé, y le fue reputado por justicia.

En el momento de llamar a Abraham, había hecho Dios una promesa al patriarca. Después de los sucesos pasados, el Señor se la quiso ratificar con un rito solemne. El texto no indica las circunstancias de tiempo y lugar. La ligazón con lo anterior se hace por la fórmula genérica “después de estos sucesos” o cosas. El hagiógrafo presenta a Abraham como un profeta que recibe una comunicación divina directa. La aparición “en visión” es característica de los escritos profetices. A las ansias e incertidumbres íntimas del patriarca, Dios le dice en una “visión”: No temas, yo soy tu escudo; tu recompensa grande (v.1). Quizá las palabras aludan a los peligros superados por Abraham. La recompensa será la posesión de la tierra prometida. Pero el patriarca expresa con tristeza el poco provecho que saca de la simple “promesa”: Yo me iré sin hijos… (v.2). Ante esta triste realidad, nada de lo que puede prometerle tiene valor, ya que su heredero será su siervo Eliezer. ¿De qué le servirá que Dios le haga rico y poseedor de la tierra de Canaán, si no tiene hijos? Al morir le sucederá como heredero su siervo, que se convertirá en hijo “adoptivo.”2 En las legislaciones de Asiria y de Nuzu se prevé este caso de adoptar como heredero a un siervo. En caso de que el adoptante tuviera hijos, el siervo perdía derecho a la herencia3. Según esta costumbre que imperaba en las relaciones jurídico-sociales de la Alta Siria, de donde provenía Abraham, no serían los parientes próximos de éste (como su sobrino Lot) los herederos, sino su siervo, “hijo de su casa” o nacido en ella. Ahora Dios le asegura que le heredará uno salido de sus entrañas (v.4); la promesa no especifica quién ha de ser la madre. Sara propondrá que sea Agar la que dé hijos a Abraham, ya que ella no tiene esperanzas4. Para confirmarle en su promesa, Dios sacó al campo a Abraham para que contemplara el cielo estrellado, y le invitó a contar las innumerables estrellas, que son un símbolo de la innumerable descendencia que le está reservada (v.5). La promesa está llena de poesía oriental y también de hipérbole. Abraham creyó ciegamente en las palabras de Dios, y le fue reputado por justicia, es decir, su acto extraordinario de fe dio la medida de la justicia o “santidad” del patriarca. En ello Dios reconoció que era “justo” y recto. San Pablo comenta las palabras divinas: “Abraham, contra toda esperanza, creyó que había de ser padre de muchas naciones, según lo dicho: “Así será tu descendencia,” y no flaqueó en la fe al considerar su cuerpo sin vigor, pues era casi centenario y estaba amortiguado el seno de Sara, sino que, ante la promesa de Dios, no vaciló, dejándose llevar de la incredulidad; antes, fortalecido por la fe, dio gloria a Dios, convencido de que Dios era poderoso para cumplir lo que había prometido, y por esto le fue computado a justicia. Y no sólo por él está escrito, sino también por nosotros, a quienes se otorga la justicia mediante la fe en Jesucristo.”5 Es el mejor y más autorizado comentario. Este acto de fe era más meritorio que el de la obediencia hecha al salir por orden de Dios de su parentela para entrar en Canaán. Matatías recuerda a sus hijos al morir este texto del Génesis6.

Alianza de Dios con Abraham (7-21).
7Díjole después Yahvé: “Yo soy Yahvé, que te saqué de Ur de los Caldeos para darte esta tierra en posesión.” 8Preguntóle Abram: Mi Señor Yahvé, ¿en qué conoceré que he de poseerla?” 9Y le dijo Yahvé: “Elígeme una vaca de tres años, una cabra de tres años también, y un carnero igualmente de tres años, y una tórtola y un palomino.” 10Tomó Abram todo esto, y partió los animales por la mitad, pero no las aves, y puso de cada uno una parte frente a la otra. 11Bajaban las aves sobre las carnes muertas, y Abram las espantaba. 12Cuando estaba ya el sol para ponerse, cayó un sopor sobre Abram, y fue presa de gran terror, y le envolvió densa tiniebla. 13Y dijo a Abram: “Has de saber que tu descendencia será extranjera en una tierra no suya, y estará en servidumbre, y la oprimirán por cuatrocientos años; 14pero yo juzgaré al pueblo que los esclavizará, y saldrán de allí después con mucha hacienda; 15pero tú irás a reunirte en paz con tus padres, y serás sepultado en buena ancianidad. 16A la cuarta generación volverán acá, pues todavía no se han consumado las iniquidades de los amorreos.” 17Puesto ya el sol, y en densísimas tinieblas, apareció una hornilla humeando y un fuego llameante, que pasó por entre la mitad de las víctimas. 18En aquel día hizo Yahvé pacto con Abram, diciéndole: “A tu descendencia he dado esta tierra desde el río de Egipto hasta el gran río, el Eufrates; 19al quineo, al quineceo, al cadmoneo, 20al jeveo, al fereceo, a los refaim, 21al amorreo, al cananeo, al guergueseo y al jebuseo.

El patriarca pide a Dios una señal visible de que, en efecto, se cumplirán esas promesas7. Yahvé se presenta como el Dios de Abraham, que le ha sacado de Ur de los Caldeos. En 12:31 se dice que fue el padre de Abraham el que sacó a la familia por su propia iniciativa, sin aludir para nada a los designios divinos. Aquí el autor presenta la primera emigración de Abraham como efecto de un impulso directo divino, prescindiendo en la narración de las causas segundas. A continuación Yahvé le ordena a Abraham que escoja una vaca, una cabra, un cordero y dos aves, y que las tres primeras víctimas sean divididas en dos partes y sean dispuestas una frente a otra, como formando una calle por el medio, por donde, según la costumbre, debían pasar las partes contrayentes, diciendo: “Divídame Dios como a estas víctimas si yo faltare al compromiso contraído.” El profeta Jeremías nos cuenta un rito análogo: en una ocasión crítica para la ciudad de Jerusalén, sus jefes hicieron un pacto con Dios, prometiendo manumitir a todos los siervos hebreos, según las prescripciones de la Ley, y lo hicieron pasando por la calle que formaban los cuartos de un becerro sacrificado. Mas, porque no fueron fieles al compromiso, el Señor dice que “los grandes de Judá, los grandes de Jerusalén, los eunucos, los sacerdotes y todo el pueblo pasarán por entre las partes del becerro y los entregaré en manos de sus enemigos, en manos de los que a muerte los persiguen, y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.”8 En el caso presente es Yahvé el único que pasa, bajo la forma de hornilla humeante (v. 17), pues es una simple promesa de Dios al patriarca, no un contrato bilateral como el del Sinaí9. La promesa es la posesión de la tierra de Canaán por la descendencia del patriarca, pero después de que hayan pasado cuatro generaciones, cuatro siglos, de permanencia en Egipto en calidad de esclavos.
Este extraño rito de partir la víctima en dos mitades y pasar por medio de ellas lo encontramos en textos extrabíblicos. Sin duda que a esto se alude en la expresión hebrea “cortar la alianza.”10 En unos textos encontrados en Mari (Alta Mesopotamia), para decir “concluir una alianza” se dice “matar el asno de la alianza.”11 Entre los beduinos de Transjordania aún se practica el rito del fedú: cuando un miembro de la familia está enfermo, se mata una oveja, se la corta en dos partes y se la suspende bajo la tienda o ante la puerta; todos los miembros de la familia deben pasar entre los dos trozos de la víctima para conjurar la desgracia12. En el caso del Génesis, el sentido es diferente, pero hay cierta analogía en el conjunto escénico. Dios pasa en forma de fuego por medio de los fragmentos de las víctimas. En el A.T. se suele simbolizar la presencia sensible de la divinidad por el fuego, por lo que incluye de purificador: así en la zarza ardiendo13, la columna de fuego en el desierto 14 y la nube humeante en el Sinaí, donde Dios se manifiesta sensiblemente15.
Los v.11-16 son un presagio de la triste suerte que la descendencia de Abraham habrá de soportar durante cuatro generaciones. Los pájaros que caen sobre la presa (v.11) son signos de mal agüero, y simbolizan la esclavitud de los hebreos bajo la disciplina férrea de los egipcios. Así, los pájaros que quieren comer los trozos de carne son los enemigos de la descendencia de Abraham. El gesto de éste de espantarlos con un palo es la liberación final del pueblo oprimido. Durante el sueño, Dios le comunicó al patriarca el sentido de aquellos pájaros de rapiña revoloteando sobre las víctimas descuartizadas. Por eso dice el texto que Abraham fue presa de gran terror (v.12); es el triste presagio que se cierne sobre sus descendientes, pues se verán obligados a vivir como extranjeros en país extraño. La duración de cuatrocientos años de exilio anunciada (v.12) equivale a cuatro generaciones en sentido amplio (v.16)16. Se trata de cifras redondas, que no han de tomarse al pie de la letra. Después se anuncia el castigo de los opresores: yo juzgaré al pueblo que los esclavizará (v.14). Por su parte, el patriarca gozará de una vida larga y pacífica17.
Después el autor sagrado transcribe la promesa de posesión de la tierra de Canaán en sentido amplísimo: Desde el río de Egipto hasta el gran río, Eufrates (v.18). En Exo 23:1s: “Desde el mar Rojo hasta el mar de Palestina (Mediterráneo) y desde el desierto de Sin hasta el río – Jordán.” En Num 34:1-15 se indican como límites, por el oeste, el Mediterráneo; por el este, el río Jordán con el mar Muerto; por el mediodía, el desierto de Sin con Edom, y por el norte, los montes de Líbano y Antilíbano. De Jos 22:9s resulta claro que Transjordania no entraba en la promesa. La mención del río Eufrates (v. 18) debe de ser aquí una glosa inspirada en las profecías mesiánicas. Será tradicional la delimitación “desde Dan – norte de Palestina – hasta Bersabé” – Negueb18. El río de Egipto (v.18) puede ser el Nilo o el torrente w. Aris, al sur de Gaza. Así, pues, aquí los límites señalados, “más que la realidad, indican el imperialismo hebreo.”19 Sin duda que hay retoques redaccionales en el texto conforme a estos sueños imperialistas.
Como tierra de las promesas divinas figura este territorio muchas veces en los vaticinios mesiánicos, particularmente en los que anuncian la vuelta de la cautividad y la restauración, que va siempre unida a la obra mesiánica20. Sobre todo Ezequiel nos traza el cuadro ideal de la distribución de la tierra entre las doce tribus. Esta tierra tiene por límite oriental el Jordán. Desde entonces poseerán esta tierra para siempre y en paz21. San Pablo contrapone dos cosas: la promesa hecha por Dios a Abraham sin condición expresa alguna y el pacto contraído luego en el Sinaí con el pueblo22. La primera nacía de la bondad generosa de Dios hacia el patriarca, a quien sólo pide la fe; la segunda iba condicionada por la Ley. La primera no podía faltar, porque Dios no falta a lo que una vez promete; no así la segunda, ligada a ciertas condiciones, cuyo incumplimiento puede traer consigo la anulación del pacto, por lo cual los profetas dan por caducada la alianza sinaítica23.
Los v. 19-21 parecen ser una glosa. Véase la identificación de la mayor parte de los nombres en la tabla etnográfica24. Los quineos o quenitas son una tribu de la península del Sinaí, emparentados con los madianitas25. Habitaba al sur de Tel Arad, y más tarde se extendió hacia el sur del mar Muerto26. El quineceo está emparentado con los “fereceos,” de la familia jurrita27. A esa tribu pertenecía Caleb28. Los cadmoneos sólo son nombrados aquí y no es fácil identificarlos. Algunos piensan en los Bene Qedem – los hijos de Oriente -29, moradores al nordeste de Canaán, en el desierto de Siria.

2 En heb. hay un juego de palabras entre heredero (ben-me-seq) y “damasceno” (Dammeseq). – 3 Véase R. De Vaux, art.c.: RB (1949) 25-26. – 4 Gen 16:2. – 5 Rom 4:18-28. – 6 1Ma 2:52. – 7 Cf. Gen 12:7; Gen 13:14-17. – 8 Jer 34:18s. – 9 Exo 24:3-8. – 10 En el griego clásico tenemos el equivalente exacto: (***), y en latín: “foedus icere, ferire, percutere,” que sin duda equivalen a cortar la víctima que acompaña a los juramentos del pacto. Cf. Ilíada III 298s; y Tito Livio: “Si el pueblo romano por mala fe falta al pacto, entonces Júpiter hiere al pueblo romano, como yo hago herir este puerco, y hiere tanto más fuerte cuanto que tú eres más poderoso” (I 24). Alude a la alianza de albanos y romanos. – 11 Cf. R. De Vaux, arte.: RB (1949) 24; véase E. Dhorme, o.c., p.217-219. – 12 Jaussen, Coutumes des Arabes au pays de Moab 362. – 13 Exo 3:2. – 14 Exo 13:21. – 15 Exo 19:18-20. – 16 En 12:41 se da como duración cuatrocientos treinta años. – 17 Según Gen 25:7-8, vivió ciento setenta y cinco años. En Exo 20:12 se promete una larga vida como recompensa a la virtud. – 18 Jue 20:1; 1Sa 3:20; Num 13:22; Jue 3:3. Según Num 34:3-5, la extensión va desde Jamat, al norte (Alta Siria), hasta Cades, en el Negueb. – 19 A. Clamer, O.C., p.267. – 20 Cf.Is 34:16; 35:10; 61:4s. – 21 Ez c.48. – 22 Rom 4;13s. – 23 Cf. Isa 56:21; Jer 31:31-34. – 24 Véase com. a Gen 10:6; Gen 10:15-17. – 25 Cf. Num 24:21-22; Jue 4:11; véase Abel, Géorg. I 273. – 26 id., ibid. – 27 Cf. E. Dhorme, La religión des Hébreux nomades 119-120. – 28 Cf. Num 32:12. – 29 Cf. Gen 29:11; Cedma: Gen 25:15.

Fuente: Biblia Comentada

yo soy tu escudo. Dios sirvió a Abram como su divino protector (cp. Sal 7:10; Sal 84:9).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La genealogía de Taré (v. Gén 11:27).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La promesa del pacto

La derrota que Abram causó a los reyes orientales no lo dejó en mejores condiciones. A pesar de las promesas, aún no poseía tierra alguna como tampoco le habían nacido hijos. Su sobrino Lot, en quien cifraba sus esperanzas de sucesión, estaba viviendo en Sodoma, más allá de los límites de la tierra prometida. Su siervo Eliezer parecía ser su más seguro heredero.

Por lo tanto, Dios trató directamente la desilusión de Abram: No temas, Abram. Yo soy … , y tu galardón será muy grande. Esto motivó a Abram a compartir con Dios su sentimiento de desilusión y frustración. Lejos de provocar una respuesta airada de parte de Dios, la honestidad de Abram condujo a una reafirmación y profundización de las promesas originales. El tendría su propio hijo (4), y su descendencia sería como las incontables estrellas (5).

Abram aceptó la reafirmación dada por Dios, él creyó a Jehovah (6). La forma verbal sugiere una actividad continua, eso es, continuó creyendo la promesa, continuó descansando en el Señor. Por eso le fue contado por justicia por parte de Dios. Justicia es el estado de aceptación por Dios que es el resultado de una obediencia perfecta a la ley. Es obvio en Gén. el fracaso de Abram en cumplir com pletamente con las demandas de la ley; sin embargo, se nos dice que su fe en la promesa de Dios de darle un hijo le fue contada por justicia. Para Pablo, esto revela que la fe, y no las obras, es el requisito para ser aceptos por Dios (Gál. 3:6-14). En Stg. 2:18-24 y Heb. 11:8, 9 se destaca que la fe de Abraham fue probada como genuina a través de sus buenas obras. Esta “fe que obra” es central en el entendimiento cristiano de la salvación y de una vida justa.

Ciertamente podríamos definir la fe de Abram de muchas maneras, pero no fue pasiva. Nuevamente él pidió una reafirmación: ¿ … cómo sabré que yo? En ninguna parte de las Escrituras se condena a quie nes preguntan con honestidad o que sinceramente buscan seguridad. En este caso, a Abram le fue dada amplia visión del destino futuro de su descendencia en la tierra. Primero, él mató cinco animales de sacrificio, los que simbolizaban al pueblo de Israel, y luego ahuyentó a los buitres que hubieran comido esos cuerpos muertos. Cuando el sol se puso él vio un horno humeante y una antorcha ardien do que pasaba por entre el cuerpo dividido de los animales. Esto simbolizaba la gloria de Dios que acompañaría a Israel, mientras peregrinaban desde Egipto a Canaán, en la columna de fuego y de nube (Exo. 14:24). Esta interpretación de los ritos de los animales es confirmada por los vv. 13-16, los cuales predicen el período de esclavitud en Egipto y el subsecuente éxodo. Por primera vez llega a ser evidente que la agenda de Dios para dar cumplimiento a sus promesas era extensa en este tiempo. Abram estaba perdiendo la paciencia porque muy poco había sucedido en los diez años (cf. 12:4; 16:16) que habían transcurrido desde que la promesa fuera hecha por primera vez, pero Dios estaba pensando en término de 400 años (13). Los cristianos somos advertidos en 2 Ped. 3:3-10 de no sorprendernos si otras promesas toman más tiempo que el que esperamos para su cumplimiento.

Notas. 2 Y el heredero … Damasco es una frase difícil, pero la RVA, como otras buenas versiones, lo traduce correctamente. 16 Aquí los amorreos cubre a todos los habitantes de Canaán. La conquista de Israel podía no ocurrir hasta que los pecados de los amorreos ameritaran juicio. Haberle dado en ese momento la tierra a Abram habría implicado un acto de injusticia. La promesa sólo podría cumplirse cuando ésta coincidiera con una justicia perfecta (cf. Lev. 18:24-27; Deut. 9:4, 5). 19-21 Esta es la lista más larga de quienes habitaban la tierra de Canaán antes que Israel, de los cuales sólo algunos pueden ser identificados (cf. al comentario sobre 10:15-19).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

15.1 ¿De qué podía temer Abram? Quizá temía la venganza de los reyes que acababa de derrotar (14.15). Dios dio a Abram dos buenas razones para tener valor: (1) prometió defenderlo («Yo soy tu escudo») y (2) prometió darle una recompensa muy grande. Cuando tema lo que viene más adelante, recuerde que Dios no lo dejará en los momentos difíciles y que le ha prometido bendiciones extraordinariamente grandes.15.2, 3 Eliezer fue el siervo más confiable que tuvo Abram. Fue como un mayordomo («el que gobernaba en todo», véase Génesis 24). De acuerdo con la costumbre, si Abram moría sin dejar hijo, su sirviente más antiguo lo heredaría. Aun cuando Abram amaba a su siervo, quería tener un hijo para tener descendencia.15.5 No se le prometió a Abram riqueza o fama. Ya la tenía. Más bien Dios le prometió una descendencia tan numerosa e incontable como las estrellas del cielo o como la arena del mar (22.17). Váyase a un lugar desolado y trate de contar las estrellas. Recoja un puñado de arena y trate de contar sus granos. ¡Es imposible! Cuando Abram había perdido ya la esperanza de tener un heredero, Dios le prometió descendientes tan numerosos que serían imposibles de contar. ¡Las bendiciones de Dios van más allá de nuestra imaginación!15.6 Aun cuando Abram había demostrado su fe a través de sus acciones, fue la fe y no las acciones lo que hizo a Abram justo ante Dios (Rom 4:1-5). Nosotros también podemos tener una relación correcta con Dios al confiar en El plenamente. Nuestras acciones exteriores -asistir a la iglesia, orar y realizar buenas obras- no nos harán por sí mismas justos ante Dios. La relación con Dios se fundamenta en la fe, en la confianza en que Dios es quien dice ser y hace lo que promete hacer. Las buenas obras son una consecuencia natural de lo anterior.15.8 Abram buscó confirmación y seguridad de estar haciendo la voluntad de Dios. Nosotros también anhelamos seguridad cuando pedimos su dirección. Pero podemos estar seguros de que lo que hacemos es correcto si hacemos lo que la Biblia dice. Abram no tenía la Biblia, nosotros sí.15.13, 14 El libro de Exodo nos relata la historia de la esclavitud y la liberación milagrosa de los descendientes de Abraham.15.16 Los amorreos eran uno de los pueblos que vivían en Canaán, la tierra que Dios prometió a Abram. Dios sabía que crecería la maldad de la gente y que algún día tendría que ser castigada. Parte de ese castigo incluiría quitarles la tierra y dársela a los descendientes de Abram. Dios, en su misericordia, estaba dando a los amorreos tiempo suficiente para que se arrepintieran, pero ya sabía que no lo harían. En el momento preciso, estarían listos para el castigo. Todo lo que Dios hace va de acuerdo con su carácter. El es misericordioso, lo sabe todo, y actúa con justicia y su momento oportuno es perfecto.MELQUISEDEC¿Le gustan los misterios? ¡La historia está repleta de misterios! Por lo general siempre tienen que ver con personas. Uno de los personajes más misteriosos de la Biblia es el Rey de Paz, Melquisedec. Apareció un día en la vida de Abraham (en ese entonces Abram) y nunca más se volvió a saber de él. Sin embargo, lo que sucedió ese día iba a ser recordado a lo largo de la historia y a la larga iba a ser tema en una de las cartas del Nuevo Testamento (Hebreos).Este encuentro entre Abram y Melquisedec fue de lo más singular. Aún cuando ambos eran extranjeros y no se conocían, poseían una característica muy importante: ambos adoraban y servían al único Dios que creó los cielos y la tierra. Este fue un gran momento de triunfo para Abram. Acababa de derrotar un ejército y recuperaba la libertad de un grupo numeroso de esclavos. Por si tenía alguna duda en cuanto a quién pertenecía la victoria, Melquisedec se lo aclaró bien: «Bendito sea el Dios Altísimo que entregó a tus enemigos en tu mano» (Gen 14:20). Abram reconoció que aquel hombre adoraba al mismo Dios.Melquisedec pertenecía a un pequeño grupo de gente honorable a lo largo del Antiguo Testamento que tuvo contacto con los judíos (israelitas), sin ser él mismo un judío. Esto indica que el requisito para ser un seguidor de Dios no es genético sino que se basa en obedecer con fidelidad sus enseñanzas y reconocer su grandeza.¿Permite usted que Dios le hable por medio de otras personas? Cuando evalúa a otros, ¿lo hace considerando el impacto de Dios en sus vidas? ¿Se ha dado cuenta de las similitudes entre usted y otros que adoran a Dios, aun cuando la forma de adorar de ellos difiera bastante de la suya?¿Conoce usted lo suficiente al Dios de la Biblia para saber si lo está adorando de veras? Permita que Melquisedec, Abraham, David y Jesús, junto con muchos otros personajes de la Biblia, le muestren sobre este gran Dios, Creador del cielo y de la tierra. Dios quiere que usted sepa cuánto lo ama. Quiere que lo conozca personalmente.Puntos fuertes y logros :– Primer rey sacerdote de las Escrituras, líder con el corazón en sintonía con Dios– Sabía animar a los demás a servir a Dios con toda sinceridad– Su carácter reflejaba su amor por Dios– Nos hace recordar a Jesús; algunos hasta creen que era el mismo JesúsLecciones de su vida :– Viva para Dios y es probable que usted esté donde tiene que estar en el momento preciso. Examínese. ¿A quién o a qué es usted fiel por encima de todo? Si contestó con sinceridad que a Dios, usted vive para El.Datos generales :– Dónde: Gobernó Salem, lugar de la futura Jerusalén– Ocupación: Rey de Salem y sacerdote del Dios AltísimoVersículos clave :»Porque este Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo[…] Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín» (Heb 7:1, Heb 7:4).La historia de Melquisedec se relata en Gen 14:17-20. También se menciona en Psa 110:4, Hebreos 5-7. 15.17 ¿Por qué envió Dios esta extraña visión a Abram? El pacto de Dios con Abram era un asunto serio. Representaba una promesa increíble por parte de Dios y una gran responsabilidad para Abram. Para confirmar su promesa, Dios le dio a Abram una señal: un horno humeante y una antorcha encendida. El fuego y el humo sugieren santidad, su celo por la justicia y su juicio sobre las naciones. Dios tomó la iniciativa, dio la confirmación y siguió al pie de la letra sus promesas. La señal que dio Abram era una seguridad visible de que el pacto que Dios había hecho era real.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) “Soy para ti un protector y tu grandísimo galardón”, Vg.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 567 Éxo 6:3; Núm 12:6

b 568 Sal 27:1; Isa 41:10; Rom 8:31; Heb 13:6

c 569 Deu 33:29; Pro 30:5

d 570 Gén 17:6; Heb 11:6

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

No temas. No se explica claramente la razón del temor de Abram. Quizás estuviera preocupado de que la confederación de reyes que él había derrotado (cap. 14) regresaran para vengarse. Es más probable sin embargo, que su temor estuviera relacionado a la promesa, no cumplida todavía, de tener un heredero (v. vers. 2).

recompensa. La referencia a la recompensa sirve de contraste a los versículos anteriores donde Abram rechaza su parte del botín tomado durante la liberación de Lot (14:22– 24).

Fuente: La Biblia de las Américas

No temas. Quizás Abraham temía que los reyes del oriente pudiesen iniciar alguna acción militar punitiva contra él a causa de su rescate de Lot.

tu galardón será sobremanera grande. Mejor, yo mismo soy tu galardón.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[=] *Dt 33:29 *Sal 28:7

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[5] Rom 4, 3; 5, 18; Gal 3; Sant 2, 23.[6] Rom 4, 3; Gal 3, 6; Sant 2, 23.[10] Los antiguos observaban este rito al hacer una alianza o pacto solemne, dando a entender que debía ser tratado como aquellos animales el primero que faltase a lo prometido. O también, que pasando los contrayentes por medio de las víctimas, quedaban unidos entre sí mediante el común sacrificio. Jer 34, 18-19.[13] Hech 7, 6.[17] La llama o columna de fuego era un símbolo de la divinidad o de Dios, que pasando por medio de las víctimas, confirmaba su alianza.[18] Gen 12, 7; 13, 15; 26, 3-4; Deut 34, 4; 2 Sam 4, 21; 2 Cro 9, 26.

Fuente: Notas Torres Amat