Hijitos, guardaos de los ídolos.
5:21 — “Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” Los hermanos vivían en medio de una sociedad idólatra (compárese Apo 2:14), como también inundada de filosofías humanas. Tenían que guardarse de los gnósticos filosóficos, pero también de toda forma de idolatría. Se practicaba mucha sensualidad en conexión con los cultos rendidos a ídolos, y por eso se les tentaba a los hermanos a participar en la idolatría. El verbo “guardarse” es del tiempo aoristo, que es el tiempo pasado, pero significa no solamente la idea de tiempo pasado, sino de acción al punto y decisiva. Aquí no habla Juan de que “estéis guardándoos continuamente”, sino de acción al punto: guardaos de una vez por todas. ¡Fue una crisis! ¡Fue un momento decisivo!Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Hijitos. 1Jn 2:1.
guardaos de los ídolos. Éxo 20:3, Éxo 20:4; 1Co 10:7, 1Co 10:14; 2Co 6:16, 2Co 6:17; Apo 9:20; Apo 13:14, Apo 13:15; Apo 14:11.
Amén. Mat 6:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Aquí ídolos se puede referir a ídolos literales, al alimento sacrificado a los ídolos, a falsas ideas en contraste con la verdad de Dios, o a las doctrinas de los falsos maestros. Juan recién recordó a sus lectores sobre el verdadero Dios (v. 1Jn 5:20). Es pertinente que cierre la epístola instándolos a alejarse de los falsos dioses.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
guardaos de los ídolos. Juan contrasta el término «ídolos» con «el Dios verdadero» del v. 1Jn 5:20. Aquí hace referencia a los falsos maestros que se apartaron de la comunión fraternal a la que habían estado antes asociados (1Jn 2:19). Sus creencias y prácticas falsas son los ídolos de los cuales se manda a los lectores que se protejan todo el tiempo. Los maestros falsos consideraban que la filosofía del mundo era superior a la revelación de Dios, como quedó demostrado en su perversión de la enseñanza cristiana básica (fe, amor y obediencia). En conclusión, Juan resalta de nuevo la importancia de una adherencia fiel a los fundamentos de la fe.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:21 — “Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” Los hermanos vivían en medio de una sociedad idólatra (compárese Apo 2:14), como también inundada de filosofías humanas. Tenían que guardarse de los gnósticos filosóficos, pero también de toda forma de idolatría. Se practicaba mucha sensualidad en conexión con los cultos rendidos a ídolos, y por eso se les tentaba a los hermanos a participar en la idolatría.
El verbo “guardarse” es del tiempo aoristo, que es el tiempo pasado, pero significa no solamente la idea de tiempo pasado, sino de acción al punto y decisiva. Aquí no habla Juan de que “estéis guardándoos continuamente”, sino de acción al punto: guardaos de una vez por todas. ¡Fue una crisis! ¡Fue un momento decisivo!
Compárese 1Ts 1:9; 1Co 12:2; Rom 1:22-23.
Algunos entienden por “ídolos” los conceptos gnósticos y los substitutos heréticos acerca de Dios, pues si se hace aquí referencia a los ídolos paganos, este último versículo de la carta parece estar fuera del contexto. Si Juan en verdad está calificando de esta manera las ideas imaginarias y especulativas de los gnósticos, entonces de igual manera son “ídolos” los conceptos de Dios y de Jesucristo que propagan los antitrinitarios y modernistas de hoy en día. Juan ya habló del Dios verdadero; ahora manda que se guarden los hermanos de los conceptos falsos acerca de Dios, si no de los mismos ídolos paganos que son falsos.
También hay “idolatría” en sentido espiritual, o figurado. Véanse Efe 5:5; Col 3:5. El significado literal de la palabra “ídolo” es “lo que es visto.” Sea visto con los ojos físicos, o con los de la mente, si substituye al verdadero Dios, es un ídolo.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL PELIGRO CONTINUO
1 Juan 5:21
Hijitos, guardaos de los ídolos.
Con esta repentina y aguda advertencia, Juan pone el punto final a su carta. Aunque es breve, hay un mundo de sentido en esta frase.
(i) En griego la palabra ídolo conlleva una sensación de irrealidad. Platón la usaba para las ilusiones de este mundo como opuestas a las realidades inmutables de la eternidad. Cuando los profetas del Antiguo Testamento hablaban de los
ídolos de los paganos querían decir que eran falsos dioses, opuestos al único y verdadero Dios. A esto bien puede querer decir, como lo entendía Westcott: «Guardaos de todos los objetos de falsa devoción.»
(ii) Un ídolo es cualquier cosa de este mundo que se trata como si fuera Dios. Uno puede hacer un ídolo de su dinero, de su carrera, de su seguridad, de su placer. Para citar a Westcott otra vez: «Un ídolo es cualquier cosa que ocupa el lugar que Le es debido a Dios.»
(iii) Es probable que Juan quiera decir algo más concreto. Era en Éfeso donde estaba escribiendo, y estaría pensando en las condiciones de Éfeso. Es probable que quiera decir sencilla y claramente: «Guardaos de las contaminaciones del culto pagano.» No había otra ciudad en el mundo antiguo que tuviera tantas vinculaciones con las historias de los dioses paganos, ni que estuviera tan orgullosa de ellos. Tácito escribía acerca de Efeso: «Los Efesios pretenden que Diana y Apolo no habían nacido en Delos como se suponía corrientemente. Tenían la corriente Cencrea y la gruta Ortigia en la que Latona, estando de parto, se había apoyado en un olivo que hay allí, y había dado a luz a estas deidades… Fue allí donde el mismo Apolo, después de matar al Cíclope, había escapado de la ira de Júpiter; y también donde el padre Baco, después de su victoria, les había perdonado la vida a las suplicantes amazonas que habían ocupado su altar.»
Además, estaba en Éfeso el gran templo de Diana, una de las maravillas del mundo antiguo. Había por lo menos tres cosas en relación con el templo que justificarían la seria advertencia de Juan sobre el peligro de la idolatría.
(a) El templo era el centro de ritos inmorales. Los sacerdotes recibían el nombre de Magabyzi. Eran eunucos. Se decía que la diosa era tan caprichosa que no podía soportar a ningún macho cerca; otros decían que era tan lasciva que les era peligroso a los varones acercarse a ella. El gran filósofo Heráclito era natural de Éfeso. Le llamaban «el filósofo llorón,» porque no se le había visto nunca sonreír. Decía que la oscuridad del acceso al altar del templo era la oscuridad de la vileza; que la moral del templo era peor que la de las bestias; que los habitantes de Éfeso no merecían más que ahogarse, y que la razón de que no pudiera ni sonreír era que vivía en medio de una suciedad tan terrible. Para un cristiano, el tener cualquier contacto con todo eso era tocar la infección.
(b) El templo tenía el derecho de asilo. Cualquier criminal que llegara a su término estaba a salvo. El resultado era que era la guarida de muchos criminales. Tácito acusaba a Éfeso de proteger los crímenes de los hombres llamándolos el culto de la diosa. El tener algo que ver con el templo de Diana era estar asociado con los desechos de la sociedad.
(c) El templo de Diana era el centro de la venta de las cartas efesias, que eran fetiches que se llevaban como amuletos, y que se suponía que hacían que se cumplieran los deseos de los que los llevaban. Éfeso era «preeminentemente la ciudad de la astrología, la brujería, los encantamientos, los exorcismos y todas las demás formas de falsedades mágicas.» El tener algo que ver con el templo de Diana era estar en contacto con la superstición comercializada y con las negras artes.
Nos es difícil figurarnos hasta qué punto estaba Éfeso dominado por el templo de Diana. No le sería fácil a un cristiano guardarse de los ídolos en una ciudad así, pero Juan demanda que se cumpla. El cristiano no debe nunca perderse en las ilusiones de la religión pagana. No debe nunca erigir un altar en su corazón a un ídolo para que tome el lugar de Dios; debe guardarse del contagio de las falsas creencias; y únicamente lo podrá hacer caminando con Cristo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
1Co 10:14.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— la idolatría: A primera vista, resulta un tanto extraño este final ya que, al menos explícitamente, no se habla para nada de ídolos en la carta. A no ser que con esta expresión se quiera aludir a las perniciosas enseñanzas de los falsos profetas o anticristos que sí ocupan un lugar importante en la carta (1Jn 4:1-6).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
b 284 1Co 10:14
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
guardaos de los ídolos. Un ídolo es algo que toma el lugar de Dios; así que pudiera ser cualquier cosa a la que se le dé la preeminencia y la adoración debida al Señor Jesucristo.
Fuente: La Biblia de las Américas
21 super (1) Véase la nota l super (1) del cap.2.
21 super (2) Es decir, guarneceos contra los ataques de afuera, tales como los asaltos de las herejías.
21 super (3) Se refiere a las herejías introducidas por los gnósticos y los cerintianos para sustituir al Dios verdadero, quien es revelado en esta epístola y en el Evangelio de Juan y a quien se alude en el versículo precedente. Aquí los ídolos también se refieren a todo lo que reemplace al verdadero Dios. Como hijos verdaderos del Dios verdadero, debemos estar alerta y guardarnos de esos substitutos heréticos y de todo lo que reemplace al Dios genuino y verdadero, con quien somos orgánicamente uno y quien es la vida eterna para nosotros. Esta es la palabra de advertencia que el anciano apóstol dirige a todos sus hijos como conclusión de su epístola.
El centro de la revelación de esta epístola es la comunión divina de la vida divina, que es la comunión entre los hijos de Dios y su Padre Dios, quien no sólo es el origen de la vida divina, sino también luz y amor como fuente del disfrute de la vida divina (1:1-7; 4:8,16). Para disfrutar la vida divina necesitamos permanecer en su comunión conforme a la unción divina (2:12-28; 3:24), con base en el nacimiento divino obtenido mediante la simiente divina para el desarrollo del nacimiento divino (2:29—3:10). Este nacimiento fue efectuado por tres medios: el agua que extermina, la sangre que redime, y el Espíritu que hace germinar (vs.1-13). Por estos tres medios nacimos de Dios como hijos Suyos, y ahora poseemos Su vida divina y participamos de Su naturaleza divina (2:29—3:1). El ahora mora en nosotros por medio de Su Espíritu (3:24; 4:4,13) para ser nuestra vida y nuestro suministro de vida a fin de que crezcamos con Su elemento divino y lleguemos a ser semejantes a El cuando El se manifieste (3:1-2). Permanecer en la comunión divina de la vida divina, es decir, permanecer en el Señor (2:6; 3:6), es disfrutar todas Sus riquezas divinas. Al permanecer en El de este modo, andamos en la luz divina (1:5-7) y practicamos la verdad, la justicia, el amor, la voluntad de Dios y Sus mandamientos (1:6; 2:29, 5; 3:10-11; 2:17; 5:2) por medio de la vida divina recibida en el nacimiento divino (2:29; 4:7). Para hacer que permanezcamos en la comunión divina, es necesario vencer tres cosas negativas. La primera es el pecado, el cual es iniquidad e injusticia (1:7—2:6; 3:4-10; 5:16-18); la segunda es el mundo, el cual está compuesto de la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la vanagloria de esta vida (2:15-17; 4:3-5; 5:4-5, 19); y la última es los ídolos, las herejías que substituyen al» Dios genuino y las vanidades que reemplazan al Dios verdadero (v.21).
Estas tres categorías de cosas excesivamente malas son armas usadas por el maligno, el diablo, para entorpecer, dañar y, de ser posible, aniquilar nuestra permanencia en la comunión divina. Nuestro nacimiento divino con la vida divina nos salvaguarda contra sus maldades (v.18), y, con base en el hecho de que el Hijo de Dios por Su muerte en la cruz destruyó las obras del diablo (3:8), nosotros le vencemos por la palabra de Dios que permanece en nosotros (2:14). Por virtud de nuestro nacimiento divino también vencemos el mundo maligno mediante nuestra fe en el Hijo de Dios (vs.4-5). Más aún, nuestro nacimiento divino con la simiente divina que fue sembrada en nuestro ser interior nos capacita para que no vivamos habitualmente en el pecado (3:9; 5:18), porque Cristo por Su muerte en la carne quitó los pecados (3:5). En caso de que pequemos en alguna ocasión, tenemos a nuestro Abogado, quien es nuestro sacrificio propiciatorio y quien se encarga de nuestro caso ante nuestro Padre Dios (2:1-2), y Su sangre siempre eficaz nos limpia (1:7). Esta revelación es la substancia, el elemento básico, del ministerio restaurador del apóstol.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
ídolos. Un ídolo es cualquier cosa que se convierte en sustituto de Dios.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
ídolos… TR añade amén.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
T77 El aoristo de imperativo φυλάξατε se usa para expresar un precepto que es válido hasta la venida de Cristo.
H460 Ἀπό con el genitivo se usa en lugar de un acusativo después de φυλάξατε (comp. 1Jn 2:28): guárdense de.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, Hijitos
Fuente: La Biblia de las Américas
TR añade amén.