Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.
5:13 — Compárese Jua 20:30-31. Las palabras al final de este versículo que dicen, “y para que creáis en el nombre el Hijo de Dios,” no aparecen en los manuscritos mejores. Por eso no aparecen en la Versión Hispanoamericana ni en la Versión Moderna.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
os he escrito. 1Jn 1:4; 1Jn 2:1, 1Jn 2:13, 1Jn 2:14, 1Jn 2:21, 1Jn 2:26; Jua 20:31; Jua 21:24; 1Pe 5:12.
que creéis en el nombre. 1Jn 3:23; Jua 1:12; Jua 2:23; Jua 3:18; Hch 3:16; Hch 4:12; 1Ti 1:15, 1Ti 1:16.
para que sepáis. 1Jn 5:10; 1Jn 1:1, 1Jn 1:2; Rom 8:15-17; 2Co 5:1; Gál 4:6; 2Pe 1:10, 2Pe 1:11.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Algunos asumen que la frase estas cosas se refiere a todo el libro 1 Juan y concluyen que la manera de saber si uno tiene la vida eterna no es sólo creer en el Hijo, sino también llevar una vida justa y amar a los hermanos creyentes. Sin embargo, la frase no se refiere a todo el libro; sino a los versículos inmediatamente anteriores y expresiones similares a través de esta carta (vv. 1Jn 5:9-12; 1Jn 2:1, 1Jn 2:12-14, 1Jn 2:21, 1Jn 2:26; 1Jn 4:1). En otras palabras, el fundamento de la seguridad de la salvación es creer en la Palabra de Dios y en su Hijo, de quien dan testimonio el Espíritu y las Escrituras (vv. 1Jn 5:11, 1Jn 5:12). Los que confían en Cristo pueden saber que tienen vida eterna porque Dios lo dice.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
PARA QUE SEPÁIS QUE TENÉIS VIDA ETERNA. Juan declara su propósito al escribir esta carta: proporcionar al pueblo de Dios la norma bíblica de la seguridad de la salvación. Para un estudio sobre este tema, véase el ARTÍCULO LA SEGURIDAD DE LA SALVACION, P. 1836. [1Jn 5:13].
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ARTÍCULO
La seguridad de la salvación
1Jn 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
Todo creyente desea tener seguridad de la salvación, es decir, la certidumbre de que cuando vuelva Cristo o cuando llegue la muerte, ira a estar con el Señor Jesucristo en el cielo (Flp 1:23). El propósito de Juan al escribir esta primera carta es que el pueblo de Dios tenga esa seguridad (1Jn 5:13). Obsérvese que en ninguna parte de la carta Juan afirma que una pasada experiencia de conversión constituye una seguridad o garantía de salvación. Es un grave error suponer que se tiene vida eterna con la única base de una experiencia pasada o una fe muerta. Esta carta expone nueve maneras de saber que existe la relación salvadora con Jesucristo.
(1) Se tiene la seguridad de la vida eterna si se cree «en el nombre del Hijo de Dios» (1Jn 5:13; cf. 1Jn 4:15; 1Jn 5:1; 1Jn 5:5). No hay vida eterna ni seguridad de salvación sin una ferviente fe en Jesucristo que lo confiese como el Hijo de Dios, enviado como Señor y Salvador (véase el ARTÍCULO LA FE Y LA GRACIA, P. 1582. [Rom 5:21]).
(2) Se tiene la seguridad de la vida eterna si se honra a Cristo como Señor y Salvador de la vida y se trata sinceramente de obedecer sus mandamientos. «Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en el» (1Jn 2:3-5; cf. 1Jn 3:24; 1Jn 5:2; Jua 8:31; Jua 8:51; Jua 14:21-24; Jua 15:9-14; Heb 5:9).
(3) Se tiene la seguridad de la vida eterna cuando se ama al Padre y al Hijo y no al mundo, y si se vence la influencia del mundo. «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo» (1Jn 2:15-16; cf. 1Jn 4:4-6; 1Jn 5:4; véase el ARTÍCULO LA RELACION DEL CREYENTE CON EL MUNDO, P. 1830. [1Jn 2:15-16]).
(4) Se tiene la seguridad de la vida eterna si habitual y persistentemente se practica la justicia y no el pecado. «Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él» (1Jn 2:29). En cambio, «el que practica el pecado es del diablo» (1Jn 3:7-10; véase 1Jn 3:9, nota).
(5) Se tiene la seguridad de la vida eterna si se ama a los hermanos. «Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos…. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él» (1Jn 3:14; 1Jn 3:19; cf. 1Jn 2:9-11; 1Jn 3:23; 1Jn 4:8; 1Jn 4:11-12; 1Jn 4:16; 1Jn 4:20; 1Jn 5:1; Jua 13:34-35).
(6) Se tiene la seguridad de la vida eterna si hay conciencia de que el Espíritu Santo vive en todo el que cree. «En esto sabemos que el [Jesucristo] permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado» (1Jn 3:24). Además, «conocemos que permanecemos en él, y el en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu» (1Jn 4:13).
(7) Se tiene la seguridad de la vida eterna si se hace el esfuerzo por seguir el ejemplo de Cristo y vivir como El vivió. «El que dice que permanece en él, debe andar como el anduvo» (1Jn 2:6; cf. Jua 8:12; Jua 13:15).
(8) Se tiene la seguridad de la vida eterna si se cree en el «Verbo de vida», es decir, el Cristo vivo (Jua 1:1), se le acepta y se permanece en El, al igual que en su mensaje original y en el de sus apóstoles. «Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre» (1Jn 2:24; cf. 1Jn 1:1-5; 1Jn 4:6).
(9) Se tiene la seguridad de la vida eterna si existe el anhelo ferviente y la esperanza inconmovible de la venida de Cristo para llevarse a su iglesia. «Amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro» (1Jn 2:2-3; cf. Jua 14:1-3).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Estas cosas. Esto se refiere a todo lo que Juan ha escrito en su carta. para que sepáis que tenéis vida eterna. La seguridad de vida eterna constituye la primera certeza cristiana. Mientras que Juan escribió su Evangelio para que los incrédulos llegaran a la fe (Jua 20:31) él escribió la epístola para dar a los creyentes confianza de que poseían la vida eterna. La salida de los hermanos falsos sacudió a las congregaciones que Juan tenía bajo su cuidado (1Jn 2:19). El apóstol les aseguró a los que permanecieron fieles que como resultado de haberse adherido a los fundamentos de la fe (una visión correcta de Cristo, obediencia y amor) su salvación era segura. vida eterna. Esto no se refiere en primera instancia a un período de tiempo, sino a una persona (v. 1Jn 5:20; Jua 17:3). La vida eterna es una relación con la persona de Jesucristo como resultado de haberse apropiado de su naturaleza (como en los vv. 1Jn 5:11-12).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Juan concluye su carta con una discusión acerca de cinco certezas cristianas que constituyen una culminación poderosa para toda la epístola. El apóstol acentúa la certidumbre de estas certezas al conjugar la palabra «saber» siete veces en esta sección.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:13 — Compárese Jua 20:30-31.
Las palabras al final de este versículo que dicen, “y para que creáis en el nombre el Hijo de Dios,” no aparecen en los manuscritos mejores. Por eso no aparecen en la Versión Hispanoamericana ni en la Versión Moderna.
— “Estas cosas os he escrito” Dice el texto griego, “os escribí.” Es el aoristo epistolar. Véase 2:12-14, comentarios del tercer párrafo. Se refiere al contenido de esta epístola.
Sobre el propósito de Juan al escribir esta epístola, véase Introd., VI. Juan escribió el Evangelio Según Juan para que creamos en Cristo Jesús (dándonos las evidencias), y así tengamos vida eterna, y la Epístola de Juan para que sepamos que la tenemos. Escribió el Evangelio para producir fe, y la Epístola para confirmarla.
— “a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios,” La frase “a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios” bien podría traducirse así: “a vosotros que estáis creyendo (continuamente)….” Esta fe no es alguna mera aceptación de ciertos hechos, sino el medio de relación eterna con Dios. Sobre la frase “nombre de Dios,” véase 3:23, comentarios.
— “para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.” El verbo “sepáis” no es de guinosko, sino oida, que significa saber absoluta e intelectualmente (con la mente) (que la vida eterna es poseída solamente por creyentes en la deidad y obra expiatoria de Jesucristo, y no por los herejes que lo negaban, 2:22; 4:3,15; 5:1,5,10-12). Juan usa el tiempo aoristo que indica lo efectivo del caso: “os escribí para que supierais en realidad.” Necesitaban saber así (tener percepción mental clara) para poder refutar a los gnósticos que vendrían con su supuesto “gnosis” (conocimiento). Juan emplea el verbo oida también en los versículos 18 al 20.
Fuente: Notas Reeves-Partain
— la vida eterna: Algunos autores sugieren que aquí debía terminar originalmente la carta; los vv. 1Jn 5:14-21 constituirían una especie de apéndice añadido; algo semejante a lo que sucede con Jua 21:1-25.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Confianza. 13 A los destinatarios los denomina vosotros que creéis. Esta epístola no es un tratado evangelístico sino una carta a cristianos. Juan ha dicho mucho sobre el conocimiento y ahora encontramos que todo fue escrito para que sepáis que tenéis vida eterna. La seguridad de la salvación es importante, tan importante que hizo que escribiera toda esta carta. Esta es la única mención en toda la epístola donde el autor habla de creer en el nombre de Jesús, es decir, en la totalidad de su persona, en todo lo que su nombre significa (en una expresión similar en 3:23, el gr. significa “que creamos en el nombre”).
14 Juan ahora se ocupa de la confianza en la oración. Y le da un gran alcance a la oración porque habla en términos de pedir de todo, aunque de inmediato lo reduce a que sea conforme a su voluntad. La oración no es un recurso para inducir a Dios a cambiar su pensamiento y a hacer lo que nosotros queramos. Para ser efectiva debe ser elevada conforme a su voluntad. Cuando la elevamos en ese espíritu él nos oye. En otras partes de la Escritura aprendemos que la oración debe ser hecha con fe (Mar. 11:24), en el nombre de Jesús (Juan 14:14), por los que permanecen en Cristo (Juan 15:7) y han perdonado a quienes los ofendieron (Mar. 11:25); debe acompañarse de obediencia (1 Jn. 3:22), y no debe ser elevada para satisfacer nuestras pasiones (Stg. 4:3). Todo esto está incluido en orar conforme a la voluntad de Dios. 15 A partir del concepto de que Dios nos escucha, se guimos ahora a los resultados, es decir, que Dios nos otorga lo que pedimos.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
g 262 1Jn 1:2
h 263 Jua 20:31; 1Jn 3:23
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
13 super (1) Las palabras escritas en las Escrituras aseguran a los creyentes, quienes creen en el nombre del Hijo de Dios, que ellos tienen la vida eterna. Creer para recibir la vida eterna es el hecho; las palabras de las santas Escrituras representan la certeza tocante a ese hecho: son el título de propiedad demuestra salvación eterna.
Mediante estas palabras se nos da la certeza, las arras, de que siempre y cuando creamos en el nombre del Hijo de Dios, tenemos Vida eterna.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
os acabo de escribir… Prob. aoristo epistolar; eterna… TR añade y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios → §136.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R418 El verbo ἔχετε está entre el adjetivo y el sustantivo para dar unidad a la cláusula (comp. Hch 1:5).
R845 Ἔγραψα se usa como un aoristo epistolar, que se refiere a la epístola que se acaba de terminar (comp. 1Jn 2:26).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
TR añade y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios g §136.