Comentario de Génesis 23:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

La vida de Sara fue de 127 años; éstos fueron los años de Sara.

Año 1860 a.C.

Fue la vida de Sara ciento veintisiete años. Se vale comentar que Sara es la única mujer de quien se registra en las Sagradas escrituras su edad, muerte y sepultura. Gén 17:17.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La edad y muerte de Sara, Gén 23:1-2.

La compra de la heredad y la cueva de Macpela, Gén 23:3-18;

donde es Sara enterrada, Gén 23:19-20.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los 127 años de Sara le permitieron ver a su hijo Isaac llegar a su etapa de adulto.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

23. Muerte de Sara.
A lgunos comentaristas subrayan el carácter laico del relato, ya que apenas aparece el nombre de Dios.1

1Vivió Sara ciento veintisiete años. 2 Murió en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Vino Abraham a llorar a Sara y hacer duelo por ella, 3y, cuando se levantó de junto a su muerta, habló así a los hijos de Jet: 4“Soy entre vosotros extranjero y huésped. Dadme en propiedad una sepultura donde pueda sepultar a mi muerta, apartándola de mi vista.” 5Los hijos de Jet contestaron a Abraham: 6“óyenos, señor, por favor: Tú eres entre nosotros un príncipe de Dios; sepulta a la muerta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que en él sepultes a tu muerta.” 7Alzóse Abraham, e inclinándose profundamente ante el pueblo de aquella tierra, los hijos de Jet, 8les dijo: “Si de veras queréis que pueda yo apartar mi muerta de mi vista, sepultándola, escuchadme y rogad por mí a Efrón, el hijo de Sojar, 9que por su justo precio me ceda para sepultura en propiedad, en presencia vuestra, su caverna de Macpela, que está al término de su campo.” 10Efrón estaba sentado entre los hijos de Jet, y respondió Efrón, el jeteo, a Abraham en presencia de los hijos de Jet y de cuantos entraban por las puertas de la ciudad: 11“No, señor mío, óyeme; yo te doy el campo y la caverna que se halla a su extremo; te la doy ante los hijos de mi pueblo; sepulta a tu muerta.” 12Abraham volvió a prosternarse ante la gente de aquella tierra, 13 y habló así a Efrón, oyéndolo todos: “óyeme, te ruego; yo te daré el precio del campo. Recíbelo tú, y sepultaré en él a mi muerta.” 14 Respondió Efrón a Abraham diciéndole: 15“Señor mío, óyeme: ¿qué es para mí ni para ti una tierra de cuatrocientos siclos de plata? Sepulta a tu muerta,” 16Oyó Abraham a Efrón y pesóle ante los hijos de Jet la plata que éste había dicho, cuatrocientos siclos de plata corriente en el mercado. 17Vino, pues, a ser propiedad de Abraham, ante los hijos de Jet y de cuantos entraban por la puerta de la ciudad, 18el campo de Efrón en Macpela, frente a Mambré, con la caverna que hay en él, y todos los árboles del campo y sus contornos. 19 Después de esto sepultó Abraham a Sara, su mujer, en la caverna de Macpela, frente a Mambré, que es Hebrón, en tierra de Canaán. 20El campo, con la caverna que hay en él, vino a ser sepultura de la propiedad de Abraham, recibida de los hijos de Jet.

Debió de vivir Sara los postreros años de su vida alegre y contenta con el hijo que había dado a su marido, y ver llegar el fin de su vida llena de días y con la dulce esperanza de un destino glorioso de su posteridad. Era la mejor dicha de los patriarcas. Murió, pues, Sara, y Abraham le rindió los debidos honores fúnebres con la acostumbrada lamentación. Pero esta muerte de su esposa planteó al patriarca un problema. Como dice San Esteban, había vivido entre los pueblos cananeos, llevando una vida de nómada, sin poseer un palmo de tierra que pudiera decir suyo2. Muchos de su gente habían muerto durante los días que llevaban en Canaán, y los había enterrado en el campo, cerca de sus tiendas. Pero ahora se trataba de Sara, su esposa, y quiso procurarle una sepultura propia y digna, que fuera sepultura familiar y, además, expresión de su fe en la promesa que Dios le había hecho de que poseería aquella tierra.
Después de dar el número de años de Sara, según el estilo del documento (v.1), dice que murió en Quiriat-Arbá (“ciudad de los cuatro”), que el autor sagrado, en gracia de los lectores de su tiempo, identifica con Hebrón3. Se dice de ella que fue “fundada siete años antes que Tanis”4, es decir, Menfis. Aparece mencionada en una ostraka de Setis hacia el 2000 a.C. Fue por algún tiempo capital de la corte de David 5, siendo después conquistada por los idumeos, desmantelada por Judas Macabeo6 y destruida por las tropas de Tito (59 d. C.)7. Es en esta localidad, situada al borde del desierto de Judá, frente al mar Muerto, donde Abraham “vino a llorar” ritualmente a su querida esposa8. Allí moraban los jeteos, o hijos de Jet, o hititas, población asiática que a principios del segundo milenio antes de Cristo invadió Palestina empujada por la oleada de pueblos indoeuropeos que cayeron por entonces sobre el Asia Menor9. α ellos se dirige el patriarca para que se le conceda, al precio que sea, un terreno para sepultar a su esposa. “Entre Abraham y los hijos de Jet hay un asalto de cortesía… La escena tiene lugar en la asamblea de notables, a la puerta de la ciudad; todos pueden intervenir, y los dos interesados no parecen dirigirse el uno al otro, sino al círculo entero. El diálogo es rápido, animado, pintoresco, con algo de énfasis, como es normal entre gentes de condición y tratándose de una cuestión de gravedad.”10 En la transacción hay cortesía y cálculo diplomático, Abraham no quiere deber favores y quiere pagar lo justo. “La respuesta aduladora de los hijos de Jet, en el fondo dilatoria, encaja en las maneras orientales.”11 Abraham sabe el prestigio que tiene ante los dueños del país. El es un extranjero, pero todos saben que Dios le ha favorecido, es un príncipe de Dios (v.6). Como tal, quieren ofrecerle gratuitamente una de las tumbas de ellos. Pero él quiere una propia para su familia, y le interesa una sobre todo de un tal Efrón, y, en consecuencia, pide a la reunión que intercedan ante éste para que se la venda. Los lugares de enterramiento solían ser grutas naturales, abundantes en Palestina por su terreno calcáreo12. La caverna de Macpela sería así el panteón familiar. Los LXX y la Vg. traducen por “speluncam duplem,” como si fueran dos concavidades yuxtapuestas; pero el significado de la palabra de TM es desconocido13. Efrón, usando toda la doblez de la cortesía oriental, ofrece ese terreno gratuitamente; pero Abraham mide el alcance de su oferta. Por fin, Efrón, con toda elegancia, ofrece un precio de venta (v.15), que son 400 siclos de plata. No es moneda, sino peso en lingotes o anillos14. La moneda acuñada no existía aún. Es difícil valorar el equivalente de 400 siclos. El siclo equivalía a unos 13 gramos. En el modo de la oferta de Efrón se deduce que el importe no era muy elevado para gentes de la condición social de Abraham y él. Abraham aceptó y pagó el importe con plata corriente en el mercado (v.17). Esta puntualización es, sin duda, una adición redaccional, pues se contrapone el valor corriente de la plata en el mercado al oficial del templo15. Abraham compró la caverna y el campo de en derredor con su arboleda (v.18). Es la primera posesión del patriarca y el principio del cumplimiento de la promesa recibida de que algún día sería dueño de toda la tierra de Canaán. Y el autor sagrado añade que la compra fue hecha delante de cuantos entraban por la puerta de la ciudad. Era el lugar más público de la ciudad y donde se hacían las transacciones, pues allí solía estar lo más selecto y representativo de la ciudad16. En los textos cuneiformes de Nuzu se dice después de alguna transacción: “la tableta (de arcilla) ha sido escrita después de su proclamación en la puerta” de la ciudad o del palacio17. Era el modo de asegurar la publicidad y consagrar la venta oficialmente. Solía a veces hacerse un contrato sellado después. Solían tomarse como testigos gentes que pasaban por la puerta, y muchas veces el guardián de la misma.
El redactor puntualiza la localización de la caverna de Macpela junto a Hebrón. La tradición lo ha localizado en el actual Haram-al Jalil18, el santuario de gran veneración de los musulmanes. Después el redactor insiste en el hecho de la compra de aquellos terrenos conforme a todas las formalidades legales de la época. Sin duda que quiere probar que Abraham era ya propietario de algo del territorio de Canaán, y, por tanto, empezaba a cumplirse la promesa divina sobre él y su descendencia relativa a la posesión de toda la tierra de Canaán. La escena de la compra es interesante, pues nos da idea de las costumbres de la época y del carácter de aquellos jeteos, que, con muchas apariencias de generosidad, procuran sacar el mejor partido de la venta, sabiendo que el comprador era rico y generoso.

1 Vivió Sara ciento veintisiete años. – 2 Murió en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Vino Abraham – 3 H.Vincent, La sépulture des patriarches: RB (1920) 519-520 – 4 Hec 7:5 – 5 La palabra Quiryat es corriente en la formación de nombres geográficos entre los fenicios y en Canaán. Cf. Jos 14:15; Jos 15:15. El nombre Hebrón quizá venga como deformación de Arbaa. El P. Abel cree que procede de Habiru, los reconstructores de la ciudad., siete años antes que Tanis: Núm 13:22 (Géog. II 346). – 6 Num 13:22. – 7 Cf. 1Sa 30:31; 2Sa 2:1; 2Sa 2:3; 2Sa 3:2. – 8 Cf. 1Ma 5:65. – 9 Hoy día se llama Jalil (“amigo”) en recuerdo de Abraham, amigo de Dios. – 10 Cf. Miq 1:8; 2Sa 1:12; 2Sa 3:31; 1Re 13:30. – 11 Cf. M. J. Lagrange, études sur les rel. sémitiques 49-51. – 12 H. Vincent, art.c, 517. – 13 A. Clamer, o.c., p.322. – 14 Abel, Géog. I 438. – 15 Cf. H. Vincent, Canaa… 215. – 16 A. Barrois, Précis d’Archéologie biblique (París 1935) 133-134. – 17 Cf. H. Vincent, o.c., 519 – 18 Cf. Rut 4:1-12. – 19 Cf. R. De Vaux, art.c.: RB (1949) 25. – 20 Véase art. Macpela en DBS 5,618s.

Fuente: Biblia Comentada

Aunque la edad de Sara, la única edad de mujer a la muerte que se registra en las Escrituras, podría sugerir su importancia en el plan de Dios, nos recuerda de una manera más importante el nacimiento de su único hijo mucho más allá de la edad de dar a luz (a los noventa años de edad, cp. Gén 17:17) y la intervención de Dios para llevar al cumplimiento su promesa a ella y a Abraham. La muerte de Sara tuvo lugar ca. 2028 a.C.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La genealogía de Taré (v. Gén 11:27).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Ante la necesidad de adquirir una tumba para enterrar a Sara, su mujer, Abrahán se convierte en propietario de una parcela en la tierra prometida, y con ello adquiere también su derecho de ciudadanía en Canaán. La posesión de este sepulcro familiar y del terreno adyacente es como el anticipo y la prefiguración de la conquista de todo el resto del país.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La sepultura de Sara

Sara, la abuela de la nación de Israel merecía una tumba digna. Pero algo más estaba involucrado que la mera compra de un lugar adecuado para la sepultura. Abraham estaba decidido a poseer una porción de la tierra prometida antes de que él muriera y pudiera sepultar allí a su esposa. Las extensas negociaciones que se describen aquí muestran a Abraham usando la necesidad de una tumba para Sara para conseguir la propiedad de un terreno.

Las negociaciones, corteses pero difíciles, procedieron en tres etapas. Primera, Abraham pidió a los heteos que le dieran algún terreno para sepultura. Inmediatamente le ofrecieron algunos de sus sepulcros (quizá cuevas) para sepultar a Sara (3-6). Segunda, su respuesta cortés estimuló a Abraham a pedir que Efrón le vendiera la cueva de Macpela. Efrón ofreció entonces darle la cueva y el campo (7-11). Pero un regalo no asegura la propiedad en forma tan firme como la compra, de modo que Abraham insistió en comprar el campo y la cueva. Finalmente persuadió a Efrón a que fijara un precio. Puede que el precio fuera elevado para el terreno en cuestión (400 siclos de plata hubieran comprado un terreno bien amplio), pero Abraham aceptó sin regateos (12-16). De modo que ahora la tierra era suya sin discusión, de modo que sepultó allí a Sara. De esa forma, antes de morir, Abraham se había convertido en el propietario legal de una parte de Canaán, y de esa forma se había cumplido parcialmente otro aspecto de las promesas.

Notas. 2 HebroŒn estaba cerca de Mamre (cf. 18:1), donde Abraham había recibido muchas de las promesas (13:8; 18:1). 3 Los nombres semitas de los hijos de Het hacen improbable que tuvieran alguna conexión con los hititas (heteos) del Asia Menor. Eran simplemente otro grupo étnico entre los muchos que había en Canaán (cf. 15:19-21). 9 La mezquita actual en Hebrón tiene fundamentos del siglo I a. de J.C., lo cual muestra que el reclamo de que está encima de las tumbas de los patriarcas es antiguo.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

23.1-4 En los días de Abraham, la muerte y la sepultura estaban impregnadas de rituales y tradiciones. El no honrar a un muerto demostraba la peor falta de respeto. Si alguien no recibía una sepultura adecuada, se tomaba como una maldición. El luto era una parte esencial del ritual de los muertos. Los amigos y los parientes lloraban a gritos para que toda la vecindad los escuchara. Ya que no había funerarias, estos mismos amigos y parientes ayudaban a preparar el cuerpo para el entierro, que por lo general se llevaba a cabo el mismo día debido al clima cálido.23.4-6 Abraham estaba en una ciudad extranjera y buscaba un lugar para enterrar a su esposa. Algunos extraños se ofrecieron a ayudarlo, porque él era un «príncipe de Dios» y lo respetaban. Aunque Abraham no se había establecido en el área, su reputación era intachable. Los que emplean su dinero y su tiempo sirviendo a Dios a menudo reciben buenos dividendos: una buena reputación y el respeto de los demás.23.10-15 El cortés diálogo entre Abraham y Efrón era típico de los convenios en ese tiempo. Efrón ofreció amablemente su tierra a Abraham sin costo alguno; Abraham insistió en pagarlo; Efrón cortésmente mencionó el precio pero añadió, en efecto, que no era importante; Abraham pagó casi cinco kilos de plata. Ambos sabían lo que estaba sucediendo, pero continuaron con el proceso del trato. Si Abraham hubiera aceptado la tierra como un regalo cuando se la ofreció, hubiera insultado a Efrón, quién hubiera rescindido su oferta. Muchos comerciantes en el Medio Oriente todavía practican este ritual con sus clientes.AGAREscapar de nuestros problemas es por lo general la solución más tentadora. Es más, se puede convertir en un hábito. Agar era una persona que utilizaba ese recurso. Cuando algo salía mal, por lo general echaba a andar… en otra dirección.Sin embargo, vale la pena apuntar que los grandes retos que Agar enfrentó surgieron de las decisiones de otros. Sara la eligió para que le diera un hijo a Abraham, y probablemente Agar no pudo decir nada al respecto.No es difícil entenderla cuando, al quedar en estado, Agar miraba a Sara con desdén. A Sara le dolió tanto que la castigó. Esto motivó su primera huida. Cuando regresó a la familia y dio a luz a Ismael, la continua esterilidad de Sara debió haber contribuido a amargarlas a ambas.Cuando por fin nació Isaac, Sara buscó un pretexto para despedir a Agar y a Ismael. Lo encontró cuando sorprendió a Ismael molestando a Isaac. En el desierto, sin agua y ante la posibilidad de la muerte de su hijo, Agar trató de escapar una vez más. Huyó para no ver morir a su hijo. Una vez más, Dios intervino misericordiosamente.¿Ha notado usted con cuánta paciencia obra Dios para hacer que fracasen nuestros intentos de escape? ¿Ha comenzado a aprender que huir es sólo una solución temporal? El deseo continuo de Dios es que enfrentemos nuestros problemas con su ayuda. Experimentamos con mayor claridad la ayuda divina cuando estamos en medio de conflictos y dificultades, no fuera de ellos. ¿Son los problemas que hay en su vida lo que lo hacen utilizar la «solución de Agar»? Tome uno de esos problemas, pida ayuda a Dios y comience a enfrentarlo hoy.Puntos fuertes y logros :– Madre del primer hijo de Abraham, Ismael, quien llegó a ser fundador de las naciones árabesDebilidades y errores :– Cuando tenía que enfrentar los problemas, tenía la tendencia a huir– Su preñez provocó en ella fuertes sentimientos de orgullo y arroganciaLecciones de su vida :– Dios es fiel a sus planes y promesas, aun cuando los seres humanos compliquen el proceso– Dios muestra que nos conoce y que quiere que lo conozcamos– En el Nuevo Testamento se habla de Agar como tipo de los que buscan el favor de Dios por sus propios esfuerzos, en vez de confiar en Su misericordia y perdónDatos generales :– Dónde: Canaán y Egipto– Ocupaciones: sierva, madre– Familiares: Hijo: IsmaelVersículo clave :»Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora y ponte sumisa bajo su mano» (Gen 16:9).La historia de Agar se relata en Génesis 16-21. También se menciona en Gal 4:24-25. 23.16 Casi cinco kilos de plata era un precio alto por la porción de tierra que Abraham compró. A los heteos que vivían en esa tierra no les entusiasmaba la idea de que los extranjeros compraran terrenos por allí, así que Abraham tenía muy poca posibilidad de regatear.Efrón puso un precio excesivo. La costumbre de ese tiempo era pedir el doble del valor justo de la tierra, ya que esperaban que el comprador ofreciera la mitad. Sin embargo, Abraham no regateó. Pagó el precio inicial. El no trataba de tomar nada de balde. Aun cuando Dios le había prometido la tierra a Abraham, no se la arrebató a Efrón.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 892 Gén 17:17

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

los años… TM añade tantos. Se sigue LXX → §194.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., la vida de Sara fue

Fuente: La Biblia de las Américas

[.] Abrahán recorrió Palestina sin tener en ella ni siquiera donde poner el pie (He 7,9); todo lo tiene en promesa, siendo en esto el modelo de los creyentes. Sin embargo, la muerte de Sara le da la oportunidad de comprar, por lo menos, el lugar donde enterrarla.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[19] Gen 35, 27.

Fuente: Notas Torres Amat