Aconteció después de estas cosas que Dios probó a Abraham, diciéndole: —Abraham. El respondió: —Heme aquí.
Año 1872 a.C.
Que probó Dios a Abraham. Éxo 15:25, Éxo 15:26; Éxo 16:4; Deu 8:2; Deu 13:3; Jue 2:22; 2Sa 24:1; 2Cr 32:31; Pro 17:3; 1Co 10:13; Heb 11:17; Stg 1:12-14; Stg 2:21; 1Pe 1:7.
Heme aquí. Gén 22:7, Gén 22:11; Éxo 3:4; Isa 6:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Abraham es puesto la prueba al tener que ofrecer a Isaac, Gén 22:1-2.
Da prueba de su fe y obediencia, Gén 22:3-10.
El ángel lo impide, Gén 22:11-12.
Isaac es sustituido por un carnero, Gén 22:13.
El lugar es llamado Jehová proveerá, Gén 22:14.
Otra vez Abraham es bendecido, Gén 22:15-19.
Las generaciones de Nacor hasta Rebeca, Gén 22:20-24.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Sin ninguna duda esta parte de la Biblia es una de las más impactantes y memorables, y su resultado final es uno de los más finos textos que describen la fidelidad del Señor en su pacto y hacia su ciervo Abraham. También nos revela la gran fe de Abraham, Sara e Isaac, y nos acerca al futuro sacrificio de Dios a su único hijo, Jesús.
PARA VIVIRLO
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¿Matar a mi propio hijo?
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Parece increíble que Dios le mandara a Abraham «toma … tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas» y ofrécelo en sacrificio (Gén 22:2). ¿Qué clase de Dios pediría algo semejante? ¿Qué clase de Dios probaría la fe de un hombre a tan alto precio?
Hubo varias pruebas para la fe de Abraham que nosotros probablemente hubiéramos fallado. Incluso, hubiéramos tachado a Dios de cruel y sanguinario, pero Abraham le creyó.
A pesar que el sacrificio de Isaac parece ir contra las promesas de Dios, Abraham igual creyó que Jehová cumpliría su palabra, sin importar que le pidiera que llevara a su hijo Isaac a la muerte (Rom 4:17).
Esta solicitud es también una dura lección de que cada vida nace de Dios y pertenece siempre a Él (Gén 2:7; Job 27:3; Job 33:4). En esencia, la vida sólo es un préstamo, tanto la de los padres como la de los hijos. Dios puede solicitarla de vuelta en cualquier momento. La petición de sacrificar a Isaac, fue similarmente angustiante al difícil período que Abram y Sarai vivieron cuando esperaban concebir a este único hijo (Gén 18:1-15; Gén 21:1-7). Su vida y las vida de cualquier hijo, deben estar en las manos de Dios.
Pero no existen errores. Dios aborrece el sacrificio humano, como podemos leer en muchos pasajes del AT. (Lev 18:21; Lev 20:2; Deu 12:31; Sal 106:35-38, Eze 20:30, Eze 20:31). Así fue que cuando Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo, Dios lo detuvo y proveyó otra alternativa para que usara en lugar de Isaac. Esto prueba que Abraham tenía una fe inquebrantable. Dios es el Dios de misericordia. Y también es el Dios de sabiduría. Algunas veces hace que nosotros encontremos sus peticiones muy extrañas, pero como Abraham, debemos creer y obedecer. Él nos recompensará por nuestra fe con su bondad y su justicio.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
después de estas cosas: Una nueva historia esta a punto de comenzar (Gén 15:1). Muchas veces el término Dios incluye su artículo («el Dios», Gén 46:3; Gén 48:15), esta es la manera de indicar que la «genuina Deidad» o el «Dios verdadero» es quien hace estas demandas y no un falso dios ni un demonio. Esta es la séptima vez que Dios se le presenta a Abraham desde que llegó a la tierra de Canaán.
Jehová probó a Abraham para darle una oportunidad de mostrar su verdadero carácter. No fue para tenderle una trampa a Abraham ni para armar o destruir su fe, pero sí para refinarla, permitiéndole demostrar su propio y más profundo carácter. Las palabras «no nos metas en tentación» de Mat 6:13, sugieren exactamente la misma idea.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
PROBÓ DIOS A ABRAHAM. La fe de Abraham en Dios y su entrega a Él fueron probadas al máximo. Dios le ordeno que hiciera algo totalmente contrario al sentido común, a su amor paternal y a su esperanza de toda la vida (v. Gén 22:2). En el relato de Abraham, se observan tres grandes pruebas de su fe.
(1) el llamado a separarse de su tierra y su parentela (Gén 12:1) y salir sin saber a dónde iba (cf. Heb 11:8);
(2) la necesidad de confiar en Dios para la promesa del pacto sin ver el cumplimiento de esa promesa por veinticinco años (Gén 12:1-3; Gén 15:6; Gén 15:8; Gén 18:9-14; Heb 11:1-40 Heb 11:8-13);
(3) La orden de que sacrificara a Isaac, el hijo prometido (cap. Gén 22:1-24). De una manera similar a la de Abraham, será probada la verdadera fe de todos los creyentes.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
22. El Sacrificio de Isaac.
A braham había mostrado su obediencia a Dios al abandonar su parentela de Jarrán para andar errante por tierra hostil. Ahora este espíritu de obediencia llegará al colmo al acatar la orden divina de sacrificar a su propio hijo, como se hacía a las divinidades cananeas. La descripción es emocionante y grandiosa, y pertenece al documento elohísta, siendo su joya literaria.
1Después de todo esto, quiso probar Dios a Abraham, y, llamándole, dijo: “¡Abraham!” Y éste contestó: “Heme aquí.” 2Y le dijo Dios: “Anda, toma a tu hijo, a tu unigénito, a quien tanto amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah y ofrécemelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te indicaré.” 3Se levantó, pues, Abraham de mañana, aparejó su asno y, tomando consigo dos mozos y a Isaac, su hijo, partió la leña para el holocausto y se puso en camino para el lugar que le había dicho Dios. 4Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio de lejos el lugar. 5Dijo a sus dos mozos:” Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allí, y, después de haber adorado, volveremos a vosotros.” 6Y tomando Abraham la leña para el holocausto, se la cargó a Isaac, su hijo; tomó él en su mano el fuego y el cuchillo, y siguieron ambos juntos. 7Dijo Isaac a Abraham: “Padre mío” “¿Qué quieres, hijo mío?,” le contestó. Y él dijo: “Aquí llevamos el fuego y la leña; pero la res para el holocausto, ¿dónde está?” 8Y Abraham le contestó: “Dios se proveerá de res para el holocausto, hijo mío”; y siguieron juntos los dos. 9Llegados al lugar que le dijo Dios, alzó Abraham el altar y dispuso sobre él la leña, ató a su hijo y le puso sobre el altar, encima de la leña. 10Agarró el cuchillo y tendió luego su brazo para degollar a su hijo. 11Pero le gritó desde los cielos el ángel de Yahvé, diciéndole: “¡Abraham, Abraham!” Y éste contestó: “Heme aquí.” 12“No extiendas tu brazo sobre el niño – le dijo – y no le hagas nada, porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo, a tu unigénito.” 13Alzó Abraham los ojos, y vio tras sí un carnero enredado por los cuernos en la espesura, y cogió el carnero y lo ofreció en holocausto en vez de su hijo. 14Llamó Abraham a aquel lugar “Yahvé-yire” – Yahvé ve; por lo que todavía se dice: “En el monte de Yahvé se proveerá.” 15Llamó el ángel de Yahvé a Abraham por segunda vez desde los cielos, 16y le dijo: “Por mí mismo juro, palabra de Yahvé, que por haber tú hecho cosa tal, de no perdonar a tu hijo, a tu unigénito, 17te bendeciré largamente, y multiplicaré grandemente tu descendencia, como las estrellas del cielo o como las arenas de la orilla del mar, y se adueñará tu descendencia de las puertas de tus enemigos, 18y la bendecirán todos los pueblos de la tierra, por haberme tú obedecido.” 19Volvióse Abraham a los mozos, y, levantándose, fueron juntos a Bersabé, y habitó Abraham en Bersabé.
Con la partida de Ismael y de su madre debió de quedar tranquila la tienda de Abraham, aunque el corazón del patriarca estaría lacerado por la violenta despedida de su primer hijo. Isaac crecía rodeado de las caricias de sus padres; pero Dios tenía decretado valerse de él para someter al patriarca a la más dura prueba que corazón de padre pudo jamás sufrir. Los dioses cananeos tenían exigencias bárbaras, pues pedían a sus adoradores el sacrificio de sus propios hijos como las víctimas más apreciadas1. Mesa, rey de Moab, inmoló a su hijo heredero sobre las murallas para conseguir de su dios la liberación de la ciudad, asediada por los israelitas2. Esta costumbre la encontramos también entre los fenicios y cartagineses. En las ciudades cananeas de Megido, Gezer y Jericó se han encontrado restos de niños inmolados como sacrificio de fundación3. Entre los israelitas tenemos el caso de Jefté, inmolando a su hija para cumplir un voto4. Estas costumbres bárbaras han sido siempre proscritas por el legislador hebreo5. El autor sagrado, en el caso del sacrificio de Isaac, tiene cuidado en decir de antemano al lector que la orden extraña dada por Dios a Abraham es una prueba (v.1) para aquilatar su fe y su obediencia. Estaba habituado a otras ordenaciones divinas mucho más familiares y benevolentes. Sin duda que el patriarca sabía que los cananeos hacían sacrificios de sus hijos por exigencia de sus divinidades. En su mentalidad, influida por el ambiente, no le pareció injusta la exigencia divina. En toda su vida no había hecho sino caminar errante por orden de su Dios, llevado de misteriosos designios y lejanas promesas. Una vez más se entrega ciegamente en manos de su Dios.
La orden divina es tajante y, además, parece que se complace en herir al patriarca en lo más íntimo de su corazón al recordarle que debe sacrificar a su hijo unigénito, a quien tanto ama (v.2). Era el hijo legítimo de su verdadera esposa, el único hijo que le quedaba después de la partida de Ismael, sin esperanza humana de tener otro, el hijo que debía ser heredero de sus promesas divinas. No sabemos cuáles eran los pensamientos íntimos del patriarca ante esta perspectiva; pero sin duda que él, que sabía que su hijo había nacido en condiciones excepcionales, pensaría que el omnipotente Dios arbitraría el modo de que las promesas se cumplieran. Con la mayor naturalidad, el padre acepta la orden divina, y se dispone a ofrecer a su hijo en “sacrificio” de holocausto, que era el más perfecto y acepto a la divinidad, pues en él se quema toda la víctima6. Era por ello la expresión más completa del abandono del don ofrecido a la divinidad, excluyendo todo propio provecho, como sucederá en los sacrificios “pacíficos.”7 El lugar del sacrificio es la tierra de Moriah (v.2), zona montañosa por lo que a continuación dice. Las versiones suelen traducir el nombre de Moriah8. El nombre aparece en la Biblia nada más que aquí y en 2Cr 3:1, donde designa el lugar del emplazamiento del templo de Salomón. Los israelitas, pues, asociaron el lugar del sacrificio de Isaac con la colina donde se elevaba el templo de Jerusalén9. Los samaritanos localizaban la escena en el Garizim. La indicación bíblica de que estaba sobre “una montaña” y a tres días de Bersabé no sirve para buscar su localización, pero se ajusta bien a la distancia entre Bersabé y Jerusalén.
Con la mayor naturalidad y sin explicaciones sobre el estado de ánimo del patriarca, el autor nos dice que el patriarca se puso en camino, levantándose de mañana, lo que supone que la orden divina fue recibida en sueños durante la noche, según es costumbre en el estilo narrativo de este documento. El patriarca, pues, se puso en camino, preparó la leña, aparejó el asno y, acompañado de dos criados y de su hijo, que será la víctima, se dirigió hacia el lugar indicado por Dios. Allí llegó al tercer día. Supuesto que el lugar señalado sea Jerusalén, la distancia es de unos 70 kilómetros. Llegados al pie del monte, el padre cargó la leña sobre los hombros del hijo y emprendió la subida, llevando él el fuego y el cuchillo10. Caminaban juntos padre e hijo, éste tranquilo, y el padre con el corazón oprimido por el dolor. En un momento, el hijo rompe el silencio, preguntándole por la víctima del sacrificio que van a ofrecer, y el padre responde con una evasiva: Dios proveerá (v.8). Por delicadeza había dejado el patriarca a sus dos criados lejos, para que no fueran testigos de tan terrible escena. Llegados al lugar convenido, preparan el altar, disponen sobre él la leña, y entonces debió de ser cuando el padre declaró al hijo cuál era la víctima que Dios se había escogido. Sin oposición alguna, el hijo se deja atar y colocar sobre la leña que ha de recibir su sangre11. En el momento solemne en que Abraham va a descargar el golpe mortal sobre el cuello de su hijo y sobre su propio corazón, el ángel del Señor interviene, declarando que Dios se da por satisfecho con la prueba12: Por mí no has perdonado a tu hijo unigénito (v.12). Y, en efecto, Dios proveyó de víctima adecuada para el sacrificio: un carnero enredado por los cuernos en la espesura (v.13). Por eso llamó Abraham a aquel lugar Yahvé-yire (Yahvé verá o proveerá) (v.14). Esta sustitución de la víctima humana por un carnero está en armonía con la legislación mosaica, que ordena sacrificar una víctima animal en sustitución del primogénito13. Con esta idea de sustitución fueron desapareciendo los sacrificios humanos en el mundo semítico14.
El profeta Samuel dirá más tarde: “Mejor es la obediencia que las víctimas.”15 Esta obediencia es la que Dios pedía a su amigo, y cuando la hubo mostrado, se dio por satisfecho. Era ésta una lección para los israelitas, que con tanta facilidad se dejaban llevar de las costumbres cananeas, y algunas veces ofrecieron sus propios hijos en los altares de los ídolos o aun de su Dios, que abominaba de tales sacrificios humanos16.
En este relato nos enseña, además, el autor sagrado que el valor del sacrificio está en la devoción del oferente más que en la calidad de las víctimas. “Sacrificio grato al Señor es el espíritu contrito y atribulado.”17 Y en otro lugar: “Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y cumple al Altísimo tus votos.”18 Cuando la devoción falta y el sacrificio se reduce a derramar la sangre de las víctimas, uno y otros son abominables al Señor, según declara Isaías19. En la Epístola a los Hebreos se pondera la fe de Abraham, “que ofreció a Isaac cuando fue puesto a prueba, y ofreció a su unigénito, el que había recibido la promesa y de quien se había dicho: “Por Isaac tendrás tu descendencia,” pensando que hasta de entre los muertos podría Dios resucitarle.”20 Con este mismo hecho confirma el apóstol Santiago su doctrina de la justificación obtenida por las obras, única expresión sincera de la fe: “¿Quieres saber, hombre vano, que es estéril la fe sin las obras? Abraham, nuestro padre, ¿no fue justificado por las obras cuando ofreció sobre el altar a Isaac, su hijo? ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y que por las obras se hizo perfecta?”21 De todos los sacrificios de la antigua Ley es, sin duda, éste el tipo más expresivo del sacrificio del Calvario, en que Jesucristo fue a la vez víctima y sacerdote, por cuanto se dejó sacrificar voluntariamente.
Cuánto haya agradado a Dios esta obediencia del padre y del hijo, nos lo muestra la solemnidad con que ratificó sus anteriores promesas mesiánicas: Por mí mismo juro… te bendeciré largamente y multiplicaré grandemente tu descendencia, como las estrellas del cielo y como las arenas de la orilla del mar… (v.17). Es la primera vez que en la Biblia se menciona un juramento divino (“El ángel de Yahvé” es probablemente adición de un redactor preocupado de salvar la trascendencia divina). En Heb 6:13 se dice que Dios, no encontrando nada superior a El, jura por sí mismo22. La numerosa posteridad de Abraham se adueñará de las puertas de tus enemigos (v.17). Someterá a sus enemigos, cuya fuerza de resistencia está en las puertas de sus ciudades amuralladas23. Y en su nombre glorioso le bendecirán todos los pueblos de la tierra (v. 18)24; es decir, todos los pueblos se considerarán benditos por influencia del gran antepasado Abraham25.
Una vez cumplido el sacrificio, Abraham volvió con su hijo y sus criados a Bersabé, donde habitualmente moraba (v.19),
La Familia de Abraham en Aram (20-24).
20Después de todo esto recibió Abraham noticia, diciéndole: “También Melca ha dado hijos a Najor, tu hermano; 21Hus es el primogénito, Buz su hermano, y Camuel, padre de Aram; 22Quesed, Jazó, Pildas, Yidlaf y Batuel.” 23Batuel fue el padre de Rebeca. Estos son los ocho hijos que dio Melca a Najor, hermano de Abraham. 24También su concubina, de nombre Reumá, le parió a Tebaj, Gajam, Tajas y Maaca.
La Ley mosaica prohibía con insistencia las relaciones matrimoniales con los pueblos cananeos, a fin de evitar el contagio de la idolatría y de la inmoralidad de los cananeos. Mirando a esto, el autor sagrado nos muestra la conducta de los patriarcas, que evitan tomar esposas de entre los pueblos de Canaán y van a buscarlas a la tierra que consideraban como solar común de la familia. Pues, preparando estos relatos, el autor sagrado nos cuenta el desarrollo de la familia de Teraj en Siria, continuando lo dicho en 11:27s. El autor sagrado parece presentarnos la noticia llegada a Abraham sobre el desarrollo de su parentela en Siria, como si fuera traída por las caravanas de mercaderes que desde Mesopotamia pasaban por Siria y Palestina camino de Egipto. Era la “via maris” de que nos hablará Isaías26. Ciertos nombres de la familia de Najor aparecen en otros lugares de la Biblia como nombres geográficos. Esta genealogía está insertada para preparar el relato sobre el viaje de Eliecer, siervo de Abraham, para buscar esposa para Isaac. Como en otras tablas etnográficas, las relaciones entre tribus se explican por procedencias de personajes que dan nombre a las mismas. Muchas veces las relaciones entre estas tribus “no son siempre de parentesco, sino de vecindad en el presente o pasado o aun de simples relaciones comerciales.”27 El carácter artificial de estas genealogías de tipo epónimo se ve en el número, pues aquí, como en el caso de la descendencia de Ismael28 y de Jacob, son doce hijos (ocho de la esposa legítima y cuatro de la concubina). De los nombres aquí dados, algunos son nombres de tribus conocidas. Así Hus29, al nordeste de Palestina o quizá en Edom30. Buz: también en Transjordania meridional, en Edom31. Es el país de Bâzu del prisma de Asaradón. Camuel (Qemuel) es desconocido32. Aram aquí aparece como hijo de Camuel, mientras que en 10:22 (P) es hijo de Sem. Es la región donde habitaba la familia de Abraham en Jarrán33. Quesed: quizá el supuesto epónimo de las Kasdim o caldeos34. Sabemos que hay relaciones estrechas entre arameos y caldeos: “los caldeos de Ur y los arameos de Jarrán, unidos por lazos de origen, de parentesco, de vida común y de intereses comunes, han poseído también una religión común.”35 Jazó: no mencionado en otro lugar de la Biblia. Se suele identificar con el Bâzu del prisma de Asaradón. Pildas y Yidlaf son desconocidos. Batuel: de origen arameo36. En los textos de Tell Amarna aparece un cananeo con el nombre de “Battilu.” Tebaj: hay un nombre igual de una ciudad conquistada por David37, el Tubihi de las cartas de Tell Amarna. Gajam: desconocido38. Tajas: región del Líbano, el Tajsi de las cartas de Tell Amarna. Maaca: al sur del Hermón39.
1 Cf. Lev 18:21; Lev 20:2-3; Lev 20:4; 2Re 23:10; Jer 33; 35. – 2 Cf. 2Re 3:27. – 3 Véase H. Vincent, Canaan d’aprés la exploration récente p. 188-196. – 4 Jue 11:30-31. – 5 En Exo 22:29 se habla de la entrega del hijo primogénito a Dios, pero se trata de la circuncisión. En Exo 34:20 se ordena rescatar al hijo primogénito por una cantidad de dinero. – 6 Cf. Lev c.1. – 7 Cf. Lev c.3. – 8 Los LXX: “país elevado”; Vg “terram visionis”; Sir. Peshitta: “país de los amorreos,” Que en tiempo de los patriarcas parece que era la parte meridional de Palestina: Gen 14:7; Gen 14:13 : Num 13:29; Deu 1:7; Jos 10:5. – 9 Véase FL. Josefo, Ant. Iud. I 13:1. – 10 Los Santos Padres han visto en Isaac llevando la leña para el sacrificio a Cristo llevando la cruz para ser crucificado en ella (Tertul., Adv. Marc. III 18; Adv. Iud. 10). – 11 Dice San Cipriano: “Isaac prefigura a la víctima dominical, cuando se ofrece para ser inmolada por su padre, mostrándose paciente” (De bono patientiae X). – 12 “ángel de Yahvé” debe ser una adición redaccional, pues a continuación se supone a Dios hablando personalmente: “Por mí no has perdonado.” Por otra parte, la mención de Yahvé en este documento elohísta es extraña, y sin duda que es retoque posterior. – 13 Cf. Exo 34:19-20; Exo 13:13. – 14 En las fórmulas mágicas asirias se encuentra esta frase: “ha roto la cabeza del asno en vez de la cabeza del hombre.”.. F. Dhorme, La religion des Hébreux nomades, 215. El mismo sentido parece que tiene en la leyenda griega de Ifigenia la sustitución de su sangre por la de un animal. – 15 1Sa 14:22. – 16 Cf. Sal 105:37; Isa 57:5-16-20. – 17 Sal 51:19. – 18 Sal 50:14. – 19 Isa 1:11s. – 20 Heb 11:17-19. – 21 Sant 2:20-22. – 22 Sobre esta fórmula de juramento véase Exo 32:13; Isa 45:23; Jer 22:5. Amo 6:8 : “Por mi alma”; Amo 4:2 : “Por su santidad”; Jer 44:26 : “Por su gran nombre.” – 23 Cf. Gen 24:60. – 24 Los LXX: “serán benditos todos los pueblos de la tierra.” Este sentido pasivo es adoptado en Hch 3:25. – 25 Sobre el sentido religioso del sacrificio de Isaac en la patrística, véanse: San Ireneo, Contra haer. IV 5 n.4; Orígenes, In Gen. hom.8 n.8; San Ambrosio, De Caín et Abel I 8; De Abraham I 8. La tradición Litúrgica: “In figuris praesignatur cum Isaac immolatur.” Véase art. Abraham en DTCh I 104-106. – 26 Isa 9:1. – 27 A. Clamer, o.c., p.319. – 28 Gen 25:12-16. – 29 Job 1:1. – 30 Jer 25:20; Lam 4:21. – 31 Véase P. Dhorme, Les pays bibliques et l’Assyrie: RB (1911) 208-209. – 32 Como nombre de persona aparece en Num 34:24; 1Cr 27:17. – 33 Cf. Gen 11:31; Gen 24:10.25; Gen 27:43; Gen 28:2.5-7. – 34 Gen 11:28.31. – 35 P.Dhorme, Abraham dans le cadre de l’histoire:RB (1928) 484-485. – 36 Gén 25.20 ; 28.5. – 37 Cf. 2Sa 8:8; 1Cr 18:8. – 38 En un monolito de Salmanasar III aparece un príncipe llamado Giammu. – 39 Véase Abel, Géorg. I 250.
Fuente: Biblia Comentada
probó Dios a Abraham. No fue una tentación, sino un examen de parte de Dios del corazón de Abraham (cp. Stg 1:2-4; Stg 1:12-18).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
La genealogía de Taré (v. Gén 11:27).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
La historia de Abrahán llega ahora a su punto más dramático: el hijo nacido en virtud de la promesa tiene que ser ofrecido en sacrificio. Abrahán se muestra dispuesto a cumplir la orden divina, por lo que, al mantenerse fiel en el momento de la prueba suprema, llega a ser un perfecto ejemplo de fe y de obediencia a la palabra del Señor. Ver 1Ma 2:52; Sir 44:20; Sab 10:5; Stg 2:21.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El sacrificio de Isaac
Este es uno de los episodios más dramáticos y de más importancia teológica en Gén. El mandato cruel de sacrificar a Isaac, el dolor del ascenso solitario de Abraham y su hijo hasta el lugar del sacrificio, el proceso doloroso de atar al muchacho y ponerlo sobre el altar, y la intervención a último momento desde el cielo convierten a este relato en una de las historias mejor contadas de la literatura mundial. Pero es mucho más que eso. Es la última gran prueba de la fe de Abraham, comparable al llamado original a dejar su hogar y familia (cf. v. 2 con 12:1). Aunque se nos dice que era una prueba (1), para Abraham el mandato de Dios era totalmente real. Era emocional y teológicamente aterrador, porque se dependía de Isaac para el cumplimiento de todas las promesas de bendición. Abraham, presionado entre el amor por su hijo y la obediencia a Dios, enfrentó decisiones agónicas. Paso a paso, la fe y la esperanza triunfaron sobre el temor y la duda, hasta que el cuchillo se levantó para matar a su hijo. De esta manera Abraham mostró que estaba dispuesto a poner el llamado de Dios sobre cualquier otro compromiso y vínculo emocional; en ese momento, la prueba terminó. El había aprobado con excelentes calificaciones. Se sacrificó un carnero en lugar de Isaac; el ángel declaró que el acto de obediencia de Abraham cambiaba la condición de las promesas. Estas pasaban a ser garantías juramentadas para innumerables descendientes, la conquista de tierra y bendición sobre él, y a través de él a todas las naciones del mundo.
Los vv. 16-18 son las últimas palabras que habló Dios a Abraham según el registro de Gén. y no se puede minimizar su importancia. Desde ahora en adelante no hay dudas en cuanto al cumplimiento de la promesa. La obediencia de Abraham llevó a Dios a garantizar sus promesas con un juramento.
De acuerdo con el NT, sin embargo, hay más en el sacrificio de Isaac que el ejemplo supremo de alguien comprometiéndose a sí mismo a obedecer a Dios completamente (Heb. 11:17-19); es un cuadro del amor en sacrificio de Dios mismo. Así como Abraham dio a su único hijo en sacrificio, así el Padre “no eximió ni a su propio Hijo” en favor del mundo (Rom. 8:32; Juan 3:16). En la sumisión decidida deIsaac a la voluntad de Abraham vemos un cuadro del Hijo que dijo:“Padre … no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Luc. 22:42).
20-24 Con el futuro de Isaac garantizado (17), la narración se adelanta brevemente para mostrarnos los antepasados de Rebeca, su futura esposa. Como aclara el cap. 24, Dios tenía todo arreglado. Esta breve genealogía nos muestra la manera en que Dios provee para nuestras necesidades antes de que nos demos cuenta de ellas (Mat. 6:25-34).
Notas. 1 Dios prueba a las personas para revelar su verdadero carácter (cf. Deut. 8:2, 16). 2 Moriah comúnmente se identifica con la colina en Jerusalén sobre la cual se erigió el templo (2 Crón. 3:1). De esa forma, el sacrificio del carnero por Abraham preanunciaba los sacrificios posteriores de animales en el templo, tanto como el del “Cordero de Dios” (Juan 1:29). Como Abraham descubrió posteriormente, Moriah significa “Jehovah proveerá” (vv. 8, 14; ver nota de la RVA). El nombre del lugar en el cual iba a morir su hijo probaría ser el lugar de la provisión divina. El sacrificio humano no es parte de la voluntad de Dios para su pueblo. Un holocausto era un tipo común de sacrificio, en el cual se quemaba sobre el altar a la víctima completa (cf. Lev. 1). 9 Lo común era atar a los animales antes del sacrificio.La atadura sólo se menciona aquí en el AT y subraya la disposición de Isaac a ser sacrificado.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
22.1 Dios probó a Abraham, no para hacerlo tropezar y caer, sino para incrementar la capacidad de Abraham de obedecer a Dios, y así desarrollar su carácter. De la misma manera que el fuego refina al mineral para extraer metales preciosos, Dios nos refina por medio de circunstancias difíciles. Cuando somos probados nos podemos quejar, o podemos tratar de ver cómo Dios nos está forzando para forjar nuestro carácter.22.3 Aquella mañana siguiente Abraham comenzó uno de los actos de obediencia más grandes registrados en la historia. Viajó 80 km hasta el monte Moriah cerca de Jerusalén. Con los años había aprendido lecciones muy duras acerca de la importancia de obedecer a Dios. Esta vez obedeció en forma rápida y total. A menudo obedecer a Dios es una lucha, porque puede significar que le entreguemos algo que verdaderamente amamos. No siempre debemos esperar que nuestra obediencia a Dios sea fácil ni que venga en forma natural.22.6 No sabemos cómo Abraham llevó el fuego. Tal vez llevó un carbón encendido o un pedernal para encender el fuego.22.7, 8 ¿Por qué le pidió Dios a Abraham que hiciera un sacrificio humano? Las naciones paganas practicaban los sacrificios humanos, pero Dios mismo los condenaba como un terrible pecado (Lev 20:1-5). Dios no quería la muerte física de Isaac, pero quería que Abraham sacrificara en su corazón a Isaac para que se convenciera de que amaba más a Dios que a su hijo prometido y largamente esperado. En realidad, Dios estaba probando a Abraham. El propósito de las pruebas es fortalecer nuestro carácter e incrementar nuestra consagración a Dios y su agenda. A través de esta experiencia difícil, Abraham aprendió sobre su compromiso de obedecer a Dios. También aprendió sobre la habilidad de Dios para resolver.22.12 Es difícil soltar lo que amamos profundamente. ¿Qué podría ser más apropiado que amar al único hijo? Aun entonces, cuando le damos a Dios lo que El nos pide, nos devuelve mucho más de lo que nosotros pudiésemos haber soñado. Los beneficios espirituales de sus bendiciones superan enormemente nuestros sacrificios. ¿Ha dejado usted de entregarle a Dios su amor, sus hijos o su tiempo? Confíe en que El proveerá (22.8).22.13 Observe el paralelo que hay entre el carnero ofrecido en el altar como un sustituto de Isaac y Cristo mismo ofrecido en la cruz como nuestro sustituto. Mientras que Dios detuvo a Abram para que no sacrificara a su hijo, Dios no libró a su propio Hijo, Jesús, de morir en la cruz. Si Jesús no hubiera muerto, el resto de la humanidad hubiera perecido. Dios envió a su único Hijo a morir por nosotros para librarnos de la muerte eterna que merecemos y en su lugar, darnos vida eterna (Joh 3:16).22.15-18 Abraham recibió grandes bendiciones por su obediencia a Dios. Primeramente, Dios dio a Abraham la capacidad de conquistar a sus enemigos. En segundo lugar, Dios prometió a Abraham hijos y nietos que serían de bendición a toda la tierra. Sus vidas cambiarían al conocer la fe de Abraham y sus descendientes. Muy a menudo pensamos que las bendiciones son regalos que vamos a disfrutar. Pero cuando Dios bendice, su bendición se extiende a otros.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 856 Job 1:12; Heb 4:15; Heb 5:8; 1Pe 1:7
b 857 Isa 6:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Dios probó a Abraham. Dios prueba a las personas para afirmarlas y fortalecerlas (cp. Ex 20:20; Stg 1:2– 4). Satanás las tienta para tratar de hacerlas caer (cp. Job 1:9– 11; Mt 4:1– 11).
Fuente: La Biblia de las Américas
probó Dios a Abraham. Dios no tienta a nadie a hacer lo malo (véase nota en Stg 1:13), pero en ciertos casos El nos examina o prueba, como en este caso con Abraham.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[=] *Sap 10:5 *Si 44:20 *Heb 11:17 *Sant 2:21 *1Mac 2:52
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[1] Las circunstancias de esta prueba de la fe y obediencia de Abrahán hacen creer que Dios ordenaba este suceso para que fuese una figura de nuestro divino Salvador Jesús, inmolado en la cruz.[2] Monte llamado por eso Moria, esto es, Visión. Allí fue después edificada Jerusalén y en una de cuyas colinas estuvo el Calvario.[5] Abrahán, fiado en las promesas de Dios sobre Isaac, creía que poderoso era Dios para resucitar a Isaac. Hebr 11, 19.[6] Viva imagen de Jesucristo cargado con la cruz.[9] Tendría Isaac unos veinticinco años, por tanto fue atado con pleno consentimiento, por lo que se convierte en figura de Cristo y su sacrificio en la cruz.[16] Hebr 6, 13, 17.[17] Luc 1, 74; Gal 3, 15.[18] Gen 12, 3; 13, 15; 26, 4.