Comentario de Números 16:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Después Moisés dijo a Coré: —Presentaos mañana tú y todo tu grupo delante de Jehovah; tú, ellos y Aarón.

Tú y todo tu séquito. Núm 16:6, Núm 16:7.

poneos mañana delante. 1Sa 12:3, 1Sa 12:7; 2Ti 2:14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dios juzgó a aquellos que se habían rebelado contra Moisés y Aarón dándoles muerte.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Juicio sobre los rebeldes. El escoger a los sacerdotes era prerrogativa de Dios. El llevar incienso simbolizaba presentarse delante de Dios para su aprobación. Las Escrituras comparan las oraciones de los santos con el incienso (Sal. 141:2; Apoc. 8:3). Cuando el tabernáculo fue erigido, Nadab y Abihú, dos de los hijos de Aarón, ofrecieron incienso que Dios no había mandado. No fueron aceptados y murieron (Lev. 10). Por lo tanto, Coré y sus seguidores deben haberse dado cuenta de lo serio de la situación mientras que se acercaban con sus incensarios. El peligro fue más notorio cuando la gloria del Señor apareció a la entrada del tabernáculo, una siniestra advertencia de juicio (cf. 12:5; 14:10). Esta imagen debe haber influido en Santiago cuando advierte a la iglesia: “Hermanos, no murmuréis unos contra otros, para que no seáis condenados. ¡He aquí, el Juez ya está a las puertas!” (Stg. 5:9).

El Señor no reconoció al grupo de Coré. Sólo se dirigió a Moisés y a Aarón. Más adelante en el relato se nos dice que los ancianos estaban con Moisés (v. 25). A la congregación se le ordenó apartarse de las tiendas de los rebeldes, “no sea que perezcáis con todos sus pecados” (v. 26). Sin embargo, cuando vino el juicio se hizo evidente que la mera separación no era suficiente. La gente huyó aterrorizada (v. 34), a semejanza de Lot escapando de la ruina de Sodoma y Gomorra (Gén. 19:17).

El juicio sobre Coré y su séquito fue inmediato. La forma en que el autor narra su muerte trae a colación el hecho de que estaban perdidos espiritualmente. El Seol los tragó vivos. El seol (“tumba”) era visto como la morada de los muertos debajo de la tierra. Sus pertenencias perecieron con ellos, tal como sucedió en el caso de Acán cuando tomó del botín de Jericó que estaba destinado a la destrucción (Jos. 7). Por último, el texto resume diciendo que ellos perecieron en medio de la asamblea, implicando que habían perdido su lugar entre el pueblo de Dios (v. 33). Los 250 partidarios murieron al igual que habían muerto Nadab y Abihú. Algunos eruditos piensan que la abertura de la tierra fue un fenómeno natural, señalando condiciones en partes del desierto que harían posible algo como esto. Tales explicaciones, cualquiera que sean sus bases, nunca deben oscurecer la verdad de que Dios había juzgado a los enemigos de sus siervos Moisés y Aarón.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

f 888 Núm 16:6

g 889 1Sa 12:7

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo