Jehovah habló a Moisés diciendo:
Es muy probable, que las cosas registradas en este capítulo y los siguientes cuatro se llevaron a cabo durante el tiempo que los israelitas estuvieron en Cades (Deu 1:46.) Núm 15:1.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La ley sobre las ofrendas y libaciones, Núm 15:1-13.
El extranjero está bajo la misma ley, Núm 15:14-16.
La ley de las primicias de la masa para que sea una ofrenda mecida, Núm 15:17-21.
El sacrificio por los pecados de ignorancia, Núm 15:22-29.
El castigo contra la soberbia, Núm 15:30-31.
El que viole el día de reposo debe de ser apedreado, Núm 15:32-36.
La ley de los bordes, Núm 15:37-41.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Las palabras cuando hayáis entrado en la tierra pueden parecer inapropiadas después de los sucesos de los capítulos Núm 13:1-33; Núm 14:1-45. Pero Dios no rechazó a los israelitas por completo. Sus hijos entrarían en la tierra que los padres habían rechazado. El capítulo Núm 15:1-41, que se concentra en ofrendas y sacrificios, no sólo instruye al pueblo en la adoración a Dios, también es una señal de la continuidad de su promesa: al final, el pueblo entraría en la tierra.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
15. Leyes Relativas a los Sacrificios.
E n este capítulo encontramos una serie de leyes al estilo del Levítico que han sido puestas aquí sin conexión histórica con el relato, pues son dadas para el tiempo en que Israel esté ya en Canaán.
Oblaciones de Harina y Libaciones en los Sacrificios (1-16).
1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación, que yo voy a daros, 3y hagáis a Yahvé ofrenda de combustión, holocausto o sacrificio para cumplir un voto, o de vuestra voluntad, o en una de vuestras solemnidades, presentando a Yahvé suave olor en bueyes u ovejas, 4quien haga ofrenda a Yahvé le presentará una ofrenda de flor de harina, un décimo de “efá” amasada con un cuarto de “hin” de aceite, que añadirá al holocausto o al sacrificio, 5y un cuarto de “hin” de vino para la libación por cada cordero. 6Si es por carnero, añadirá por cada uno la ofrenda de dos décimas de “efá” de flor de harina amasada con un tercio de “hin” de aceite; 7y presentará un tercio de “hin” de vino para la libación, perfume grato a Yahvé. 8Si fuere de buey el holocausto, ya en cumplimiento de voto, ya de sacrificio pacífico a Yahvé, 9presentará, a más de él, a Yahvé, como ofrenda, tres décimas de “efá” de flor de harina amasada con medio “hin” de aceite, 10y medio de vino para la libación, combustión de olor agradable a Yahvé. 11Así hará por cada buey, carnero o cabrito. 12Cualquiera que sea el número de las víctimas que ofrezcáis, eso haréis por cada una. 13Así lo harán todos los naturales al ofrecer víctimas de combustión en olor grato a Yahvé. 14Y si en vuestras generaciones un extranjero que habite en medio de vosotros o esté entre vosotros ofreciera ofrenda de combustión, de suave olor a Yahvé, lo hará como lo hagáis vosotros. 15Una misma ley regirá ante Yahvé para vosotros, los de la congregación, y para el extranjero que con vosotros mora. 16Una misma ley, un mismo derecho tendréis entre vosotros y el extranjero que habita entre vosotros.”
El Levítico distingue muy claramente entre el sacrificio, que es la inmolación de una víctima, y la oblación de harina, vino, etc. En esta perícopa se determina la oblación u ofrenda que debe acompañar al sacrificio de un cordero o cabrito (v.4-5), de un carnero (v.6-7) o de un buey (v.8-11). Las especies de ofrenda (harina, aceite y vino) son iguales para cualquier sacrificio, pero la cantidad crece con el volumen de las víctimas. Para un cordero o cabrito, una décima de efá de harina (unos 3,60 litros) con un cuarto de hin de aceite (1,60 litros) o de vino1; para un carnero, doble cantidad de harina con un tercio de hin de aceite y vino; pero, si la víctima es un buey, la cantidad de harina se triplica y se duplica el aceite y el vino. Esto parecía natural. Los hebreos no habían caído en el grosero concepto de que Dios comía las ofrendas que se le hacían, como aquellos de quienes tan donosamente se burla el profeta Daniel2. Sin embargo, las prescripciones de la Ley aquí y en otros lugares paralelos están inspiradas en las costumbres religiosas generales, y parecen concebir este acto de culto como si con él se quisiera ofrecer un banquete a Dios. Contra tal concepción, que pudiera ser la de las gentes rudas, protesta el salmista cuando dice: “¿Como yo, acaso, la carne de los toros? ¿Bebo yo, acaso, la sangre de los carneros? Ofrece a Dios sacrificios de alabanzas y cumple al Señor tus votos.”3 Esto refleja un estadio cultural superior. La Ley es válida para los israelitas y los extranjeros que vivan con ellos y se sometan como agregados a las leyes de Israel. Es el ger o extraño de otra tribu que abandona los suyos para acogerse a la hospitalidad de otra. Esto en la vida de los nómadas; entre los israelitas, el ger queda asimilado al pueblo de Dios, con los mismos derechos y deberes (v.16). Es un principio de universalismo que culminará en los tiempos mesiánicos4.
La Ofrenda de las Primicias (17-21).
17Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 18“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hubiereis entrado en la tierra a la cual os llevo,19cuando comáis el pan de esa tierra, ofreceréis de él oblación a Yahvé. 20Como primicia de vuestra masa ofreceréis un pan, del mismo modo que ofreceréis las primicias de vuestra era. 21De las primicias de vuestras masas ofreceréis oblación a Yahvé en vuestras generaciones.
Es claro el simbolismo de las primicias como reconocimiento de que los frutos de la tierra son don de Dios. Ya en Gen 4:35 se dice que Caín y Abel ofrecían las primicias, el uno de sus campos, y el otro de sus rebaños. Esto era ley en Israel5. Con la oblación de estas primicias a Dios, el hombre se creía autorizado para hacer uso del resto de los frutos. En esta perícopa se determina la forma en que se debe hacer la ofrenda de los primeros panes amasados con el trigo de la cosecha. Esta oblación de los primeros panes, según Lev 23:155, debía hacerse en la fiesta de Pentecostés. San Pablo nos había de las primicias del pueblo de Israel, que eran santas y prueban la santidad de la masa, la cual vendrá también a Cristo cuando la plenitud de las naciones hubiese entrado en la Iglesia6.
La Expiación por los Pecados (22-31).
22Si por inadvertencia faltareis, no poniendo por obra todos estos mandamientos que Yahvé os ha dado por Moisés, 23todo lo que Yahvé os ha mandado por Moisés desde el día en que para vosotros lo dispuso, para todas vuestras generaciones en adelante, 24 entonces la inadvertencia cometida por la congregación será expiada por la ofrenda de ella toda, de un novillo en holocausto de suave olor a Yahvé, con la oblación y la libación ritual, y un macho cabrío por el pecado. 25El sacerdote haga la expiación por toda la congregación de los hijos de Israel, y les será perdonado, porque fue por ignorancia y han presentado a Yahvé su ofrenda de combustión y la víctima expiatoria por su inadvertencia ante Yahvé. 26Y le será perdonado a toda la congregación de los hijos de Israel y al extranjero que en medio de ellos habita, porque del pueblo todo fue la inadvertencia. 27Si el que por inadvertencia pecó fuese uno solo, ofrecerá un cabrito primal por el pecado, 28y el sacerdote hará la expiación ante Yahvé por el que pecó por inadvertencia, para expiarle, y le será perdonado. 29Para el indígena de los hijos de Israel y para el extranjero que habita en medio de vosotros tendréis la misma ley cuanto al pecado cometido por inadvertencia. 30Pero cualquiera que sea, indígena o extranjero, el que con altiva mano obrara, ultrajando a Yahvé, 31ése será enteramente borrado de en medio de su pueblo; por haber menospreciado la palabra de Yahvé y haber traspasado su mandato, será exterminado y llevará sobre sí su iniquidad.”
En Lev c.4-5 se exponen los ritos de los sacrificios expiatorios; aquí se trata de la expiación de los pecados de ignorancia o inadvertencia en que incurren el pueblo o los particulares. En nuestra teología moral distinguimos los pecados graves y los leves. Estos pueden serlo por la parvedad de materia, por la imperfección del conocimiento o advertencia y por la del consentimiento. En las religiones antiguas, en materia de ritos, los dioses exigían su exacta observancia, y tenían por pecado cualquier infracción del ceremonial, aunque fuera por inadvertencia o ignorancia. En Lev 4:2; Lev 4:132Cr 22:27 se habla también de los sacrificios por el pecado, que son los sacrificios por los pecados cometidos por ignorancia. En la presente perícopa se trata de la expiación de aquellos pecados de inadvertencia contra cualquiera de los mandamientos que Yahvé ha dado por medio de Moisés (v.15). También aquí se distinguen los pecados de la congregación de Israel y los de los particulares. El pecado del pueblo se expiará con el sacrificio de un novillo y de un macho cabrío, acompañados de la correspondiente oblación; para la expiación del pecado de un particular, éste ofrecerá el sacrificio de un cabrito. Pero aquí, como en la perícopa de las ofrendas, la Ley es una para el israelita y para el extranjero que habita en medio de Israel (v.29). El hecho de habitar en la “tierra de Yahvé” le confiere el derecho de tomar parte en su culto. Este precepto, que varias veces hallamos consignado en la Ley, es un dato no despreciable para interpretar los preceptos en que se ordena el exterminio de los cananeos. Es cierto que a veces se reprende a los hebreos por no haber cumplido este mandato; pero este precepto supone no el incumplimiento de la Ley, sino el hecho de que los hebreos ocuparon la tierra por fuerza, y, por consiguiente, con la muerte de parte de la población cananea, mas no con el exterminio total de la población.
Al pecado de inadvertencia se contrapone el de rebeldía o contumacia (“con mano altiva,” v.30), el que se opone sistemática y a sabiendas a los preceptos divinos, ultrajando a Yahvé. Para este tal, sea israelita o extranjero, no hay expiación: será borrado de en medio del pueblo, es decir, condenado a muerte. Algunos autores, sin embargo, sostienen que aquí se trata de una excomunión: serán borrados del censo que Dios guarda de los ciudadanos de su pueblo, a quienes tiene hechas sus promesas y de quienes tiene especial providencia. Los quebrantadores del precepto de modo obstinado, “con mano altiva,” serán considerados como extraños al pueblo escogido, como excomulgados. Que no haya rito expiatorio, no significa que no haya perdón. Los profetas exhortan de continuo a la penitencia, y ofrecen el perdón a los arrepentidos que lo piden con sinceridad7.
“Se ve que la mano alzada simboliza los pecados audaces y escandalosos, que se oponen abiertamente a la autoridad del rey de Israel, y que los poderes públicos deben castigar con la muerte. Por oposición a estos grandes crímenes, cometidos con imperdonable malicia, el error (inadvertencia) abraza el vasto campo de faltas más o menos graves, más o menos voluntarias, que tienen su fuerte en la fragilidad humana. Este campo no se restringe a las faltas de pura inadvertencia: entre la malicia audaz que levanta la mano contra Dios y la inconsciencia absoluta, hay innumerables grados de culpabilidad que necesitan expiación.”8
El Violador del Sábado (32-36).
32Sucedió, cuando estaban los hijos de Israel en el desierto, que encontraron a un hombre recogiendo leña en sábado; 33y los que le encontraron le denunciaron a Moisés y a Aarón y a toda la asamblea; 34y le encarcelaron, porque no había sido todavía declarado lo que había de hacerse con él. 35 Yahvé dijo a Moisés: “Sin remisión, muera ese hombre. Que lo lapide el pueblo todo fuera del campamento.” 36Y fue llevado fuera del campamento y lapidado, como se lo mandó Yahvé a Moisés.
Toda la Sagrada Escritura nos da testimonio de la importancia que tiene el precepto sabático en el pueblo israelita. La concepción del precepto es varia. En el Deuteronomio se funda en un sentimiento de humanidad para con la gente trabajadora, pero el texto insiste en el carácter sagrado del sábado en virtud de la bendición de Dios y de su descanso después de la creación del mundo en seis días. Esta concepción es la que vemos prevalecer entre los judíos de la época evangélica9. En virtud de este criterio, el sábado es un signo de la alianza de Yahvé con su pueblo, y, por tanto, el que lo quebrante se hace reo de la infracción del pacto divino, y comete, por tanto, un pecado contra Dios y el pueblo, cuya salud está ligada al pacto con su Dios10. Por lo mismo, consideramos esta sanción capital como una consecuencia de considerar el sábado como algo sagrado. Pero los profetas nos hablan con frecuencia de la profanación del día santo11. En muchos casos, la pena con que se sanciona un pecado, y que suele ser la pena capital, sólo sirve, en la intención del autor sagrado, para significar el aprecio que hace del precepto sabático, y que quiere inculcar en el pueblo. Pero en la legislación primitiva del desierto existía realmente la pena de muerte para el violador del sábado12, sanción que se fue atenuando con el tiempo, y de hecho posteriormente no se cita ningún caso en que el infractor sea castigado con la pena capital.
El Distintivo de los Hebreos (37-41).
37Yahvé habló a Moisés, diciendo: 38“Habla a los hijos de Israel y diles que de generación en generación se hagan flecos en los bordes de sus mantos, y aten los flecos de cada borde con un cordón de color de jacinto, 39para que les sirva, cuando lo vean, para acordarse de todos los mandamientos de Yahvé, para que los pongan por obra, sin irse detrás de los deseos de su corazón y de sus ojos, a los que se prostituyen; 40porque así, acordándoos de mis preceptos y poniéndolos por obra, seréis santos a vuestro Dios.41Yo, Yahvé, vuestro Dios, que os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo, Yahvé, vuestro Dios.”
Dios impone un distintivo a los israelitas para que se diferencien de los gentiles y para que se acuerden de sus mandamientos: unos flecos en los mantos, recogidos por un hilo de jacinto13. Era un distintivo que les recordaba su pertenencia al pueblo de Dios, lo que exigía fidelidad a los mandamientos divinos. Esta ordenación, pues, debe ser una costumbre antigua a la que se da posteriormente un sentido religioso. Según Herodoto, los egipcios llevaban vestidos de lino con flecos sobre las piernas14. En los bajorrelieves asirios, los altos personajes llevan flecos en sus mantos15. En tiempo de Cristo, los judíos presumían de estos flecos, que traían largos para dar impresión de mayor fidelidad a la Ley, y el mismo Cristo traía estas orlas en su manto16. Aún hoy día los judíos en las sinagogas llevan mantos con flecos17.
1 El efá era la décima parte de un jómer, que equivalía a unos 360 litros (la carga de un “asno”: jamor). Así, el efá equivalía a unos 36 litros o algo más. El hin, medida de líquidos, equivalía a unos 6,50 litros. Véase Barrois, La métrologie dans la Bible: RB (1931) 212; Verbum Dei I 274. – 2 Dan 14:1ss. – 3 Sal 49.135. – 4 Cf. Lev 16:29; Lev 16:31; Lev 16:17; Lev 18:26; Lev 22:18-20. – 5 Lev 23:15-17. – 6 Rom 11:16. – 7 Cf. Isa 1:18; Sal 51:9. – 8 Médébielle, L’expiation dans l´ A. et le N. Testament 85. – 9 Mar 2:23s. – 10 Exo 31:14. – 11 Isa 56:2; Isa 58:13; Jer 17:21s; Eze 13:16; Eze 13:21. – 12 Algunos autores suponen que este episodio y el del blasfemo de Lev 24:10-23 ha sido inventado por el autor de un texto midráshico para encarecer la observancia del sábado, pero nada se opone en el contexto a la historicidad del hecho. – 13 Véase DB II 2394-2398. – 14 Herodoto, II 18. – 15 Véase RB (1921) 522. – 16 Mat 9:20; Luc 8:44. – 17 Cf. F. Stephens, The ancient significance of sisith: “Journal of hiblical literature” (1931) 59-71.
Fuente: Biblia Comentada
En contraste con Núm 1:1-54; Núm 2:1-34; Núm 3:1-51; Núm 4:1-49; Núm 5:1-31; Núm 6:1-27; Núm 7:1-89; Núm 8:1-26; Núm 9:1-23; Núm 10:1-36, en Núm 11:1 tiene lugar un cambio principal. El obediente Israel se transformó en el Israel quejumbroso (Núm 11:1; Núm 14:2; Núm 14:27; Núm 14:29; Núm 14:36; Núm 16:1-3; Núm 16:41; Núm 17:5) y rebelde (Núm 14:9; Núm 17:10). Finalmente, Moisés y Aarón se rebelaron también contra el Señor (Núm 20:10; Núm 20:24). Como respuesta a la desobediencia a Israel se encendió la ira del Señor (Núm 11:1; Núm 11:10; Núm 11:33; Núm 12:9; Núm 14:18; Núm 25:3-4), que lanzó plagas sobre su pueblo (Núm 14:37; Núm 16:46-50; Núm 25:8-9; Núm 25:18), como había hecho con Faraón y los egipcios (Éxo 9:14; Éxo 12:13; Éxo 30:12). Sin embargo, aunque Dios juzgó a aquella generación de Israel, seguirá cumpliendo sus promesas a Abraham en el futuro (Núm 23:5 –Núm 24:24).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Aunque los israelitas se habían rebelado contra el Señor y estaban bajo su juicio, el Señor seguía con el plan de darles la tierra de Canaán. Estas leyes daban por supuesta la entrada de Israel en la tierra (Núm 15:2; Núm 15:17).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Lev 2:1-10; Lev 23:18; (ver Éxo 29:40).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Ofrendas de la tierra. Todas las ofrendas quemadas sobre el altar debían estar acompañadas con harina fina mezclada con aceite, y rociadas con vino. Se establecen las diferentes cantidades según los animales ofrecidos. Un efa equivale más o menos a 22 litros, y un hin como unos 3, 6 litros. En esta ley hay considerable afirmación. Repetidamente habla de un olor grato a Jehovah, dando a entender que él aceptaría nuevamente a Israel. Los tres elementos: Harina, aceite y vino, eran los productos principales de Canaán. Por supuesto, dado que los espías recientemente habían visitado la tierra y estaban a mediados de septiembre, Israel probablemente sabía que para entonces los habitantes estaban en la cosecha del olivo, de donde algún día sacarían el aceite. Esta ley contiene un principio sobre acción de gracias. Israel debía regresarle al Señor una ofrenda de la tierra que él les había dado en primer lugar. Tal es el espíritu de la ley, lo opuesto a la murmuración y quejas.
La última parte de la ley también es asombrosa (vv. 13-16). Nos recuerda que la comunidad incluía a extraños (extranjero), y da lugar para que ellos ofrezcan sacrificios con los israelitas. Ellos también deben obedecer los mismos estatutos y leyes. Esto refleja el propósito del pacto de Dios con Abraham, que las naciones serían bendecidas a través de su simiente (Gén. 12:3; 17:12). Por lo tanto, en diferentes lugares la ley incluye al extranjero, y de esta manera respeta la promesa de Dios. Después de expresar esto, Dios manda a Israel que presente una ofrenda de lo primero de la cosecha del grano (vv. 17-21). Esto subraya el principio acerca de que el pueblo de Dios primero debe presentarle ofrendas a él, y después satisfacer sus deseos. Estas prácticas debían permanecer vivas entre el pueblo de Dios (vv. 15, 21).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
15.30, 31 Dios estaba dispuesto a perdonar a aquellos que hubieran cometido errores no intencionales si se daban cuenta de sus errores rápidamente y los corregían. Sin embargo, los que pecaban deliberadamente recibían un juicio más severo. El pecado intencional surge de una actitud impropia hacia Dios. Un niño que conscientemente desobedece a sus padres está retando su autoridad y los obliga a responder. En este caso se tiene que trabajar tanto con la actitud como con la acción.15.32-36 El apedreamiento de un hombre por recoger leña en el día de reposo parece un castigo severo, y lo fue. Este acto fue un pecado deliberado, desafiando la ley de Dios que prohibía trabajar en el día de reposo. Quizás el hombre intentaba adelantarse a todos los demás, además de quebrantar el día de reposo.15.39 La idolatría está enfocada en uno mismo, concentrándose en lo que una persona puede obtener al servir a un ídolo. Se esperaba que los dioses proporcionaran buena suerte, prosperidad, larga vida y éxito en la batalla. Así también como el poder y el prestigio. La adoración a Dios es lo opuesto. Los creyentes deberán ser desprendidos y no egocéntricos. En lugar de esperar que Dios nos sirva, tenemos que servirlo a El, y no esperar algo en recompensa. Servimos a Dios por lo que El es, no por lo que podamos obtener.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
La primera parte de este capítulo prescribe las cosas que deben acompañar los sacrificios, obviamente según el tamaño del animal. Estas leyes están aquí como comentario de los eventos del cap. 14. El S eñor desea que aprendan a observar estas leyes en el desierto para que las cumplan cuando entren en la tierra prometida.
Fuente: La Biblia de las Américas
Cuando la esperanza de entrar en la tierra parecía haber disminuido (cp cap. 14), el S eñor afirma de nuevo su propósito de dar la tierra de Canaán a Israel (vers. 2, 18: Cuando entréis en la tierra ), prescribiendo ofrendas del fruto de la tierra, harina, aceite y vino.
Fuente: La Biblia de las Américas
[=] *Ex 29:40 *Lv 2:1