Comentario de Apocalipsis 21:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y habló conmigo diciendo: “Ven acá. Yo te mostraré la novia, la esposa del Cordero.”

21:9 — Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero —

Véase versículo 2, comentario. La «esposa» y la «ciudad» son dos símbolos distintos, pero representan los dos a la iglesia redimida. El ángel le iba a mostrar la esposa del Cordero, pero le mostró una ciudad (versículo 10). Es decir, la misma cosa son. El uso de dos símbolos a la vez es común en la Palabra de Dios. Por ejemplo, Cristo es llamado la puerta y el pastor (Jua 10:7-11), y es Cordero y pastor a la vez (Apo 7:17). El mundo pecador es llamado la ramera y Babilonia, y ahora los redimidos (la iglesia) la esposa y Jerusalén la celestial. «Ciudad» significa lugar de residencia, y «esposa», relación íntima.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

que tenían las siete copas. Apo 15:1-7; Apo 16:1-17.

la esposa del Cordero. Apo 21:2; Apo 19:7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Puesto que el comienzo de este pasaje es similar al comienzo del capítulo Apo 17:1-18, parece que la esposa del Cordero, la Nueva Jerusalén, se contrasta con Babilonia, «la gran ramera» (Apo 17:1, Apo 17:5).

en el Espíritu es el elevado estado en el cual Juan recibió las visiones apocalípticas del libro (Apo 1:10), la última de las cuales le llevó (Apo 17:3) a un monte alto para mirar desde allí a Jerusalén.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LA DESPOSADA, LA ESPOSA DEL CORDERO. Esta metáfora de la nueva ciudad significa que el pueblo de Dios vive en ella. Juan emplea el lenguaje simbólico para describir la ciudad santa, cuya gloria no puede comprender del todo el entendimiento humano (véase Apo 21:9Apo 22:5).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

siete copas. Vea la nota sobre Apo 15:7. siete plagas postreras. Vea la nota sobre Apo 15:1-8.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

la esposa del Cordero. La nueva Jerusalén adquiere el carácter de sus habitantes que son los redimidos de Dios (vea las notas sobre el v. Apo 21:2; Apo 19:7-9).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

21:9 — Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero —
Véase versículo 2, comentario. La «esposa» y la «ciudad» son dos símbolos distintos, pero representan los dos a la iglesia redimida. El ángel le iba a mostrar la esposa del Cordero, pero le mostró una ciudad (versículo 10). Es decir, la misma cosa son. El uso de dos símbolos a la vez es común en la Palabra de Dios. Por ejemplo, Cristo es llamado la puerta y el pastor (Jua 10:7-11), y es Cordero y pastor a la vez (Apo 7:17). El mundo pecador es llamado la ramera y Babilonia, y ahora los redimidos (la iglesia) la esposa y Jerusalén la celestial. «Ciudad» significa lugar de residencia, y «esposa», relación íntima.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL PORTADOR DE LA VISIÓN

Apocalipsis 21:9-10

La personalidad del portador de la visión de la Jerusalén celestial tiene que producir sorpresa. Es uno de los ángeles que tenían las siete copas con las últimas siete plagas; y la última vez que nos encontramos con un ángel así era el portador de la visión de la destrucción de Babilonia, la gran ramera. Es extraordinario que en 17:1 la invitación del ángel fuera: «Ven, que yo te mostraré el juicio de la gran ramera,» y en 21:9, tal vez el mismo ángel, dice: «Ven, que yo te mostraré a la Novia, la Esposa del Cordero.»
No se puede decir de seguro lo que representa mucho del simbolismo de este capítulo. Juan debe de haber querido decir algo al hacer que el mismo ángel fuera el portador de tan diferentes mensajes. Puede que Juan quisiera que viéramos que el siervo de Dios no escoge su misión, sino debe hacer lo que Dios le comisiona para hacer, y debe decir lo que Dios le encarga que diga.
El ángel, dice Juan, se le llevó en el Espíritu a una montaña alta. Fue de esta manera como Ezequiel también describió su experiencia: «En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel y me puso sobre un monte muy alto» (Ez 40:2 ). H. B. Swete indica que sería erróneo tomarlo literalmente; el elevar representa la elevación de espíritu en la que una persona ve las visiones y oye las palabras que le son enviadas por Dios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Apo 15:1; Apo 19:7.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La ciudad de Dios

En cuanto a la sugestión de que esta sección describe a la ciudad de Dios a semejanza de los “mil años” del reino de Cristo y de la nueva creación, ver la nota sobre el milenio.

9 La revelación de la novia fue anticipada en 19:7-9. Aquí la metáfora nupcial da paso a la de una ciudad; una transferencia de imagen similar aparece en Isa. 54:4-8. 10 El lenguaje es tan similar a Eze. 40:2 que debemos dar por sentado que Juan lo tenía en mente; la ciudad desciende del cielo al monte donde ha de detenerse. ¡El cielo viene a la tierra en el reino de Dios! 11 La apariencia de la ciudad es comparada a la del jaspe así como su gloria es como la del Creador (ver 4:3). 12, 13 El muro grande y alto sirve para el doble propósito de mantener fuera a los que no tienen parte en la ciudad (21:27; 22:14, 15) y de proveer seguridad eterna a los que están adentro. Sus doce puertas tienen una inscripción con los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel, así como el muro tiene doce fundamentos que dejan ver los doce nombres de los apóstoles del Cordero. He allí la unidad del pueblo del antiguo y el nuevo pactos a la vista; juntos forman “el Israel de Dios”, expandido como para abarcar a todas las naciones en Cristo, 14 Los doce fundamentos del muro de la ciudad no deben ser considerados como uno sobre otro sino que forman una cadena continua alrededor de la ciudad, dividida por sus doce puertas. Los doce apóstoles corresponden a las doce tribus del v. 12; como en el último caso, denotan un conjunto colectivo más bien que una lista de indivuos. Por lo tanto, no hay necesidad de preguntar si el nombre de Pablo está incluido en los doce y si algún otro nombre es omitido; la cuestión no se presenta.

16 La ciudad está dispuesta en forma cuadrangular, pero como su altura es la misma que su ancho y su largo, es un cubo. En el AT se menciona una estructura de esa forma, o sea el Lugar Santísimo en el templo (1 Rey. 6:20); aquí el aspecto cúbico indica que toda la ciudad es un santuario y participa de la santidad del altar interior de la antigüedad. 12.000 estadios representan aproximadamente 160 km., pero traducir a medidas modernas es privar a las mediciones de su claro simbolismo: un múltiplo infinito de doce. Juan puede estar diciendo que la ciudad de Dios alcanza desde el cielo a la tierra y así los liga en uno. 17 El muro tiene 144 codos (unos 70 m.) probablemente de alto más que de ancho, lo que nuevamente es un múltiplo perfecto de 12. En este contexto no hay necesidad de subrayar la disparidad entre las medidas de la ciudad y el muro: ¡el segundo es bastante grande como para cumplir su fin!

18-21 El lenguaje del simbolismo continúa en la descripción que Juan hace de los materiales de la ciudad. Ya ha dicho que la apariencia de Dios era como el resplandor del jaspe (11). Ahora declara que toda la muralla está hecha de jaspe. El oro puro puede recordar el santuario del templo de Salomón, que estaba cubierto completamente de oro (1 Rey. 6:20-22), o aludir al pensamiento de 3:18. La lista de las joyas que decoran los fundamentos es sorprendente. A pesar de ciertas incertidumbres para la traducción, parecen ser idénticas a las que tenían inscriptos los nombres de las doce tribus en el pectoral del sumo sacerdote (Exo. 28:15-21). Tanto Filón como Josefo dirigen su atención al hecho de que esas doce joyas también representaban los doce signos del zodíaco. Sobre la base de una antigua correlación de las joyas y esos signos pareciera que la lista de joyas de Juan describe el progreso del sol a través de los doce signos del zodíaco, ¡pero en orden inverso! Quizá Juan quería disociar la Ciudad Santa de las especulaciones paganas sobre una ciudad de los dioses en los cielos, o puede ser verdad lo contrario y Juan estaba queriendo mostrar que la realidad que anhelaban los paganos se encuentra en la revelación de Dios en Cristo (las piedras fundamentales tienen los nombres de los apóstoles del Cordero, ¡que son sus testigos!).

22-27 En una ciudad modelada sobre el patrón del lugar santísimo no hay necesidad de templo; toda ella es santa y Dios es adorado por doquier (cf. Juan 4:20-23). 23 Isa. 60:19, 20 está claramente en su pensamiento. No se trata de que ni el sol ni la luna hayan dejado de existir, sino de que su esplendor ha sido sobrepasado por la gloria del mismo Dios. 24-26 Estos versículos reproducen la esencia de Isa. 60:3-11, pero con una diferencia: ¡allí las naciones llevan a los exiliados judíos a Jerusalén y sus riquezas a los judíos! Aquí llevan la honra y la gloria a Dios y al Cordero cumpliendo de ese modo 15:4. El lenguaje de todo el párrafo es especialmente adecuado al reino de Cristo en la era milenial, pero también puede ser aplicado en un sentido menos directo al reino de Dios en la nueva creación.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

f 1040 Lev 26:21; Rev 15:1

g 1041 Sal 45:9; Rev 19:7

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

9 (1) Uno de los siete ángeles que ejecutaron las siete plagas postreras le mostró a Juan la Nueva Jerusalén. Esto significa que el juicio de las siete copas está relacionado con la Nueva Jerusalén.

9 (2) Una mujer es novia principalmente el día de bodas, mientras que una esposa lo es toda la vida. La Nueva Jerusalén será la novia durante el milenio, es decir por mil años, que es como un día ( 2Pe_3:8) , y será la esposa en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad, por los siglos de los siglos.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

O, los siete tazones

Fuente: La Biblia de las Américas