Comentario de 1 Juan 5:18 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando; más bien, Aquel que fue engendrado de Dios le guarda, y el maligno no le toca.

5:18 — “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado.” Véanse 2:29 y 3:9, comentarios. El engendrado de Dios no practica habitualmente el pecado.

Tres cosas sabemos, dice Juan (los versículos 18,19 y 20). En estos casos el verbo es oidamen (saber intuitivamente o con certidumbre absoluta). Parece que Juan repite este verbo consecutivamente para hacer contraste con el conocimiento espurio y jactancioso de los gnósticos.

En el texto griego la frase “ha nacido” es del perfecto pasivo e indica el estado presente resultante de lo que sucedió en el pasado. Así es que se hace referencia a uno que renació (obedeció al evangelio), y ahora es un hijo de Dios. Este es quien no peca habitualmente. Véase 2:3,4. No era así el caso con los gnósticos. No andaban en obediencia a los mandamientos de Dios, sino vivían en el pecado y por eso no se guardaban del maligno. Estaban “pecando a muerte.” No tenían la fe victoriosa (versículo 4) para vencer al maligno.

— “pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda.” La Versión Moderna dice: “el que es engendrado de Dios se guarda” (a sí mismo — jeauton). Algunos manuscritos dice jauton, que es acusativo masculino singular. La versión Valera Revisión de 1960 es según los tales, y por eso dice le guarda. Entonces, ¿quién le guarda? Le guarda el que fue engendrado (así dice el texto griego). Se supone que éste es Cristo y por eso se escribe “Aquel” con “a” mayúscula. La idea viene siendo que Cristo guarda al cristiano y por eso el diablo no le puede “tocar.” Se cita Jua 17:12; Jua 17:15 para comprobarlo. La Versión Hispanoamericana sigue este variante. Dice, “el que fue Engendrado de Dios le guarda.” Pero yo favorezco el texto según la Versión Moderna (que se basa en los manuscritos que dice “a sí mismo”). Cristo es el “unigénito” (4:9), pero aquí se trata del cristiano, el (genito) nacido de Dios (como en el versículo l). El engendrado de Dios (el cristiano) se guarda a sí mismo por medio de la simiente de Dios que permanece continuamente en él (3:9). Véase 3:3. Compárese Jud 1:21, donde aparece en el texto griego el mismo verbo (tereo = guardar o conservar). Ciertamente Cristo no guarda a nadie de manera misteriosa, o aparte de la vida obediente del cristiano. Pero el cristiano sí se guarda a sí mismo, y el diablo no le puede herir o dañar, si habitualmente practica la justicia (2:28).

— “y el maligno no le toca.” El maligno es el diablo (2:13,14; 3:8,12). No puede el diablo “tocar” (es decir, echar mano de él para detenerlo o dañarle — 2Sa 14:10;. Job 1:11; Sal 105:15) al cristiano que está viviendo una vida de pureza en Cristo, guardando los mandamientos de Dios habitualmente (3:3,9, comentarios). A éste el diablo no le agarra para hacerle daño.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

todo aquel que ha nacido de Dios. 1Jn 5:1, 1Jn 5:4; 1Jn 2:29; 1Jn 3:9; 1Jn 4:6; Jua 1:13; Jua 3:2-5; Stg 1:18; 1Pe 1:23.

le guarda. 1Jn 5:21; 1Jn 3:3; Sal 17:4; Sal 18:23; Sal 39:1; Sal 119:101; Pro 4:23; Jua 15:4, Jua 15:7, Jua 15:9; Hch 11:23; Stg 1:27; Jud 1:21, Jud 1:24; Apo 2:13; Apo 3:8-10.

el maligno no le toca. 1Jn 2:13, 1Jn 2:14; 1Jn 3:12.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Estos versículos contienen tres verdades absolutas y concluyentes, cada una de las cuales se introduce por la frase sabemos (vv. 1Jn 5:18-20). La idea general de esta sección final es que una apropiada relación con Dios resulta en certidumbre de nuestra posición en Cristo en un mundo hostil. El pronombre omitido nosotros es posiblemente otra referencia a los apóstoles (1Jn 1:1).

no practica el pecado expresa la idea de no practicar el pecado como estilo de vida habitual. La frase no puede significar que los creyentes no pecan, porque Juan acaba de hablar acerca de ver a un creyente pecar (v. 1Jn 5:16).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

La victoria sobre el pecado y Satanás es la tercera certeza cristiana (1Jn 3:9; Rom 6:15-22). le guarda. Algunas traducciones dan a entender que el cristiano se guarda a sí mismo, pero los mejores manuscritos no lo indican así. La mejor lectura en el idioma original es «le guarda», refiriéndose al hecho de que Dios es quien protege al creyente. el maligno. Esta es una referencia a Satanás. no le toca. Juan solo usa la palabra aquí y en Jua 20:17. La palabra alude a «asir» o «agarrar» con la intención de hacer daño. Por cuanto el creyente pertenece a Dios, Satanás debe operar dentro de la soberanía de Dios y no puede funcionar más allá de lo que Dios permita, como en el ejemplo de Job (Job 2:5; Rom 16:20). Aunque Satanás puede perseguir, tentar, probar y acusar al creyente, Dios protege a sus hijos e impone límites definidos a la influencia o al poder del enemigo (1Jn 2:13; Jua 10:28; Jua 17:12-15).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:18 — “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado.” Véanse 2:29 y 3:9, comentarios. El engendrado de Dios no practica habitualmente el pecado.
Tres cosas sabemos, dice Juan (los versículos 18,19 y 20). En estos casos el verbo es oidamen (saber intuitivamente o con certidumbre absoluta). Parece que Juan repite este verbo consecutivamente para hacer contraste con el conocimiento espurio y jactancioso de los gnósticos.
En el texto griego la frase “ha nacido” es del perfecto pasivo e indica el estado presente resultante de lo que sucedió en el pasado. Así es que se hace referencia a uno que renació (obedeció al evangelio), y ahora es un hijo de Dios. Este es quien no peca habitualmente. Véase 2:3,4. No era así el caso con los gnósticos. No andaban en obediencia a los mandamientos de Dios, sino vivían en el pecado y por eso no se guardaban del maligno. Estaban “pecando a muerte.” No tenían la fe victoriosa (versículo 4) para vencer al maligno.
— “pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda.” La Versión Moderna dice: “el que es engendrado de Dios se guarda” (a sí mismo – jeauton). Algunos manuscritos dice jauton, que es acusativo masculino singular. La versión Valera Revisión de 1960 es según los tales, y por eso dice le guarda. Entonces, ¿quién le guarda? Le guarda el que fue engendrado (así dice el texto griego). Se supone que éste es Cristo y por eso se escribe “Aquel” con “a” mayúscula. La idea viene siendo que Cristo guarda al cristiano y por eso el diablo no le puede “tocar.” Se cita Jua 17:12; Jua 17:15 para comprobarlo. La Versión Hispanoamericana sigue este variante. Dice, “el que fue Engendrado de Dios le guarda.” Pero yo favorezco el texto según la Versión Moderna (que se basa en los manuscritos que dice “a sí mismo”). Cristo es el “unigénito” (4:9), pero aquí se trata del cristiano, el (genito) nacido de Dios (como en el versículo l). El engendrado de Dios (el cristiano) se guarda a sí mismo por medio de la simiente de Dios que permanece continuamente en él (3:9). Véase 3:3. Compárese Jud 1:21, donde aparece en el texto griego el mismo verbo (tereo = guardar o conservar). Ciertamente Cristo no guarda a nadie de manera misteriosa, o aparte de la vida obediente del cristiano. Pero el cristiano sí se guarda a sí mismo, y el diablo no le puede herir o dañar, si habitualmente practica la justicia (2:28).
— “y el maligno no le toca.” El maligno es el diablo (2:13,14; 3:8,12). No puede el diablo “tocar” (es decir, echar mano de él para detenerlo o dañarle — 2Sa 14:10;. Job 1:11; Sal 105:15) al cristiano que está viviendo una vida de pureza en Cristo, guardando los mandamientos de Dios habitualmente (3:3,9, comentarios). A éste el diablo no le agarra para hacerle daño.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA TRIPLE CERTEZA

1 Juan 5:18-20

Sabemos que el que ha recibido su nacimiento de Dios no peca, sino que Aquel Cuyo nacimiento fue de Dios le guarda, y el Maligno no le puede tocar.

Sabemos que es de Dios de Quien recibimos nuestro ser, y todo el mundo yace bajo el dominio del Maligno.

Sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado discernimiento para llegar a conocer al Verdadero; y estamos en el Verdadero por medio de Su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y esta es la Vida Eterna.

Juan se acerca al final de su carta con una afirmación de la triple certeza cristiana.

(i) El cristiano está emancipado del poder del pecado. Debemos poner interés para ver lo que esto significa. No quiere decir que el cristiano no peque nunca; pero sí quiere decir que no es un esclavo del pecado. Como lo expresa Plummer: «Un hijo de Dios puede que peque, pero su condición normal es resistir al mal.» La diferencia estriba en esto: El mundo pagano era consciente por encima de todo de su derrota moral. Conocía su propio mal, y tenía el sentimiento de que no tenía remedio. Séneca hablaba de «nuestra debilidad en las cosas necesarias.» Decía que las personas «odiaban sus pecados, pero no podían desprenderse de ellos.» Persio, el satírico latino, en una famosa descripción hablaba del «asqueroso Natta, un hombre sentenciado a muerte en el vicio, que no tiene sentimiento de pecado, ni conocimiento de lo que se está perdiendo; que está tan hundido que ya no lanza ni pompas a la superficie.» El mundo pagano estaba completamente derrotado por el pecado.

Pero el cristiano es una persona que nunca puede perder la batalla. Porque es un ser humano, cae en pecado a veces; pero no podrá nunca experimentar la derrota moral total del pagano. La razón de que el cristiano sea invencible está en que Aquel Cuyo nacimiento fue de Dios le guarda. Es decir, Jesús le guarda. Como lo expresaba Westcott: «El cristiano tiene un enemigo activo, pero tiene también un guardián vigilante.» El pagano es un hombre que ha sido derrotado por el pecado y ha aceptado la derrota; el cristiano es un hombre que puede que peque, pero nunca acepta el hecho de la derrota. «Un santo -ha dicho alguien- no es el que nunca tiene una caída; sino el que, cada vez que cae, se levanta y prosigue su camino hacia adelante.»

(ii) El cristiano está de parte de Dios frente al mundo. La fuente de nuestro ser es Dios, pero el mundo yace bajo el poder del Maligno. En los primeros días, la escisión entre la Iglesia y el mundo era mucho más clara de lo que lo es ahora. Por lo menos en el mundo occidental vivimos en una civilización impregnada de principios cristianos. Aunque no se practiquen, por lo menos se aceptan los ideales de castidad, misericordia, servicio y amor. Pero el mundo antiguo no sabía nada de la castidad, y poco de la misericordia y del servicio y del amor. Juan dice que el cristiano sabe que está con Dios, mientras que el mundo está en las garras del Maligno. No importa lo que haya podido cambiar la situación; la elección sigue presentándose a las personas sobre si se alinearán con Dios o con las fuerzas que están en contra de Dios.

(iii) El cristiano se da cuenta de que ha entrado en la Realidad que es Dios. La vida está llena de ilusiones y de inestabilidades; por sí mismo, el hombre no puede hacer más que suponer; pero en Cristo tiene acceso al conocimiento de la Realidad. Jenofonte cuenta una conversación entre Sócrates y un joven: «¿Cómo sabes tú eso? -dice Sócrates-. ¿Lo sabes o te lo figuras?» «Lo supongo.» «Muy bien -dice Sócrates-. Cuando hayamos pasado del suponer al saber, ¿quieres que volvamos a hablar del asunto?» ¿Quién soy yo? ¿Qué es la vida? ¿Qué es Dios? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? ¿Qué es la verdad y dónde está el deber? Estas son las preguntas a las que no se puede contestar nada más que con suposiciones aparte de Jesucristo; pero en Él alcanzamos la Realidad que es Dios. Ha pasado el tiempo de suponer y ha llegado el tiempo de saber.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

1Jn 3:9; Jua 17:15.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— los protege: Según numerosos mss., entre ellos algunos de los más antiguos y mejores, habría que traducir: el que ha nacido de Dios se protege a sí mismo.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El conocimiento del creyente. 18 Ahora hay tres afirmaciones sucesivas sobre lo que sabemos. La primera es que todo aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando. Nuevamente se refiere a una actitud habitual. La razón es que Aquel que fue engendrado de Dios le guarda; es decir, Jesucristo. El maligno, por lo tanto, no le toca. 19 La segunda afirmación se refiere al origen de los creyentes, de que son de Dios. En marcado contraste, el mundo entero está bajo el maligno, lit. “yace en el maligno”. Es un verbo extraño en este contexto y puede señalar a la impotencia del mundo que yace bajo la voluntad de Satanás, o a su flojedad, a su negativa de hacer valer sus derechos contra su amo.

20 El tercer miembro de la trilogía de Juan nos lleva a la encarnación: El Hijo de Dios está presente. Se pone un cierto énfasis sobre la realidad de su llegada (gr. hekei que conlleva la idea de haber llegado en el pasado y aún estar presente (R. E. Brown, The Epistles of John, p. 623). Más aun, el Hijo nos ha dado entendimiento. La fe cristiana no constituye un obstáculo para el pensamiento sino que estimula un correcto pensar. Y el entendimiento es de tal índole que conocemos al que es verdadero. Y no sólo le conocemos, sino que estamos en él y explica que eso significa estar en su Hijo Jesucristo. Como ocurre a lo largo de esta epístola, se ve al Padre y al Hijo en una íntima y estrecha relación. Estar “en” el Padre es igual a estar “en” el Hijo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. Nuevamente resulta difícil saber si se refiere al Padre o al Hijo, pero están tan unidos que hay muy poca diferencia. Los hombres de la antigüedad tenían muchos dioses, pero Juan los considera todos como falsos dioses. Hay un solo verdadero Dios, y los hombres tienen en él vida eterna.

21 Por última vez en la carta Juan utiliza el afectuoso diminutivo hijitos. En vista de todo lo anterior y de todo lo que hemos comentado, no debe tomarse la expresión ídolos como imágenes utiliza das para el culto idolátrico. El término significa “falsos dioses”. Los destinatarios de la carta de Juan recibieron muchos dones de parte de Dios, incluso entendimiento (20). Deben guardarse, por lo tanto, de todos los falsos dioses.

Leon Morris

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

NOTAS

(1) “Aquel que nació de Dios”, es decir, Jesucristo el Hijo de Dios, como en 1Jn 5:1; א: “Aquel que nació de Dios (cuida de sí mismo)”; Vg: “la generación de Dios (lo cuida)”.

REFERENCIAS CRUZADAS

q 273 1Jn 5:1

r 274 Col 1:15; Rev 3:14

s 275 Jua 17:15

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

no peca. Véase coment. en 3:6.

Fuente: La Biblia de las Américas

18 (1) Para poder evitar el pecado, el cual no sólo interrumpe la comunión de la vida divina (1:6-10), sino que también puede producir la muerte física (vs.16-17), aquí el apóstol, dando la certeza de la capacidad de la vida divina, recalca de nuevo nuestro nacimiento divino, el cual constituye la base de la vida victoriosa. El simple hecho de haber nacido nosotros, los regenerados, por la vida divina impide que practiquemos el pecado (3:9 y la nota 2), es decir, que vivamos en el pecado ( Rom_6:2) . Véase la nota 29 (7) del cap.2.

18 (2) Algunos maestros dicen, con base en Jua_17:15, que esto se refiere a Cristo, quien nació de Dios y guarda a los regenerados. Sin embargo, la expresión nacido de Dios en esta cláusula, una repetición de la expresión contenida en la cláusula precedente, es el factor que, conforme a la lógica, determina que las palabras el que aún se refieren al creyente regenerado. Un creyente regenerado (especialmente su espíritu regenerado, el cual nació del Espíritu de Dios, Jua_3:6) se guarda de vivir en el pecado, y el maligno no le toca (especialmente no toca su espíritu regenerado). Su nacimiento divino con la vida divina en su espíritu es el factor básico que lo salvaguarda (véase la nota 4 (1)).

18 (3) Es decir, se guarda a sí mismo vigilando cuidadosamente.

18 (4) Véase la nota 19 (4) .

18 (5) Es decir, no lo apresa, no echa mano de él para dañarlo y cumplir propósitos malignos.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

se… Gr. eautón1Jn 3:9; 1Jn 5:4.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M119 Parece que el sentido requiere aquí ἑαυτόν (ο αὑτόν), en vez de αὐτόν (comp. Col 1:20; el apoyo de los manuscritos en favor de ἑαυτόν es bien fuerte).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, fue engendrado

Fuente: La Biblia de las Américas

Esto es, Jesu250?s el Mesías.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

§ Literalmente, El Único que es nacido de Dios, siguiendo el concepto que está al principio del versículo. En el siguiente versículo queda clara su identificación.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento

Biblia Peshitta 2006 Notas:

[2] 5.18 En el texto arameo, vemos que el Señor asigna un papel más activo y de responsabilidad personal al cristiano para mantenerse en santidad.

Fuente: Peshitta en Español