De cierto, de cierto os digo que el que cree en mí, él también hará las obras que yo hago. Y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre.
14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. — ¡Qué dicho tan asombroso! ¿Quién podría hacer obras más estupendas que las que Jesús había hecho? Obviamente no se refiere a las señales, pues los apóstoles no harían más grandes señales que los que El había hecho; por lo tanto, es necesario concluir que El se refiere a las obras espirituales que los apóstoles harían al evangelizar al mundo. Después de la resurrección de Jesús y poco antes de su ascensión, les daría la Gran Comisión (Mat 28:18-20; Mar 16:15-16; Luc 24:46-47), y al ascender al cielo les enviaría al Espíritu Santo para ayudarles para que cumplieran la obra que les había encomendado. Jesús había alimentado a los cinco mil con el pan físico, pero muy pronto habría cinco mil tan sólo en Jerusalén que aceptarían el pan espiritual (Hch 4:4). Jesús limitó su ministerio a las ovejas perdidas de Israel (Mat 15:24), pero los apóstoles serían sus testigos no solamente en Jerusalén y en Judea, sino también en Samaria y hasta lo último de la tierra (Hch 1:8). Por lo tanto, Jesús no se refiere a mayores milagros, sino a la obra espiritual de evangelizar al mundo, convertir muchas almas, establecer muchas iglesias y confirmarlas en la verdad.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
las obras que yo hago también él las hará. Mat 21:21; Mar 11:13; Mar 16:17; Luc 10:17-19; Hch 3:6-8; Hch 4:9-12, Hch 4:16, Hch 4:33; Hch 8:7; Hch 9:34, Hch 9:40; Hch 16:18; 1Co 12:10.
y aun mayores hará. Hch 2:4-11, Hch 2:41; Hch 4:4; Hch 5:15; Hch 6:7; Hch 10:46; Hch 19:12; Rom 15:19.
porque yo voy al Padre. Jua 14:28; Jua 7:39; Jua 16:7; Hch 2:33.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jesús ha llevado a cabo las mayores obras posibles, incluso resucitar a los muertos. ¿Cómo pudo decir que los creyentes harían obras … mayores? La respuesta se ve en el alcance de lo que los apóstoles hicieron. La obra de Jesús se limitó a Palestina; los apóstoles predicarían en todas partes y verían la conversión de miles. El mensaje de Pedro en Pentecostés atrajo más seguidores a Jesús de lo que este mismo logró en todo su ministerio terrestre. Los discípulos pudieron hacer esta obra porque Cristo iría al Padre y enviaría el Espíritu Santo para fortalecerlos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
AUN MAYORES HARÁ. Jesucristo desea que sus seguidores hagan las cosas que Él hizo.
(1) Las cosas «aún mayores» incluyen el evangelismo personal y la realización de milagros. Se demuestra esto en las narraciones de Hechos (Hch 2:41; Hch 2:43; Hch 4:33; Hch 5:12) y en la declaración de Jesús en Marcos Mar 16:17-18 (véase el ARTÍCULO SEÑALES DE LOS CREYENTES, P. 1380. [Mar 16:17-18]).
(2) Los discípulos harán cosas «aún mayores» ponqué Jesús va a su Padre, envía el poder del Espíritu Santo (véanse v. Jua 14:16; Jua 16:7; Hch 1:8; Hch 2:4) y contesta la oración en su nombre (v. Jua 14:14). Las obras de los discípulos serán «mayores» en número y alcance.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
y aun mayores hará. Jesús no se refería a obras mayores en cuanto a poder, sino a su alcance. Serían sus testigos a todo el mundo a través del poder del Espíritu Santo que mora en ellos y les da su plenitud (Hch 1:8) y traerían a muchos a la salvación por la presencia del Consolador en su vida. Esta afirmación se enfoca más en los milagros espirituales que en los físicos. El libro de Hechos constituye el inicio del registro histórico de todo lo que lograrían los discípulos llenos del Espíritu en el mundo (cp. Hch 17:6). porque yo voy al Padre. El único modo de hacer aquellas obras mayores era con el poder del Espíritu Santo, quien solo podía ser enviado tras el regreso de Jesús al Padre (v. Jua 14:26; Jua 7:39).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. — ¡Qué dicho tan asombroso! ¿Quién podría hacer obras más estupendas que las que Jesús había hecho? Obviamente no se refiere a las señales, pues los apóstoles no harían más grandes señales que los que El había hecho; por lo tanto, es necesario concluir que El se refiere a las obras espirituales que los apóstoles harían al evangelizar al mundo. Después de la resurrección de Jesús y poco antes de su ascensión, les daría la Gran Comisión (Mat 28:18-20; Mar 16:15-16; Luc 24:46-47), y al ascender al cielo les enviaría al Espíritu Santo para ayudarles para que cumplieran la obra que les había encomendado. Jesús había alimentado a los cinco mil con el pan físico, pero muy pronto habría cinco mil tan sólo en Jerusalén que aceptarían el pan espiritual (Hch 4:4). Jesús limitó su ministerio a las ovejas perdidas de Israel (Mat 15:24), pero los apóstoles serían sus testigos no solamente en Jerusalén y en Judea, sino también en Samaria y hasta lo último de la tierra (Hch 1:8).
Por lo tanto, Jesús no se refiere a mayores milagros, sino a la obra espiritual de evangelizar al mundo, convertir muchas almas, establecer muchas iglesias y confirmarlas en la verdad.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LAS TREMENDAS PROMESAS
Juan 14:12-14
-Esto que os digo es la pura verdad-siguió diciéndoles Jesús a Sus discípulos-: el que crea en Mí hará las obras que Yo hago, y aun mayores que éstas; porque Yo voy al Padre, y haré todo lo que pidáis en Mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís alguna cosa en Mi nombre, Yo la haré.
No es fácil encontrar promesas que sean mejores que las dos de este pasaje. Pero son de tal naturaleza que debemos tratar de entenderlas. Si no, la vida nos desilusionará.
(i) La primera es que Jesús dijo que Sus discípulos harían lo que Él hacía, y aun mayores cosas. ¿Qué quería decir?
(a) Está fuera de toda duda que la Iglesia Primitiva tenía poder para realizar curaciones. Pablo enumera entre otros dones que se daban en la Iglesia el de sanidad(] Corintios 12:9, 28, 30). Santiago exhortaba a que, cuando un cristiano estuviera enfermo, llamará a los ancianos de la iglesia para que oraran por él ungiéndole con aceite, y sanaría (Stg 5:14 ). Pero está claro que no era eso solo lo que quería decir Jesús; porque, aunque se pudiera decir que la Iglesia Primitiva hacía las mismas cosas que Jesús, no se podría decir que las hacía aún mayores
(b) Conforme ha ido pasando el tiempo, la humanidad ha ido conquistando la enfermedad. Los médicos y los cirujanos tienen poderes que el mundo antiguo habría considerado mi- lagrosos y hasta divinos. Los cirujanos con sus nuevas técnicas, los médicos con sus nuevos tratamientos y medicinas maravillosas pueden realizar ahora las curas más sorprendentes. Aún queda mucho camino por recorrer; pero, una tras otra, se han ido abatiendo las fortalezas del dolor.
Lo más sorprendente de todo esto es que ha sido el poder y la influencia de Jesucristo lo que lo ha producido. ¿Por qué habíamos de esforzarnos en salvar a los débiles, a los enfermos y a los moribundos, a todos los que tienen el cuerpo dañado o la mente trastornada? ¿Por qué los intelectuales y los científicos se han sentido movidos, y hasta impulsados, a dedicar sus vidas y esfuerzos, muchas veces hasta arruinando su salud y perdiendo su vida, para encontrar curas para la enfermedad y remedios para el sufrimiento? La indudable respuesta es que, aunque no se dieran cuenta de ello, Jesús era el Que les estaba diciendo por medio de Su Espíritu: » Hay que ayudar y curar a estas personas. Tenéis que hacerlo. Es vuestra responsabilidad y vuestro privilegio el hacer todo lo que podáis por ellos.» Es el Espíritu de Cristo el Que ha estado impulsando la conquista de la enfermedad; y, en consecuencia, se pueden hacer cosas ahora que en tiempos de Jesús ni siquiera se habrían creído posibles.
(c) Pero todavía no hemos llegado al fondo. Recordad lo que Jesús hizo en los días de Su carne. No predicó nunca fuera de Palestina. Durante Su vida en la Tierra, el Evangelio no llegó ni a Europa. Él no conoció nunca la degradación moral de Roma. Aun Sus adversarios de Palestina eran hombres religiosos; los escribas y fariseos dedicaban sus vidas a la religión tal como ellos la entendían, y sin duda creían y practicaban la pureza de vida. No fue en Su tiempo cuando el Evangelio salió por un mundo en el que el matrimonio no se respetaba, el adulterio no era ni siquiera un pecado convencional y en los vicios más degradantes florecían como en una selva tropical.
Fue a ese mundo al que salieron los primeros cristianos, y lo ganaron para Cristo. Cuando el Cristianismo se convirtió en una cuestión de Números e influencia y cambio de poderes, los triunfos del mensaje de la Cruz fueron todavía mayores que los de Jesús en los días de Su carne. Era de una regeneración moral y de una victoria espiritual de lo que Cristo estaba hablando. Y Él dijo que aquello sería porque El iba al Padre. ¿Qué quena decir con eso? Pues que, en los días de Su carne, estaba limitado a Palestina; pero, después de morir y resucitar, fue liberado de las limitaciones de espacio y tiempo, y Su Espíritu pudo obrar poderosamente por todas partes.
(ii) En Su segunda promesa, Jesús dice que cualquier oración que se haga en Su nombre será concedida. Esto es al-go que nos interesa supremamente entender. Fijémonos con cuidado que Jesús no dijo que todo lo que pidiéramos se nos concedería, sino que todas las oraciones que hiciéramos en Su nombre se nos concederían. La prueba de una oración es: ¿Puedo hacerla en el nombre de Jesús? Nadie podría, por ejemplo, pedir una venganza, una ambición, algún objetivo indigno de un cristiano en el nombre de Jesús. Cuando oramos, debemos preguntarnos siempre: «¿Podemos hacer esta petición honradamente en el nombre de Jesús? La oración que supera esa prueba y que, al final dice, «Hágase Tu voluntad», siempre se contesta afirmativamente. Pero la que se basa en el yo no puede esperar que Dios la conceda.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
c. La fuerza de creer en Jesús (vv. Jua 14:12-14)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Comienza con la conocida fórmula juanina “amén, amén”, que se usó por primera vez en Jua 1:51 y que puede entenderse como “Les aseguro que les digo la pura verdad” o “en verdad les aseguro”. La oración El que en mí cree, “la persona que cree en mí” o “el creyente en mí” es similar en estructura a “la persona que me ha visto” del v. Jua 14:9.
Las obras que yo hago, él también las hará, “hará las obras que yo estoy haciendo”. Inmediatamente surge la pregunta: ¿cuáles son esas obras? Si se refiere a los milagros que Jesús hace o “está haciendo”, habrá que traducir de tal forma que no dé la idea que los discípulos tienen que duplicar o copiar los mismos milagros de Jesús, algo así como: “hará también la clase de milagros que yo hago”. Ahora bien, si se refiere a cualquier obra maravillosa, se puede traducir así: “hará también cosas maravillosas” o “señales sorprendentes”. De hecho, en este evangelio “las obras” aluden generalmente a las “señales” de Jesús.
Y aun mayores hará. Se puede comenzar el versículo con la afirmación “sí” para dar mayor fuerza al contraste: “Sí, él hará aún mayores cosas”. La CEV sigue mostrando que Jesús habla a los discípulos, y en este sentido traduce la oración como condición: «Si ustedes creen en mí, ustedes harán las mismas cosas que yo estoy haciendo». Otras versiones enfatizan el contraste incluyendo el adverbio “aun” o como lo hace la BP: «e incluso otras mayores». Esta afirmación es promesa de una labor más extensa, sugiriéndose la obra de Jesús sólo como el comienzo. Se puede decir que las obras de Jesús son irrepetibles, además de ser las primeras.
La referencia a “grandes obras” u “obras mayores” no quiere decir que los discípulos harán milagros más prodigiosos que los que Jesús hizo. Algunos biblistas entienden que esta frase se refiere a la conversión de mucha gente en todo el mundo; a la acción salvífica de Jesús a través de sus discípulos en el mundo, aludiendo a Jua 5:20; a la nueva relación entre el cielo y la tierra que afecta a la unidad divina de los hijos dispersos de Dios; porque Jesús se va al Padre y el ministerio queda en manos de los discípulos. Si ésta es la comprensión del texto, en algunas culturas se podría especificar el aspecto espacial como: “obras mayores harán por todo el mundo”. Pero debe quedar claro que aún es Jesús quien realiza su obra en el mundo por medio de ellos. Esta frase probablemente se refiere a la unión de todos los convertidos. De todas maneras, la referencia no está limitada sólo a los milagros, y las traducciones deben ser cuidadosas para evitar este único tono en la traducción. Para otros comentaristas la actividad de los discípulos no se refiere a un ministerio geográficamente amplio, ni siquiera a tener gran éxito medido con las normas humanas. Si habrá algo así como éxito, éste será visible sólo por medio de la fe.
Porque yo voy al Padre, que literalmente dice “porque al Padre voy” da la razón o el porqué los discípulos harán “obras prodigiosas más sorprendentes”. La traducción no debe dejar dudas o ambigüedades de que Jesús va sólo por un tiempo al Padre, o que va por un rato a ver a su Padre y se vuelve, por ello es mejor traducir: “porque me voy para quedarme con mi Padre” o “porque me voy para estar con mi Padre”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Jua 7:33; Jua 13:1; Jua 14:28; Jua 16:10; Jua 20:17.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
t 829 Mat 21:21; Hch 1:8; Hch 2:41; Col 1:23
u 830 Hch 2:33
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
En verdad, en verdad. Véase coment. en 1:51.
las hará también. Dios dará poder a los discípulos para llevar a cabo el ministerio iniciado por Jesús; por ejemplo, amarse los unos a los otros como El los amó (13:34).
mayores. Posiblemente el Señor se refiera al alcance geográfico (Hch 13– 28) y a los resultados numéricos de la predicación del evangelio por los apóstoles y por otros creyentes que les seguirían (Hch 2:41; 4:4; 8:12; 9:31; 11:26; 13:48– 49; 14:21; 17:12).
porque yo voy. La ascensión del Señor resultará en la venida del Espíritu (16:7), que será el agente activo en las obras mayores que éstas .
Fuente: La Biblia de las Américas
12 super (1) El Señor vino del Padre para introducir a Dios en el hombre mediante la encarnación. Aquí El va al Padre para introducir al hombre en Dios mediante Su muerte y resurrección.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
y aun mayores haré. Mayores en extensión (predicando el evangelio por todo el mundo) y en efecto (aplicando la obra de la redención e introduciendo en el cuerpo de Cristo multitudes de personas desde el día de Pentecostés). Estas cosas serán llevadas a cabo mediante la oración en Su nombre (v. Jua 14:13).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
En estos versículos se nos presenta un ejemplo que demuestra hasta que punto se compadecía nuestro Señor de sus discípulos por su debilidad. Percibiendo que estaban afligidos y angustiados ante la perspectiva de quedar solos en el mundo, les hizo tres promesas que debieron llenarlos de consuelo.
La primera tenía referencia á las obras que los cristianos pueden hacer. «El que en mí cree, las obras que yo hago también él las hará, y mayores que estas hará; porque yo voy á mi Padre..
No creemos que estas palabras puedan ser aplicadas primariamente á los milagros que obraron los apóstoles después de la ascensión de Jesús. Los hechos contradirían esa opinión, puesto que no sabemos, por ejemplo, que apóstol alguno resucitara á un hombre de cuatro días de muerto. A lo que nuestro Señor aludió fue á la difusión del Evangelio que seria más extensa en tiempo de los apóstoles que en sus días, y al mayor número de conversiones que en consecuencia tendrían lugar. Que así sucedió lo sabemos por los hechos que se nos narran en los Actos de los Apóstoles. Ninguno de los sermones que Jesucristo predicó convirtió á tres mil personas en un solo día, como sucedió el de Pentecostés. «Mayores obras,» en breve, significa un número más crecido de conversiones. No cabe en lo posible ejecutar sobre la tierra una obra mayor que la de convertir una alma.
Admiremos la misericordia de nuestro Maestro en permitir que sus siervos tuvieran tan buen éxito; convenzámonos de que no es necesario para que su reino progrese que él esté siempre presente do una manera visible; estemos seguros de que nada hay imposible para el creyente en tanto que nuestro Señor interceda por él en el cielo; y trabajemos con fe y con esperanza aunque nos sintamos débiles y desamparados como los discípulos.
La segunda promesa es relativamente á lo que los cristianos pueden obtener por medio de la oración. Nuestro Señor dijo: «Todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré….» «Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré..
Estas palabras ofrecen un grande estímulo para el cumplimiento del sencillo pero importante deber de la oración. Ellas deben ser una fuente de consuelo para el que diariamente se postre ante Dios y le ore de todo corazón. Acaso esas plegarias sean débiles é imperfectas; mas si son ofrecidas en el nombre de Jesucristo, no son ofrecidas en vano. El es el Abogado y Medianero que tenemos con el Padre; y, si imploramos su intercesión, es seguro que cumplirá la promesa que nos ha hecho. Esto, por supuesto, es así siempre que lo que pidamos sea para bien de nuestras almas, y no para mero provecho temporal. «Todo,» y «algo,» en los versículos citados no incluyen riqueza y felicidad mundanas, cosas que siendo á veces para nuestro mal, nos son rehusadas por nuestro Señor.
¿Por qué es que muchos cristianos verdaderos obtienen tan pocas bendiciones? ¿Por qué es que en su marcha hacia el cielo riegan el camino de lágrimas y están constantemente llenos de zozobra y de temor? La contestación es sencilla: es que no piden á Dios lo que necesitan. La falta de vehemencia en los deseos sea la causa de la falta de entusiasmo en los hechos. Aquel servirá más á Jesucristo y se distinguirá más por su piedad que ora á Dios con perseverancia y con fervor.
La tercera promesa se refiere al Espíritu Santo. Nuestro Señor dijo: «Yo rogaré al Padre, el cual os dará otro Consolador..
De que esta sea la primera vez que se mencione al Espíritu Santo como don especial que Jesucristo concede á los creyentes, no vayamos á suponer que no fuera concedido á los justos del Antiguo Testamento. Lo que sí es cierto es que el Espíritu ejerció mayor influjo sobre los creyentes cuando empezó el reinado del Evangelio, y esa es la promesa que entraña el pasaje citado. Es, pues, útil examinar lo que acerca de El se nos dice.
Se nos dice indirectamente que es persona. Para aplicar las palabras en cuestión á un mero influjo ó fuerza interior seria necesario torcer su significado.
Que es el Espíritu de verdad. Su función especial es aplicar la verdad á los corazones de los cristianos, guiar á estos hacia ella y santificarlos por su poder.
Que el mundo no lo recibe, porque no lo conoce. El hombre, en su estado natural, hace irrisión de sus operaciones. La convicción, el arrepentimiento, la fe, la esperanza, el temor y el amor que produce interiormente–todo esto es precisamente lo que el mundo no puede comprender de la religión cristiana.
Que los creyentes lo conocen porque está en ellos. Ellos saben qué sentimientos infunde y qué frutos produce, aunque no puedan explicar del todo su naturaleza ó determinar al principio de donde provienen. Pero son lo que son, (criaturas trasformadas, luz del mundo, en comparación con los impenitentes) mediante la morada del Espíritu en sus corazones.
Dios concede su Santo Espíritu á la iglesia para que habitando con ella hasta el segundo advenimiento de nuestro Señor Jesucristo, provea entre tanto á todas las necesidades de los creyentes.
Estas son verdades de la mayor importancia. Cualquiera doctrina acerca de la iglesia, del clero, ó de los sacramentos que tienda á ofuscar la gracia del Espíritu ó á reducirla á una mera forma, debe rechazarse como error de funestas consecuencias. No estemos tranquilos hasta que no tengamos una convicción íntima de que ese Espíritu mora en nosotros. «Si algún no tiene el Espíritu de Cristo el tal no es de él.» Rom 8:9.
Fuente: Los Evangelios Explicados
† Más grandes en cuanto a su alcance.