Comentario de Juan 1:29 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo: —¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!

1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. — 1:36; Apo 5:6; Apo 5:8; Apo 5:13; Apo 6:16; Apo 7:9; Apo 12:11). Cristo fue llamado «el Cordero de Dios» porque, como los textos del Apocalipsis explican, sería inmolado. Esto cumplió la profecía de Isa 53:7; Isa 53:10; Isa 53:12, pero el pueblo no entendía ese texto. El etíope «había venido a Jerusalén para adorar» y, sin duda, había leído Isa 53:1-12 muchas veces, pero no sabía de quién hablaría el profeta (Hch 8:30-34).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

He aquí el Cordero de Dios. Jua 1:36; Gén 22:7, Gén 22:8; Éxo 12:3-13; Núm 28:3-10; Isa 53:7; Hch 8:32; 1Pe 1:19; Apo 5:6, Apo 5:8, Apo 5:12, Apo 5:13; Apo 6:1, Apo 6:16; Apo 7:9, Apo 7:10, Apo 7:14, Apo 7:17; Apo 12:11; Apo 13:8; Apo 14:1, Apo 14:4, Apo 14:10; Apo 15:3; Apo 17:14; Apo 19:7, Apo 19:9; Apo 21:9, Apo 21:14, Apo 21:22, Apo 21:23, Apo 21:27; Apo 22:1-3.

que quita el pecado del mundo. Isa 53:11; Ose 14:2; Mat 20:28; Hch 13:39; 1Co 15:3; 2Co 5:21; Gál 1:4; Gál 3:13; 1Ti 2:6; Tit 2:14; Heb 1:3; Heb 2:17; Heb 9:28; 1Pe 2:24; 1Pe 3:18; 1Jn 2:2; 1Jn 3:5; 1Jn 4:10; Apo 1:5; Éxo 28:38; Lev 10:17; Lev 16:21, Lev 16:22; Núm 18:1, Núm 18:23.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

el Cordero de Dios: En el AT. los israelitas sacrificaban corderos en la Fiesta de la Pascua (Éxo 12:21) y como ofrendas (Lev 14:10-25). Jesucristo es el cordero que Dios daría como sacrificio por los pecados de Israel y de todo el mundo (Isa 52:13-15; Isa 53:1-12). Con una oración introductora dominante, Juan resume todo el programa redentor revelado por todo el AT.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

EL CORDERO DE DIOS. Jesucristo es el Cordero provisto por Dios para ser sacrificado en lugar de los pecadores (cf. Éxo 12:3-17; Isa 53:7; véase el ARTÍCULO LA PASCUA, P. 96. [Éxo 12:11]). Mediante su muerte, Jesucristo hizo provisión para quitar la culpa y el poder del pecado, y abrió el camino hacia Dios para todos en el mundo.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

El siguiente día. Esta frase puede ser una referencia al día siguiente de la respuesta que Juan dio a la delegación de Jerusalén. También indica una secuencia de días (v. Jua 1:43; Jua 2:1) que culminó en el milagro en Caná (Jua 2:1-11). el Cordero de Dios. El uso de un cordero para el sacrificio era muy común para los judíos, quienes utilizaban un cordero como sacrificio durante la Pascua (Éxo 12:1-36). En las profecías de Isaías un cordero sería llevado al matadero (Isa 53:7) y en los sacrificios diarios de Israel se ofrecía un cordero (Lev 14:12-21; cp. Heb 10:5-7). Juan el Bautista usó esta expresión como una referencia al sacrificio máximo y definitivo de Jesús en la cruz para hacer expiación por los pecados del mundo, un tema que Juan el apóstol trata en todos sus escritos (Jua 19:36; cp. Apo 5:1-6; Apo 7:17; Apo 17:14) y que aparece en otros escritos del NT (p. ej. 1Pe 1:19). pecado del mundo. Vea la nota sobre el v.Jua 1:9; cp. Jua 3:16; Jua 6:33; Jua 6:51. En este contexto «mundo» tiene la connotación de humanidad en general y no de cada persona de manera específica. El uso del singular «pecado» conectado a «del mundo» indica que el sacrificio de Jesús por el pecado tiene la potencialidad de alcanzar a todos los seres humanos sin distinción (cp. 1Jn 2:2). Sin embargo, Juan deja en claro que su efecto real para salvación solo puede aplicarse a quienes reciben a Cristo (vv. Jua 1:11-12). Sobre una discusión acerca de la relación entre la muerte de Cristo y el mundo, vea la nota sobre 2Co 5:19.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Este pasaje trata sobre el testimonio de Juan acerca de Jesús a un segundo grupo de judíos en el segundo día (vea en los vv. Jua 1:19-28 el primer grupo y día). Esta sección constituye una especie de puente que continúa el tema del testimonio de Juan el Bautista pero también introduce una lista prolongada de títulos aplicados a Jesús: Cordero de Dios (vv. Jua 1:29; Jua 1:36), Rabí (vv. Jua 1:38; Jua 1:49), Mesías o Cristo (v. Jua 1:41), Hijo de Dios (vv. Jua 1:34; Jua 1:49), Rey de Israel (v. Jua 1:49), Hijo del Hombre (v. Jua 1:51) y «aquel de quien escribió Moisés en la ley» (v. Jua 1:45).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. — 1:36; Apo 5:6; Apo 5:8; Apo 5:13; Apo 6:16; Apo 7:9; Apo 12:11). Cristo fue llamado «el Cordero de Dios» porque, como los textos del Apocalipsis explican, sería inmolado. Esto cumplió la profecía de Isa 53:7; Isa 53:10; Isa 53:12, pero el pueblo no entendía ese texto. El etíope «había venido a Jerusalén para adorar» y, sin duda, había leído Isa 53:1-12 muchas veces, pero no sabía de quién hablaría el profeta (Hch 8:30-34).

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL CORDERO DE DIOS

Juan 1:29-31

Al otro día vio Juan a Jesús que se le acercaba, y dijo: =¡Ahí tenéis al Cordero de Dios que carga con el pecado del mundo! Este es el Que yo os decía que había un Hombre que venía detrás de mí pero que me llevaba la delantera porque es de antes que yo. Ni siquiera yo Le conocía; pero de todas maneras, la razón por la que vine bautizando con agua era que Él pudiera manifestarse a Israel.

Con esto llegamos al segundo día de aquella semana clave de la vida de Jesús. Ya entonces habrían tenido lugar el bautismo y las tentaciones de Jesús, Que estaría a punto de iniciar la labor para la que había venido al mundo. De nuevo nos introduce el Cuarto Evangelio a Juan presentando espontáneamente a Jesús al pueblo con el máximo respeto. Le da ese título sublime que se ha entretejido indeleblemente en- el lenguaje de la devoción: El Cordero de Dios. ¿Qué tenía Juan en mente cuando pronunció ese título? Hay por lo menos cuatro figuras que han contribuido por lo menos en parte.

(i) Es probable que Juan estuviera pensando en el cordero pascual. La fiesta de la Pascua estaba bastante próxima Jn 2:13 ). La antigua historia de la Pascua decía que fue la sangre de un cordero inmolado la que protegió las casas de los israelitas la noche que salieron huyendo de Egipto (Éxodo 12: I 1-13). Aquella noche, cuando el ángel de la muerte iba a pasar matando a los hijos mayores de los egipcios, los israelitas tuvieron que untar los lados de sus puertas con la sangre de un cordero inmolado para que, cuando la viera el ángel, pasara de largo. La sangre del cordero pascual los libró de la destrucción. Se ha sugerido que, cuando Juan el Bautista estaba viendo acercársele a Jesús, pasaban por allí camino a Jerusalén de las zonas rurales rebaños de corderos que iban a ser sacrificados en la fiesta de la Pascua. La sangre del cordero pascual libró de la muerte a los primogénitos israelitas en Egipto, y puede que Juan estuviera pensando: «Ahí tenéis al único Sacrificio que os puede librar de la muerte eterna.» Pablo igualmente se refirió a Jesús como el Cordero Pascual 1Co 5:7 ). Hay una liberación que sólo Jesucristo puede ganar para nosotros.

(ii) Juan era hijo de sacerdote, y conocería todo el ritual del templo y de los sacrificios. Todas las mañanas y todas las tardes se sacrificaba en el templo un cordero por los pecados del pueblo (Ex 29:38-42 ). Mientras el templo estuvo en pie se hicieron estos sacrificios. Aun cuando la gente se moría de hambre en la guerra y el asedio, nunca se omitieron esos sacrificios hasta que el templo fue destruido totalmente el año 70 d C. Puede que Juan quisiera decir: «En el templo se ofrece un cordero todas las tardes y las mañanas por los pecados del pueblo; pero en este Jesús está el único Sacrificio que puede librar al mundo del pecado.»

(iii) Hay dos grandes figuras del cordero en los profetas. Jeremías escribió: «Yo era como un cordero inocente que se lleva a degollar» Jer 11:19 ). E Isaías nos presenta la gran escena profética de Uno «que fue llevado al matadero como un cordero» Isa 53:7 ). Ambos grandes profetas contemplaron proféticamente al Que, con Sus sufrimientos y Sacrificio soportados humilde y amorosamente, redimiría a Su pueblo. Tal vez Juan estaba pensando: «Nuestros profetas hablaron de Uno que había de amar y sufrir y morir por el pueblo; Ése es el Que ha venido.» Es indiscutiblemente cierto que, en tiempos posteriores, la profecía de Isaías 53 llegó a ser para la Iglesia uno de los más preciosos anuncios de Jesús en todo el Antiguo Testamento. Es probable que Juan fuera el primero que hiciera la identificación.

(iv) Hay una cuarta escena que debía de ser muy familiar a los judíos, aunque a nosotros nos resulta muy extraña. Entre el Antiguo y el Nuevo Testamento transcurrieron los días de las luchas heroicas de los Macabeos. En aquellos días el cordero, y más especialmente el carnero con cuernos, era el símbolo de un gran conquistador. Así se describe simbólicamente a Judas Macabeo, como sucedió con Samuel, David y Salomón. El cordero, aunque nos parezca extraño, representaba al campeón conquistador de Dios. Esta no era una imagen de debilidad .e inocencia gentil, sino más bien de majestad y poder conquistador. Jesús era el Campeón de Dios que luchó con el pecado y lo venció en combate singular.
Hay tesoros maravillosos en esta frase El Cordero de Dios. Vuelve a aparecer casi obsesivamente en el Apocalipsis, veintinueve veces. Se ha convertido en uno de los títulos más preciosos de Cristo. En una palabra resume el amor, el sacrificio, el sufrimiento y el triunfo de Cristo.

Juan dice que no conocía a Jesús. Eran parientes Lc 1:36 ), y es probable que se trataran en un tiempo. Lo que quiere decir Juan no es que no supiera quién era Jesús, sino que no sabía qué era Jesús. Se le había revelado de pronto que Jesús era en realidad el Hijo de Dios.

De nuevo Juan deja bien claro cuál era su única misión: señalar a Cristo. Juan no era nada, y Cristo lo era todo. Juan no pretendía ninguna grandeza ni ningún reconocimiento para él; era sólo el hombre que, como si dijéramos, descornó el telón y dejó a Jesús ocupar en solitario el centro de la escena.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

b. Segundo día -El testimonio del Bautista ante sus discípulos (vv. Jua 1:29-34)

Análisis de discurso

TÍTULO: Predomina en las versiones el título El Cordero de Dios (RV60, RV95, TLA, NBE) con variantes mínimas como Jesús, el Cordero de Dios (DHH). La BA opta por Juan presenta a Jesús. Tomando en consideración que Juan presenta a Jesús no solo como Cordero, sino también como Hijo de Dios y como bautizante con el Espíritu, una buena alternativa de título es Juan testifica de la grandeza de Jesús.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Introduce otro día y a Jesús que viene hacia el Bautista. El texto carece del nombre de Juan, pero para mayor claridad en la traducción está bien explicitar el sujeto del verbo “ver” en tiempo presente, que se refiere a Juan. “Miren allí”, “allí está”, “he ahí”, “allí viene” es una expresión favorita del evangelista (cf. Jua 1:36, Jua 1:47; Jua 3:26; Jua 5:14; Jua 7:26, Jua 7:52; Jua 11:3, Jua 11:36; Jua 12:19; Jua 16:29; Jua 18:21; Jua 19:4, Jua 19:5, Jua 19:14; Jua 20:27).

Es muy probable que en algunos idiomas la idea de el Cordero de Dios no tenga mucho sentido. La expresión hace referencia al Mesías y aparece solo dos veces en todo el Nuevo Testamento(vv. Jua 1:29 y Jua 1:36). Se refiere a una figura específica y conocida por los oyentes y primeros lectores del evangelio. El trasfondo y el sentido preciso de la expresión son difíciles de determinar. Estas dificultades afloran debido al hecho de que los eruditos no están de acuerdo respecto a si la frase refleja la teología del evangelista Juan o de Juan Bautista. Si se toma como alusión a la teología de Juan Bautista, el mejor trasfondo parece ser el cordero victorioso del apocalipticismo judío, el cual vendría a destruir los poderes del mal en la tierra (cf. Apo 5:6-14; Apo 13:8; Apo 14:1-5; Apo 15:3, Apo 15:4; Apo 17:14-16). Esta imagen está en armonía con la predicación del Bautista, como se nota en los evangelios sinópticos.

Por otra parte, si se ve en la frase Cordero de Dios reflejada la teología juanina, entonces la referencia puede ser el cordero pascual. Según este evangelio, Jesús fue crucificado a la misma hora cuando el cordero pascual era sacrificado en el templo (cf. Jua 19:14). El hecho de que los soldados no quebraron las piernas de Jesús (cf. Jua 19:33) se entiende como un cumplimiento de Éxo 12:46, que prescribe que ningún hueso del cordero pascual debe quebrarse (cf. Jua 19:36). Si se entiende el Cordero de Dios bajo la teología del evangelio, más que lo que Juan Bautista pensaba, entonces pudiera referirse a un cordero que Dios ha provisto para quitar (perdonar) el pecado del mundo, como opinan algunos especialistas. Otros estudiosos ven en la frase la aplicación y referencia a Isa 53:1-12, el siervo sufriente (cf. 1Jn 3:5).

El “pecado” es singular y Jesús lo elimina, lo quita. Juan no se refiere a los pecados en forma personal o específica, sino a la maldición y esclavitud del pecado. Se puede ampliar el sentido traduciendo que “arroja lejos el peso del pecado de toda la humanidad”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— Cordero de Dios: Imagen y título que de forma más o menos explícita se aplica a Jesús en otros lugares del NT (Jua 19:36; Hch 8:32; 1Co 5:7; 1Pe 1:19), sobre todo en el libro del Apocalipsis donde se constituye en el título emblemático de Jesucristo resucitado (Apo 5:6-14; Apo 6:1-17; Apo 7:1-17; Apo 8:1; Apo 13:8; Apo 14:1; Apo 14:4; Apo 14:10; Apo 15:3; Apo 17:14; Apo 19:7-9; Apo 21:9; Apo 21:14; Apo 21:22-23; Apo 21:27; Apo 22:1; Apo 22:3). Es más que probable la alusión a los corderos que se sacrificaban en la fiesta judía de la Pascua (Éxo 12:1-24), y al siervo sufriente de Isa 53:4-7.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Compárese con Jua 3:16, n.

REFERENCIAS CRUZADAS

x 51 Éxo 12:3; Isa 53:7; 1Co 5:7; 1Pe 1:19; Rev 5:6

y 52 Isa 53:11; 1Co 15:3; Heb 9:14; 1Pe 2:24; 1Jn 3:5

z 53 Jua 6:51; 1Jn 2:2; 1Jn 4:14

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

el Cordero. Juan el Bautista reconocía en Jesús la víctima inocente y sacrificial que con su muerte expiaría el pecado (cp. Ap 5:6– 14). Juan tal vez pensaba en el cordero de la Pascua (Ex 12:1– 14), el sacrificio diario (Ex 29:38– 42) o el cordero llevado al matadero (Is 53:7).

pecado. En el cuarto evangelio se usa esta palabra dieciocho veces. En el N.T., solamente en Romanos (48 veces) y en Hebreos (25 veces) se usa con más frecuencia que en Juan.

Fuente: La Biblia de las Américas

29 (1) Basándose en las Escrituras, los religiosos buscaban grandes líderes (vs.19-25), tales como el Mesías, Elias, o el Profeta ( Dan_9:26 ; Mal_4:5 ; Deu_18:15 , Deu_18:18). Pero Jesús les fue presentado como un pequeño cordero con una pequeña paloma (vs.29-33). El Cordero quita el pecado del hombre, y la paloma trae a Dios como vida al hombre. El Cordero efectúa la redención, es decir, redime al hombre caído y lo devuelve a Dios, y la paloma da vida, unge al hombre con lo que Dios es, introduciendo a Dios en el hombre y al hombre en Dios, y. une en Dios a los creyentes. El Cordero y la paloma son necesarios para que el hombre participe de Dios.

29 (2) Aquí el mundo se refiere a la humanidad, así como en 3:16.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Cordero. Historia (el cordero pascual, Éxo 12:3) y profecía (el Mesías, Isa 53:7) están unidas en esta metáfora.

el pecado del mundo. Ya no más sólo los pecados de Israel (Isa 53:4-12; 1Jn 2:2).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

ESTE pasaje contiene un versículo que debiera grabarse en la memoria de todos los lectores con caracteres indelebles.
Todas las estrellas del cielo son bellas y rutilantes, y sin embargo unas «escinden a las otras en gloria.» Asimismo, todos los textos de la Escritura son importantes y fueron escritos por inspiración divina, y sin embargo hay textos que tienen mayor valor que otros. De esa clase el primero de los versículos arriba transcritos puede citarse como ejemplo. Persona alguna jamás rindió un testimonio tan completo acerca de Cristo.
Notemos, primeramente, la singular denominación que el Bautista dio á Cristo. Le llamó «el Cordero de Dios..
Ese nombre no significaba solamente, como han supuesto algunos, que Jesús era tan manso y humilde como un cordero.
Esto os, sin duda, verdad; pero solo una fracción de la verdad. Significaba también que Cristo era la gran víctima que iba á ser ofrecida en un leño por expiación del pecado; el gran Cordero que habían prefigurado los que se ofrecían diariamente en el templo y con relación al cual había predicho Isaías que seria llevado al matadero, Isa 53:7; el gran Cordero de que había sido tipo el de la pascua en Egipto. Era ciertamente «el Cordero de Dios..
Cuando meditemos en Cristo cuidemos de considerarlo primeramente como el Cordero de Dios. Como Maestro, sirvámosle fielmente; como Rey, obedezcámosle; como Profeta, estudiemos sus preceptos; como Redentor, anhelemos su advenimiento. Pero, sobre todo, como víctima del sacrificio ensalcémoslo, y arrojemos sobre él la carga del pecado. Que cada día de nuestra vida su sangre sea para nosotros más valiosa.
Notemos en seguida cuál es la obra particular que S. Juan dijo que Cristo ejecutaba. «Quita,» dijo, «el pecado del mundo..
Jesucristo es un Salvador. No vino á la tierra para hacerse conquistador, ó filósofo, ó un mero maestro de moral. Vino á salvar á los pecadores. Vino á hacer por el hombre algo que este no podía hacer por sí mismo–algo que no se puede obtener con el dinero ó con la ciencia–algo que es esencial, indispensable para la felicidad del hombre: vino á «quitar el pecado..
Jesucristo salva completamente: «Quita el pecado.» No hizo meros anuncios vagos de perdón y misericordia; mas tomó sobre sí nuestros pecados y nos libró de ellos. «El llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.» 1Pe 2:24.
Jesucristo es un Salvador poderoso y salva á toda la humanidad: quita el pecado del mundo. No murió solo por los judíos sino también por los gentiles. No sufrió solo por unas pocas personas, sino por toda la humanidad. El pago que hizo en la cruz fue más que suficiente para cubrir las deudas de todos. La sangre que derramó tenia virtud para lavar los pecados de todos. Su expiación fue suficiente para toda la humanidad, aunque solo es efectiva para los que creen.
Jesucristo es, finalmente, un Salvador perpetuo é infatigable: quita el pecado. Cada día lo quita de todo el que cree en El–cada día purga, limpia, lava las almas de sus discípulos, y les concede nuevas bendiciones. No dejó de trabajar por el bien de su pueblo cuando murió en la cruz. Mora en el cielo como Sacerdote, para presentar constantemente ante Dios su sacrificio. Tanto en la esfera de la gracia como en la de la providencia, Jesucristo obra todavía.
Notemos, por último, las funciones especiales que S. Juan atribuyó á Jesucristo. «Este es el que bautiza,» dijo repitiendo las palabras del Padre, «con el Espíritu Santo..
Ese bautismo no es el del agua; y por lo tanto, no se celebra por medio de una inmersión ó aspersión, ni se limita exclusivamente á los párvulos ó á los adultos. No puede ser administrado por hombre alguno, ya sea episcopal ó presbiteriano, independiente ó metodista, ministro ó lego. Solo el verdadero Jefe de la iglesia puede concederlo. Es la inoculación de la gracia en el corazón humano, y es lo mismo que se llama el renacimiento. No consiste, pues, en ritos exteriores, sino en el cambio de corazón. Es, en una palabra, el bautismo que recibió el ladrón penitente, aunque nadie se lo administró con agua.
Según esto, el bautismo del Espíritu es el necesario para la salvación. Bueno es recibir ese bautismo por el cual somos admitidos en la iglesia visible; pero mucho mejor es recibir el que nos hace miembros de la iglesia de los verdaderos creyentes. El hombre que muere sin este último no puede ser salvo.
Desgraciadamente, hay millares de personas que gastan el tiempo en reñidas discusiones acerca de la manera como debe administrarse el primero, y se olvidan del segundo. Otros muchos hay que saben teóricamente de qué naturaleza es el Cordero de Dios, pero que jamás han acudido á él para que sus pecados sean perdonados. Examinémonos interiormente á fin de cerciorarnos de que nuestros corazones han sido renovados, y de que poseemos la fe que salva.

Fuente: Los Evangelios Explicados

que carga… El verbo griego aíron, cuyo significado primario es (1) levantar, 2) cargar (sobre uno mismo), y 3) alejar, junto al correspondiente hebreo nâsâ (Sal 32:5 b; Isa 53:4; Isa 53:6; Isa 53:12 b), define la doctrina de la Redención por asunción de pecados ajenos por vía de la sustitución vicaria. Esta propuesta alcanza su pleno sentido doctrinal cuando es aplicada a Jesús. (Otra aplicación de aíronJua 15:2 nota).

Fuente: Biblia Textual IV Edición

T151 Ὁ αἴρων realmente significa: el que lleva el pecado.

T231 Ἴδε aparece con un nominativo como complemento directo porque, como ἰδού, ἴδε ha llegado a ser una partícula estereotipada de exclamación (comp. Jua 19:26 y sig.): ¡He aquí!

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

g §031.

Fuente: La Biblia Textual III Edición