Comentario de Juan 1:14 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, — Mat 1:23, «Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros». Para los filósofos griegos era imposible que el Cristo fuera hecho carne, porque creían que el cuerpo es malo, pero los que dicen que Cristo no vino en carne son anticristos (1Jn 4:1-3). Cristo es Dios y también llegó a ser hombre, «nacido de mujer» (Gál 4:4). «El que fue manifestado en carne, vindicado en el Espíritu, contemplado por ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria» (1Ti 3:16, LBLA). Juan afirma la deidad de Jesús y la humanidad de Cristo. En Luc 24:39 y otros textos la palabra carne se refiere al cuerpo, pero en este texto (Jua 1:14) la palabra carne significa humanidad (Mat 16:17; Mat 24:22; Rom 3:20; 1Co 1:29; Gál 1:16). Al afirmar su humanidad él refuta a los gnósticos (docetistas) que decían que Cristo no ocupó un verdadero cuerpo de carne sino que solamente parecía ser humano.

La humanidad de Cristo se observa en los siguientes textos: 4:6, 7 (cansancio); 6:53 (tenía carne y sangre); 8:40 (querían matarle); 11:33, 35 («se estremeció en espíritu y se conmovió… lloró»); 12:27 («está turbada mi alma»); 13:21 («se conmovió en espíritu»); 19:28 («tengo sed»).

¡Cristo llegó a ser hombre para morir por nosotros! «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre» (Heb 2:14-15). Logró este propósito al morir por nosotros (10:5-12). Cuando Pablo habla de la justicia de uno y de la obediencia de uno (Rom 5:18-19), no se refiere a la vida perfecta de Jesús sino a su muerte, un acto de justicia, o de obediencia. Cristo no llevó una vida perfecta para que su obediencia perfecta sea imputada al creyente (como algunos suponen), sino para ser un sacrificio perfecto para expiar nuestros pecados.

Cristo, siendo Dios, tuvo que ser hombre también para poder ser nuestro Mediador o sumo sacerdote (mediador) (Heb 2:18; Heb 4:15; Heb 7:26; 1Ti 2:5).

Esta gran verdad fue enseñada por Pablo: «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» (Col 2:9); «ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos» (2Co 8:9).

Cristo llegó a ser hombre y murió por nosotros para dejarnos un ejemplo perfecto de cómo humillarnos para que Dios nos exalte (Flp 2:5-11). «Cristo Jesús, el cual siendo (existiendo) en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres» (Flp 2:6-7). Es importantísimo que se entienda que la expresión se despojó a sí mismo se refiere a la encarnación de Cristo, y que de ninguna manera dejó de ser igual a Dios. En seguida se presenta el estudio de Flp 2:5-7 para recalcar esta verdad.

Flp 2:5 — » Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús». Mat 11:29, «Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Cristo Jesús es el perfecto ejemplo de la humildad enseñada en los vers. 1-4. El dejó su habitación celestial y su gloria inefable para nacer en un pesebre, tomando la forma de hombre. Fue criado en Nazaret, una ciudad despreciada por los de Judea (Jua 1:46), era galileo y algunos de sus apóstoles también eran galileos. Llevó una corona de espinas, murió sobre una cruz romana como malhechor, y fue sepultado en un sepulcro ajeno. De esta manera nuestro Señor Jesucristo tomó la forma más humilde de la humanidad para salvarnos y para dejarnos el ejemplo perfecto de la humildad.

2:6 — » el cual, siendo en forma de Dios». La Deidad de Jesús se enseña claramente en este texto (los vers. 6-11).

— » siendo». Esta palabra enfatiza la realidad de la existencia (Hch 16:20, «siendo judíos»; Gál 2:14). Por eso, indica lo que se expresa más ampliamente en Jua 1:1. La Biblia de las Américas está muy equivocada en la traducción de esta palabra (hupárkon), pues esta versión dice existía en lugar de existiendo (gerundio, tiempo presente). Cristo no dejó de existir en forma de Dios cuando tomó la forma de siervo.

— » forma». La palabra «forma» viene de MORPHE que solamente aparece en este texto (vers. 6, 7) y en Mar 16:12, «se apareció en otra forma a dos de ellos». Según los léxicos significa «forma, figura» (Mckibben-Stockwell-Rivas); «la forma en la cual una persona o cosa se ve; la apariencia externa… la forma en la cual él apareció a los habitantes del cielo» (Grimm-Thayer); «forma, apariencia externa, figura» (Arndt-Gingrich).

Pero Thayer admite que otros eruditos (como Lightfoot y Trench) dicen que «MORPHE forma difiere de SCHEMA figura, forma, apariencia, como aquello que es intrínseco y esencial difiere de lo que es externo y accidental» y agrega que «la distinción es rechazada por muchos». (La palabra SCHEMA traduce la palabra «condición» o forma, LBLA, del ver. 8).

El Diccionario Expositivo de Vine dice, » MORPHE denota la forma o rasgo distintivo especial o característico de una persona o cosa. Se usa con un significado particular en NT, sólo de Cristo, en Flp 2:6-7, en las frases ‘siendo en forma de Dios’ y ‘tomando forma de siervo’. Una excelente definición de esta palabra es la dada por Gifford: ‘ MORPHE es así propiamente la naturaleza o esencia, no en abstracto, sino tal como subsiste realmente en el individuo, y retenida en tanto que el individuo mismo existe… Así, en el pasaje ante nosotros MORPHE THEOU es la naturaleza divina real e inseparablemente subsistente en la Persona de Cristo… Para la interpretación de ‘la forma de Dios’ es suficiente decir que (1) incluye toda la naturaleza y esencia de la Deidad, y que es inseparable de ellas, ya que no podrán tener existencia real sin ella; y (2) que no incluye en sí misma nada ‘accidental’ o separable, tal como modos particulares de manifestación, ni condiciones de gloria o majestad, que pueden en un momento estar junto con la ‘forma’, y en otro momento separados de ella… El verdadero significado de MORPHE en la expresión ‘forma de Dios’ queda confirmada por su repetición en la frase correspondiente, ‘forma de siervo’. Se admite universalmente que las dos frases son directamente antitéticas, y que por ello ‘forma’ tiene que tener el mismo sentido en ambas’ (Gifford, The Incarnation, págs. 16, 19, 39). La definición anteriormente mencionada se aplica a su utilización en Mar 16:12, en cuanto a las maneras particulares en que el Señor se manifestó a Sí mismo».

The Expositor’s Greek Testament dice que la palabra MORPHE se refiere a la naturaleza de Cristo, es decir, que El era divino (y llegó a ser humano). Cita 2Co 8:9 como el paralelo más cercano a Flp 2:6 y dice que en ambos Pablo se refiere al «contraste inefable entre el estado celestial y el estado terrenal».

Por lo tanto, vemos que algunos eruditos dicen que MORPHE significa la forma esencial e intrínseca de Cristo como Dios y también como hombre, y otros eruditos dicen que la palabra significa simplemente su apariencia. Lo importante es que se afirme enfáticamente la Deidad de Cristo, antes y después de llegar a ser hombre. Los que definen la palabra «forma» como figura o apariencia no niegan la Deidad de Cristo, sino solamente aplican la palabra al «aspecto» (Jua 5:37) o gloria (Jua 17:5) de su estado preencarnado.

Nadie puede negar que había contraste entre su estado celestial y su estado terrenal. Recuérdese sobre todo que el punto principal de Pablo es la humillación de Cristo. La encarnación de Cristo es el ejemplo supremo de la humillación, y Pablo habla de ella para que sirva de ejemplo para los cristianos (ver. 5, «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús… «).

«Siendo en forma de Dios» se refiere, pues, o al estado divino (su Deidad) y o a la gloria que Cristo tenía con el Padre «antes que el mundo fuese» (Jua 17:5). Posiblemente la palabra se refiera a las dos cosas, porque los dos conceptos no chocan. Hay un contraste aquí entre «forma de Dios», MORPHE THEOU y «forma de siervo» MORPHE DOULOU. Cuando Cristo llegó a ser hombre, no se despojó a sí mismo de su Deidad; no dejó de ser Dios. En el cielo Cristo tuvo el aspecto de Dios (Jua 5:37); en la tierra, sin embargo, tuvo el aspecto de un siervo. Su conducta era la de un siervo, aunque demostraba ampliamente que era Dios.

— «no estimó el ser igual a Dios… » Jesucristo siempre era y siguió siendo igual a Dios aquí en la tierra (Jua 5:18) porque El es Dios (Dios el Hijo). Véanse Rom 9:5; Col 2:9; Tit 2:13; 2Pe 1:1; 1Jn 5:20.

— » como cosa a que aferrarse». Cristo no estimó el ser igual a Dios en cuanto a la majestad celestial como cosa a qué aferrarse o asirse fuertemente como a un premio o tesoro demasiado precioso para ser dejado aun por un tiempo corto, es decir, Cristo no rehusó humillarse. Al contrario, estaba dispuesto a llegar a ser un hombre para morir por nosotros. Muchos (como los «testigos» del Atalaya) quieren robar a Jesús de su Deidad. Dicen que El no es todopoderoso, y que no es eterno (estos son atributos de la Deidad). Pero nuestra salvación depende de la verdad afirmada tantas veces en la Biblia de que Cristo es eterno, y que cuando llegó a ser hombre (aceptó la naturaleza humana), no dejó de ser Dios (no dejó ni su naturaleza divina, ni sus atributos divinos). Un mero hombre no podía salvarnos.

2:7 — » se despojó a sí mismo». Este texto se refiere simple y sencillamente a la encarnación de Cristo (Mat 1:23; Jua 1:14; Col 2:9). En el resto del versículo Pablo emplea dos gerundios para explicar claramente cómo Cristo se despojó a sí mismo: «tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». «Se despojó a sí mismo»; ¿cómo? «tomando forma de siervo». ¿Cuándo? cuando fue «hecho semejante a los hombres».

Como dice Lenski, «‘Se despojó a sí mismo’ es un pensamiento incompleto que nos deja con una pregunta. Pablo completa el pensamiento, pero no con una declaración acerca de algo que Cristo se hubiera despojado (vaciado) fuera de sí mismo, sino por un participio (gerundio) que define el acto de despojarse: ‘en que él tomó la forma de siervo’, e inmediatamente dice cuándo todos estos actos ocurrieron: ‘cuando llegó a ser semejante al hombre’, cuando se encarnó. Todos los aoristos… expresan acción simultánea» (énfasis mío, wp).

Vine dice la misma cosa al comentar sobre la palabra KENOO (despojarse): «Las cláusulas que siguen al verbo dan la exégesis de su significado, especialmente las frases ‘forma de siervo’, y ‘semejante a los hombres'» (énfasis mío, wp).

También Lange dice la misma cosa: «Es el llegar a ser hombre, o sea, la encarnación, que se indica, como declara lo que sigue, y ya que LABON (que es contemporánea con EKENOSE como en Efe 1:9; Efe 1:13) debe entenderse como un límite modal del verbo (EKENOSE), este despojamiento de sí mismo es la encarnación del Señor».

Dejó el ambiente celestial, la majestad y gloria que tenía con el Padre (Jua 17:5) y llegó a ser hombre. ¿Cómo se vio Jesús aquí en la tierra? Como hombre, como inferior a los ángeles. ¿Por qué aceptó esta forma humilde? Para dar su cuerpo por nuestros pecados (Heb 2:14-15; Heb 10:4-10).

Pero su humillación no afectó en lo más mínimo su Deidad. Se refiere únicamente a su gran humillación en la encarnación, de que vino a ser hombre para poder morir por nosotros y así salvarnos de los pecados. Dios no podía morir por nosotros, porque Dios no puede morir. Los ángeles no podían morir por nosotros. El hombre no podía morir por sus propios pecados porque todos los hombres han pecado (Rom 3:23). La sangre de animales no puede quitar los pecados (Heb 10:4). Entonces, ¿cuál era la solución? Dios llegó a ser hombre para poder morir por nosotros No había y no hay otro plan de salvación. Los que rechazan el sufrimiento vicario de Cristo terminantemente rechazan la salvación de sus almas.

La gran verdad de la humillación de Jesucristo, una verdad tan sublime, es usada por los «testigos» como arma contra Cristo para atacar su Deidad y blasfemar su santo nombre. (Todo «testigo» se arrepentirá de su blasfemia cuando muera).

Cristo no menospreció en ninguna manera la exaltación que gozaba con el Padre, pero su misión terrenal era de tanta importancia que estaba dispuesto a hacer este sacrificio.

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La Deidad de Cristo

Sus atributos divinos

Algunos hermanos que profesan ser hermanos «conservadores» (porque que se oponen al institucionalismo, la iglesia patrocinadora, etc.) están enseñando (1990-1995) que cuando Cristo llegó a ser hombre, «se despojó» a sí mismo de sus atributos divinos; es decir, que desde su nacimiento y hasta su resurrección siguió siendo «la persona de Dios» (la esencia de Dios) pero sin los atributos de la Deidad. Este error se ha enseñado en dos periódicos: Faith and Facts, y With All Boldness. La edición de octubre, 1990 de Faith and Facts se dedica a este tema, y las citas dadas en la revisión ésta son de la misma. (No afirmo que todo hermano que escriba artículos en estos dos periódicos enseñan este error, pero para ser breve digo «los hermanos ff/wab» para indicar a los que sí lo enseñan.)

¿Cómo se explica la Deidad? ¡Cuántas veces hemos explicado la Deidad enumerando los atributos de Dios, Deidad! ¿Cuáles son sus atributos? Su eternidad, inmutabilidad, omnipotencia, omnisciencia, omnipresencia, perfecto amor, perfecta justicia, perfecta santidad, perfecto amor, perfecta fidelidad, que es el Creador, el único que es adorado, el único que perdona pecados, etc.

El error principal de los hermanos ff/wab se basa en una interpretación errónea de Filipenses 2:6, 7. Dice Pablo que Cristo «siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». La expresión «se despojó a sí mismo» se explica inmediatamente en los dos gerundios que siguen; es como si Pablo hubiera dicho «es decir, tomando forma de siervo» y luego diciendo cuándo lo hizo: cuando fue «hecho semejante a los hombres».

El texto no dice que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos. Es increíble que nuestros hermanos en Cristo

— hermanos que profesan ser hermanos «conservadores» — afirmen que Cristo podía ser Deidad y al mismo tiempo despojarse a sí mismo de los atributos de la Deidad. (Estos hermanos son culpables de «doble hablar», 1Ti 3:8, porque dicen que Cristo no dejó de ser Dios y luego se contradicen afirmando que se despojó a sí mismo de los atributos de la Deidad).

La palabra «atributo» significa «cada una de las cualidades de un ser… Teol. Cualquiera de las perfecciones propias de la esencia de Dios: la omnipotencia es un atributo de Dios» (Larousse). ¡Es absurdo decir que Cristo era Dios sin los atributos de Dios! ¿Puede alguno ser «hombre» sin los atributos de hombre? Hablar así es hablar locura.

Lo que la Biblia enseña acerca de la Deidad de Cristo

Mat 1:23, «Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros». Constantemente Jesucristo lo demostró a través de su vida al demostrar sus atributos divinos.

Jua 1:1; Jua 1:14 «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad». El mismo Verbo que era con Dios y era Dios fue hecho carne. No era el Verbo sin sus atributos, sino el mismo Verbo que era con Dios y era Dios desde la eternidad.

Col 2:9, «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad». Con esta afirmación Pablo refuta a los falsos maestros que decían que Cristo no podía ocupar un cuerpo físico porque, según ellos, el cuerpo es pecaminoso y, por lo tanto, (decían) que Jesús era simplemente un hombre. Ahora algunos de nuestros propios hermanos que profesan ser «conservadores» han caído en la misma trampa diciendo que Cristo, en cuanto a sus atributos, era simplemente un hombre (que no poseía ningún atributo divino durante su vida terrenal).

Estos hermanos están divididos sobre esta cuestión: algunos dicen que Cristo poseía los atributos divinos cuando estuvo en la tierra, pero que nunca los demostraba, es decir, que no hizo ni siquiera un solo acto de Deidad aquí en la tierra. Entonces, ¿con qué propósito afirman que los poseía?

El Inmutable Cristo

Heb 13:8 dice, «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos»; es decir, Jesucristo es inmutable (no cambia). Pero la implicación y consecuencia de la doctrina de los hermanos ff/wab son que el inmutable Cristo fue el «mutable Cristo» durante unos treinta y tres años de su existencia; que el «eterno Cristo» dejó de ser eterno durante ese tiempo. Recuérdese que la eternidad y la inmutabilidad son dos atributos inherentes de la Deidad; por lo tanto, si Cristo dejó sus atributos divinos cuando vino a la tierra, dejó su eternidad y su inmutabilidad. Que yo sepa no hay ningún hermano liberal que acepte tal insensatez. Estos hermanos «conservadores» son más liberales que muchos de los hermanos liberales.

Los hermanos ff/wab dicen que el único poder sobrenatural poseído por Jesucristo fue el poder recibido del Espíritu Santo y del Padre; es decir, Jesucristo no tenía ni autoridad ni poder inherentes durante su vida terrenal, sino que solamente compartía el poder sobrenatural con los profetas, apóstoles y otros que recibieron poder de Dios. Dicen que a pesar de lo que Jua 2:24-25 afirma, Jesucristo no era más omnisciente que Pedro (Hch 5:1-11; Hch 8:21-23), y que a pesar de lo que Mar 2:5-7 afirma, Jesucristo no podía perdonar pecados como Dios, sino solamente como lo hacían los apóstoles (Jua 20:22-23). Parece que estos hermanos «conservadores» han estudiado con los «testigos», porque comparten su deseo de menospreciar

— y aun blasfemar — a Cristo.

Jua 20:30-31 dice, «Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre». Jesús hizo señales para demostrar sus atributos de Deidad. El no hizo señales para probar que El era «la persona de Dios», como afirman los hermanos ff/wab Esta expresión humana usada por estos hermanos no significa nada. No es bíblica. La Biblia dice que Cristo es Dios (Mat 1:23; Jua 1:1-2; Rom 9:5; Tit 2:13; 2Pe 1:1). Cristo hizo señales para demostrar los verdaderos atributos divinos, las cualidades inherentes e inseparables de Dios Así también El sabía los pensamientos de los hombres y El perdonó pecados para demostrar los atributos de Dios que El poseía estando aquí en la tierra.

El propósito de los hermanos ff/wab es combatir el calvinismo en la iglesia

El periódico Faith and Facts ha tomado la delantera en la lucha contra el calvinismo en la iglesia de Cristo y, por esto, tiene mucha influencia. (El periódico With All Boldness es más nuevo). Este servidor también ha participado en esta lucha. He predicado pública y privadamente, en el púlpito y por la hoja impresa, contra el calvinismo. No solamente he expuesto los errores del calvinismo original, sino también las doctrinas secundarias aceptadas por algunos hermanos, tales como «el perdón automático», «la limpieza continua», «que los pecados de la flaqueza y de la ignorancia no se cargan al cristiano», «que el hombre tiene que pecar por causa de su naturaleza pecaminosa», «que tiene que pecar para cumplir la Escritura», etc. Por lo tanto al exponer la herejía de los hermanos ff/wab no me identifico de manera alguna con los que simpatizan con algunos aspectos del calvinismo.

Se explica esto porque una táctica carnal de los hermanos ff/wab es la de acusar a los que resisten su nueva doctrina de ser «closet calvinists» (calvinistas a escondidas), pero estoy dedicado a una lucha fuerte y continua contra todo aspecto del calvinismo, y también contra toda doctrina que niega la Deidad de nuestro Señor Jesucristo.

Estos hermanos enfatizan mucho la humanidad de Cristo y afirman que El fue tentado como hombre, para negar la doctrina calvinista de que el hombre tiene que pecar por haber nacido con naturaleza corrupta. La Biblia enseña claramente la humanidad de Cristo (Flp 2:7; Heb 2:14; Heb 2:17; Heb 4:15-16; 1Ti 2:5). El «fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Heb 4:15).

Pero es en extremo absurdo negar la Deidad de Jesucristo para enfatizar su humanidad.

Algunas citas del periódico «Faith and Facts» (oct., 1990)

Afirman que Cristo se despojó a sí mismo de los atributos de la Deidad

Dice un hermano (comentando Flp 2:7): «He was still ‘himself. ‘ But he ‘divested’ (Macknight) himself of the attributes, powers, rights or characteristics of deity. Some brethren, along with denominational exegetes, are wont to argue that this emptying is only partial; that there are some things which he did while upon the earth that were the result of his deity, beyond the powers and attributes of humanity. I take it that the passage means just what it says, nothing more or less. I have no right to list exceptions where the Lord has given none» (página 25).

Traducción: «El era todavía ‘él mismo’. Pero él ‘desvistió’ (Macknight) a sí mismo de los atributos, poderes, derechos o características de la deidad. Algunos hermanos, junto con exegetas denominacionales, suelen argumentar que este vaciamiento es solamente parcial; que había algunas cosas que él hizo durante el tiempo que estaba en la tierra que fueron el resultado de su deidad, más allá de los poderes y atributos de la humanidad. Yo entiendo que el pasaje significa justamente lo que dice, ni más ni menos. No tengo el derecho de alistar excepciones donde el Señor no las ha dado».

Flp 2:5-7 es el texto principal usados por los hermanos ff/wab. Dice Pablo, «Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». Este texto no dice que Cristo se despojó a sí mismo «de» algo, ni mucho menos que «vació» los atributos de Deidad. El hermano dice que «el texto significa justamente lo que dice», pero ¡el texto no dice lo que él dice! El concepto del hermano es totalmente ajeno a lo que Pablo dice en este texto. Pablo usa el verbo «se despojó» y luego inmediatamente emplea dos gerundios para explicar lo que significa el verbo «se despojó» y para probar su afirmación. Cristo «se despojó a sí mismo». ¿ Cómo? «tomando forma de siervo». ¿ Cuándo? cuando fue «hecho semejante a los hombres». La expresión «se despojó a sí mismo» no es un pensamiento completo; tiene que explicarse, y Pablo mismo lo explica en la misma frase.

Además, el verbo EKENOSEN (se despojó) es seguido por dos gerundios (MORPHEN DOULOU LABON, tomando forma de siervo y EN OMOIOMATI ANTHROPON GENOMENOS, hecho semejante a los hombres), los cuales explican y limitan el verbo (se despojó) y lo prueban. Los gerundios son «gerundios de modo» que explican cómo o en qué sentido Jesús se despojó a sí mismo. Una versión inglesa introduce los gerundios con la palabra «by» (por): » by taking the nature of a servant» (» por tomar la naturaleza de un siervo») (The Twentieth Century New Testament). Esta versión expresa la idea correctamente, pues los gerundios explican y limitan cómo Jesús se despojó a sí mismo.

Compárese Efe 1:7-9, «… su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia», ¿cómo? ver. 9, «dándonos a conocer el misterio de su voluntad». El gerundio explica y limita el verbo.

Es una violación grave de este texto afirmar que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (una cosa completamente imposible). Los gerundios explican el límite de la acción del verbo.

Este texto es simplemente una hermosa declaración de la encarnación de Cristo, y Pablo dice esto para ilustrar la humildad que debemos manifestar unos para con otros (Flp 2:1-14).

Cristo, el Verbo, fue hecho carne, llegó a ser hombre y siervo de hombres, humillándose al máximo para salvarnos, pero los «testigos» del Atalaya y algunos hermanos «conservadores» usan este mismo texto para negar la Deidad de Cristo. ¡Increíble!

Obsérvese que el hermano dice que «Algunos hermanos, junto con exegetas denominacionales, suelen argumentar que este vaciamiento es solamente parcial; que había algunas cosas que él hizo durante el tiempo que estaba en la tierra que fueron el resultado de su deidad, más allá de los poderes y atributos de la humanidad»; es decir, según el hermano, Jesucristo no demostró aquí en la tierra ningún atributo divino ni hizo cosa alguna en calidad de Dios; que cuando conoció lo que había en el hombre (Jua 2:24-25) lo hizo como hombre; que cuando perdonó pecados (Mar 2:5), lo hizo como hombre; que cuando la gente vio a Cristo como un mero hombre vio al Padre (Jua 14:9); que cuando calmó la tempestad, lo hizo como hombre, como los apóstoles que recibieron poder sobrenatural del Padre o del Espíritu Santo. Todo el propósito de estos hermanos es reducir a Jesucristo al estado de un mero hombre.

El propósito principal de Mateo, Marcos, Lucas y Juan se expresa en Jua 20:30-31; registran las señales que Jesús hizo probar que El es el Hijo de Dios (Dios el Hijo). Las señales de Jesús son una demostración amplia de sus atributos divinos (los atributos de Deidad). Mucha gente que vio esta demostración de sus atributos divinos se convenció de que Jesucristo es el Hijo de Dios (Dios el Hijo) y varias personas lo confesaron. Sin embargo, dicen los hermanos ff/wab que la gente creía que Jesús es el Hijo de Dios simplemente porque El decía que lo es, y que las señales lo confirmaron. Según estos hermanos, Jesús no hizo señal alguna como Dios, sino solamente como hombre. ¿Cómo, pues, podía la gente creer en El como Dios si no hizo nada como Dios?

Enseñan los hermanos ff/wab que Jesús era

— en cuanto a sus obras y enseñanzas — igual a los apóstoles y profetas.

«Jesucristo perdonó pecados, pero solamente como lo hicieron los apóstoles»

Dice el mismo hermano: «Furthermore, through God’s will the apostles, men, not deity, were told: ‘Receive ye the Holy Ghost: whosoever sins ye forgive, they are forgiven unto them’ (Jno 20:23). If men could do so, I deem it possible that Christ as a man could do it. » (Página 27).

Traducción: «Además, por la voluntad de Dios los apóstoles, hombres, no deidad, fueron dichos: ‘Recibid al Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos’ (Jua 20:23). Si los hombres podían hacerlo así, yo considero que es posible que Cristo como hombre podía hacerlo».

El hermano trata de ser consecuente. Habiendo afirmado que Cristo se despojó a sí mismo de todos los atributos de Deidad, y sabiendo que la autoridad de perdonar pecados es un atributo de Dios, él se siente obligado a decir, «Sí, Cristo se despojó a sí mismo de este atributo también». El hermano tiene que admitir que para ser conseucente tiene que enseñar que cuando Cristo vivió en la tierra, El no podía perdonar pecados por su propia autoridad.

Pero los judíos entendieron perfectamente que Jesucristo hizo el papel de Dios cuando perdonó al paralítico. «Cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?» (Mar 2:6-7). Es verdad que solamente Dios puede perdonar pecados. Los apóstoles pudieron atar y desatar (Mat 16:19; Mat 18:18) en el sentido de predicar el evangelio de Dios inspirado por el Espíritu Santo. Las palabras «atar y desatar» equivalen a perdonar o no perdonar. Pedro podía emplear las llaves del reino para «abrir» las puertas del reino por medio de la predicación inspirada por el Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hch 2:4). Los apóstoles podían «perdonar pecados» solamente en el sentido de ser embajadores de Cristo (2Co 5:20) que nombraron los requisitos enseñados por Dios para poder obtener el perdón. Ellos no podían perdonar pecados por su propia autoridad, pero Cristo sí podía hacerlo. Los apóstoles nunca fueron acusados de blasfemar porque nunca dijeron a nadie, «te perdono».

El tenía la autoridad inherente de Dios para perdonar. Los que niegan esto niegan a Cristo (Mat 10:32-33), porque niegan esta demostración de un verdadero atributo de Dios.

En seguida se examina la doctrina de los hermanos ff/wab, punto por punto. Los siguientes encabezados, escritos entre comillas, presentan la doctrina de ellos:

«Cristo no podía resucitar por su propio poder»

Sigue la afirmación del hermano: «The record clearly states that it was not Jesus’ own power of deity which raised him from the tomb. One passage is sufficient on the point. ‘This Jesus did God raise up, whereof we all are witnesses’. (Hch 2:32). When Jesus emptied himself to come in human flesh he depended upon God to give him life after death, and not on his own power as deity to rise up. He was a human, a man, that he might be mediator between God and man (1Ti 2:5). » Página 28.

Traducción: «El registro dice claramente que no fue el poder propio de Jesús de deidad que lo resucitó del sepulcro. Un pasaje es suficiente sobre el punto. ‘A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos’ (Hch 2:32). Cuando Jesús se despojó a sí mismo para venir en carne humana él dependió de Dios para darle vida después de la muerte, y no sobre su propio poder de deidad para resucitar. El era un ser humano, un hombre, para que pudiera ser mediador entre Dios y el hombre (1Ti 2:5) «.

Es increíble que el hermano dijera esto después de leer y citar tantas veces lo que Jesús dice en Jua 2:19; Jua 2:21 («Destruid este templo, y en tres días lo levantaré… Mas él hablaba del templo de su cuerpo») y Jua 10:17-18 («yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo: Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre»).

El Padre y el Hijo siempre eran y son uno en su propósito y en su obra (Jua 17:21). Cristo se identificó con el Padre repetidas veces durante su ministerio personal. La voluntad del Padre siempre era y es la voluntad del Hijo. La comunión entre los dos era perfecta cuando Jesucristo vivió en la tierra; nunca fue destruida ni por un momento. Gozaban de una perfecta unidad.

Por lo tanto, el Hijo hace lo que el Padre hace. El Hijo hace la obra del Padre. El Padre levantó el cuerpo de Cristo y Cristo levantó su propio cuerpo. Es en extremo absurdo afirmar que Cristo no tenía el poder de levantar su cuerpo del sepulcro.

En cuanto a ser Jesucristo nuestro Mediador, hubiera sido imposible que El

— como un mero hombre — llegara a ser nuestro Mediador. El es Emanuel, Dios con nosotros. Dios llegó a ser hombre para ser nuestro Salvador y nuestro Mediador. Como un mero hombre, aunque hombre perfecto, no pudiera habernos salvado ni tampoco hubiera podido servir como nuestro Mediador.

No es posible que comprendamos la encarnación de Cristo, pero podemos aceptarlo por fe. Esta doctrina no debe causar problema alguno para nosotros. Cristo tenía todos los atributos de Dios y todos los atributos de hombre. El verdadero Dios vino a ser verdadero hombre también.

«La Deidad de Jesús no fue confirmada por sus milagros»

Dice otro hermano: «Brother ____________ makes a reasonable case from Jua 3:34 that Jesus at His baptism was endowed with the Spirit and by the Spirit was able to work miracles, discern men’s hearts, give revelation, etc. To substantiate his case __________ offers the following verses as proof that Jesus attributed His miraculous powers to a divine power outside of Himself (Jua 5:30; Jua 6:38; Jua 7:16; Jua 7:28; Jua 8:28; Jua 12:49; Jua 14:10; Jua 17:7-9). The fact that Jesus had certain of these powers no more substantiated His deity, than the fact that Moses, Elijah or Peter having these miraculous powers established they were divine. » (Página 33).

Traducción: «El hermano ___________ hace un argumento razonable sobre Jua 3:34 que cuando Jesús fue bautizado El fue dotado con el Espíritu y por el Espíritu podía obrar milagros, discernir corazones de hombres, dar revelación, etc. Para confirmar su caso _______ ofrece los siguientes versículos como prueba de que Jesús atribuyó sus poderes milagrosos a un poder divino aparte de sí mismo (Jua 5:30; Jua 6:38; Jua 7:16; Jua 7:28; Jua 8:28; Jua 12:49; Jua 14:10; Jua 17:7-9). El hecho de que Jesús tenía ciertos de estos poderes no confirmó su deidad más que el hecho de que Moisés, Elías o Pedro tenían estos poderes milagrosos confirmó que ellos eran divinos».

Estos textos enfatizan la unidad perfecta entre el Padre y el Hijo. La comunión entre el Padre y el Hijo siempre ha sido perfecta. Cristo se identificó con el Padre repetidas veces para afirmar su propia Deidad. La expresión «Hijo de Dios» significa que Cristo es Dios el Hijo, que es lo mismo que el Padre, igual al Padre, de la misma naturaleza que el Padre (Heb 1:3). Cristo es eterno y no tuvo origen; no es «Hijo» en el sentido de descendiente. «Hijo» significa «lo mismo», la misma naturaleza, teniendo todos los atributos de Dios. «En él habitó corporalmente toda la plenitud de la deidad» (Col 2:9).

Los judíos sabían que el Padre es Dios y, por lo tanto, era necesario convencerles que el Hijo también es Dios. Cristo hizo las obras del Padre (Jua 10:37), demostrando los atributos de Deidad, para convencer a los judíos y a todo el mundo que El es Dios. Si Cristo hubiera estado en el mundo sin los atributos de Deidad (cosa imposible desde luego), no pudiera haber probado que era Deidad. No bastaba con simplemente decir que era Dios. La única manera de probar su Deidad era demostrar que El poseía los atributos divinos, y lo hizo repetidas veces. Cristo era y es igual al Padre (Jua 5:18), fue adorado por hombres y ángeles como el Padre (Jua 5:23) y los que vieron al Hijo vieron al Padre (Jua 14:9). Los judíos entendieron que cuando Jesucristo llamó a Dios «Padre» se hizo a sí mismo igual a Dios (Jua 5:18), que siendo hombre se hizo Dios (Jua 10:33).

Los milagros de Moisés, Elías y los apóstoles confirmaron su mensaje (Mar 16:20; Heb 2:3-4), pero ellos no podían hacer las obras del Padre como las hizo Jesucristo. Los profetas y apóstoles no sabían los pensamientos de los hombres (Jua 2:24-25; Mat 9:4; Mat 12:25; Luc 5:22; Luc 11:17) ni mucho menos podían perdonar pecados por su propia autoridad como lo hizo Jesús (Mar 2:5). ¿Qué profeta o apóstol jamás ha dicho, «El que ha visto a mí, ha visto al Padre»? (Jua 14:9). Los profetas y apóstoles no eran eternos e inmutables como Cristo (Heb 13:8); no vinieron desde el cielo como El. «El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica» (Jua 3:31-32). Los apóstoles y profetas no vinieron del cielo y no habían visto cosas celestiales, pero Cristo era testigo ocular de lo que El testificaba.

Este hermano cita varios textos para probar que Jesucristo era simplemente un hombre que recibió ciertos poderes del Padre. El cree que Jua 3:34 dice que el Espíritu Santo fue dado a Jesucristo sin medida. El texto no dice esto, pero varios textos afirman que Cristo recibió poder, enseñanzas, etc. del Padre y del Espíritu Santo, pero el hermano no cita Jua 16:7 que dice que Jesucristo envió al Espíritu Santo. Si los textos citados por el hermano indican que Cristo, por recibir algo del Padre o del Espíritu Santo, no tenía los atributos de Deidad, entonces Jua 16:7 indica que tampoco los tiene el Espíritu Santo, porque Cristo lo envió. Tal conclusión es absurda como también el argumento del hermano es absurdo.

La palabra «Dios» es plural Gén 1:26, «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen». «Dios en tres personas, bendita Trinidad». La palabra «Trinidad» no está en la Biblia (como la palabra «Biblia» no está en la Biblia), pero simplemente quiere decir que hay tres personas en la Deidad y esta verdad no se puede refutar. Cada Persona de la Deidad tiene su función pero son uno en su divino propósito y obra.

«Jesucristo era un ser híbrido»

Dice un hermano (página 49): «They insist that he did not live among us as a man, but as some hybrid being — ‘God/man’. »

Traducción: «Ellos insisten en que él no vivió entre nosotros como un hombre, sino como algún ser híbrido — ‘Dios/hombre'».

Los «testigos» usan esta palabra («híbrido») para despreciar a Cristo: «Neither was Jesus a combination of the two natures, human and spiritual. The blending of two natures produces neither the one nor the other, but an imperfect, hybrid thing. » (Studies in the Scriptures, Volume V, p. 179).

Traducción: «Tampoco era Jesús una combinación de las dos naturalezas, humana y espiritual. El armonizar las dos naturalezas no produce ni la una ni la otra, sino una cosa imperfecta, híbrida».

El «Cristo» de los «testigos» y de estos hermanos nunca existió.

Un diagrama preparado por otro

escritor de ff/wab

En la página 88 del periódico aparece un diagrama que afirma abierta y claramente que Cristo se despojó a sí mismo de los atributos de Deidad cuando llegó a ser hombre. El especifica los siguientes atributos: los poderes de Dios, la igualdad, la gloria, la imposibilidad de ser tentado, la omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia. En seguida el hermano presenta algunas objeciones a la doctrina de él con su respuesta.

Algunas objeciones a la enseñanza de este hermano citadas por El, junto con la respuesta de El.

Objeción (no. 1): «Christ is called God» («Cristo es llamado Dios»).

Respuesta del hermano: «Yes, Christ was, is and ever will be God, the very person of deity. To accept Paul’s statement that Christ emptied himself of his divine attributes does not deny the fact that Christ was the person of God in the flesh. »

Traducción: «Sí, Cristo era, es y siempre será Dios, la misma persona de deidad. Aceptar la afirmación de Pablo que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos no niega el hecho de que Cristo era la persona de Dios en la carne».

Estos hermanos se engañan solos creyendo que no están negando la Deidad de Cristo porque afirman que Cristo siguió siendo «la persona de Dios» pero sin sus atributos de Deidad. La expresión «la persona de Dios» no es lenguaje bíblico. Ellos afirman algo que no pueden probar con la Biblia. La Biblia no dice lo que ellos dicen. La Biblia no habla de «la persona de Dios» aparte de los atributos de Dios. Tal concepto es completamente erróneo. Es simplemente otro diseño de Satanás para negar a Cristo.

Objeción (No. 2): «Christ could not be God without the attributes or powers of God. » Traducción: «Cristo no podía ser Dios sin los atributos o poderes de Dios».

Respuesta del hermano: «This presumption contradicts Paul’s plain statement concerning Christ Jesús,… (Flp 2:6-7). Further, it contradicts the plain and simple statements of Christ in the gospels, which affirm that Christ did not have all the divine attributes or powers in the flesh on earth (glory, Jua 17:5; omniscience, Mar 13:32; omnipotence, Mat 28:18 (the power over all things was given to him after his resurrection); omnipresence, Efe 4:10). »

Esta objeción a la doctrina del hermano es perfectamente legítima. Es la pura verdad. Cristo no podía ser llamado Dios si no tenía (por treinta y tres años) los atributos de Dios. En primer lugar el inmutable Cristo no podía y no puede cambiar; lo que afirman estos hermanos es una verdadera imposibilidad. Cristo no podía y no puede dejar de ser lo que es. ¿Puede Dios el Padre despojarse a sí mismo de sus atributos de Deidad? ¿Puede el Espíritu Santo despojarse a sí mismo de sus atributos de Deidad? Si Dios deja de tener sus atributos de Dios ¿todavía será Dios? ¿Puede el hombre despojarse de los atributos humanos y seguir siendo hombre?

Pablo no dijo en Flp 2:7 que Cristo se despojó a sí mismo «de» algo, ni mucho menos de sus atributos divinos. La expresión «se despojó a sí mismo» no es un pensamiento completo, sino que tuvo que ser explicado, y Pablo lo explicó inmediatamente, empleando dos gerundios para explicar el verbo «despojarse», diciendo, «tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». El simplemente se refiere a la encarnación de Cristo y lo hace en forma bien clara.

En seguida examinaremos los atributos que, según el hermano, Cristo dejó:

La gloria. Cristo no se despojó a sí mismo de la gloria que es un atributo inherente de la Deidad; tal cosa hubiera sido imposible. El no estaba sin gloria aquí en la tierra (Jua 1:14; Mat 17:2, etc.). Pero El dice en Jua 17:5, «Ahora, pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese», dando a entender que ahora pronto dejaría el cuerpo físico que por cierto no era tan glorioso como su estado celestial. Pablo dice, «el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya» (Flp 3:21).

La omnisciencia. El hermano cita Mar 13:32 («Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre») para probar que Jesucristo había abandonado su omnisciencia. El hermano no toma en cuenta que si este texto niega la omnisciencia del Hijo, también niega la omnisciencia del Espíritu Santo, porque Cristo dice «nadie sabe». Lo que prueba demasiado no prueba nada. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno en su propósito y en su obra, pero cada Quien tiene su función. Cristo dice claramente (Hch 1:7) que la prerrogativa del Padre fija «los tiempos y las sazones». Lo que Jesús dice en Mar 13:32 no tiene nada que ver con la omnisciencia, sino con el papel de cada Persona de la Deidad.

La omnisciencia de Jesucristo se ha afirmado clara y enfáticamente en Jua 1:47; Jua 2:24-25; Jua 4:17-18; Jua 6:70-71; Jua 11:14; Jua 13:38 (y a través del libro de Juan); Mat 9:14; Mat 12:25; Luc 5:22; Luc 11:17, etc. Los hombres inspirados no eran omniscientes. No había «don de omnisciencia» entre los nueve dones del Espíritu Santo (1Co 12:8-10).

Pedro dijo la pura verdad cuando dijo, «Señor, tú lo sabes todo» (Jua 21:17). El no dijo «Señor, tú y yo lo sabemos todo». Los hermanos ff/wab citan Hch 5:3; Hch 8:21-23, y afirman que Pedro era tan omnisciente que Cristo. Obviamente el Espíritu Santo reveló a Pedro lo que hicieron Ananías y Safira, y en cuanto a Simón, su misma pregunta indicó lo que pensaba y qué clase de carácter tenía. Pero estos textos no afirman que Pedro era omnisciente, ni que sabía los pensamientos y conocía el carácter de Ananías y Safira. Todo el mundo sabe los pensamientos y hechos de otros cuando se demuestran en su conducta, pero Cristo no tenía que ver ningún hecho para saber los pensamientos de los hombres, porque El era y es omnisciente.

La omnipotencia. A través de su ministerio Cristo demostró claramente los atributos de Deidad. El no hizo señales que eran simplemente «señales de apóstol» (2Co 12:12), sino las señales que demostraron su Deidad. Los apóstoles no perdonaron pecados por su propia autoridad, ni sabían los pensamientos de los hombres, ni fueron adorados. Cuando los judíos vieron a Cristo vieron al Padre (Jua 14:9), pero cuando vieron a los apóstoles, no vieron al Padre.

Los «testigos» leen Mateo, Marcos, Lucas y Juan y concluyen que Jesucristo no era Dios, sino solamente «un dios». Los hermanos ff/wab leen Mateo, Marcos, Lucas y Juan y dicen que Jesucristo no hizo un solo acto de Deidad en la tierra. Tanto la enseñanza de estos hermanos como la de los «testigos» hacen burla de los cuatro libros inspirados que enseñan que Jesucristo demostró claramente

— en su vida, en su doctrina, y en sus obras — los atributos de Deidad.

¿Qué diferencia había entre las obras de Cristo y las de los apóstoles? Según los hermanos ff/wab, no había diferencia alguna. Afirman que las señales de Jesucristo probaron que El era el Hijo de Dios porque El dijo ser el Hijo de Dios, y que las señales de los apóstoles probaron que fueron enviados por Dios, porque es lo que ellos dijeron. Recuérdese que estos hermanos afirman que Jesucristo no podía hacer señal alguna por su propia autoridad como Hijo de Dios, sino que El

— al igual que los apóstoles y profetas — actuaba solamente como hombre que recibió poder del Padre y del Espíritu Santo.

La omnipresencia. El hermano cita Efe 4:10 («El que descendió… también subió») y Mat 8:24 (Cristo estuvo en una barca) para probar que Cristo no era omnipresente cuando estuvo en la tierra. Desde luego el cuerpo de Jesús estuvo en un sitio a la vez, pero Cristo, Dios el Hijo, no estaba limitado a un cuerpo físico. Nuestra mente finita no puede comprender cómo la presencia de Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo) llena el universo, pero lo aceptamos por fe. Cristo nunca dejó de ser Dios cuando llegó a ser Jesús de Nazaret y uno de sus atributos es la omnipresencia. El libro de Juan destaca la omnisciencia de Jesús y la omnisciencia implica la omnipresencia. No se afirma que el cuerpo de Jesús era omnipresente, sino que Cristo (siendo Dios y, por eso, siendo Espíritu) era omnipresente.

Sería bueno volver a leer 1Re 8:27, «Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?» Dice Cristo (Mat 18:20) cuando todavía estaba en la carne, «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos». El usa verbos del tiempo presente: «están» y «estoy». ¿Quieren estos hermanos afirmar que Jesucristo no podía hacer lo que prometió hacer (estar con dos o tres de sus discípulos congregados en cualquier sitio) durante su ministerio personal?

Obsérvese lo que dice Jua 1:18, «A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer» y Jua 3:13, «Nadie subió al cielo, sino que el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo». En cuanto a su Deidad, Cristo no dejó de estar en el cielo cuando ocupó el cuerpo de Jesús. El es omnipresente, presente en todo lugar. (Dice La Biblia de las Américas en el margen que «Los mss. más antiguos no incluye: que está en el cielo», pero aun así incluye esta frase en el texto porque coincide con todo lo que Juan afirma acerca la Deidad de Jesucristo).

Comentario adicional por el hermano: «Does a man stop being a man because he loses the human attribute of locomotion, of manual manipulation and a host of other powers. Although a paraplegic loses these human attributes or powers, he remains the same person and he is still a man. The powers or attributes of God do not make the person of God. Christ’s emptying himself of these powers, did not extinguish his person and identify as God. »

Traducción: «¿El hombre deja de ser hombre porque pierde el atributo humano de la locomoción, de la manipulación manual y una hueste de otros poderes? Aunque un parapléjico pierde estos atributos o poderes humanos, él sigue siendo la misma persona y todavía es un hombre. Los poderes o atributos de Dios no hacen la persona de Dios. El despojarse Cristo de estos poderes no extinguió su persona e identidad como Dios».

En este párrafo el hermano se atreve

— con plena impudencia — a pintar la imagen exacta de su concepto de Cristo. Según él la «deidad» de Cristo es una «deidad» parapléjica o paralizada; es decir, Jesucristo no podía

— por su propio poder o autoridad — hacer ninguna cosa divina. No podía hacer ningún milagro, ni echar fuera demonios, andar sobre el agua, saber pensamientos humanos, perdonar pecados, etc. porque aunque era «deidad» («la persona de Dios») estaba paralizado y sin poder. ¿Este es el Cristo que llegó a ser nuestro Salvador y Mediador?

Pero en realidad la condición del «Cristo» de estos hermanos es aun más triste que la de un parapléjico, porque éste no está totalmente paralizado. El todavía tiene uso de la mente, los ojos, la lengua, etc. Por lo tanto, la condición de Cristo

— según los hermanos ff/wab — era aun peor que la del hombre parapléjico, porque el «Cristo» de ellos no tenía ninguna facultad divina, y no podía hacer cosa alguna como Dios. Era Dios pero desprovisto de todo atributo de Dios. Era peor que un parapléjico. Era una especie de «dios muerto», sin fuerza alguna. Les conviene escribir la palabra «Dios» con letra miníscula («dios») como lo hacen los «testigos».

Tal «Cristo» no podía haber salvado a nadie. Gracias a Dios, no existe el «Cristo» de estos hermanos que estaba más paralizado que un parapléjico.

Objeción (No. 3): «Christ’s miraculous powers shows he did not give up divine attributes. » («Los poderes milagrosos de Cristo muestran que El no dejó atributos divinos»).

Respuesta del hermano: «Those who raise this objection refer in passing to the miracles Jesus performed, but they particularly refer to Jua 2:25, ‘He knew what was in man’… If the apostle Peter could know the thoughts and intents of Ananias and Sapphira and Simon by the power of the Holy Spirit (Hch 5:1-10; Hch 8:21-23), so could Christ in the flesh (Mat 12:28; Luc 4:14; Luc 4:18; Hch 10:38). »

Traducción: «Los que levantan esta objeción se refieren de paso a los milagros que Jesús hizo, pero en particular se refieren a Jua 2:25, ‘él sabía lo que había en el hombre’… Si el apóstol Pedro podía saber los pensamientos e intentos de Ananías y Safira y Simón por el poder del Espíritu Santo (Hch 5:1-10; Hch 8:21-23), también Cristo, en la carne, podía hacer lo mismo (Mat 12:28; Luc 4:14; Luc 4:18; Hch 10:38) «.

Según esta doctrina falsa, las obras de Jesucristo eran exactamente como las de los apóstoles y profetas. El apóstol Pedro tenía la misma capacidad para saber los pensamientos de los hombres que Jesús tenía. Nos preguntamos: ¿Por qué no dice Juan (2:24, 25) que Pedro «sabía lo que había en el hombre»? ¿Por qué no dice Mateo (9:4), «Y conociendo Pedro los pensamientos de ellos»? Lucas escribió Hch 5:1-42 y 8. ¿Por qué no dijo «Pedro, entonces, conociendo los pensamientos de ellos»? (Luc 5:22; Luc 11:17).

Según estos hermanos los milagros de los apóstoles eran iguales a los de Cristo. Por lo tanto, si Pedro hubiera dicho que él también era divino, entonces le convenía al pueblo creerlo, porque hacía las mismas señales que Jesús hacía. De esa manera Pedro pudiera haber confesado que él mismo era el Cristo y Tomás pudiera haber dicho a Pedro, «Señor mío, Dios mío». El argumento de los hermanos ff/wab ayuda al clero romano para probar que Pedro era, por lo menos, la cabeza de la iglesia aquí en la tierra.

Objeción (No. 4): «The authority to forgive sins shows he retained his divine attributes in the flesh. » («La autoridad de perdonar pecados muestra que él retuvo sus atributos divinos en la carne».)

Respuesta del hermano: «Jesus, in turn, delegated the power of the forgiveness of sins to his apostles (Jua 20:23). The power of the apostles was a delegated authority as Christ’s power had been delegated. » (Traducción: «Jesús, en turno, delegó el poder de perdonar pecados a sus apóstoles, Jua 20:23. El poder de los apóstoles fue una autoridad delegada como el poder de Cristo le había sido delegado».)

Los judíos entendieron este asunto mucho mejor que estos hermanos. Cuando Cristo dijo al paralítico, «Hijo, tus pecados te son perdonados», algunos escribas «cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?» (Mar 2:5-7). Los judíos entendieron perfectamente que solamente Dios puede perdonar pecados; por eso, el perdonar pecados es un acto de Dios (Deidad). Cristo, por su propia autoridad, perdonó pecados cuando vivió como hombre en la tierra, y este acto de perdonar pecados fue una demostración de sus atributos de Deidad.

Los apóstoles podían atar y desatar (Mat 16:19; Mat 18:18) y perdonar pecados solamente en el sentido de predicar bajo la dirección del Espíritu Santo los requisitos para obtener el perdón. De esta manera Pedro usó las «llaves del reino» (Hch 2:1-47; Hch 10:1-48). El clero romano dice que los apóstoles podían perdonar pecados, y los hermanos ff/wab están de acuerdo con los católicos, pero Dios no ha «delegado» a ningún hombre la autoridad de perdonar pecados. Tampoco le da a hombre alguno el poder de conocer el corazón de la gente. Los apóstoles no eran confesores con el poder de absolver pecados.

Objeción (No. 5): «Christ retained his divine attributes because he accepted worship. » («Cristo retuvo sus atributos divinos porque él aceptó la adoración».)

Respuesta del hermano: «He accepted worship because he was in fact the person of God. » («El aceptó la adoración porque él era en realidad la persona de Dios»).

Este punto es muy importante. Cristo fue adorado muchas veces porque El demostraba los atributos divinos continuamente durante su ministerio. La Biblia no habla como hablan los hermanos ff/wab (1Pe 4:11). No dice que Jesucristo era «la persona de Dios», sino que es Dios (Jua 1:1-2; Rom 9:5; Tit 2:13; 2Pe 1:1). Alguna «persona» sin los atributos de Deidad no es Deidad, y no puede ser adorado (Mat 4:11), pero Cristo demostró día tras día, en toda manera posible, los atributos de Deidad.

Objeción (No. 6): «Col 2:9, ‘For in Him dwelleth all the fulness of the Godhead bodily. » («Col 2:9, ‘Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad'».)

Respuesta del hermano: «In Col 2:9 Paul describes the glorified Christ, his state after his resurrection and exaltation. Paul is not describing the divine attributes of Christ in the flesh on earth. » («En Col 2:9 Pablo describe al Cristo glorificado. Pablo no está describiendo los atributos divinos de Cristo en la carne en la tierra».)

¿Dónde aprendió esto el hermano? El niega lo que Pablo afirma. ¿Sabrá más que Pablo? ¿Dónde dice Pablo que la plenitud de la Deidad no habitó corporalmente en Cristo antes de su resurrección, sino solamente después. Es precisamente lo que los gnósticos creían. Negaron que Cristo podía ocupar un cuerpo físico (1Jn 4:1-4). El argumento de Pablo hubiera sido completamente inútil si lo hubiera aplicado solamente a Cristo después de su resurrección.

La verdad es que la plenitud de la Deidad habita eternamente en Cristo y es en extremo absurdo decir que ésta dejó de habitar en El durante treinta y tres años.

Otra objeción a esta falsa doctrina (no mencionada por el hermano): ¡Cristo es eterno! El dice (Jua 8:24; Jua 8:58), «si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis… antes que Abraham fuese yo soy». El nombre YO SOY es el nombre de Dios (Éxo 3:14). Indica su naturaleza eterna e independiente. Existe por sí solo. «Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (Apo 1:8; Apo 1:17; Apo 22:13). Cristo no dejó de ser eterno durante unos treinta y tres años. No era eterno «de vez en cuando». ¿Cómo podía Cristo ser eterno y dejar de ser eterno por treinta y tres años y luego volver a ser eterno? Cristo es eterno e inmutable (Heb 13:8).

Otra objeción a esta falsa doctrina (no mencionada por el hermano): Cuando el pueblo conoció a Cristo, conoció al Padre (Jua 8:19), cuando vio a Cristo, vio al Padre (Jua 14:9).

Los hermanos ff/wab simple y sencillamente no entienden el nombre «Hijo de Dios». Cristo no es «Hijo» en el sentido de «descendiente». El no fue creado como dicen los «testigos». El no comenzó a existir cuando Jesús nació de María. Cristo es eterno. «Hijo de Dios» significa «lo mismo» que Dios, o «igual» a Dios» (Jua 5:18). Al decir que Dios era su Padre decía que El (Cristo) era (es) Dios. Los judíos entendieron esto. «Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle… te apedreamos… por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios» (Jua 10:30-33). Cuando Cristo dijo que Dios era su Padre, El decía que El (Cristo) era Dios, y así los judíos le entendieron.

¿Con qué «prueban» estos hermanos su teoría? No la prueban y no la pueden probar. El argumento entero de ellos se basa en una interpretación torcida de Flp 2:7. Que el Señor permita que examinen con más cuidado lo que están diciendo y que se arrepientan de esta herejía. Estos hermanos no traen la doctrina de Cristo y no debe haber comunión con ellos (2Jn 1:9-11) hasta que abandonen su error. La división es cosa terrible y triste, pero el error o divide la iglesia o la corrompe. Por lo tanto, Pablo dice, «Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos» (Rom 16:17). Esperamos que este error nunca se enseñe en los países latinos, pero lamentablemente casi todo error originado en la iglesia de los Estados Unidos llega tarde o temprano a otros países. Por lo tanto, es necesario enseñar la verdad sobre este tema y denunciar fuertemente la herejía de los hermanos ff/wab.

«Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?» (2Co 13:5).

Posdata (agosto de 1995)

En un debate público que se llevó a cabo en junio de 1995 el principal proponente de esta herejía (John Welch) va de mal en peor, afirmando (1) (20-6-95) que Jesús fue creado (doctrina de los testigos del Atalaya); (2) (23-6-95) que sólo Dios es inmortal; que Cristo era inmortal antes de venir a la tierra, pero que llegó a ser mortal cuando vino a la tierra; y (3) (23-6-95) que el espíritu de Cristo murió en la cruz. Esta herejía ha llevado a estos hermanos muy lejos de la verdad.

«Dios no puede morir»

Se afirmó que el «espíritu» de Cristo murió para probar que El había dejado sus atributos divinos (por ende, su inmortalidad) en el cielo. Se afirmó que Dios no puede morir, pero que Cristo sí murió. Lo que han «probado» con este argumento, sin embargo, es que Cristo no es Dios (niegan su Deidad).

Desde luego, Dios no puede morir porque El es Espíritu (4:24). El cuerpo de Jesús murió, pero su Espíritu no murió. Tampoco puede morir el espíritu del hombre (Mat 10:28), pues la muerte es solamente la separación del espíritu del cuerpo (Stg 2:26).

Cristo no tuvo dos espíritus

Cristo

— el Verbo, Dios, Espíritu — fue hecho carne (llegó a ser hombre). Para esto no era necesario que El tuviera espíritu humano, porque ya era Espíritu. Dios es Espíritu (4:24) y el hombre es espíritu (con cuerpo). ¿De dónde vino el espíritu del hombre? «Creó Dios al hombre a su imagen» (Gén 1:27). Somos «linaje de Dios» (Hch 17:29). Dios es el «Padre de los espíritus» (Heb 12:9). Dios «forma el espíritu del hombre dentro de él» (Zac 12:1). Al morir el cuerpo del hombre, su espíritu vuelve a Dios quien lo dio (Ecl 12:7). Los que mueren en el Señor son «los espíritus de los justos hechos perfectos» en el cielo (Heb 12:23).

Al entender y creer esta verdad (que el hombre es espíritu), no es difícil creer en la encarnación de Cristo. Cristo (Espíritu) vino a ser hombre (que es espíritu con cuerpo físico). Algunos dicen que Jesús tuvo que tener dos espíritus, que aparte de tener Espíritu divino también tuvo espíritu humano, pero la encarnación de Cristo no requería dos espíritus.

Debido a la estrecha identidad y afinidad entre Dios y el espíritu del hombre, no era nada difícil que Cristo desempeñara el papel humano. Cristo es el Creador (1:3) del espíritu humano; ¿le sería difícil, pues, hacer el papel de ese espíritu que El mismo creó? Claro que no. Desde luego, este es un tema muy profundo que la mente finita no puede comprender a fondo, pero lo importante es que todos crean en la encarnación de Cristo y que no salgan con teorías y especulaciones humanas. «Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí» (Mat 11:6).

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— y habitó entre nosotros — En Cristo Dios llegó a ser hombre, vivía y trabajaba entre los hombres, enseñaba a las multitudes, discutía con los líderes religiosos, sanaba a los enfermos, consolaba a los dolientes, lloraba porque tenía mucha compasión de la gente… y de esa manera reveló al Padre. Al conocer a Cristo conocemos a Dios. El es Emanuel, Dios con nosotros.

Literalmente, El levantó su tienda o tabernáculo entre nosotros. El tabernáculo del Antiguo Testamento era la morada de Dios en el desierto. Esta expresión era muy significativa para el pueblo de Israel, porque Dios habitó entre ellos en ese tabernáculo y después en el templo (Éxo 40:34; 1Re 8:11). Jesús dijo que su cuerpo era el templo (2:19-21).

— (y vimos su gloria, — Los apóstoles y discípulos de Jesús vieron su gloria en su vida perfecta y en todas sus obras, y Juan, Jacobo y Pedro vieron una manifestación especial de la gloria de Cristo cuando fue transfigurado (Mat 17:1-2; Luc 9:32; 2Pe 1:16-18).

— gloria como del unigénito del Padre), — 1:14, 18; 3:16, 18). La palabra unigénito no tiene nada que ver con su nacimiento de María. Desde luego, no tiene nada que ver con el concepto de origen, porque siendo Dios eterno no tuvo origen. Es término significativo empleado por Juan para afirmar la relación estrecha y única que Cristo gozaba con el Padre. El está y siempre ha estado «en el seno del Padre». «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (1:1).

Así pues, el término monogenes, unigénito, no se refiere a la encarnación sino a la relación eterna de Cristo con el Padre. Significa el único de esa clase. Abraham «ofrecía su unigénito» (Heb 11:17), es decir, a Isaac, porque éste era el único heredero. Ismael nació primero pero no era el heredero. Al hablar de Cristo Juan dice monogenes y los sinópticos usan la palabra agapetos, amado (Mat 3:17; Mat 17:5; Mar 1:11; Mar 9:7; Luc 3:22), pero Lucas dice monogenes al hablar del «hijo único» de la viuda de Naín (7:12), de la hija de Jairo («hija única») (8:42), y del muchacho endemoniado, «pues es el único que tengo» (9:38). Cristo, pues, es el único Hijo de Dios porque demostraba los atributos de Dios. Dios no tiene otro hijo como Cristo. Los cristianos son hijos de Dios, pero Cristo es el unigénito Hijo de Dios.

— lleno de gracia (en su obra redentora) y de verdad (de su enseñanza) . — 1:16, 17.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

aquel Verbo fue hecho carne. Jua 1:1; Isa 7:14; Mat 1:16, Mat 1:20-23; Luc 1:31-35; Luc 2:7, Luc 2:11; Rom 1:3, Rom 1:4; Rom 9:5; 1Co 15:47; Gál 4:4; Flp 2:6-8; 1Ti 3:16; Heb 2:11, Heb 2:14-17; Heb 10:5; 1Jn 4:2, 1Jn 4:3; 2Jn 1:7.

y vimos su gloria. Jua 2:11; Jua 11:40; Jua 12:40, Jua 12:41; Jua 14:9; Isa 40:5; Isa 53:2; Isa 60:1, Isa 60:2; Mat 17:1-5; 2Co 4:4-6; Heb 1:3; 1Pe 2:4-7; 2Pe 1:17; 1Jn 1:1, 1Jn 1:2.

como del unigénito del Padre. Jua 1:18; Jua 3:16, Jua 3:18; Sal 2:7; Hch 13:33; Heb 1:5; Heb 5:5; 1Jn 4:9.

lleno de gracia. Jua 1:16, Jua 1:17; Sal 45:2; 2Co 12:9; Efe 3:8, Efe 3:18, Efe 3:19; Col 1:19; Col 2:3, Col 2:9; 1Ti 1:14-16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El Verbo (Gr.  logos) que era (existencia continua) Dios (Jua 1:1fue hecho (acción puntual; Gr.  ginomaicarne (Gr.  sarx) (Jua 1:14). El versículo Jua 1:1 habla de la naturaleza de Cristo y las obras realizadas fuera del tiempo y el espacio antes de la creación. El versículo Jua 1:14 presenta la irrupción de Jesucristo en el tiempo y el espacio, incluso en la historia de la humanidad. El Hijo de Dios que existía por toda la eternidad, en un punto en el tiempo, llevó la humanidad a la deidad (Flp 2:5-9). Dios llegó a ser humano con limitaciones en el tiempo y el espacio. Jesucristo se identificó especialmente y por completo con nosotros como Dios y hombre. Era Dios perfecto y se hizo perfecto hombre (no tuvo pecado, entonces el pecado no es parte de la naturaleza de la humanidad, sino un intruso). Como no se perdió nada de la naturaleza esencial divina en este suceso, entendemos mejor que «fue hecho» significa «tomó para sí mismo» carne. Juan utiliza la palabra carne para la naturaleza física de las personas, no por la disposición pecadora (a diferencia del apóstol Pablo, Rom 8:1-11). Dios el Hijo existirá por siempre como un hombre con un cuerpo resucitado (Hch 1:11cf. con 1Jn 4:2, 1Jn 4:3). Dios habitó entre nosotros, es decir, entre los apóstoles. Habitar viene del vocablo griego que se traduce tienda. Se utilizaba en el AT. griego para referirse al tabernáculo donde habitaba la presencia de Dios. Él no era un dictador sentado en su sofá emitiendo órdenes desde un parapeto del cielo. Al contrario, fue un hombre en medio de la humanidad. En el AT. gloria alude a la presencia divina (Éxo 33:18). Como Dios manifestó su gloria en el tabernáculo, así Jesús demostró su presencia divina ante los apóstoles (Jua 18:6; Jua 20:26, Jua 20:27).

unigénito (Jua 3:16, Jua 3:18) significa único, único en su clase. El mismo término se utiliza para Isaac (Heb 11:17), que no fue el único hijo físico de Abraham, pero era el único hijo de la promesa. Todos los que confían en Cristo nacen de Dios. En el Evangelio de Juan, estos «engendrados» reciben el nombre de «hijos de Dios» (vv. Jua 1:12, Jua 1:13), pero Jesucristo es el único Hijo de Dios. Él es el único Hijo que es totalmente Dios. También está lleno de gracia y verdad. Cuando Dios se reveló a Moisés, proclamó ser «grande en misericordia y verdad» (Éxo 34:6). Aplicada a Jesucristo, esta frase lo señala como el autor de la redención perfecta y la revelación perfecta.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

AQUEL VERBO FUE HECHO CARNE. Cristo, el Dios eterno, se hizo hombre (Flp 2:5-9). La humanidad y la deidad se unieron en Él. De una manera humilde Él entró en la vida y el ambiente humano con todas las limitaciones de la experiencia humana (cf. Jua 3:17; Jua 6:38-42; Jua 7:29; Jua 9:5; Jua 10:36).

UNIGÉNITO. La palabra «unigénito» no significa que Cristo fuera creado en algún momento del pasado. Más bien se refiere a su singular relación con el Padre, es decir, a que El es el único Hijo de Dios desde la eternidad. Aquí se destaca el hecho de que es el Hijo de Dios en la Trinidad.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

aquel Verbo fue hecho carne. Mientras que Cristo como Dios fue eterno y nunca creado (vea las notas sobre el v.Jua 1:1), la expresión «fue hecho» confirma que Cristo adoptó la naturaleza humana (cp. Heb 1:1-3; Heb 2:14-18). Esta realidad es sin duda alguna la más profunda e inescrutable en toda la historia porque indica que el Infinito se volvió finito, el Eterno se conformó al tiempo, el Invisible se hizo visible y el Sobrenatural se redujo a sí mismo a lo natural. Sin embargo, en la encarnación el Verbo no dejó de ser Dios, sino que se volvió Dios en carne humana, (i. e. deidad) sin disminución alguna en forma humana como varón o segundo Adán (1Ti 3:16; 1Co 15:45). habitó. El significado literal es «montar un tabernáculo» o «vivir en una tienda». El término trae a la mente el tabernáculo del AT donde Dios se reunió con Israel antes de que el templo fuera construido (Éxo 25:8). Fue llamado el «Tabernáculo de reunión» (Éxo 33:7, o «tabernáculo del testimonio» en la Septuaginta) y allí «hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero» (Éxo 33:11). En el NT Dios optó por habitar entre su pueblo de una forma mucho más personal al convertirse en un ser humano. En el AT al quedar terminado el tabernáculo, la presencia Shekiná de Dios llenó toda la estructura (Éxo 40:34; cp. 1Re 8:10). Al encarnarse el Verbo, la presencia gloriosa de la deidad quedó incorporada en Él (cp. Col 2:9). vimos su gloria. Aunque su deidad pudo haber sido velada en carne humana, quedaron vislumbres de su majestad divina en los Evangelios. Los discípulos vieron los fulgores de su gloria en el Monte de la Transfiguración (Mat 17:1-8). Ahora bien, la contemplación de la gloria de Cristo no solo fue visible, sino también espiritual. Ellos lo vieron desplegar los atributos o características de Dios (gracia, bondad, misericordia, sabiduría, verdad y más. Cp. Éxo 33:18-23). gloria como del … Padre. Jesús como Dios manifestó la misma gloria esencial que el Padre. Ellos son uno solo en naturaleza esencial (cp. Jua 5:17-30; Jua 8:19; Jua 10:30). unigénito. El término «unigénito» es una traducción aproximada de la palabra griega, la cual no proviene de un vocablo que aluda a progenitura, sino que más bien alude a la noción de «único ser amado». Por lo tanto, se refiere a un concepto único de singularidad, de ser amado como ningún otro. Juan utilizó el término para hacer hincapié en el carácter exclusivo de la relación que existe entre el Padre y el Hijo en la Trinidad (cp. Jua 3:16; Jua 3:18; 1Jn 4:9). No connota origen, sino más bien preeminencia mutua, única y exclusiva. Por ejemplo, se empleó con referencia a Isaac (Heb 11:17) quien fue el segundo hijo de Abraham (Ismael fue el primero, cp. Gén 16:15 con Gén 21:2-3). lleno de gracia y de verdad. Es probable que Juan tuviera Éxo 33:1-23; Éxo 34:1-35 en mente. En aquella ocasión, Moisés solicitó a Dios que le mostrara su gloria. El Señor contestó a Moisés que haría pasar «todo [su] bien» delante de él, y al hacerlo declaró: «¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad» (Éxo 33:18-19; Éxo 34:5-7). Estos atributos de la gloria de Dios resaltan la bondad del carácter de Dios, en especial con respecto a la salvación. Jesús como Yahweh del AT (Jua 8:58, «yo soy») desplegó los mismos atributos divinos al establecer su tabernáculo entre los hombres en la era del NT (Col 2:9).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, — Mat 1:23, «Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros». Para los filósofos griegos era imposible que el Cristo fuera hecho carne, porque creían que el cuerpo es malo, pero los que dicen que Cristo no vino en carne son anticristos (1Jn 4:1-3). Cristo es Dios y también llegó a ser hombre, «nacido de mujer» (Gál 4:4). «El que fue manifestado en carne, vindicado en el Espíritu, contemplado por ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria» (1Ti 3:16, LBLA). Juan afirma la deidad de Jesús y la humanidad de Cristo. En Luc 24:39 y otros textos la palabra carne se refiere al cuerpo, pero en este texto (Jua 1:14) la palabra carne significa humanidad (Mat 16:17; Mat 24:22; Rom 3:20; 1Co 1:29; Gál 1:16). Al afirmar su humanidad él refuta a los gnósticos (docetistas) que decían que Cristo no ocupó un verdadero cuerpo de carne sino que solamente parecía ser humano.
La humanidad de Cristo se observa en los siguientes textos: 4:6, 7 (cansancio); 6:53 (tenía carne y sangre); 8:40 (querían matarle); 11:33, 35 («se estremeció en espíritu y se conmovió… lloró»); 12:27 («está turbada mi alma»); 13:21 («se conmovió en espíritu»); 19:28 («tengo sed»).
¡Cristo llegó a ser hombre para morir por nosotros! «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre» (Heb 2:14-15). Logró este propósito al morir por nosotros (10:5-12). Cuando Pablo habla de la justicia de uno y de la obediencia de uno (Rom 5:18-19), no se refiere a la vida perfecta de Jesús sino a su muerte, un acto de justicia, o de obediencia. Cristo no llevó una vida perfecta para que su obediencia perfecta sea imputada al creyente (como algunos suponen), sino para ser un sacrificio perfecto para expiar nuestros pecados.
Cristo, siendo Dios, tuvo que ser hombre también para poder ser nuestro Mediador o sumo sacerdote (mediador) (Heb 2:18; Heb 4:15; Heb 7:26; 1Ti 2:5).
Esta gran verdad fue enseñada por Pablo: «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» (Col 2:9); «ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos» (2Co 8:9).
Cristo llegó a ser hombre y murió por nosotros para dejarnos un ejemplo perfecto de cómo humillarnos para que Dios nos exalte (Flp 2:5-11). «Cristo Jesús, el cual siendo (existiendo) en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres» (Flp 2:6-7). Es importantísimo que se entienda que la expresión se despojó a sí mismo se refiere a la encarnación de Cristo, y que de ninguna manera dejó de ser igual a Dios. En seguida se presenta el estudio de Flp 2:5-7 para recalcar esta verdad.
Flp 2:5 — » Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús». Mat 11:29, «Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Cristo Jesús es el perfecto ejemplo de la humildad enseñada en los vers. 1-4. El dejó su habitación celestial y su gloria inefable para nacer en un pesebre, tomando la forma de hombre. Fue criado en Nazaret, una ciudad despreciada por los de Judea (Jua 1:46), era galileo y algunos de sus apóstoles también eran galileos. Llevó una corona de espinas, murió sobre una cruz romana como malhechor, y fue sepultado en un sepulcro ajeno. De esta manera nuestro Señor Jesucristo tomó la forma más humilde de la humanidad para salvarnos y para dejarnos el ejemplo perfecto de la humildad.
2:6 — » el cual, siendo en forma de Dios». La Deidad de Jesús se enseña claramente en este texto (los vers. 6-11).
— » siendo». Esta palabra enfatiza la realidad de la existencia (Hch 16:20, «siendo judíos»; Gál 2:14). Por eso, indica lo que se expresa más ampliamente en Jua 1:1. La Biblia de las Américas está muy equivocada en la traducción de esta palabra (hupárkon), pues esta versión dice existía en lugar de existiendo (gerundio, tiempo presente). Cristo no dejó de existir en forma de Dios cuando tomó la forma de siervo.
— » forma». La palabra «forma» viene de MORPHE que solamente aparece en este texto (vers. 6, 7) y en Mar 16:12, «se apareció en otra forma a dos de ellos». Según los léxicos significa «forma, figura» (Mckibben-Stockwell-Rivas); «la forma en la cual una persona o cosa se ve; la apariencia externa… la forma en la cual él apareció a los habitantes del cielo» (Grimm-Thayer); «forma, apariencia externa, figura» (Arndt-Gingrich).
Pero Thayer admite que otros eruditos (como Lightfoot y Trench) dicen que «MORPHE forma difiere de SCHEMA figura, forma, apariencia, como aquello que es intrínseco y esencial difiere de lo que es externo y accidental» y agrega que «la distinción es rechazada por muchos». (La palabra SCHEMA traduce la palabra «condición» o forma, LBLA, del ver. 8).
El Diccionario Expositivo de Vine dice, » MORPHE denota la forma o rasgo distintivo especial o característico de una persona o cosa. Se usa con un significado particular en NT, sólo de Cristo, en Flp 2:6-7, en las frases ‘siendo en forma de Dios’ y ‘tomando forma de siervo’. Una excelente definición de esta palabra es la dada por Gifford: ‘ MORPHE es así propiamente la naturaleza o esencia, no en abstracto, sino tal como subsiste realmente en el individuo, y retenida en tanto que el individuo mismo existe… Así, en el pasaje ante nosotros MORPHE THEOU es la naturaleza divina real e inseparablemente subsistente en la Persona de Cristo… Para la interpretación de ‘la forma de Dios’ es suficiente decir que (1) incluye toda la naturaleza y esencia de la Deidad, y que es inseparable de ellas, ya que no podrán tener existencia real sin ella; y (2) que no incluye en sí misma nada ‘accidental’ o separable, tal como modos particulares de manifestación, ni condiciones de gloria o majestad, que pueden en un momento estar junto con la ‘forma’, y en otro momento separados de ella… El verdadero significado de MORPHE en la expresión ‘forma de Dios’ queda confirmada por su repetición en la frase correspondiente, ‘forma de siervo’. Se admite universalmente que las dos frases son directamente antitéticas, y que por ello ‘forma’ tiene que tener el mismo sentido en ambas’ (Gifford, The Incarnation, págs. 16, 19, 39). La definición anteriormente mencionada se aplica a su utilización en Mar 16:12, en cuanto a las maneras particulares en que el Señor se manifestó a Sí mismo».
The Expositor’s Greek Testament dice que la palabra MORPHE se refiere a la naturaleza de Cristo, es decir, que El era divino (y llegó a ser humano). Cita 2Co 8:9 como el paralelo más cercano a Flp 2:6 y dice que en ambos Pablo se refiere al «contraste inefable entre el estado celestial y el estado terrenal».
Por lo tanto, vemos que algunos eruditos dicen que MORPHE significa la forma esencial e intrínseca de Cristo como Dios y también como hombre, y otros eruditos dicen que la palabra significa simplemente su apariencia. Lo importante es que se afirme enfáticamente la Deidad de Cristo, antes y después de llegar a ser hombre. Los que definen la palabra «forma» como figura o apariencia no niegan la Deidad de Cristo, sino solamente aplican la palabra al «aspecto» (Jua 5:37) o gloria (Jua 17:5) de su estado preencarnado.
Nadie puede negar que había contraste entre su estado celestial y su estado terrenal. Recuérdese sobre todo que el punto principal de Pablo es la humillación de Cristo. La encarnación de Cristo es el ejemplo supremo de la humillación, y Pablo habla de ella para que sirva de ejemplo para los cristianos (ver. 5, «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús… «).
«Siendo en forma de Dios» se refiere, pues, o al estado divino (su Deidad) y o a la gloria que Cristo tenía con el Padre «antes que el mundo fuese» (Jua 17:5). Posiblemente la palabra se refiera a las dos cosas, porque los dos conceptos no chocan. Hay un contraste aquí entre «forma de Dios», MORPHE THEOU y «forma de siervo» MORPHE DOULOU. Cuando Cristo llegó a ser hombre, no se despojó a sí mismo de su Deidad; no dejó de ser Dios. En el cielo Cristo tuvo el aspecto de Dios (Jua 5:37); en la tierra, sin embargo, tuvo el aspecto de un siervo. Su conducta era la de un siervo, aunque demostraba ampliamente que era Dios.
— «no estimó el ser igual a Dios… » Jesucristo siempre era y siguió siendo igual a Dios aquí en la tierra (Jua 5:18) porque El es Dios (Dios el Hijo). Véanse Rom 9:5; Col 2:9; Tit 2:13; 2Pe 1:1; 1Jn 5:20.
— » como cosa a que aferrarse». Cristo no estimó el ser igual a Dios en cuanto a la majestad celestial como cosa a qué aferrarse o asirse fuertemente como a un premio o tesoro demasiado precioso para ser dejado aun por un tiempo corto, es decir, Cristo no rehusó humillarse. Al contrario, estaba dispuesto a llegar a ser un hombre para morir por nosotros. Muchos (como los «testigos» del Atalaya) quieren robar a Jesús de su Deidad. Dicen que El no es todopoderoso, y que no es eterno (estos son atributos de la Deidad). Pero nuestra salvación depende de la verdad afirmada tantas veces en la Biblia de que Cristo es eterno, y que cuando llegó a ser hombre (aceptó la naturaleza humana), no dejó de ser Dios (no dejó ni su naturaleza divina, ni sus atributos divinos). Un mero hombre no podía salvarnos.
2:7 — » se despojó a sí mismo». Este texto se refiere simple y sencillamente a la encarnación de Cristo (Mat 1:23; Jua 1:14; Col 2:9). En el resto del versículo Pablo emplea dos gerundios para explicar claramente cómo Cristo se despojó a sí mismo: «tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». «Se despojó a sí mismo»; ¿cómo? «tomando forma de siervo». ¿Cuándo? cuando fue «hecho semejante a los hombres».
Como dice Lenski, «‘Se despojó a sí mismo’ es un pensamiento incompleto que nos deja con una pregunta. Pablo completa el pensamiento, pero no con una declaración acerca de algo que Cristo se hubiera despojado (vaciado) fuera de sí mismo, sino por un participio (gerundio) que define el acto de despojarse: ‘en que él tomó la forma de siervo’, e inmediatamente dice cuándo todos estos actos ocurrieron: ‘cuando llegó a ser semejante al hombre’, cuando se encarnó. Todos los aoristos… expresan acción simultánea» (énfasis mío, wp).
Vine dice la misma cosa al comentar sobre la palabra KENOO (despojarse): «Las cláusulas que siguen al verbo dan la exégesis de su significado, especialmente las frases ‘forma de siervo’, y ‘semejante a los hombres'» (énfasis mío, wp).
También Lange dice la misma cosa: «Es el llegar a ser hombre, o sea, la encarnación, que se indica, como declara lo que sigue, y ya que LABON (que es contemporánea con EKENOSE como en Efe 1:9; Efe 1:13) debe entenderse como un límite modal del verbo (EKENOSE), este despojamiento de sí mismo es la encarnación del Señor».
Dejó el ambiente celestial, la majestad y gloria que tenía con el Padre (Jua 17:5) y llegó a ser hombre. ¿Cómo se vio Jesús aquí en la tierra? Como hombre, como inferior a los ángeles. ¿Por qué aceptó esta forma humilde? Para dar su cuerpo por nuestros pecados (Heb 2:14-15; Heb 10:4-10).
Pero su humillación no afectó en lo más mínimo su Deidad. Se refiere únicamente a su gran humillación en la encarnación, de que vino a ser hombre para poder morir por nosotros y así salvarnos de los pecados. Dios no podía morir por nosotros, porque Dios no puede morir. Los ángeles no podían morir por nosotros. El hombre no podía morir por sus propios pecados porque todos los hombres han pecado (Rom 3:23). La sangre de animales no puede quitar los pecados (Heb 10:4). Entonces, ¿cuál era la solución? Dios llegó a ser hombre para poder morir por nosotros No había y no hay otro plan de salvación. Los que rechazan el sufrimiento vicario de Cristo terminantemente rechazan la salvación de sus almas.
La gran verdad de la humillación de Jesucristo, una verdad tan sublime, es usada por los «testigos» como arma contra Cristo para atacar su Deidad y blasfemar su santo nombre. (Todo «testigo» se arrepentirá de su blasfemia cuando muera).
Cristo no menospreció en ninguna manera la exaltación que gozaba con el Padre, pero su misión terrenal era de tanta importancia que estaba dispuesto a hacer este sacrificio.

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La Deidad de Cristo
Sus atributos divinos

Algunos hermanos que profesan ser hermanos «conservadores» (porque que se oponen al institucionalismo, la iglesia patrocinadora, etc.) están enseñando (1990-1995) que cuando Cristo llegó a ser hombre, «se despojó» a sí mismo de sus atributos divinos; es decir, que desde su nacimiento y hasta su resurrección siguió siendo «la persona de Dios» (la esencia de Dios) pero sin los atributos de la Deidad. Este error se ha enseñado en dos periódicos: Faith and Facts, y With All Boldness. La edición de octubre, 1990 de Faith and Facts se dedica a este tema, y las citas dadas en la revisión ésta son de la misma. (No afirmo que todo hermano que escriba artículos en estos dos periódicos enseñan este error, pero para ser breve digo «los hermanos ff/wab» para indicar a los que sí lo enseñan.)
¿Cómo se explica la Deidad? ¡Cuántas veces hemos explicado la Deidad enumerando los atributos de Dios, Deidad! ¿Cuáles son sus atributos? Su eternidad, inmutabilidad, omnipotencia, omnisciencia, omnipresencia, perfecto amor, perfecta justicia, perfecta santidad, perfecto amor, perfecta fidelidad, que es el Creador, el único que es adorado, el único que perdona pecados, etc.
El error principal de los hermanos ff/wab se basa en una interpretación errónea de Filipenses 2:6, 7. Dice Pablo que Cristo «siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». La expresión «se despojó a sí mismo» se explica inmediatamente en los dos gerundios que siguen; es como si Pablo hubiera dicho «es decir, tomando forma de siervo» y luego diciendo cuándo lo hizo: cuando fue «hecho semejante a los hombres».
El texto no dice que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos. Es increíble que nuestros hermanos en Cristo — hermanos que profesan ser hermanos «conservadores» — afirmen que Cristo podía ser Deidad y al mismo tiempo despojarse a sí mismo de los atributos de la Deidad. (Estos hermanos son culpables de «doble hablar», 1Ti 3:8, porque dicen que Cristo no dejó de ser Dios y luego se contradicen afirmando que se despojó a sí mismo de los atributos de la Deidad).
La palabra «atributo» significa «cada una de las cualidades de un ser… Teol. Cualquiera de las perfecciones propias de la esencia de Dios: la omnipotencia es un atributo de Dios» (Larousse). ¡Es absurdo decir que Cristo era Dios sin los atributos de Dios! ¿Puede alguno ser «hombre» sin los atributos de hombre? Hablar así es hablar locura.

Lo que la Biblia enseña acerca de la Deidad de Cristo

Mat 1:23, «Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros». Constantemente Jesucristo lo demostró a través de su vida al demostrar sus atributos divinos.
Jua 1:1; Jua 1:14 «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad». El mismo Verbo que era con Dios y era Dios fue hecho carne. No era el Verbo sin sus atributos, sino el mismo Verbo que era con Dios y era Dios desde la eternidad.
Col 2:9, «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad». Con esta afirmación Pablo refuta a los falsos maestros que decían que Cristo no podía ocupar un cuerpo físico porque, según ellos, el cuerpo es pecaminoso y, por lo tanto, (decían) que Jesús era simplemente un hombre. Ahora algunos de nuestros propios hermanos que profesan ser «conservadores» han caído en la misma trampa diciendo que Cristo, en cuanto a sus atributos, era simplemente un hombre (que no poseía ningún atributo divino durante su vida terrenal).
Estos hermanos están divididos sobre esta cuestión: algunos dicen que Cristo poseía los atributos divinos cuando estuvo en la tierra, pero que nunca los demostraba, es decir, que no hizo ni siquiera un solo acto de Deidad aquí en la tierra. Entonces, ¿con qué propósito afirman que los poseía?

El Inmutable Cristo

Heb 13:8 dice, «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos»; es decir, Jesucristo es inmutable (no cambia). Pero la implicación y consecuencia de la doctrina de los hermanos ff/wab son que el inmutable Cristo fue el «mutable Cristo» durante unos treinta y tres años de su existencia; que el «eterno Cristo» dejó de ser eterno durante ese tiempo. Recuérdese que la eternidad y la inmutabilidad son dos atributos inherentes de la Deidad; por lo tanto, si Cristo dejó sus atributos divinos cuando vino a la tierra, dejó su eternidad y su inmutabilidad. Que yo sepa no hay ningún hermano liberal que acepte tal insensatez. Estos hermanos «conservadores» son más liberales que muchos de los hermanos liberales.
Los hermanos ff/wab dicen que el único poder sobrenatural poseído por Jesucristo fue el poder recibido del Espíritu Santo y del Padre; es decir, Jesucristo no tenía ni autoridad ni poder inherentes durante su vida terrenal, sino que solamente compartía el poder sobrenatural con los profetas, apóstoles y otros que recibieron poder de Dios. Dicen que a pesar de lo que Jua 2:24-25 afirma, Jesucristo no era más omnisciente que Pedro (Hch 5:1-11; Hch 8:21-23), y que a pesar de lo que Mar 2:5-7 afirma, Jesucristo no podía perdonar pecados como Dios, sino solamente como lo hacían los apóstoles (Jua 20:22-23). Parece que estos hermanos «conservadores» han estudiado con los «testigos», porque comparten su deseo de menospreciar — y aun blasfemar — a Cristo.
Jua 20:30-31 dice, «Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre». Jesús hizo señales para demostrar sus atributos de Deidad. El no hizo señales para probar que El era «la persona de Dios», como afirman los hermanos ff/wab Esta expresión humana usada por estos hermanos no significa nada. No es bíblica. La Biblia dice que Cristo es Dios (Mat 1:23; Jua 1:1-2; Rom 9:5; Tit 2:13; 2Pe 1:1). Cristo hizo señales para demostrar los verdaderos atributos divinos, las cualidades inherentes e inseparables de Dios Así también El sabía los pensamientos de los hombres y El perdonó pecados para demostrar los atributos de Dios que El poseía estando aquí en la tierra.

El propósito de los hermanos ff/wab es combatir el calvinismo en la iglesia

El periódico Faith and Facts ha tomado la delantera en la lucha contra el calvinismo en la iglesia de Cristo y, por esto, tiene mucha influencia. (El periódico With All Boldness es más nuevo). Este servidor también ha participado en esta lucha. He predicado pública y privadamente, en el púlpito y por la hoja impresa, contra el calvinismo. No solamente he expuesto los errores del calvinismo original, sino también las doctrinas secundarias aceptadas por algunos hermanos, tales como «el perdón automático», «la limpieza continua», «que los pecados de la flaqueza y de la ignorancia no se cargan al cristiano», «que el hombre tiene que pecar por causa de su naturaleza pecaminosa», «que tiene que pecar para cumplir la Escritura», etc. Por lo tanto al exponer la herejía de los hermanos ff/wab no me identifico de manera alguna con los que simpatizan con algunos aspectos del calvinismo.
Se explica esto porque una táctica carnal de los hermanos ff/wab es la de acusar a los que resisten su nueva doctrina de ser «closet calvinists» (calvinistas a escondidas), pero estoy dedicado a una lucha fuerte y continua contra todo aspecto del calvinismo, y también contra toda doctrina que niega la Deidad de nuestro Señor Jesucristo.
Estos hermanos enfatizan mucho la humanidad de Cristo y afirman que El fue tentado como hombre, para negar la doctrina calvinista de que el hombre tiene que pecar por haber nacido con naturaleza corrupta. La Biblia enseña claramente la humanidad de Cristo (Flp 2:7; Heb 2:14; Heb 2:17; Heb 4:15-16; 1Ti 2:5). El «fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Heb 4:15).
Pero es en extremo absurdo negar la Deidad de Jesucristo para enfatizar su humanidad.

Algunas citas del periódico «Faith and Facts» (oct., 1990)

Afirman que Cristo se despojó a sí mismo de los atributos de la Deidad

Dice un hermano (comentando Flp 2:7): «He was still ‘himself. ‘ But he ‘divested’ (Macknight) himself of the attributes, powers, rights or characteristics of deity. Some brethren, along with denominational exegetes, are wont to argue that this emptying is only partial; that there are some things which he did while upon the earth that were the result of his deity, beyond the powers and attributes of humanity. I take it that the passage means just what it says, nothing more or less. I have no right to list exceptions where the Lord has given none» (página 25).
Traducción: «El era todavía ‘él mismo’. Pero él ‘desvistió’ (Macknight) a sí mismo de los atributos, poderes, derechos o características de la deidad. Algunos hermanos, junto con exegetas denominacionales, suelen argumentar que este vaciamiento es solamente parcial; que había algunas cosas que él hizo durante el tiempo que estaba en la tierra que fueron el resultado de su deidad, más allá de los poderes y atributos de la humanidad. Yo entiendo que el pasaje significa justamente lo que dice, ni más ni menos. No tengo el derecho de alistar excepciones donde el Señor no las ha dado».
Flp 2:5-7 es el texto principal usados por los hermanos ff/wab. Dice Pablo, «Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». Este texto no dice que Cristo se despojó a sí mismo «de» algo, ni mucho menos que «vació» los atributos de Deidad. El hermano dice que «el texto significa justamente lo que dice», pero ¡el texto no dice lo que él dice! El concepto del hermano es totalmente ajeno a lo que Pablo dice en este texto. Pablo usa el verbo «se despojó» y luego inmediatamente emplea dos gerundios para explicar lo que significa el verbo «se despojó» y para probar su afirmación. Cristo «se despojó a sí mismo». ¿ Cómo? «tomando forma de siervo». ¿ Cuándo? cuando fue «hecho semejante a los hombres». La expresión «se despojó a sí mismo» no es un pensamiento completo; tiene que explicarse, y Pablo mismo lo explica en la misma frase.
Además, el verbo EKENOSEN (se despojó) es seguido por dos gerundios (MORPHEN DOULOU LABON, tomando forma de siervo y EN OMOIOMATI ANTHROPON GENOMENOS, hecho semejante a los hombres), los cuales explican y limitan el verbo (se despojó) y lo prueban. Los gerundios son «gerundios de modo» que explican cómo o en qué sentido Jesús se despojó a sí mismo. Una versión inglesa introduce los gerundios con la palabra «by» (por): » by taking the nature of a servant» (» por tomar la naturaleza de un siervo») (The Twentieth Century New Testament). Esta versión expresa la idea correctamente, pues los gerundios explican y limitan cómo Jesús se despojó a sí mismo.
Compárese Efe 1:7-9, «… su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia», ¿cómo? ver. 9, «dándonos a conocer el misterio de su voluntad». El gerundio explica y limita el verbo.
Es una violación grave de este texto afirmar que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (una cosa completamente imposible). Los gerundios explican el límite de la acción del verbo.
Este texto es simplemente una hermosa declaración de la encarnación de Cristo, y Pablo dice esto para ilustrar la humildad que debemos manifestar unos para con otros (Flp 2:1-14).
Cristo, el Verbo, fue hecho carne, llegó a ser hombre y siervo de hombres, humillándose al máximo para salvarnos, pero los «testigos» del Atalaya y algunos hermanos «conservadores» usan este mismo texto para negar la Deidad de Cristo. ¡Increíble!
Obsérvese que el hermano dice que «Algunos hermanos, junto con exegetas denominacionales, suelen argumentar que este vaciamiento es solamente parcial; que había algunas cosas que él hizo durante el tiempo que estaba en la tierra que fueron el resultado de su deidad, más allá de los poderes y atributos de la humanidad»; es decir, según el hermano, Jesucristo no demostró aquí en la tierra ningún atributo divino ni hizo cosa alguna en calidad de Dios; que cuando conoció lo que había en el hombre (Jua 2:24-25) lo hizo como hombre; que cuando perdonó pecados (Mar 2:5), lo hizo como hombre; que cuando la gente vio a Cristo como un mero hombre vio al Padre (Jua 14:9); que cuando calmó la tempestad, lo hizo como hombre, como los apóstoles que recibieron poder sobrenatural del Padre o del Espíritu Santo. Todo el propósito de estos hermanos es reducir a Jesucristo al estado de un mero hombre.
El propósito principal de Mateo, Marcos, Lucas y Juan se expresa en Jua 20:30-31; registran las señales que Jesús hizo probar que El es el Hijo de Dios (Dios el Hijo). Las señales de Jesús son una demostración amplia de sus atributos divinos (los atributos de Deidad). Mucha gente que vio esta demostración de sus atributos divinos se convenció de que Jesucristo es el Hijo de Dios (Dios el Hijo) y varias personas lo confesaron. Sin embargo, dicen los hermanos ff/wab que la gente creía que Jesús es el Hijo de Dios simplemente porque El decía que lo es, y que las señales lo confirmaron. Según estos hermanos, Jesús no hizo señal alguna como Dios, sino solamente como hombre. ¿Cómo, pues, podía la gente creer en El como Dios si no hizo nada como Dios?

Enseñan los hermanos ff/wab que Jesús era — en cuanto a sus obras y enseñanzas — igual a los apóstoles y profetas.

«Jesucristo perdonó pecados, pero solamente como lo hicieron los apóstoles»

Dice el mismo hermano: «Furthermore, through God’s will the apostles, men, not deity, were told: ‘Receive ye the Holy Ghost: whosoever sins ye forgive, they are forgiven unto them’ (Jno 20:23). If men could do so, I deem it possible that Christ as a man could do it. » (Página 27).
Traducción: «Además, por la voluntad de Dios los apóstoles, hombres, no deidad, fueron dichos: ‘Recibid al Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos’ (Jua 20:23). Si los hombres podían hacerlo así, yo considero que es posible que Cristo como hombre podía hacerlo».
El hermano trata de ser consecuente. Habiendo afirmado que Cristo se despojó a sí mismo de todos los atributos de Deidad, y sabiendo que la autoridad de perdonar pecados es un atributo de Dios, él se siente obligado a decir, «Sí, Cristo se despojó a sí mismo de este atributo también». El hermano tiene que admitir que para ser conseucente tiene que enseñar que cuando Cristo vivió en la tierra, El no podía perdonar pecados por su propia autoridad.
Pero los judíos entendieron perfectamente que Jesucristo hizo el papel de Dios cuando perdonó al paralítico. «Cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?» (Mar 2:6-7). Es verdad que solamente Dios puede perdonar pecados. Los apóstoles pudieron atar y desatar (Mat 16:19; Mat 18:18) en el sentido de predicar el evangelio de Dios inspirado por el Espíritu Santo. Las palabras «atar y desatar» equivalen a perdonar o no perdonar. Pedro podía emplear las llaves del reino para «abrir» las puertas del reino por medio de la predicación inspirada por el Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hch 2:4). Los apóstoles podían «perdonar pecados» solamente en el sentido de ser embajadores de Cristo (2Co 5:20) que nombraron los requisitos enseñados por Dios para poder obtener el perdón. Ellos no podían perdonar pecados por su propia autoridad, pero Cristo sí podía hacerlo. Los apóstoles nunca fueron acusados de blasfemar porque nunca dijeron a nadie, «te perdono».
El tenía la autoridad inherente de Dios para perdonar. Los que niegan esto niegan a Cristo (Mat 10:32-33), porque niegan esta demostración de un verdadero atributo de Dios.
En seguida se examina la doctrina de los hermanos ff/wab, punto por punto. Los siguientes encabezados, escritos entre comillas, presentan la doctrina de ellos:

«Cristo no podía resucitar por su propio poder»

Sigue la afirmación del hermano: «The record clearly states that it was not Jesus’ own power of deity which raised him from the tomb. One passage is sufficient on the point. ‘This Jesus did God raise up, whereof we all are witnesses’. (Hch 2:32). When Jesus emptied himself to come in human flesh he depended upon God to give him life after death, and not on his own power as deity to rise up. He was a human, a man, that he might be mediator between God and man (1Ti 2:5). » Página 28.
Traducción: «El registro dice claramente que no fue el poder propio de Jesús de deidad que lo resucitó del sepulcro. Un pasaje es suficiente sobre el punto. ‘A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos’ (Hch 2:32). Cuando Jesús se despojó a sí mismo para venir en carne humana él dependió de Dios para darle vida después de la muerte, y no sobre su propio poder de deidad para resucitar. El era un ser humano, un hombre, para que pudiera ser mediador entre Dios y el hombre (1Ti 2:5) «.
Es increíble que el hermano dijera esto después de leer y citar tantas veces lo que Jesús dice en Jua 2:19; Jua 2:21 («Destruid este templo, y en tres días lo levantaré… Mas él hablaba del templo de su cuerpo») y Jua 10:17-18 («yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo: Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre»).
El Padre y el Hijo siempre eran y son uno en su propósito y en su obra (Jua 17:21). Cristo se identificó con el Padre repetidas veces durante su ministerio personal. La voluntad del Padre siempre era y es la voluntad del Hijo. La comunión entre los dos era perfecta cuando Jesucristo vivió en la tierra; nunca fue destruida ni por un momento. Gozaban de una perfecta unidad.
Por lo tanto, el Hijo hace lo que el Padre hace. El Hijo hace la obra del Padre. El Padre levantó el cuerpo de Cristo y Cristo levantó su propio cuerpo. Es en extremo absurdo afirmar que Cristo no tenía el poder de levantar su cuerpo del sepulcro.
En cuanto a ser Jesucristo nuestro Mediador, hubiera sido imposible que El — como un mero hombre — llegara a ser nuestro Mediador. El es Emanuel, Dios con nosotros. Dios llegó a ser hombre para ser nuestro Salvador y nuestro Mediador. Como un mero hombre, aunque hombre perfecto, no pudiera habernos salvado ni tampoco hubiera podido servir como nuestro Mediador.
No es posible que comprendamos la encarnación de Cristo, pero podemos aceptarlo por fe. Esta doctrina no debe causar problema alguno para nosotros. Cristo tenía todos los atributos de Dios y todos los atributos de hombre. El verdadero Dios vino a ser verdadero hombre también.

«La Deidad de Jesús no fue confirmada por sus milagros»

Dice otro hermano: «Brother ____________ makes a reasonable case from Jua 3:34 that Jesus at His baptism was endowed with the Spirit and by the Spirit was able to work miracles, discern men’s hearts, give revelation, etc. To substantiate his case __________ offers the following verses as proof that Jesus attributed His miraculous powers to a divine power outside of Himself (Jua 5:30; Jua 6:38; Jua 7:16; Jua 7:28; Jua 8:28; Jua 12:49; Jua 14:10; Jua 17:7-9). The fact that Jesus had certain of these powers no more substantiated His deity, than the fact that Moses, Elijah or Peter having these miraculous powers established they were divine. » (Página 33).
Traducción: «El hermano ___________ hace un argumento razonable sobre Jua 3:34 que cuando Jesús fue bautizado El fue dotado con el Espíritu y por el Espíritu podía obrar milagros, discernir corazones de hombres, dar revelación, etc. Para confirmar su caso _______ ofrece los siguientes versículos como prueba de que Jesús atribuyó sus poderes milagrosos a un poder divino aparte de sí mismo (Jua 5:30; Jua 6:38; Jua 7:16; Jua 7:28; Jua 8:28; Jua 12:49; Jua 14:10; Jua 17:7-9). El hecho de que Jesús tenía ciertos de estos poderes no confirmó su deidad más que el hecho de que Moisés, Elías o Pedro tenían estos poderes milagrosos confirmó que ellos eran divinos».
Estos textos enfatizan la unidad perfecta entre el Padre y el Hijo. La comunión entre el Padre y el Hijo siempre ha sido perfecta. Cristo se identificó con el Padre repetidas veces para afirmar su propia Deidad. La expresión «Hijo de Dios» significa que Cristo es Dios el Hijo, que es lo mismo que el Padre, igual al Padre, de la misma naturaleza que el Padre (Heb 1:3). Cristo es eterno y no tuvo origen; no es «Hijo» en el sentido de descendiente. «Hijo» significa «lo mismo», la misma naturaleza, teniendo todos los atributos de Dios. «En él habitó corporalmente toda la plenitud de la deidad» (Col 2:9).
Los judíos sabían que el Padre es Dios y, por lo tanto, era necesario convencerles que el Hijo también es Dios. Cristo hizo las obras del Padre (Jua 10:37), demostrando los atributos de Deidad, para convencer a los judíos y a todo el mundo que El es Dios. Si Cristo hubiera estado en el mundo sin los atributos de Deidad (cosa imposible desde luego), no pudiera haber probado que era Deidad. No bastaba con simplemente decir que era Dios. La única manera de probar su Deidad era demostrar que El poseía los atributos divinos, y lo hizo repetidas veces. Cristo era y es igual al Padre (Jua 5:18), fue adorado por hombres y ángeles como el Padre (Jua 5:23) y los que vieron al Hijo vieron al Padre (Jua 14:9). Los judíos entendieron que cuando Jesucristo llamó a Dios «Padre» se hizo a sí mismo igual a Dios (Jua 5:18), que siendo hombre se hizo Dios (Jua 10:33).
Los milagros de Moisés, Elías y los apóstoles confirmaron su mensaje (Mar 16:20; Heb 2:3-4), pero ellos no podían hacer las obras del Padre como las hizo Jesucristo. Los profetas y apóstoles no sabían los pensamientos de los hombres (Jua 2:24-25; Mat 9:4; Mat 12:25; Luc 5:22; Luc 11:17) ni mucho menos podían perdonar pecados por su propia autoridad como lo hizo Jesús (Mar 2:5). ¿Qué profeta o apóstol jamás ha dicho, «El que ha visto a mí, ha visto al Padre»? (Jua 14:9). Los profetas y apóstoles no eran eternos e inmutables como Cristo (Heb 13:8); no vinieron desde el cielo como El. «El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica» (Jua 3:31-32). Los apóstoles y profetas no vinieron del cielo y no habían visto cosas celestiales, pero Cristo era testigo ocular de lo que El testificaba.
Este hermano cita varios textos para probar que Jesucristo era simplemente un hombre que recibió ciertos poderes del Padre. El cree que Jua 3:34 dice que el Espíritu Santo fue dado a Jesucristo sin medida. El texto no dice esto, pero varios textos afirman que Cristo recibió poder, enseñanzas, etc. del Padre y del Espíritu Santo, pero el hermano no cita Jua 16:7 que dice que Jesucristo envió al Espíritu Santo. Si los textos citados por el hermano indican que Cristo, por recibir algo del Padre o del Espíritu Santo, no tenía los atributos de Deidad, entonces Jua 16:7 indica que tampoco los tiene el Espíritu Santo, porque Cristo lo envió. Tal conclusión es absurda como también el argumento del hermano es absurdo.
La palabra «Dios» es plural Gén 1:26, «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen». «Dios en tres personas, bendita Trinidad». La palabra «Trinidad» no está en la Biblia (como la palabra «Biblia» no está en la Biblia), pero simplemente quiere decir que hay tres personas en la Deidad y esta verdad no se puede refutar. Cada Persona de la Deidad tiene su función pero son uno en su divino propósito y obra.

«Jesucristo era un ser híbrido»

Dice un hermano (página 49): «They insist that he did not live among us as a man, but as some hybrid being – ‘God/man’. »
Traducción: «Ellos insisten en que él no vivió entre nosotros como un hombre, sino como algún ser híbrido – ‘Dios/hombre'».
Los «testigos» usan esta palabra («híbrido») para despreciar a Cristo: «Neither was Jesus a combination of the two natures, human and spiritual. The blending of two natures produces neither the one nor the other, but an imperfect, hybrid thing. » (Studies in the Scriptures, Volume V, p. 179).
Traducción: «Tampoco era Jesús una combinación de las dos naturalezas, humana y espiritual. El armonizar las dos naturalezas no produce ni la una ni la otra, sino una cosa imperfecta, híbrida».
El «Cristo» de los «testigos» y de estos hermanos nunca existió.

Un diagrama preparado por otro
escritor de ff/wab

En la página 88 del periódico aparece un diagrama que afirma abierta y claramente que Cristo se despojó a sí mismo de los atributos de Deidad cuando llegó a ser hombre. El especifica los siguientes atributos: los poderes de Dios, la igualdad, la gloria, la imposibilidad de ser tentado, la omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia. En seguida el hermano presenta algunas objeciones a la doctrina de él con su respuesta.

Algunas objeciones a la enseñanza de este hermano citadas por El, junto con la respuesta de El.
Objeción (no. 1): «Christ is called God» («Cristo es llamado Dios»).
Respuesta del hermano: «Yes, Christ was, is and ever will be God, the very person of deity. To accept Paul’s statement that Christ emptied himself of his divine attributes does not deny the fact that Christ was the person of God in the flesh. »
Traducción: «Sí, Cristo era, es y siempre será Dios, la misma persona de deidad. Aceptar la afirmación de Pablo que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos no niega el hecho de que Cristo era la persona de Dios en la carne».
Estos hermanos se engañan solos creyendo que no están negando la Deidad de Cristo porque afirman que Cristo siguió siendo «la persona de Dios» pero sin sus atributos de Deidad. La expresión «la persona de Dios» no es lenguaje bíblico. Ellos afirman algo que no pueden probar con la Biblia. La Biblia no dice lo que ellos dicen. La Biblia no habla de «la persona de Dios» aparte de los atributos de Dios. Tal concepto es completamente erróneo. Es simplemente otro diseño de Satanás para negar a Cristo.
Objeción (No. 2): «Christ could not be God without the attributes or powers of God. » Traducción: «Cristo no podía ser Dios sin los atributos o poderes de Dios».
Respuesta del hermano: «This presumption contradicts Paul’s plain statement concerning Christ Jesús,… (Flp 2:6-7). Further, it contradicts the plain and simple statements of Christ in the gospels, which affirm that Christ did not have all the divine attributes or powers in the flesh on earth (glory, Jua 17:5; omniscience, Mar 13:32; omnipotence, Mat 28:18 (the power over all things was given to him after his resurrection); omnipresence, Efe 4:10). »
Esta objeción a la doctrina del hermano es perfectamente legítima. Es la pura verdad. Cristo no podía ser llamado Dios si no tenía (por treinta y tres años) los atributos de Dios. En primer lugar el inmutable Cristo no podía y no puede cambiar; lo que afirman estos hermanos es una verdadera imposibilidad. Cristo no podía y no puede dejar de ser lo que es. ¿Puede Dios el Padre despojarse a sí mismo de sus atributos de Deidad? ¿Puede el Espíritu Santo despojarse a sí mismo de sus atributos de Deidad? Si Dios deja de tener sus atributos de Dios ¿todavía será Dios? ¿Puede el hombre despojarse de los atributos humanos y seguir siendo hombre?
Pablo no dijo en Flp 2:7 que Cristo se despojó a sí mismo «de» algo, ni mucho menos de sus atributos divinos. La expresión «se despojó a sí mismo» no es un pensamiento completo, sino que tuvo que ser explicado, y Pablo lo explicó inmediatamente, empleando dos gerundios para explicar el verbo «despojarse», diciendo, «tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». El simplemente se refiere a la encarnación de Cristo y lo hace en forma bien clara.
En seguida examinaremos los atributos que, según el hermano, Cristo dejó:
La gloria. Cristo no se despojó a sí mismo de la gloria que es un atributo inherente de la Deidad; tal cosa hubiera sido imposible. El no estaba sin gloria aquí en la tierra (Jua 1:14; Mat 17:2, etc.). Pero El dice en Jua 17:5, «Ahora, pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese», dando a entender que ahora pronto dejaría el cuerpo físico que por cierto no era tan glorioso como su estado celestial. Pablo dice, «el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya» (Flp 3:21).
La omnisciencia. El hermano cita Mar 13:32 («Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre») para probar que Jesucristo había abandonado su omnisciencia. El hermano no toma en cuenta que si este texto niega la omnisciencia del Hijo, también niega la omnisciencia del Espíritu Santo, porque Cristo dice «nadie sabe». Lo que prueba demasiado no prueba nada. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno en su propósito y en su obra, pero cada Quien tiene su función. Cristo dice claramente (Hch 1:7) que la prerrogativa del Padre fija «los tiempos y las sazones». Lo que Jesús dice en Mar 13:32 no tiene nada que ver con la omnisciencia, sino con el papel de cada Persona de la Deidad.
La omnisciencia de Jesucristo se ha afirmado clara y enfáticamente en Jua 1:47; Jua 2:24-25; Jua 4:17-18; Jua 6:70-71; Jua 11:14; Jua 13:38 (y a través del libro de Juan); Mat 9:14; Mat 12:25; Luc 5:22; Luc 11:17, etc. Los hombres inspirados no eran omniscientes. No había «don de omnisciencia» entre los nueve dones del Espíritu Santo (1Co 12:8-10).
Pedro dijo la pura verdad cuando dijo, «Señor, tú lo sabes todo» (Jua 21:17). El no dijo «Señor, tú y yo lo sabemos todo». Los hermanos ff/wab citan Hch 5:3; Hch 8:21-23, y afirman que Pedro era tan omnisciente que Cristo. Obviamente el Espíritu Santo reveló a Pedro lo que hicieron Ananías y Safira, y en cuanto a Simón, su misma pregunta indicó lo que pensaba y qué clase de carácter tenía. Pero estos textos no afirman que Pedro era omnisciente, ni que sabía los pensamientos y conocía el carácter de Ananías y Safira. Todo el mundo sabe los pensamientos y hechos de otros cuando se demuestran en su conducta, pero Cristo no tenía que ver ningún hecho para saber los pensamientos de los hombres, porque El era y es omnisciente.
La omnipotencia. A través de su ministerio Cristo demostró claramente los atributos de Deidad. El no hizo señales que eran simplemente «señales de apóstol» (2Co 12:12), sino las señales que demostraron su Deidad. Los apóstoles no perdonaron pecados por su propia autoridad, ni sabían los pensamientos de los hombres, ni fueron adorados. Cuando los judíos vieron a Cristo vieron al Padre (Jua 14:9), pero cuando vieron a los apóstoles, no vieron al Padre.
Los «testigos» leen Mateo, Marcos, Lucas y Juan y concluyen que Jesucristo no era Dios, sino solamente «un dios». Los hermanos ff/wab leen Mateo, Marcos, Lucas y Juan y dicen que Jesucristo no hizo un solo acto de Deidad en la tierra. Tanto la enseñanza de estos hermanos como la de los «testigos» hacen burla de los cuatro libros inspirados que enseñan que Jesucristo demostró claramente — en su vida, en su doctrina, y en sus obras — los atributos de Deidad.
¿Qué diferencia había entre las obras de Cristo y las de los apóstoles? Según los hermanos ff/wab, no había diferencia alguna. Afirman que las señales de Jesucristo probaron que El era el Hijo de Dios porque El dijo ser el Hijo de Dios, y que las señales de los apóstoles probaron que fueron enviados por Dios, porque es lo que ellos dijeron. Recuérdese que estos hermanos afirman que Jesucristo no podía hacer señal alguna por su propia autoridad como Hijo de Dios, sino que El — al igual que los apóstoles y profetas — actuaba solamente como hombre que recibió poder del Padre y del Espíritu Santo.
La omnipresencia. El hermano cita Efe 4:10 («El que descendió… también subió») y Mat 8:24 (Cristo estuvo en una barca) para probar que Cristo no era omnipresente cuando estuvo en la tierra. Desde luego el cuerpo de Jesús estuvo en un sitio a la vez, pero Cristo, Dios el Hijo, no estaba limitado a un cuerpo físico. Nuestra mente finita no puede comprender cómo la presencia de Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo) llena el universo, pero lo aceptamos por fe. Cristo nunca dejó de ser Dios cuando llegó a ser Jesús de Nazaret y uno de sus atributos es la omnipresencia. El libro de Juan destaca la omnisciencia de Jesús y la omnisciencia implica la omnipresencia. No se afirma que el cuerpo de Jesús era omnipresente, sino que Cristo (siendo Dios y, por eso, siendo Espíritu) era omnipresente.
Sería bueno volver a leer 1Re 8:27, «Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?» Dice Cristo (Mat 18:20) cuando todavía estaba en la carne, «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos». El usa verbos del tiempo presente: «están» y «estoy». ¿Quieren estos hermanos afirmar que Jesucristo no podía hacer lo que prometió hacer (estar con dos o tres de sus discípulos congregados en cualquier sitio) durante su ministerio personal?
Obsérvese lo que dice Jua 1:18, «A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer» y Jua 3:13, «Nadie subió al cielo, sino que el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo». En cuanto a su Deidad, Cristo no dejó de estar en el cielo cuando ocupó el cuerpo de Jesús. El es omnipresente, presente en todo lugar. (Dice La Biblia de las Américas en el margen que «Los mss. más antiguos no incluye: que está en el cielo», pero aun así incluye esta frase en el texto porque coincide con todo lo que Juan afirma acerca la Deidad de Jesucristo).
Comentario adicional por el hermano: «Does a man stop being a man because he loses the human attribute of locomotion, of manual manipulation and a host of other powers. Although a paraplegic loses these human attributes or powers, he remains the same person and he is still a man. The powers or attributes of God do not make the person of God. Christ’s emptying himself of these powers, did not extinguish his person and identify as God. »
Traducción: «¿El hombre deja de ser hombre porque pierde el atributo humano de la locomoción, de la manipulación manual y una hueste de otros poderes? Aunque un parapléjico pierde estos atributos o poderes humanos, él sigue siendo la misma persona y todavía es un hombre. Los poderes o atributos de Dios no hacen la persona de Dios. El despojarse Cristo de estos poderes no extinguió su persona e identidad como Dios».
En este párrafo el hermano se atreve — con plena impudencia — a pintar la imagen exacta de su concepto de Cristo. Según él la «deidad» de Cristo es una «deidad» parapléjica o paralizada; es decir, Jesucristo no podía — por su propio poder o autoridad — hacer ninguna cosa divina. No podía hacer ningún milagro, ni echar fuera demonios, andar sobre el agua, saber pensamientos humanos, perdonar pecados, etc. porque aunque era «deidad» («la persona de Dios») estaba paralizado y sin poder. ¿Este es el Cristo que llegó a ser nuestro Salvador y Mediador?
Pero en realidad la condición del «Cristo» de estos hermanos es aun más triste que la de un parapléjico, porque éste no está totalmente paralizado. El todavía tiene uso de la mente, los ojos, la lengua, etc. Por lo tanto, la condición de Cristo — según los hermanos ff/wab — era aun peor que la del hombre parapléjico, porque el «Cristo» de ellos no tenía ninguna facultad divina, y no podía hacer cosa alguna como Dios. Era Dios pero desprovisto de todo atributo de Dios. Era peor que un parapléjico. Era una especie de «dios muerto», sin fuerza alguna. Les conviene escribir la palabra «Dios» con letra miníscula («dios») como lo hacen los «testigos».
Tal «Cristo» no podía haber salvado a nadie. Gracias a Dios, no existe el «Cristo» de estos hermanos que estaba más paralizado que un parapléjico.
Objeción (No. 3): «Christ’s miraculous powers shows he did not give up divine attributes. » («Los poderes milagrosos de Cristo muestran que El no dejó atributos divinos»).
Respuesta del hermano: «Those who raise this objection refer in passing to the miracles Jesus performed, but they particularly refer to Jua 2:25, ‘He knew what was in man’… If the apostle Peter could know the thoughts and intents of Ananias and Sapphira and Simon by the power of the Holy Spirit (Hch 5:1-10; Hch 8:21-23), so could Christ in the flesh (Mat 12:28; Luc 4:14; Luc 4:18; Hch 10:38). »
Traducción: «Los que levantan esta objeción se refieren de paso a los milagros que Jesús hizo, pero en particular se refieren a Jua 2:25, ‘él sabía lo que había en el hombre’… Si el apóstol Pedro podía saber los pensamientos e intentos de Ananías y Safira y Simón por el poder del Espíritu Santo (Hch 5:1-10; Hch 8:21-23), también Cristo, en la carne, podía hacer lo mismo (Mat 12:28; Luc 4:14; Luc 4:18; Hch 10:38) «.
Según esta doctrina falsa, las obras de Jesucristo eran exactamente como las de los apóstoles y profetas. El apóstol Pedro tenía la misma capacidad para saber los pensamientos de los hombres que Jesús tenía. Nos preguntamos: ¿Por qué no dice Juan (2:24, 25) que Pedro «sabía lo que había en el hombre»? ¿Por qué no dice Mateo (9:4), «Y conociendo Pedro los pensamientos de ellos»? Lucas escribió Hch 5:1-42 y 8. ¿Por qué no dijo «Pedro, entonces, conociendo los pensamientos de ellos»? (Luc 5:22; Luc 11:17).
Según estos hermanos los milagros de los apóstoles eran iguales a los de Cristo. Por lo tanto, si Pedro hubiera dicho que él también era divino, entonces le convenía al pueblo creerlo, porque hacía las mismas señales que Jesús hacía. De esa manera Pedro pudiera haber confesado que él mismo era el Cristo y Tomás pudiera haber dicho a Pedro, «Señor mío, Dios mío». El argumento de los hermanos ff/wab ayuda al clero romano para probar que Pedro era, por lo menos, la cabeza de la iglesia aquí en la tierra.
Objeción (No. 4): «The authority to forgive sins shows he retained his divine attributes in the flesh. » («La autoridad de perdonar pecados muestra que él retuvo sus atributos divinos en la carne».)
Respuesta del hermano: «Jesus, in turn, delegated the power of the forgiveness of sins to his apostles (Jua 20:23). The power of the apostles was a delegated authority as Christ’s power had been delegated. » (Traducción: «Jesús, en turno, delegó el poder de perdonar pecados a sus apóstoles, Jua 20:23. El poder de los apóstoles fue una autoridad delegada como el poder de Cristo le había sido delegado».)
Los judíos entendieron este asunto mucho mejor que estos hermanos. Cuando Cristo dijo al paralítico, «Hijo, tus pecados te son perdonados», algunos escribas «cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?» (Mar 2:5-7). Los judíos entendieron perfectamente que solamente Dios puede perdonar pecados; por eso, el perdonar pecados es un acto de Dios (Deidad). Cristo, por su propia autoridad, perdonó pecados cuando vivió como hombre en la tierra, y este acto de perdonar pecados fue una demostración de sus atributos de Deidad.
Los apóstoles podían atar y desatar (Mat 16:19; Mat 18:18) y perdonar pecados solamente en el sentido de predicar bajo la dirección del Espíritu Santo los requisitos para obtener el perdón. De esta manera Pedro usó las «llaves del reino» (Hch 2:1-47; Hch 10:1-48). El clero romano dice que los apóstoles podían perdonar pecados, y los hermanos ff/wab están de acuerdo con los católicos, pero Dios no ha «delegado» a ningún hombre la autoridad de perdonar pecados. Tampoco le da a hombre alguno el poder de conocer el corazón de la gente. Los apóstoles no eran confesores con el poder de absolver pecados.
Objeción (No. 5): «Christ retained his divine attributes because he accepted worship. » («Cristo retuvo sus atributos divinos porque él aceptó la adoración».)
Respuesta del hermano: «He accepted worship because he was in fact the person of God. » («El aceptó la adoración porque él era en realidad la persona de Dios»).
Este punto es muy importante. Cristo fue adorado muchas veces porque El demostraba los atributos divinos continuamente durante su ministerio. La Biblia no habla como hablan los hermanos ff/wab (1Pe 4:11). No dice que Jesucristo era «la persona de Dios», sino que es Dios (Jua 1:1-2; Rom 9:5; Tit 2:13; 2Pe 1:1). Alguna «persona» sin los atributos de Deidad no es Deidad, y no puede ser adorado (Mat 4:11), pero Cristo demostró día tras día, en toda manera posible, los atributos de Deidad.
Objeción (No. 6): «Col 2:9, ‘For in Him dwelleth all the fulness of the Godhead bodily. » («Col 2:9, ‘Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad'».)
Respuesta del hermano: «In Col 2:9 Paul describes the glorified Christ, his state after his resurrection and exaltation. Paul is not describing the divine attributes of Christ in the flesh on earth. » («En Col 2:9 Pablo describe al Cristo glorificado. Pablo no está describiendo los atributos divinos de Cristo en la carne en la tierra».)
¿Dónde aprendió esto el hermano? El niega lo que Pablo afirma. ¿Sabrá más que Pablo? ¿Dónde dice Pablo que la plenitud de la Deidad no habitó corporalmente en Cristo antes de su resurrección, sino solamente después. Es precisamente lo que los gnósticos creían. Negaron que Cristo podía ocupar un cuerpo físico (1Jn 4:1-4). El argumento de Pablo hubiera sido completamente inútil si lo hubiera aplicado solamente a Cristo después de su resurrección.
La verdad es que la plenitud de la Deidad habita eternamente en Cristo y es en extremo absurdo decir que ésta dejó de habitar en El durante treinta y tres años.
Otra objeción a esta falsa doctrina (no mencionada por el hermano): ¡Cristo es eterno! El dice (Jua 8:24; Jua 8:58), «si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis… antes que Abraham fuese yo soy». El nombre YO SOY es el nombre de Dios (Éxo 3:14). Indica su naturaleza eterna e independiente. Existe por sí solo. «Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (Apo 1:8; Apo 1:17; Apo 22:13). Cristo no dejó de ser eterno durante unos treinta y tres años. No era eterno «de vez en cuando». ¿Cómo podía Cristo ser eterno y dejar de ser eterno por treinta y tres años y luego volver a ser eterno? Cristo es eterno e inmutable (Heb 13:8).
Otra objeción a esta falsa doctrina (no mencionada por el hermano): Cuando el pueblo conoció a Cristo, conoció al Padre (Jua 8:19), cuando vio a Cristo, vio al Padre (Jua 14:9).
Los hermanos ff/wab simple y sencillamente no entienden el nombre «Hijo de Dios». Cristo no es «Hijo» en el sentido de «descendiente». El no fue creado como dicen los «testigos». El no comenzó a existir cuando Jesús nació de María. Cristo es eterno. «Hijo de Dios» significa «lo mismo» que Dios, o «igual» a Dios» (Jua 5:18). Al decir que Dios era su Padre decía que El (Cristo) era (es) Dios. Los judíos entendieron esto. «Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle… te apedreamos… por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios» (Jua 10:30-33). Cuando Cristo dijo que Dios era su Padre, El decía que El (Cristo) era Dios, y así los judíos le entendieron.
¿Con qué «prueban» estos hermanos su teoría? No la prueban y no la pueden probar. El argumento entero de ellos se basa en una interpretación torcida de Flp 2:7. Que el Señor permita que examinen con más cuidado lo que están diciendo y que se arrepientan de esta herejía. Estos hermanos no traen la doctrina de Cristo y no debe haber comunión con ellos (2Jn 1:9-11) hasta que abandonen su error. La división es cosa terrible y triste, pero el error o divide la iglesia o la corrompe. Por lo tanto, Pablo dice, «Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos» (Rom 16:17). Esperamos que este error nunca se enseñe en los países latinos, pero lamentablemente casi todo error originado en la iglesia de los Estados Unidos llega tarde o temprano a otros países. Por lo tanto, es necesario enseñar la verdad sobre este tema y denunciar fuertemente la herejía de los hermanos ff/wab.
«Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?» (2Co 13:5).

Posdata (agosto de 1995)

En un debate público que se llevó a cabo en junio de 1995 el principal proponente de esta herejía (John Welch) va de mal en peor, afirmando (1) (20-6-95) que Jesús fue creado (doctrina de los testigos del Atalaya); (2) (23-6-95) que sólo Dios es inmortal; que Cristo era inmortal antes de venir a la tierra, pero que llegó a ser mortal cuando vino a la tierra; y (3) (23-6-95) que el espíritu de Cristo murió en la cruz. Esta herejía ha llevado a estos hermanos muy lejos de la verdad.

«Dios no puede morir»
Se afirmó que el «espíritu» de Cristo murió para probar que El había dejado sus atributos divinos (por ende, su inmortalidad) en el cielo. Se afirmó que Dios no puede morir, pero que Cristo sí murió. Lo que han «probado» con este argumento, sin embargo, es que Cristo no es Dios (niegan su Deidad).
Desde luego, Dios no puede morir porque El es Espíritu (4:24). El cuerpo de Jesús murió, pero su Espíritu no murió. Tampoco puede morir el espíritu del hombre (Mat 10:28), pues la muerte es solamente la separación del espíritu del cuerpo (Stg 2:26).

Cristo no tuvo dos espíritus
Cristo — el Verbo, Dios, Espíritu — fue hecho carne (llegó a ser hombre). Para esto no era necesario que El tuviera espíritu humano, porque ya era Espíritu. Dios es Espíritu (4:24) y el hombre es espíritu (con cuerpo). ¿De dónde vino el espíritu del hombre? «Creó Dios al hombre a su imagen» (Gén 1:27). Somos «linaje de Dios» (Hch 17:29). Dios es el «Padre de los espíritus» (Heb 12:9). Dios «forma el espíritu del hombre dentro de él» (Zac 12:1). Al morir el cuerpo del hombre, su espíritu vuelve a Dios quien lo dio (Ecl 12:7). Los que mueren en el Señor son «los espíritus de los justos hechos perfectos» en el cielo (Heb 12:23).
Al entender y creer esta verdad (que el hombre es espíritu), no es difícil creer en la encarnación de Cristo. Cristo (Espíritu) vino a ser hombre (que es espíritu con cuerpo físico). Algunos dicen que Jesús tuvo que tener dos espíritus, que aparte de tener Espíritu divino también tuvo espíritu humano, pero la encarnación de Cristo no requería dos espíritus.
Debido a la estrecha identidad y afinidad entre Dios y el espíritu del hombre, no era nada difícil que Cristo desempeñara el papel humano. Cristo es el Creador (1:3) del espíritu humano; ¿le sería difícil, pues, hacer el papel de ese espíritu que El mismo creó? Claro que no. Desde luego, este es un tema muy profundo que la mente finita no puede comprender a fondo, pero lo importante es que todos crean en la encarnación de Cristo y que no salgan con teorías y especulaciones humanas. «Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí» (Mat 11:6).

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— y habitó entre nosotros — En Cristo Dios llegó a ser hombre, vivía y trabajaba entre los hombres, enseñaba a las multitudes, discutía con los líderes religiosos, sanaba a los enfermos, consolaba a los dolientes, lloraba porque tenía mucha compasión de la gente… y de esa manera reveló al Padre. Al conocer a Cristo conocemos a Dios. El es Emanuel, Dios con nosotros.
Literalmente, El levantó su tienda o tabernáculo entre nosotros. El tabernáculo del Antiguo Testamento era la morada de Dios en el desierto. Esta expresión era muy significativa para el pueblo de Israel, porque Dios habitó entre ellos en ese tabernáculo y después en el templo (Éxo 40:34; 1Re 8:11). Jesús dijo que su cuerpo era el templo (2:19-21).
— (y vimos su gloria, — Los apóstoles y discípulos de Jesús vieron su gloria en su vida perfecta y en todas sus obras, y Juan, Jacobo y Pedro vieron una manifestación especial de la gloria de Cristo cuando fue transfigurado (Mat 17:1-2; Luc 9:32; 2Pe 1:16-18).
— gloria como del unigénito del Padre), — 1:14, 18; 3:16, 18). La palabra unigénito no tiene nada que ver con su nacimiento de María. Desde luego, no tiene nada que ver con el concepto de origen, porque siendo Dios eterno no tuvo origen. Es término significativo empleado por Juan para afirmar la relación estrecha y única que Cristo gozaba con el Padre. El está y siempre ha estado «en el seno del Padre». «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (1:1).
Así pues, el término monogenes, unigénito, no se refiere a la encarnación sino a la relación eterna de Cristo con el Padre. Significa el único de esa clase. Abraham «ofrecía su unigénito» (Heb 11:17), es decir, a Isaac, porque éste era el único heredero. Ismael nació primero pero no era el heredero. Al hablar de Cristo Juan dice monogenes y los sinópticos usan la palabra agapetos, amado (Mat 3:17; Mat 17:5; Mar 1:11; Mar 9:7; Luc 3:22), pero Lucas dice monogenes al hablar del «hijo único» de la viuda de Naín (7:12), de la hija de Jairo («hija única») (8:42), y del muchacho endemoniado, «pues es el único que tengo» (9:38). Cristo, pues, es el único Hijo de Dios porque demostraba los atributos de Dios. Dios no tiene otro hijo como Cristo. Los cristianos son hijos de Dios, pero Cristo es el unigénito Hijo de Dios.
— lleno de gracia (en su obra redentora) y de verdad (de su enseñanza) . — 1:16, 17.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA PALABRA SE HIZO CARNE

Juan 1:14

Y la Palabra de Dios se hizo una Persona, y tomó residencia en nuestro ser, lleno de gracia y realidad; . y nosotros miramos con-nuestros propios ojos :Su gloria, gloria corvó la que recibe, de su padre un hijo único.

Aquí llegamos a la afirmación en la que se resume todo el tema que Juan desarrolla en su evangelio. Ha meditado y escrito acerca. de la Palabra de Dios, esa Palabra poderosa, creadora y- dinámica, que fue el Agente de la creación; esa Palabra guiadora, directora, controladora, que pone orden en el universo y en la mente humana. Estas ideas les resultaban conocidas y familiares tanto a los judíos como a los griegos. Y ahora dice la cosa más sorprendente y maravillosa de todas: «Esta Palabra que creó el mundo, esta Razón que mantiene el orden del universo, se ha hecho una Persona Que hemos visto con nuestros propios ojos.» La palabra que usa Juan para ver es theasthai; aparece en el Nuevo Testamento más de veinte veces, y siempre refiriéndose a la vista física. No se trata de una visión espiritual que se percibe con los ojos del alma o de la mente. Juan declara que la Palabra vino de hecho a la Tierra en forma humana, Que podía verse con los ojos de la cara. Dice: «Si queréis, ver cómo es esta Palabra creadora, esta Razón ordenadora, mirad a Jesús de Nazaret.»

Aquí es donde Juan se remonta por encima de todos los pensamientos anteriores. Esto es algo totalmente nuevo que Juan introdujo en el mundo griego al que dirige su libro. Agustín de Hipona dijo más tarde que, en los días anteriores a su conversión al Evangelio había leído y estudiado a los grandes filósofos paganos, que le habían enseñado muchas cosas; pero que la Palabra se había hecho carne no lo había leído en ninguno de ellos.
Para los griegos esto era algo completamente imposible. El que Dios pudiera asumir un cuerpo era algo que a un griego no se le podía ocurrir ni soñar. Para los griegos, el cuerpo era un mal, una prisión en la que el alma estaba aherrojada, o una tumba en la que estaba confinado el espíritu. Plutarco, el antiguo sabio griego, ni siquiera podía creer que Dios pudiera controlar, directamente los acontecimientos de este mundo; más bien tenía que hacerlo por medio de diputados o intermediarios; porque -así lo veía Plutarco- sería sencillamente blasfemo el involucrar a Dios en los asuntos de este mundo. Filón no podría haberlo dicho nunca. Decía: -«La vida de Dios no ha descendido a nosotros; ni se ha. rebajado a sentir las necesidades de un cuerpo.» El gran emperador romano estoico Marco Aurelio despreciaba el cuerpo en comparación con el espíritu. «Desprecia por tanto la carne -decía-, la sangre y los huesos y el entramado revuelto de nervios y venas y arterias.» «La composición del cuerpo entero está sujeta a corrupción»
Y de pronto aparece una novedad totalmente sorprendente: que Dios pudiera y estuviera dispuesto a llegar a ser una persona humana y entrar en esta vida que nosotros vivimos, que la eternidad pudiera aparecer en el tiempo, que el Creador pudiera aparecer en la creación de tal manera que los ojos humanos de hecho Le pudieran ver.

Tan alucinantemente nueva era esta concepción de Dios en forma humana que no era sorprendente que hubiera algunos, aun en la Iglesia, que no lo pudieran creer. Lo que dice Juan es que la Palabra se hizo sarx. Ahora bien, sarx es la misma palabra que Pablo usa una y otra vez para describir lo que él llamaba la carne, la naturaleza humana en toda su debilidad y propensión al pecado. La misma idea de tomar esta palabra y aplicársela a Dios era algo que alucinaba sus mentes, así es que surgió en la Iglesia un grupo de personas que se llamaron los docetistas.

Dokein es la palabra griega que quiere decir parecer ser. Esas personas mantenían que Jesús, de hecho, era solamente un fantasma; que Su cuerpo humano no era un cuerpo real; que Él no podía sentir de veras hambre o cansancio, tristeza o dolor; que lo que era en realidad era un espíritu desencarnado que se presentaba en una forma que parecía humana. Juan se opuso a estas personas mucho más directamente en su Primera Epístola: «En esto se conoce el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en la carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios. Este es el espíritu del anticristo» (1Jn 4:2 s). Es verdad que esta herejía surgió de una especie de reverencia equivocada, que se resistía a reconocer que Jesús era total y real y verdaderamente humano. Para Juan eso contradecía a todo el Evangelio.

Bien puede pasar que a veces estemos tan preocupados por conservar la verdad de que Jesús era plenamente divino que tendamos a olvidar el hecho de que era absolutamente humano. La Palabra se hizo carne -aquí, mejor que en ningún otro pasaje del Nuevo Testamento, se proclama gloriosamente la plena humanidad de Jesús. En Jesús vemos el poder creador de Dios, la Razón ordenadora de Dios, asumiendo la plena humanidad. En Jesús vemos a Dios viviendo la vida humana de una persona cualquiera. Suponiendo que no dijéramos nada más de Jesús, todavía podríamos decir que nos mostró como viviría Dios esta vida que vivimos nosotros.

Aunque no pudiéramos decir nada más que Le debemos a Jesús, esto sí podemos decir: que nos mostró cómo viviría Dios esta vida que vivimos nosotros y, por tanto, que Jesús nos ha mostrado cómo quiere Dios que vivamos.

LA PALABRA SE HIZO CARNE

Juan 1:14 (continuación)

Y la Palabra de Dios se hizo una Persona, y tomó residencia en nuestro ser, lleno de gracia y realidad; y nosotros miramos con nuestros propios ojos Su gloria, gloria como la que recibe de su padre un hijo único.

Bien se podría decir que este es el versículo más importante de todo el Nuevo Testamento. Debemos por tanto pasar un tiempo considerable estudiándolo para penetrar más de lleno en sus riquezas.
Ya hemos visto que hay algunas grandes palabras que le bullen a Juan en la mente y dominan su pensamiento y son los temas con los que se elabora todo su mensaje. Aquí tenemos otras tres de esas palabras.
(i) La primera es gracia. Esta palabra contiene siempre dos ideas básicas.

(a) Siempre incluye la idea de algo que es totalmente inmerecido, que no podríamos nunca ganarnos o conseguir por nosotros mismos. El hecho de que Dios viniera a la Tierra a vivir y a morir por nosotros no fue nada que la humanidad hubiera merecido, sino un acto de puro amor por parte de Dios. La palabra gracia subraya al mismo tiempo la pobreza desesperada de la humanidad y la ilimitada generosidad de Dios.

(b) Siempre incluye la idea de belleza. En griego .moderno quiere decir encanto. En Jesús vemos el atractivo irresistible de Dios. Se había pensado en Él -en términos de fuerza, de majestad y de juicio; como un poder capaz de aplastar toda oposición y derrotar toda rebelión; pero en Jesús nos encontramos con la sencilla amabilidad de Dios.

(ii) La segunda es verdad. Esta palabra es una de las notas dominantes del Cuarto Evangelio. Nos la encontramos una y otra vez. Aquí no podemos más que reunir y resumir lo que Juan tiene que decir acerca de Jesús y la verdad.

(a) Jesús es la encarnación de la verdad. Él dijo: «Yo soy la verdad» (14:6). Para ver la verdad tenemos que mirar a Jesús. Aquí hay algo infinitamente precioso para todas las almas y mentes sencillas. Son los menos los que pueden captar las ideas abstractas; la mayor parte de nosotros tenemos que ver las cosas para entenderlas. Podríamos pasar mucho tiempo pensando y discutiendo, y no nos acercaríamos a una definición satisfactoria de lo que es la belleza; pero, si podemos señalar a una persona en la que brille esa cualidad y decir: «¡Eso es belleza!», todos estaremos de acuerdo y lo veremos claro. Desde que la humanidad empezó a pensar en Dios se viene intentando definir Quién y Qué es… y sus mentes diminutas no consiguen llegar a una definición satisfactoria. Pero ahora podemos dejar de pensar por nosotros mismos, y mirara Jesucristo y decir: «¡Así es como es Dios!» Jesús no vino para hablar de Dios, sino para mostrar cómo es Dios, para que la persona más sencilla pudiera conocerle tan íntimamente como el más grande de los filósofos.

(b) Jesús es el comunicador de la verdad. Les dijo a Sus discípulos que, si seguían con Él, conocerían la verdad (8:31). Le dijo a Pilato que el objeto de Su venida a este mundo había sido dar testimonio de la verdad (18:37). La gente se agolpará para escuchar a un maestro o predicador que pueda ofrecerles alguna dirección en el embarullado negocio de la vida y el pensamiento. Jesús es el único Que, en medio de las sombras; puede aclarar las cosas; el único Que, en las múltiples encrucijadas de la vida, nos puede indicar el verdadero camino; el único Que, en los confusos momentos de la decisión, nos permite escoger correctamente; el único Que, entre las muchas voces que reclaman nuestra atención y nuestra lealtad, nos dice lo que debemos creer.

(c) Aunque Jesús ya no está corporalmente en la Tierra, nos ha dejado Su Espíritu para que nos guíe a toda la verdad. Su Espíritu es el Espíritu de la verdad (14:17; 15:26; 16:13). No se limitó a dejarnos un libro de instrucciones y un cuerpo de doctrina. No tenemos que buscar en un libro de texto difícil de entender para descubrir lo que tenemos que hacer. Todavía, hasta el día de hoy, podemos preguntarle a Jesús lo que tenemos que hacer, porque Su Espíritu está con nosotros en cada paso del camino.
(d) La verdad es lo que nos hace libres (8:32). Siempre hay un cierto poder libertador en la verdad. Los niños adquieren a menudo ideas fantásticas y erróneas acerca de las cosas cuando piensan por sí mismos; y a menudo les producen miedo. Cuando se les dice la verdad, se emancipan de sus temores. Puede- que una persona tenga miedo de estar enferma; si va al médico, aunque el diagnóstico sea malo, se librará por lo menos de los temores vagos que antes la asediaban. La verdad que Jesús nos trae nos libera de la alienación de Dios; nos libera de la frustración, de nuestros temores y debilidades y derrotas. Jesucristo es el mayor libertador del mundo.

(e) La verdad puede causar resentimiento. Hubo quienes trataron de matar a Jesús porque les había dicho la verdad (8:40). La verdad puede que condene a una persona; puede que le indique lo muy equivocada que estaba. «La verdad -decían los filósofos. cínicos- puede ser tan irritante como. la luz para los ojos doloridos.» Los cínicos declaraban que el maestro que no ha molestado nunca a nadie, nunca le ha hecho a nadie ningún bien. Puede que la gente cierre los oídos y las mentes a la verdad, que maten al que se la dice… pero la verdad permanece. Nadie ha destruido jamás la verdad por negarse a escuchar la voz que se la presentaba; y la verdad acabará por alcanzarle, más, tarde o más temprano.

(f) La verdad se puede rechazar (8:45). Hay dos razones principales para no creer: porque es demasiado buena para ser verdad, o porque se está demasiado ligado a medias verdades de las que no se puede soltar. En muchos casos una media verdad es el peor enemigo de -la verdad total.
(g) La verdad no es nada abstracto, sino algo que hay que hacer (3:21). Es algo que hay que conocer con la mente, aceptar con el corazón y poner por obra en la vida.

LA PALABRA SE HIZO CARNE

Juan 1:14 (conclusión)

Y la Palabra de Dios se hizo una Persona, y tomó residencia en nuestro ser, lleno de gracia y realidad; y nosotros miramos con nuestros propios ojos Su gloria, gloria como la que recibe de su padre un hijo único,'»

Toda una vida de estudio y pensamiento no podría abarcar’,,, toda la verdad de este versículo. Ya hemos considerado dos de: las grandes palabras temáticas que contiene; ahora estudiaremos la tercera, gloria. Una y otra vez Juan la usa en relación con Jesucristo. Primero veremos lo que dice Juan acerca de la gloria de Cristo, y después veremos si podemos entender un. poco de lo que quiso decir.
(i) La vida de Jesucristo fue una manifestación de gloria. Cuando realizó el milagro del agua hecha vino en Caná de Galilea, Juan dice que Jesús manifestó Su gloria (2:11). El ver a Jesús y experimentar Su poder y Su amor era entrar en una nueva gloria.
(ii) La gloria que Jesús manifiesta es la gloria de Dios. No es de la humanidad donde la ha recibido (5:41). Él no buscaba Su propia gloria, sino la del Que Le había enviado (7:18). Es Su Padre el Que Le glorifica (8:50, 54). Es la gloria de Dios la que verá Marta en la resurrección de Lázaro (11:4). La resurrección de Lázaro es para la gloria de Dios, para que el Hijo sea glorificado (11:4). La gloria que estaba en Jesús, rodeándole, que brillaba y actuaba en Él, es la gloria de Dios.
(iii) Y sin embargo, esa gloria Le era exclusiva. Al final Le pide a Dios que Le glorifique con la gloria que tenía antes que empezara el mundo (17:5). No irradia una luz prestada; Su gloria es Suya, y lo es por derecho propio.
(iv) La gloria que es Suya es la que ha transmitido a Sus discípulos; El les ha dado la gloria que el Padre Le había dado a Él (17:22). Es como si Jesús participara de la gloria de Dios, y Sus discípulos participaran de la gloria de Cristo. La venida de Jesús es la venida de la gloria de Dios a la humanidad.

¿Qué quiere decir Juan con todo esto? Para contestar tenemos que volver al Antiguo Testamento. Entre los judíos era muy entrañable la idea de la Shejina. Shejina quiere decir lo que mora, y se usaba para la presencia visible de Dios en medio de Su pueblo. Repetidas veces nos encontramos en el Antiguo Testamento con la idea de que había ciertos momentos en los que la gloria de Dios se hacía visible. En el desierto, antes del maná, los israelitas «miraron hacia el desierto, y he aquí que la gloria del Señor apareció en la nube» (Ex 16:10 ). Antes de la promulgación de los Diez Mandamientos, «la gloria del Señor reposó sobre el monte Sinaí» (Ex 24:16 ). Cuando el tabernáculo estuvo instalado y equipado, «la gloria del Señor llenó el tabernáculo»(Ex 40:34 ). Cuando se dedicó el templo de Salomón, los sacerdotes no podían entrar a ministrar «porque la gloria el Señor había llenado la casa del Señor» (1R 8:11 ). Cuando Isaías tuvo la visión en el templo, oyó cantar al coro angélico que «toda la Tierra está llena de Su gloria» (Isa 6:3 ). Ezequiel vio en éxtasis «la semejanza de la gloria del Señor» (Ez 1:18 ). En el Antiguo Testamento la gloria del Señor aparecía a veces en situaciones cuando el Señor estaba muy cerca.

La gloria del Señor quiere decir sencillamente la presencia de Dios. Juan usa una ilustración hogareña: Un padre le da a su hijo único su propia autoridad y su propio honor. El príncipe heredero es investido con toda la gloria regia de su padre. Eso es lo que sucedió con Jesús: cuando vino a la Tierra, la humanidad vio en Él el esplendor de Dios, y en el corazón de ese esplendor estaba el amor. Cuando Jesús vino al mundo se vio en Él la maravilla de Dios, y esa maravilla era amor. Se vio que la gloria de Dios y el amor de Dios eran una y la misma cosa. La gloria de Dios no es la de un tirano despótico, sino el esplendor del amor ante el que caemos, no de terror, sino «perdidos de admiración, amor y alabanza» como dice un himno famoso.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

e. El Verbo se hizo persona (vv. Jua 1:14-18)

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Presenta el inicio de la segunda parte del prólogo y establece su vínculo estrecho por medio del logos con el v. Jua 1:1. Ahora, una vez descendido el Verbo, comienza el ascenso a la gloria del Padre. Todo lo relacionado con el Verbo se ha planteado desde afuera, de forma impersonal, desde la creación y en la presencia del Padre. A partir de esta sección del prólogo se va a presentar al Verbo en relación directa con la comunidad de creyentes y de cara a la humanidad. La “y” con la que comienza el versículo no solo refuerza la idea de la encarnación sino que nos dirige hacia delante y da a la narración cierto sentido de evento histórico. Por eso pudiera traducirse incluyendo un “ciertamente”, “efectivamente” o “de hecho”.

Y el Verbo se hizo carne como oración literal se presta a confusión en algunas culturas. La idea es que el Verbo llegó a ser persona humana dentro de una cultura específica. Así como en el principio él ya estaba en la creación, ahora irrumpe en la historia humana. Se trata de una modificación de la presencia del Verbo. Él toma en su encarnación las limitaciones de todo ser humano. “Carne” se refiere a la esfera de lo transitorio, débil y frágil de la persona humana, lo perecedero y caduco de su existencia. Juan usa intencionalmente “carne” con referencia al cuerpo humano, sin connotaciones morales, en clara oposición a la mentalidad gnóstica que creía que el cuerpo era resultado del pecado. Por eso está bien traducir: «fue como uno de nosotros» (TLA), «se hizo hombre» (DHH), “se hizo una persona”.

Para evitar la idea de que Jesús, el Verbo encarnado, apareció como si fuera un fantasma o un espíritu flotante (como algunos docetas enseñaban en el siglo II) se puede traducir en algunos idiomas: “El Verbo vino en carne y hueso”. Así se muestra cierta correlación con el v. Jua 1:11. La paradoja anterior del Verbo que se hace persona humana continúa con una oración sencilla rica en matices veterotestamentarios: “y puso su carpa (tienda de campaña) entre nosotros los humanos”. El verbo griego ekéinosen en tiempo aoristo conlleva la idea de acampar, de usar la tienda de campaña (skené ) o la tienda del testimonio que servía como morada de Dios en Israel y punto de encuentro con Moisés. Tal vez Juan tenga la idea de que ahora Jesús es el nuevo Moisés en el nuevo pacto para la nueva comunidad de creyentes. “Se tabernaculizó” (hizo su morada), como sería una traducción muy literal, alude a la tienda portátil que acompañaba a los hebreos durante su peregrinación por el desierto, cuando la habitación de Dios en medio de su pueblo se entendía como una realidad permanente y peregrina, contrario a lo que se vería más tarde con la presencia del templo de Salomón.

Hoy en día en nuestras culturas “acampar en una carpa” o “instalar una tienda de campaña” implica algo transitorio o pasajero. Por eso es mejor traducir habitó o «puso su morada» (BJ) con la idea de permanecer. En algunas culturas será suficiente traducir el Verbo “hizo su choza” o “construyó su casa” entre nosotros. La frase “entre nosotros” puede tener dos lecturas: (1) Una de carácter reducido, excluyente, aludiendo a la comunidad de los creyentes en la comunidad juánica, a los testigos de la vida de Jesús, y (2) Otra más amplia e incluyente que se refiere a toda la humanidad. Esta última lectura puede dar pie a una traducción así: “hizo su residencia con la humanidad”.

Y vimos su gloria. Juan usa cinco verbos con el sentido de ver. zeaómai, el usado aquí, es uno de ellos. Según el contexto puede referirse a “ver” o “contemplar” (cf. Jua 1:32, Jua 1:38; Jua 4:35; Jua 11:45). Es ver con los propios ojos de forma sensible.

El término “gloria”, por su contexto veterotestamentario de origen, sin duda hace más difíciles las cosas en ciertas culturas. El judaísmo tardío alude a la sekinah de Dios, la gloria de Yahvé según la tradición del Éxodo, la que llenaba el tabernáculo (cf. Éxo 40:34-38; Núm 9:15 ss). La presencia de Dios se hacía visible en el tabernáculo, y es la misma gloria que Moisés pedía ver (Éxo 33:18). La gloria expresa de forma directa la presencia misma de Dios, es la epifanía de Dios, presente y majestuoso. Esta gloria se hace realidad en Jesús y es un tema central en este evangelio. Gloria no es fuego, ni resplandor, ni nube como en el Antiguo Testamento, sino Dios mismo en Jesús. Se puede tomar “gloria” como “fama majestuosa” u “honor deslumbrante”. Al traducir “gloria” hay que tener presente un componente de honor, majestad y maravilla: «vimos el poder que le pertenece» (TLA), “Hemos contemplado toda su majestad”, “hemos visto su maravillosa grandeza”. Pero la verdad es que todas las versiones bíblicas conocidas no se complican aquí y dejan la traducción “gloria” sin mayor aclaración.

El resto del versículo en griego presenta dificultad como una comparación entre el Hijo único y el Padre. El adverbio de comparación indica el fundamento de esa gloriosa majestad. Además, se puede conectar “gloria”, por un lado con el Padre, o por otro, al Hijo único con el Padre: «gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único» (DHH), «que le corresponde como Hijo único del Padre» (BI) o «gloria que recibe del Padre como Unigénito» (BJ). La idea se aclararía más al traducir la oración de forma causal así: “El Padre hace que el Hijo reciba todo el honor majestuoso porque es su Hijo único engendrado”.

La frase lleno de gracia y de verdad suena muy abstracta. “Lleno” puede referirse a gloria o a unigénito. Atanasio, Ireneo, Crisóstomo y otros Padres griegos conectan “lleno” con “gloria”. Los críticos comparan el binomio gracia y verdad con Éxo 34:6. Dicho binomio tiene más base en el trasfondo veterotestamentario que en la cultura helénica. Bondad y fidelidad aparecen en el Antiguo Testamento en parejas, de las cuales gracia y verdad son una clara y directa alusión. En algunos idiomas habría que traducir gracia y verdad de tal manera que el carácter de abstracción fuera menor: «abundante en amor y verdad» (DHH), “abundante en amor misericordioso y que nunca falla”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 2:11; Jua 13:31; Jua 17:2-5; Jua 17:22; Rom 1:3; Gál 4:4; Flp 2:7; 1Ti 3:16; Heb 2:14; 1Jn 4:2; Luc 9:32.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— habitó: El vocablo empleado en el texto griego sugiere la idea de una tienda de campaña que se planta en un determinado lugar; en este caso concreto evoca la Morada o Tienda del encuentro que constituía el santuario israelita durante la época del desierto (ver Éxo 26:1-37; Éxo 36:1-38; Éxo 40:1-38; Apo 21:3).

— lleno de gracia y de verdad: Si se relaciona este pasaje con Éxo 34:6-7, se observa en seguida que las palabras gracia y verdad se corresponden con amor y fidelidad que, según el autor del Éxodo, son prerrogativa de la divinidad.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La encarnación del Verbo

Esta parte final del prólogo lleva al relato de la vida histórica de Jesús, por lo cual se dice que el Verbo se hizo carne. Lo más significativo sobre esta afirmación es el énfasis en la palabra carne, que se usa como sinónimo de humanidad. La afirmación, sin embargo, es más impactante que si Juan hubiera escrito “el Verbo tomó la forma de humanidad”. Carne atrae la atención al ingreso del Verbo en el pleno devenir de los hechos humanos. El Verbo divino se convirtió en el Jesús humano. La frase habitó entre nosotros usa una palabra que está relacionada con el tabernáculo (algo así como “tabernaculizó”) y trae reminiscencias de Dios morando entre su pueblo en el tabernáculo en el desierto. La idea de “habitar” es claramente algo que se considera temporario. Pero Juan se esfuerza para aclarar que la estupenda venida del Verbo a la vida humana tuvo una plena certificación testimonial. Juan había sido testigo ocular de la gloria de la vida terrenal de Jesús (14b). Esto es más probable que suponer que nosotros se refiera a los cristianos en general y que la gloria sea la gloria de Jesús después de la resurrección. El contexto requiere que haya habido algunos que realmente vieron la gloria del Verbo encarnado. Puede suponerse una alusión a la transfiguración, pero lo más probable es que la gloria se refiera a todo el ministerio de Jesús. La particularidad de la gloria se ve en la descripción del único que ha recibido ese tipo de gloria que podría ser otorgada sólo por un Padre amoroso a un Hijo amado. El carácter único de Cristo se ve así desde el comienzo del Evangelio. Pero no se trata sólo de su venida del Padre sino de que él es la fuente de gracia y de verdad que es lo más significativo. Juan quiere que veamos en el ministerio de Jesús una expresión de la gracia de Dios y una revelación de su verdad.

Aunque el v. 16 sigue naturalmente al 14, el que aparece en medio debe ser visto claramente como un paréntesis intencional. Las palabras sobre Juan el Bautista agregan gran fuerza a su testimonio sobre Jesús. Hay una alusión indirecta sobre la preexistencia de Jesús que ya ha sido afirmada en el v. 1. El v. 16 muestra claramente la importancia de la gracia que los cristianos (todos nosotros) hemos recibido. Una vez más, se subraya el pensamiento de una experiencia directa. La versión de la Biblia DHH ha presentado bien el significado de la críptica frase gracia sobre gracia, traduciendo “bendición sobre bendición”. La plenitud no viene a todos nosotros de repente sino en una progresión de experiencia de gracia. Puede haber un contraste entre Moisés y Jesucristo en cuanto a un método diferente de acercarnos a Dios, porque las observancias legales son inferiores a la aceptación de un don de la gracia. Pero el texto no requiere un contraste. Es mejor ver una comparación entre la entrega divina de la ley por medio de Moisés y la gracia por medio de Jesús.

La culminación de este prólogo en el v. 18 tiene el propósito de recordar al lector el v. 1. No hay otra posibilidad de conocer a Dios sino por medio de Jesucristo, el Verbo. La afirmación a Dios nadie le ha visto jamás es un reflejo del AT. Ni siquiera a Moisés se le permitió verlo. Por lo tanto, en esto la revelación de Jesús es infinitamente superior dado que él es el único que ha hecho conocer a Dios. La RVA sigue lo que es ciertamente la lectura más firmemente asegurada cuando traduce el Dios único, que es una afirmación de la deidad de Jesús. Pero teniendo en cuenta las palabras siguientes, que está en el seno del Padre, la lectura alternativa “el unigénito Hijo” (RVR) o “el Hijo único” (DHH) se ajusta más al contexto.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

NOTAS

(1) Lit.: “moró en tienda”. Véanse Rev 21:3, nn.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 27 Flp 2:7; 1Ti 3:16; Heb 2:14; 1Jn 4:2; 2Jn 1:7

b 28 Jua 3:16; 1Jn 4:9

c 29 Efe 4:21

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Y el Verbo se hizo carne. Juan comienza a mostrar la identidad humana del Verbo. El Verbo finalmente es identificado y nombrado en el vers. 17. El Verbo, que como deidad existía eternamente (vers. 1), as umió una humanidad genuina.

habitó…gloria. La imagen aquí ofrecida es la de Dios habitando en medio de su pueblo escogido (cp. Ex 40:34). El término gloria , como el de luz (vers. 5), denota la esencia pura y radiante de Dios y la revelación de esa esencia en la persona y obra de Jesucristo.

unigénito. Este término ha sido objeto de mucho estudio y es muy importante para la Cristología (i.e., la parte de la teología dedicada a Cristo). Por este término se entiende que nunca hubo un tiempo en el pasado en que el Hijo no hubiera existido; o que El hubiera sido creado como algunos enseñan.

de gracia y de verdad. Estos son dos términos usados en las Escrituras que describen el carácter y la obra de Dios, y que aquí se aplican al Verbo. Gracia se refiere a los beneficios dados a otros, especialmente la salvación que Cristo proveyó por medio de su muerte en la cruz. Verdad en este contexto se refiere a que sólo Jesús revela al Padre y el medio de salvación a la humanidad (cp. 14:6).

Fuente: La Biblia de las Américas

14 (1) El Verbo, quien es Dios, se hizo carne con el fin de que Dios tuviese la vida y la naturaleza humanas.

14 (2) Rom_8:3 indica que esta carne, aunque era la carne de pecado, sólo tenía la semejanza de la carne de pecado, pero no tenía el pecado de la carne. Fue el Verbo quien se hizo carne, y éste era Dios, el Dios Triuno completo (v.1). El hecho de que el Verbo se hiciera carne significa que el Dios Triuno se hizo un hombre de carne en la semejanza de un hombre pecaminoso. Al hacer esto Dios entró en el hombre pecaminoso y se hizo uno con él. Sin embargo, El tenía sólo la semejanza del hombre pecaminoso pero no tenía el pecado de éste. Así que, El era un Dios-hombre sin pecado, el Dios Completo y el hombre perfecto, con dos naturalezas: la naturaleza divina y la naturaleza humana: Aunque estas dos naturalezas se mezclaron y produjeron el Dios-hombre, las características individuales de las dos naturalezas permanecieron distintas; las dos naturalezas no se combinaron formando una tercera naturaleza. Más bien, la naturaleza divina habitó en la naturaleza humana y fue expresada a través de ésta, llena de gracia, la cual es Dios disfrutado por el hombre, y de realidad, que es Dios obtenido por el hombre. De esta manera, el Dios invisible fue expresado para que el hombre le alcanzara y le disfrutara como su vida para el cumplimiento de la economía neotestamentaria de Dios.

La encarnación de Dios era contraria a la enseñanza gnóstica de ese tiempo. Los gnósticos afirmaban que Dios, quien es puro, jamás podría unirse con la carne, porque ésta es una substancia maligna. Los docetas se basaban en la enseñanza del gnosticismo para negar que Cristo había venido en la carne ( 1Jn_4:2). Juan escribió este evangelio, en parte para refutar la herejía del docetismo y para demostrar contundentemente que Cristo, el Dios-hombre, es en realidad Dios, quien se hizo carne (solamente con la semejanza de la carne de pecado, pero sin el pecado de ésta), a fin de, mediante la carne, destruir al diablo ( Heb_2:14) y quitar los pecados del hombre ( Heb_9:26); y a fin de unirse al hombre y ser expresado por medio de la humanidad para el cumplimiento de Su glorioso propósito, un propósito que El planeó en la eternidad pasada para la eternidad futura.

El pensamiento profundo del Evangelio de Juan es que Cristo, el Dios encarnado, vino como la corporificación de Dios, según se muestra con el tabernáculo (v.14) y con el templo (2:21), para que el hombre pudiera tener contacto con El y entrar en El para disfrutar las riquezas contenidas en Dios. Tanto el tabernáculo como el templo tenían atrio,Lugar Santo y Lugar Santísimo. Así que Juan hace notar, primero, que Cristo era el Cordero (que quitó el pecado, v.29) ofrecido en el altar, él cual representa la cruz, y estaba en el atrio del tabernáculo, y luego que El era como la serpiente de bronce (que hizo que el hombre tuviera vida) levantada sobre el asta (3:14), que representa la cruz. Esto muestra cómo Cristo en Su redención fue recibido por Sus creyentes, quienes así son librados del pecado y obtienen vida, y además entran en El, quien es la corporificación de Dios,lo cual es tipificado por el tabernáculo, para disfrutar todas las riquezas de Dios. El lavamiento de los pies mencionado en el cap.13, puede considerarse el lavamiento en el lavacro que estaba en el atrio del tabernáculo, el cual quitaba la contaminación terrenal de aquellos que se acercaban a Dios, a fin de mantener la comunión que ellos tenían con Dios y con los demás. En el cap.14, aquellos que reciben a Cristo son traídos por El al Lugar Santo para que le experimenten como el pan de vida (6:35), representado por el pan de la proposición, y como la luz de la vida (8:12; 9:5), tipificada por el candelero. Finalmente, en el cap.17, por la oración más elevada y misteriosa, tipificada por el incienso quemado sobre el altar de oro, aquellos que disfrutan a Cristo como vida y como luz son introducidos por El al Lugar Santísimo, para entrar con El en el más profundo disfrute de Dios y para disfrutar la gloria que Dios le ha dado (17:22-24).

14 (3) El Verbo, al encarnarse, no sólo introdujo a Dios en la humanidad, sino que también se hizo un tabernáculo para Dios, la habitación de Dios entre los hombres, en la tierra.

14 (4) Se refiere a la transfiguración de Cristo en el monte ( Mat_17:1-2 , Mat_17:5 Luc_9:32 2Pe_1:16-18).

14 (5) Gr. pará, que significa al lado de, lo cual implica con por lo tanto, literalmente significa «de con». El Hijo no sólo viene de Dios, sino que también está con Dios. Por un lado, El procede de Dios, y por otro, todavía está con Dios (8:16b,29; 16:32b).

14 (6) La gracia es Dios en el Hijo como nuestro disfrute; la realidad es Dios hecho real para nosotros en el Hijo. La palabra griega traducida realidad, es la misma que se traduce verdad en 5:33; 8:32; 17:17,19.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

aquel Verbo fue hecho carne. Jesucristo es único, porque era Dios desde toda la eternidad y, con todo, se unió a la humanidad, de suyo pecadora, en la encarnación. El Dios-hombre poseía todos los atributos de la deidad (Flp 2:6) y los atributos comunes a la humanidad (aparte del pecado), y existirá para siempre como Dios-hombre en Su cuerpo resucitado (Hch 1:11; Apo 5:6). Sólo el Dios-hombre pudo ser un Salvador adecuado; porque debía ser hombre a fin de poder sufrir y morir, y debía ser Dios a fin de hacer que Su muerte fuese eficaz como pago por el pecado. El uso de la palabra carne contradice a la enseñanza gnóstica de que la deidad pura no podía unirse con la carne, la cual era considerada por los gnósticos como enteramente mala.

gloria. En el AT, la gloria expresaba el resplandor de la manifestación divina y atestiguaba la presencia divina. Aquí significa la manifestación visible de Dios en Cristo.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

El pasaje que tenemos a la vista es muy corto, si consideramos las palabras en que está concebido; pero muy largo, si consideramos todo lo que expresa. Este solo versículo contiene materia más que suficiente para un capítulo aparte.
La principal verdad que en él se nos enseña es la de que el Hijo de Dios realmente se encarnó, o se hizo hombre. «La Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros.
Lo que estas palabras claramente significan es que nuestro divino Salvador se revistió realmente de la naturaleza humana a fin de salvar a los pecadores. Fue un hecho que él se hizo hombre con nosotros en todo, menos en el pecado. A semejanza nuestra, nació de una mujer, aunque de una manera milagrosa. A semejanza nuestra, pasó de la infancia a la adolescencia, y de ésta a la edad viril, creciendo en estatura y en sabiduría. Lucas. 2.52. A semejanza nuestra sentía hambre y sed, comía, bebía, lloraba y sentía cansancio, dolor, admiración, regocijo, indignación y lástima. También oraba, leía las Escrituras, se dejaba tentar y sometía su voluntad humana a la voluntad de su Padre celestial. Y, finalmente, en el mismo cuerpo sufrió y derramó su sangre, y murió, y fue enterrado, y resucitó, y ascendió a los cielos. Y nunca dejó de ser Dios así como también era hombre.
La unión de estas dos naturalezas en la persona de Cristo es sin duda uno de los más grandes misterios de la religión cristiana. Es preciso definirla con cuidado. Quizá en ningún lugar se encuentra una definición tan exacta y acertada como la del artículo segundo de la iglesia Anglicana: «El Hijo, que es el Verbo del Padre, y fue desde toda eternidad engendrado del Padre, tomó la naturaleza del hombre de la sustancia de la bendita Virgen María, en el vientre de ésta; de manera que dos naturalezas completas y perfectas, es decir, la Divinidad y la humanidad, fueron unidas en una misma persona, para jamás ser divididas: de ahí resulta un Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre..
Empero, jamás debemos olvidar que aunque nuestro Señor fue Dios, y hombre al mismo tiempo, las dos naturalezas nunca se confundieron. La una no absorbió a la otra. Ambas permanecieron perfectas y distintas. Cristo jamás se despojó de la divinidad, aunque a veces la mantuvo oculta. Y en cuanto a su humanidad, jamás dejó esta de ser como la nuestra, aunque adquirió una dignidad excelsa por su unión con la divinidad. Cristo es Dios perfecto, más nunca ha dejado de ser hombre perfecto desde el momento de su encarnación. El Ser que ha ascendido a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre, es un hombre así como también Dios. Cristo es hombre perfecto, más nunca ha dejado de ser Dios perfecto. El Ser que sufrió en la cruz para nuestro rescate, fue «Dios manifiesto en la carne.» Aunque se hizo carne en el sentido más completo cuando nació de la Virgen María, en ningún tiempo dejó de ser el Verbo Eterno.
Esta unión constante e inseparable de las dos perfectas naturalezas, es lo que pone a Cristo en aptitud de obrar como Mediador de los pecadores, y lo que da realce a su mediación. Nuestro Medianero es un Ser que puede compadecerse de nosotros, porque es verdadero hombre; y sin embargo, también puede interceder con el Padre, como igual, porque es verdadero Dios. Esta es la unión que da realce a su justicia, a la justicia que es imputada a los creyentes; puesto que es la de un Ser que era Dios así como también hombre. Esta es la unión que da realce a la sangre expiatoria que derramó por los cristianos en la cruz; por que esa sangre fue la de un Ser que era Dios así como también hombre. Esta es, en fin, la unión que da realce a su resurrección. Cuando se levantó de entre los muertos como Adalid de los creyentes, lo hizo no solo como hombre sino como Dios.
Terminemos este tema con sentimientos de gratitud y agradecimiento muy profundos. El pasaje tiene mucho de consolador para todos los que creen en Cristo y confían en él.
¿Se encarnó el Verbo? Entonces puede enternecerse ante las debilidades y flaquezas de su pueblo, puesto que él mismo sufrió fue tentado. Es Todopoderosos, porque es Dios; y sin embargo, puede tomar parte en nuestro dolor, porque es hombre.
¿Se encarnó el Verbo? Entonces tenemos en él un modelo, un ejemplo según el cual podemos arreglar nuestra conducta diaria. Si hubiera vivido con nosotros como ángel o espíritu jamás podríamos imitarlo. Pero habiendo habitado en nuestro globo como hombre, sabemos que la verdadera santidad consiste en «andar como él anduvo.
Por último, ¿Se encarnó el Verbo? Entonces de ahí se infiere que nuestros cuerpos mortales tienen cierta dignidad real, y que no debemos mancharlos con el pecado. Por vil y debil que nos parezca la carne humana, debemos recordar que el Hijo eterno no desdeñó revestirse de ella y ascender así a los cielos.

Fuente: Los Evangelios Explicados

Logos… → §070; tabernaculizó…Lev 23:39-43; 1Re 6:13; Joe 3:21; §074.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R829 Ἐσκήνωσεν se usa como un aoristo que expresa como un solo hecho toda la vida terrenal de Jesús, mientras que εγένετο es de ingreso, y acentúa la entrada del Logos a su vida sobre la tierra (ἐθεασάμεθα es probablemente un verbo de efecto, que acentúa el resultado).

T315 Πλήρης es un adjetivo indeclinable sólo cuando está seguido por un genitivo. En este versículo puede tomarse con δόξαν o con αὐτοῦ (D lo tiene como declinable). [Editor. Parece que πλήρης está en aposición con el sustantivo μονογενοῦς, a causa de su cercana proximidad, y porque Juan lo describe a El con el sustantivo πληρώματος en el v. 16.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, único

Fuente: La Biblia de las Américas

tabernaculizó g §074.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

§ Literalmente, “unigénito”. Esto hace referencia a posición y singularidad más que al nacimiento.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento