Ellos temieron con gran temor y se decían el uno al otro: —Entonces, ¿quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
4:41 — Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen? — El gran milagro efectuado por Jesús les llenó de temor al contemplar ellos la verdadera identidad de Jesús y su poder ilimitado. El propósito de este evento de la tormenta fue precisamente ése de mover a los discípulos a reconocer la deidad de Jesús. La pregunta, “¿Quién es éste?” más tarde es contestada por Pedro de manera definitiva, al decir, “Tu eres el Cristo, el Hijo del viviente” (Mat 16:16). ¿Quién aparte de Dios puede controlar los elementos físicos con nada más la palabra? Compárese Nah 1:3-5.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
temieron con gran temor. Mar 5:33; 1Sa 12:18-20, 1Sa 12:24; Sal 89:7; Jon 1:9, Jon 1:10, Jon 1:15, Jon 1:16; Mal 2:5; Heb 12:28; Apo 15:4.
¿Quién es éste? Mar 7:37; Job 38:11; Mat 8:27; Mat 14:32; Luc 4:36; Luc 8:25.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
temieron con gran temor. No se trata aquí de un temor a ser dañados por la tormenta, sino de reverencia ante el poder sobrenatural que Jesús acababa de manifestar. La única cosa más aterradora que tener una tormenta alrededor del bote era ¡tener a Dios dentro de él! Quién es este. Esta declaración delató a los discípulos quienes se preguntaban la verdadera identidad de Jesús.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:41 — Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen? — El gran milagro efectuado por Jesús les llenó de temor al contemplar ellos la verdadera identidad de Jesús y su poder ilimitado. El propósito de este evento de la tormenta fue precisamente ése de mover a los discípulos a reconocer la deidad de Jesús. La pregunta, “¿Quién es éste?” más tarde es contestada por Pedro de manera definitiva, al decir, “Tu eres el Cristo, el Hijo del viviente” (Mat 16:16). ¿Quién aparte de Dios puede controlar los elementos físicos con nada más la palabra?
Compárese Nah 1:3-5.
Fuente: Notas Reeves-Partain
La expresión «se llenaron de gran temor», sugerida por BA y BJ, se ajusta muy bien a la forma que aparece en el texto griego, un semitismo que significa “estaban muy asustados”. El traductor puede elegir mantener la expresión en su forma original o traducirla a su forma más corriente, «estaban espantados» (NVI), «estaban asustados» (BL), etcétera.
¿Quién es éste? Esta expresión es más que una simple pregunta acerca de la identidad personal de Jesús; implica que los discípulos se preguntan cómo puede Jesús controlar las fuerzas de la naturaleza. Sugerimos entonces la siguiente traducción: “¿Qué clase de individuo es éste?”
Reflexión bíblica y pastoral
Mucho se ha dicho sobre este pasaje. La mayoría de las interpretaciones lo espiritualizan y afirman que, en medio de las adversidades de la vida, debemos confiar en que Jesús, o Dios, tienen el control de la situación, algo que obviamente los discípulos no hicieron. A pesar de que esta interpretación es congruente con la teología bíblica, debemos preguntarnos si realmente expresa el propósito del evangelista Marcos al incorporar esta historia en su Evangelio. Dicho de otra manera, ¿qué función cumple este pasaje en el Evangelio como totalidad? Hay, sin duda, varias maneras de contestar esta pregunta. Una respuesta sería que el evangelista está tratando de mostrar que Jesús actúa de manera diferente que el profeta Jonás, quien también dormía en un barco durante una terrible tormenta (Jon 1:5). Jonás, como Jesús, era un profeta de Israel que había recibido de Dios el mandato de predicar su palabra en Nínive, la capital del Imperio Asirio. Jonás, sin embargo, decide desobedecer el llamado de Dios y se escapa en una nave hacia Tarsis. La tormenta se calma solamente cuando los marineros, a pedido del mismo Jonás, lo tiran por la borda (Mar 1:15). La tormenta es la forma que utiliza Dios para convencer a Jonás de que debe obedecer el llamado profético; es enviada para enseñarle a Jonás una lección de obediencia y fe.
En Marcos, Jesús está cruzando el lago hacia territorio gentil para proclamar el mensaje del reino también allí. Nadie lo envía. Decide hacerlo por propia iniciativa (Mar 4:35). Podría decirse, entonces, que la tormenta se levanta para detener el avance liberador del mensajero de las buenas nuevas y de su grupo de discípulos, es decir, que se trata de una suerte de metáfora que describe la lucha entre los poderes del mal, personificados en el mar, y Dios, encarnado en Jesús. Que Jesús esté durmiendo nos habla de su confianza en Dios, o en el poder que Dios le había dado para combatir a Satanás, el hombre fuerte de Mar 3:27. Sin embargo, los discípulos están aterrados. A pesar de ser pescadores de profesión, muy pocas veces se habían aventurado hasta el medio del lago. Generalmente se quedaban a una distancia prudencial de la costa. Aquí el pánico se relaciona con el temor de ser tragados por el abismo de agua, en el cual, según se creía entonces, habitaban terribles monstruos, los enemigos primordiales de Dios.
Poco antes de ingresar en territorio gentil y de enfrentar a los poderes contrarios a la vida —los demonios, la enfermedad y la muerte—, se pone a prueba la fe de los discípulos, y Jesús se sorprende de que ellos aún no tengan fe. La sorpresa de Jesús tiene su contrapartida en la de los discípulos, quienes todavía no entienden quién es Jesús, especialmente luego de haberlo visto actuar con un poder que, en el Antiguo Testamento, sólo se atribuye a Dios. En efecto, allí, en ese hombre, lo humano y lo divino están presentes de una manera que ni ellos ni las multitudes pueden entender. Más aún, la acción de Jesús los llena de miedo, que es la respuesta natural ante una manifestación de lo divino en la esfera humana.
Muchos de nosotros nos hemos sentido más de una vez como los discípulos. Sin embargo, nosotros tenemos una ventaja sobre ellos. Al igual que los lectores originales del Evangelio, sabemos quién es Jesús. Es el Cristo resucitado, el que venció los poderes de la muerte, previa entrega a ellos. Y aquí hay un secreto que toda persona, tarde o temprano, debe aprender. La única manera de vencer el miedo es someterse a él y darse cuenta de que Dios es mayor que todos nuestros miedos. Dios no nos pide que no seamos humanos, que nunca experimentemos temor, pero sí nos pide que seamos fieles, aun en medio del temor. El ejemplo supremo de esta actitud es Jesús mismo, quien, en Getsemaní, a pesar de estar aterrorizado —puesto que sabía lo que le iba a suceder—, confió en Dios, puso su vida en sus manos y se enfrentó a los que venían a prenderle.
El Cristo resucitado es el que fue crucificado. La victoria del evangelio se logra a través del sufrimiento, pues los poderes que se oponen a la vida no se rinden fácilmente. Por eso, seguramente, vamos a sentir temor y querremos abandonar nuestra vocación de sembrar el reino de Dios, pero recordemos: Jesús está con nosotros en la barca. Él sabe bien lo que es el temor, porque lo venció, y puede darnos también a nosotros la capacidad de vencer nuestros miedos y de llegar hasta la otra orilla, donde hay muchos que necesitan escuchar el mensaje liberador de Dios.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
— lago: Lit. mar. Ver nota a Mat 4:18.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
(Ver Sal 65:7; Sal 89:9; Sal 107:28-30); Mat 5:15; Mat 5:42.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
v 186 Mat 8:27; Luc 8:25; Jua 6:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
aun el viento y el mar le obedecen? Véase coment. en Mt 8:27.
Fuente: La Biblia de las Américas
41 (1) Esto no sólo exhibió la autoridad divina del Salvador-Esclavo, sino que también dio testimonio de que El era el propio Creador del universo ( Gén_1:9 ; Job_38:8-11). ¡El es el Creador, Aquel que tiene la autoridad!
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
temieron con gran temor. Los discípulos fueron reprendidos por estar amedrentados (v. Mar 4:40); lit. «cobardes». En el v. Mar 4:41, el vocablo temieron se refiere a un temor reverencial y respetuoso al Señor. Al exclamar, ¿Quién es éste?, reconocían que Jesús era más grande que lo que ellos pensaban.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
este… → Sal 89:8-9.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R699 En este versículo, ὅτι casi equivale a ὥστε (con un sentido consecutivo: así que; comp. T318).
R1182 En la última sección de este versículo, καὶ … καὶ significa: tanto … como (comp. T335; aun … y -BD444[3]). [Editor. Parece que las conjunciones se usan con un sentido climático, para destacar la majestuosa habilidad de Cristo: aun … y.
M58 El verbo ὑπακούει es singular, aunque son dos sujetos.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
g Sal 89:8-9.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
‡ Aunque a menudo en las traducciones se enfatiza el aspecto del temor, el texto indica que ya estaban asustados previamente. Ahora estaban asombrados, estaban impresionados por lo que había ocurrido, aunque sin duda estaban aún aterrorizados.