Pastoreando a los Enfermos en la Iglesia
Introducción
En medio del sufrimiento y el dolor, las Escrituras emergen como un faro de esperanza y sanación. A lo largo de sus páginas, encontramos numerosas promesas, relatos y visiones que apuntan hacia la restauración, la sanación y la redención.
1. Dios como sanador
- Antiguo Testamento: Dios se revela a sí mismo como «Jehová Rafa», que significa «El Señor que sana» (Éxodo 15:26). A lo largo del Antiguo Testamento, hay numerosos relatos de sanaciones y milagros realizados por Dios.
- Nuevo Testamento: Jesús emerge como el gran sanador, realizando milagros y sanando a los enfermos, demostrando no solo su poder sino también su compasión.
2. Promesas de sanación y restauración
- Profetas como Isaías hablan de un tiempo de restauración: «Fortaleced las manos débiles, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón tímido: Sed fuertes, no temáis» (Isaías 35:3-4).
- En el Nuevo Testamento, encontramos promesas como: «Y el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca» (1 Pedro 5:10).
3. La esperanza de la resurrección
- La resurrección de Jesús es el pilar central de la fe cristiana y la fuente definitiva de esperanza. A través de su resurrección, Jesús venció la muerte, prometiendo vida eterna a todos los que creen en Él.
- Pablo escribe sobre esta esperanza en 1 Corintios 15, destacando que nuestro sufrimiento temporal no es en vano y que hay una gloria futura que espera.
4. La comunidad como fuente de sanación
- Santiago aconseja: «Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados» (Santiago 5:16). La comunidad de fe es un espacio donde los heridos pueden encontrar consuelo, apoyo y oración.
5. La visión del Apocalipsis
- El libro del Apocalipsis, aunque lleno de simbolismo y visiones complejas, culmina en una promesa de sanación y restauración. En Apocalipsis 21:4 leemos: «Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron».
Conclusión
La Escritura, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, resuena con temas de esperanza y sanación. Aunque los creyentes no están exentos del sufrimiento y la adversidad, las Escrituras nos aseguran que Dios está con nosotros en medio del dolor y que tiene un plan redentor. Estas promesas no solo ofrecen consuelo en los momentos difíciles, sino que también nos invitan a ser agentes de esperanza y sanación en el mundo que nos rodea.