Jesús fue quizás el comunicador más creativo que jamás haya existido. Es raro que Él no haya usado una historia o un objeto para ilustrar la verdad.
Si bien la mayoría de los sermones podrían ser más creativos, algunos están al borde de volverse demasiado creativos.
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En nuestra sociedad impulsada por el consumo, es tentador para los pastores creer que cada sermón tiene que ser divertido, ingenioso o tener un gran video para que sea efectivo. Sin duda alguna, he sentido esas presiones en diferentes momentos del ministerio.
Aunque la comunicación creativa puede ser efectiva y puede cambiar la vida, si no se usa correctamente, puede volverse una distracción o un truco.
Algunos ejemplos podrían incluir:
Uso excesivo de accesorios de escenario
Videos largos e ineficaces
Humor por el humor mismo
Historias innecesarias (y largas)
Evite esforzarse «demasiado». Confía en el poder de la Palabra de Dios. Deja que el texto hable. Si puede darle vida con la creatividad adecuada, hágalo; ¡pero recuerda que la Palabra de Dios estaba viva antes de que agregaras tu creatividad!