Cómo dejar a un lado el peso de la lujuria

La lujuria es un asesino, y un asesino en serie. Hombres y mujeres han caído en las garras pecaminosas de la lujuria desde el principio de los tiempos. Primero vemos que la lujuria entra en escena en Génesis 3:6. Cuando Eva fija su mirada en el árbol que Dios les había prohibido a ella y a Adán que tocaran, lo codiciaba. El verbo hebreo originalmente usado para describir lo que Eva pensó sobre el árbol es ḥâmaḏ, que significa desear con lujuria. Eva deseaba y codiciaba la sabiduría. Al menos eso es lo que ella pensaba. En realidad, ella deseaba lo que todos deseamos al ceder a la tentación de la lujuria. Ella deseaba ser como Dios. 

Cuando alimentamos el fuego de las pasiones carnales cediendo a la lujuria, le estamos diciendo a Dios que sabemos más que él. Le estamos diciendo a nuestro creador que Su plan para que permanezcamos puros no será suficiente. ¿No es ese el ángulo que tomó la serpiente cuando tentó a Eva? “Pero la serpiente le dijo a la mujer: ‘Ciertamente no morirás. Porque sabe Dios que cuando comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” (Génesis 3:4)

Es hora de los creyentes despojarnos del peso de la lujuria y fijar nuestra mirada en Cristo (Hebreos 12:1). Aquí hay 10 métodos y razones para ayudarte a vencer tu batalla con la lujuria:

Foto cortesía: ©AyoOgunseinde