Cuándo no avergonzarse

No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa en las aflicciones por el evangelio por el poder de Dios. (2 Timoteo 1:8)

Pablo le dice a Timoteo que si siente vergüenza por dar testimonio del evangelio, siente una vergüenza fuera de lugar.

No debemos avergonzarnos del evangelio. Cristo es honrado cuando hablamos bien de él. Y es deshonrado por un silencio temeroso. Así que no es vergonzoso testificar, sino vergonzoso no hacerlo.

El mismo versículo dice que si nos avergonzamos de que un amigo nuestro esté en la cárcel por causa de Jesús, entonces nuestra vergüenza está fuera de lugar. . El mundo puede ver el encarcelamiento de Cristo como una señal de debilidad y derrota. Pero los cristianos saben mejor.

Dios es honrado por el coraje de sus siervos de ir a la cárcel por su nombre, si han actuado de manera justa y amorosa. No deberíamos avergonzarnos de estar asociados con algo que honra a Dios de esta manera, no importa cuánto desprecio tenga el mundo sobre nosotros.

En un conocido dicho de Jesús, aprendemos que nuestra vergüenza está fuera de lugar cuando sentimos vergüenza por quién es Jesús o por lo que dice. “El que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:38).

Por ejemplo, si Jesús dice: “Amad a vuestros enemigos”, y otros se ríen y lo llaman poco realista, no debemos sentirnos avergonzados. Si Jesús dice: “No fornicéis”, y las personas promiscuas etiquetan este mandato como obsoleto, no debemos avergonzarnos de estar con Jesús. Eso sería una vergüenza fuera de lugar porque las palabras de Jesús son verdaderas y honran a Dios, sin importar cuán tonto el mundo intente hacerlas parecer.

Sufrir y ser reprochado y burlado como cristiano no es motivo de vergüenza, porque es motivo de gloria de Dios. “Sin embargo, si alguno sufre como cristiano, que no se avergüence, sino que glorifique a Dios en ese nombre” (1 Pedro 4:16).

En otras palabras, en la Biblia el criterio para lo que es vergüenza bien puesta y lo que es vergüenza fuera de lugar no es qué tan tonto o qué tan mal te ves ante los hombres, sino si de hecho honras a Dios.