1. ¡Permitimos que nuestro horario nos controle!
Cuando comenzamos a ser víctimas de nuestros horarios y las demandas de los demás… y al hacerlo ignoramos las implicaciones físicas, emocionales y espirituales de un horario diario de 100 mph… es un asunto de tiempo antes de chocar contra la pared.
2. ¡Creer que tenemos que tener todas las respuestas!
La creencia de que tenemos que tener la solución para cada problema suele surgir de la falta de confianza en los líderes que tenemos a nuestro alrededor…y si no confiamos en ellos, nunca podremos soltarles el ministerio… lo que hace que la carga para nosotros sea insoportable.
3. Dejar de aprender
Cuando dejamos de aprender, dejamos de crecer…y cuando dejamos de crecer como líderes, empezamos a morir como tal.
4. Negarse a admitir errores
Nada puede quemar a un líder más que esto… porque SI nos damos cuenta de un error y luego comenzamos a fabricar energía para intentar que el error se convierta de alguna manera en una victoria, entonces no solo va mal para nuestra iglesia a largo plazo… sino que eventualmente perdemos la confianza de todos los que están en nuestro equipo.
5. ¡Evitar un problema y simplemente orar para que desaparezca!
Los líderes lidian con los problemas… no huyen de ellos. Recuerde en 1 Samuel 17…un líder evitó un problema por 40 días (ese sería Saúl)…otro líder lo enfrentó (ese sería David). La mayor parte del tiempo, queremos ser como David, pero actuamos como ¡Saúl! Dios nos puso en posiciones de liderazgo para liderar… y liderazgo significa aceptar cada situación que Dios nos presenta… ¡incluso las incómodas!
6. ¡Negarse a pedir ayuda!
Una vez le pregunté a mi consejero si pensaba, en su honesta opinión, que la mayoría de los pastores esperan hasta que es demasiado tarde para pedir ayuda…y me contestó “sí” sin dudarlo. Por alguna razón, los pastores y líderes creen que si pedimos ayuda, la gente pensará que somos débiles (¡porque… en realidad SOMOS débiles!) PERO… la razón por la que nos sentimos abrumados es porque… bueno, a veces… somos ! Es por eso que necesitamos grandes amigos, mentores confiables y un gran consejero bíblico que nos ayude a comprender mejor.
7. ¡Negarse a hacer los cambios necesarios!
No puedo decirte la cantidad de veces que tuve conversaciones con los líderes sobre los cambios que deben hacer y su respuesta siempre es: «Sí, sé que necesito hacer eso». ;pero…bueno, ahora no es un buen momento porque ¡BLAH BLAH BLAH!” Si sabemos que los cambios son necesarios pero nos negamos a hacerlos… entonces el cambio NOS SUCEDERÁ a nosotros en lugar de A TRAVÉS de nosotros (¡y por lo general no es agradable!).