Hemos escuchado la advertencia de vivir en los “últimos días” desde que tenemos memoria, ya sea que hayamos estado dentro o fuera de la iglesia. Los “últimos tiempos” se refieren al rapto de la iglesia y el comienzo de los siete años de tribulación sobre la tierra antes del regreso triunfal de Jesús. Se predican sermones al respecto, se han escrito libros al respecto y se han hecho películas al respecto. Jesús en Mateo 24:6-7 advirtió, “oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.”
No tenemos que ir muy lejos para ver el aumento de las tensiones entre las naciones y la sociedad en general. La reciente guerra Rusia/Ucrania y su especulación asociada en cuanto a los últimos deseos de Putin sólo han aumentado la especulación sobre el “fin de los tiempos”. Nuestros legisladores están legislando y legalizando audazmente los abortos tardíos, reconociendo las relaciones entre personas del mismo sexo, la legalización de las drogas ilícitas e incluso la capacidad de elegir nuestro propio género, aprovechando los derechos del género elegido. Estas promulgaciones son contrarias a la Palabra de Dios y son abominaciones a sus ojos y santidad. Como resultado, tenemos separación de Dios.
La paz es escasa cuando estamos separados del Padre Celestial. Pablo le escribió a Timoteo en 2 Timoteo 3:1-5: “También debes saber esto, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, feroces, despreciadores de lo bueno, traidores, impetuosos, altivos, amantes de los placeres más que de Dios; teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de ella.” No se necesita una gran explicación para este versículo, ya que nuestras familias y comunidades han sido destrozadas por el abuso sexual, la falta de respeto hacia nuestros policías y la rebelión hacia los maestros y padres, lo que ha causado un gran descontento y falta de paz en nuestra sociedad.</p