Leer el Antiguo Testamento, en algún momento, nos llevará a partes que nuestros ojos quieren hojear porque podemos empezar a quedarnos dormidos. Pero si nos tomamos el tiempo para examinar las listas de tribus, divisiones y engendramientos, podemos obtener algunas pepitas de información que generalmente se pasan por alto.
Podemos preguntarnos por qué la Biblia es tan detallada acerca de las genealogías establecidas en Sagrada Escritura. Dios no puso todos esos nombres impronunciables en los rollos para ocupar espacio. Su Palabra tenía un propósito entonces y ahora.
La profecía dada en el Jardín del Edén decía que la Simiente que redimiría a la humanidad descendería de una nación establecida por el Señor. Los registros guardados de los reyes que reinaron sobre Israel y Judá revelaron que todos eran hebreos que vinieron de Abraham y no un extranjero.
Judá fue la tribu elegida para producir el Mesías venidero. Estos registros minuciosos no dejaron ninguna duda de que Jesucristo era el Hijo de David como lo predijo la profecía.
Aquí hay 12 lecciones que podemos aprender de las genealogías en la Biblia:</p