Nos guste o no, todo cristiano debe aceptar el hecho de que existe un enemigo real. Conocido por muchos nombres, incluidos Satanás, Lucifer, Beelzebub y el diablo, deja en claro desde su primer encuentro con la humanidad en Génesis 3 que no tiene más que intenciones maliciosas para la creación de Dios. Tanto es así que Jesús dice esto respecto a su carácter, “Él fue homicida desde el principio, y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, de suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira.” (Juan 8:44)
En otro palabras, no hay verdad, ni bien, ni amor, ni esperanza que pueda venir del diablo. Cuando permitimos que las palabras del enemigo tengan poder en nuestras vidas, nos ponemos de acuerdo con cosas que se oponen directamente a la Palabra de Dios. Su deseo es «matar, robar y destruir» cualquier cosa que traiga la gloria de Dios, incluida la destrucción de la humanidad misma.
Aquí hay seis cosas que Satanás quiere más que cualquier otra cosa: