Dinero Limpio: El dinero es para suplir necesidades
Un día que me encontré en la oficina, la secretaria me pasó una llamada porque estaban buscando al Pastor de la Iglesia. Al contestar, mi interlocutor se identificaó como el Pastor Fulano de tal de una iglesia Presbiteriana en Veracruz. Me dijo que me llamaban para ver si pod’amos socorrer al hijo de una hermana miembro de esa iglesia que se encontro en la terminal de camiones de M’rida.
Resulta que esta persona estaba viajando rumbo a Veracruz para ver a su madre enferma y fue asaltado y se encontré varado en Mérida y quería ver si lo podíamos apoyar para que siguiera su viaje hasta Veracruz. Por supuesto, prometiendo devolver todo lo invertido en este apoyo.
Me dio las señas de la persona y pues accedí a ver qué se pod’a hacer. Yo dirigí a la terminal y encontré a la persona. Cuando lo vi, me entró un poco la duda porque su aspecto era bastante desalineado, pero pensé que estaba comoí por el asalto que sufrió.
Además, me llamó la atención que tenía en el bolsillo de su camisa, una hoja de la sección amarilla (En ese tiempo estábamos anunciados en la sección amarilla). Algo en mi interior se rehusaba a creer la historia, pero al mismo tiempo mi conciencia cristiana me señalaba como insensible, y entre pensamiento y pensamiento, finalmente accedí a ayudar.
Le compré un boleto de autobús, le invité a una torta y vi cómo se subió a su camión para marcharse.
Pasaron un par de semanas, máso menos, cuando recibí una llamada de un pastor amigo mío del Estado de Campeche diciéndome que había llamado a la oficina de su iglesia, supuestamente el Pastor Wilbur Madera, pidiendo apoyo para un hermano que estaba en la terminal de Campeche. Y él habló para corroborar que en verdad yo hubiera llamado. Por supuesto, le dije que lo mismo me había pasado y que esa persona a todas luces era un timador.
Pero no termina allí la historia. Al cabo del tiempo, seguí recibiendo llamadas de amigos pastores o conocidos de varias partes de la república preguntandome lo mismo. Que si yo habia llamado para pedir apoyo para un supuesto hermano que se encontro en la terminal de esas ciudades. Recibí llamada de Aguascalientes, Puebla, Acapulco, Ciudad Victoria, entre otras.
Y tengo que decir con tristeza, que este no ha sido, lamentablemente, un caso aislado en cuantas personas desconocidas que se acercan a la iglesia para pedir ayuda. Definitivamente, experiencias como estas te desaniman a ayudar o pensar en suplir las necesidades. ¿Pero será que como cristianos podemos darnos el permiso de desalentarlo tanto al punto de cerrar nuestro corazón al necesitado? Por supuesto que no.
En nuestra serie de sermones “dinero limpio” estamos considerando, precisamente, eso, cómo usar el dinero de Dios, para su gloria. Y la semana pasada hablamos de la generosidad que debe caracterizar a los que aman al Señor y hoy continuando un poco con esa línea queremos aterrizar un poco más ese tema considerando que el dinero que Dios nos permite administrar, entre otras cosas, tiene el propósito de suplir necesidades. El dinero es para suplir necesidades.
El dinero es instrumental para suplir necesidades en nuestra familia, iglesia, comunidad y sociedad. Y comoí debemos verlo y usar, como un instrumento o medio, nunca como un fin. El problema viene cuando lo que debe ser un medio se vuelve un fin o propsito, porque en ese caso, se vuelve el objeto de nuestro amor y la Biblia ense que el amor al dinero (es decir, ver el dinero como un propósito o fin) es la raíz de toda clase de males.
Por eso, debemos ver el dinero siempre, como lo que es , un instrumento o un medio para suplir necesidades. Ahora bien, la pregunta que surge ahora es ¿suplir necesidades las de quién? Inmediatamente, nos parece obvia la respuesta… ¡Nuestras! Eso pensaría cualquier persona que no está en una relación con Cristo.
Enseguida pensaría el dinero es para mí y si acaso, las necesidades de mi familia…y deja de contar. Es muy fácil que cuando pensamos en dinero, pensamos primero en nosotros mismos. Si bien es cierto que no podemos negar que el dinero es un medio o instrumento para suplir nuestras necesidades, como creyentes en Cristo somos llamados a pensar de una manera mucho más profunda que como piensa el mundo.
La Escritura nos llama a actuar diferente al mundo. Nos llama a pensar en otros también, cuando pensamos en el dinero y su función instrumental para suplir necesidades. Si esperabas que la Escritura te dijera que el dinero es sólo para ti y tus necesidades, estás equivocado. El dinero que Dios te provee también tiene una función instrumental para suplir las necesidades de otros.
Mira lo que dice Efesios 4:28: El que robaba, que no robe m& #225;s, sino que trabajo honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.
Notemos que en este pasaje en su contexto está hablando de la nueva vida en Cristo, y por supuesto, algunos de nosotros nos caracterizamos por tener un corazón ladrón, un corazón que defraudaba, que hacía trampa, que enga’aba y que tomaba lo que no le pertenecía’a, perjudicando a los dem’s. ¿Cuál es el contraste de tal estilo de vida? ¿Qué debe hacer el que antes se caracterizaba por robar? Ahora en Cristo Jesús, el cambio se verá en que será un buen trabajador.