Se cuenta la historia de un viejo fabricante de violines que eligió la madera para sus instrumentos del lado norte de los árboles, porque era el lado que enfrentaba las tormentas de viento más feroces. Cuando arreciaban las tormentas, los árboles gemían bajo los amarres, pero esto es lo que les dio su fuerza.
Como dijo el fabricante de violines, “simplemente están aprendiendo a ser violines’. 8221;
Del mismo modo, el apóstol Pablo afirmó lo siguiente con respecto a las tormentas de la vida:
“Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades , para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por eso me complazco en las enfermedades, en los vituperios, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias, por amor de Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:9-10).
Hermanos, disfrutemos las dificultades y las penalidades. Como la madera del lado norte de los árboles, simplemente aprendamos a ser violines aptos para el uso de los Maestros.