Los defensores del ejercicio físico nos dicen que no es necesario tener una caminadora costosa o un equipo especializado para hacer un buen ejercicio físico en casa. Por ejemplo, un defensor del buen estado físico usa una caja de herramientas común para ejercicios de pasos y levanta latas de sopa para ejercitar los músculos de los hombros. Otros entrenadores alientan a las personas a usar cuerdas para saltar, sillas y escobas en las rutinas de acondicionamiento. Ven el ejercicio como una cuestión de voluntad, no de riqueza.
El mismo principio se aplica a la aptitud espiritual. Si bien los diccionarios bíblicos, las concordancias, los comentarios y otras ayudas bíblicas nos ayudan en un estudio de la Biblia, podemos comenzar el entrenamiento espiritual con nada más que la Biblia misma y la voluntad de aprender. Pablo instó a su joven protegido Timoteo:
“Ejercítate para la piedad. Porque el ejercicio corporal para poco aprovecha, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera” (1 Timoteo 4:7-8).
Amigos, no se requiere dinero para estudiar un pasaje de la Biblia o memorizar un versículo de la Escritura. No necesitamos equipos o materiales especiales para orar por un amigo, dar gracias a Dios o cantar Su alabanza. Solo necesitamos comenzar donde estamos, con lo que tenemos, ahora mismo.