Sobre saciar nuestra sed – Estudio bíblico

Aquí en El Paso, nos acercamos a cuarenta y un días con temperaturas de cien grados o más. Se ha advertido a las personas mayores que permanezcan dentro de sus hogares, si es posible, para evitar la deshidratación y un posible golpe de calor.

El salmista comparó la sed física con la sed espiritual cuando afirmó:

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía (Salmo 42:1).

Su sed fue el de un anhelo desesperado por el único Dios viviente (Salmo 42:2).

¿Estamos anhelando algo que este mundo no puede proporcionar? Esta insatisfacción es una sed de Dios de nuestras almas.

Corramos rápidamente hacia Aquel que es el único que puede saciar esa sed Aquel que sacia el alma anhelante, y llena de bondad al alma hambrienta (Salmo 107:9; cf. Mateo 5:6).