Se cuenta la historia de un joven que decidió enfrentarse a un problema que afecta a los baches de muchas ciudades estadounidenses. Este bache en particular estaba ubicado en una intersección cerca de su casa. Había estado allí desde que podía recordar. Los residentes del vecindario habían desarrollado la habilidad y el hábito de conducir alrededor del bache, mientras que los extraños lo aprendieron de la manera más difícil.
Un día, el joven decidió que ya era suficiente y decidió arreglar el bache. Él y su hermano se detuvieron en una ferretería local y compraron arena y cemento. Al enterarse de lo que iban a hacer, el dueño de la tienda les prestó una pala, una hormigonera y el esfuerzo voluntario de su hijo.
Apenas comenzaron a tapar el bache, varios automovilistas pasaron estacionaron sus autos y comenzaron a dirigir el tráfico alrededor de los tres hombres que estaban trabajando en llenar el bache. Unos niños que pasaban confeccionaron carteles de Hormigón Húmedo para poner alrededor del bache una vez finalizada la obra.
En total, fueron cerca de veinte vecinos los que participaron en el proyecto de tapado del bache. Juntos manejaron un problema que los había preocupado a todos durante varios años. Todo lo que se necesitó fue una persona que estuviera dispuesta a dar un paso al frente y asumir la responsabilidad de ver que el problema se resolviera.
Conclusión: Una cosa es definir un problema y para siempre teorizar acerca de las soluciones, ¡y otra muy distinta para resolver el problema!
Al igual que el joven en la historia anterior, seamos la única persona que voluntariamente da un paso adelante y con la ayuda de Dios , ¡asuma la responsabilidad de ver que los problemas en la iglesia del Señor se resuelvan! (nota a Bernabé en Hechos 9:10-31).
¡Incluso nos sorprendería saber quién aparece para ayudarnos!
Artículos relacionados:
- Construcción del trabajo en equipo
- Compartir cargas
- La conexión cristiana