Establecer metas claras para tu iglesia en un nuevo año es esencial para el crecimiento y desarrollo espiritual de la comunidad. Aquí tienes un plan estructurado para 12 meses:
**Enero: Evaluación y Planificación**
– Realizar reuniones con líderes y miembros para evaluar el año pasado.
– Establecer metas específicas, alcanzables y medibles para el año.
**Febrero: Enfocarse en el Crecimiento Espiritual**
– Implementar estudios bíblicos o grupos pequeños.
– Promover un desafío de lectura bíblica diaria.
**Marzo: Fortalecimiento de la Comunidad**
– Organizar eventos sociales o reuniones para fomentar la unión.
– Iniciar proyectos de servicio comunitario.
**Abril: Educación Cristiana**
– Ofrecer talleres o seminarios sobre temas bíblicos o teológicos.
– Iniciar clases de confirmación o discipulado para nuevos creyentes.
**Mayo: Evangelización y Alcance**
– Planificar actividades de evangelización local.
– Organizar eventos de alcance comunitario.
**Junio: Servicio y Misión**
– Iniciar o participar en proyectos de misión local o internacional.
– Promover el voluntariado dentro y fuera de la iglesia.
**Julio: Descanso y Renovación**
– Ofrecer retiros espirituales o días de reflexión.
– Fomentar el cuidado personal y espiritual entre los miembros.
**Agosto: Regreso a la Escuela/Trabajo**
– Bendecir a estudiantes y profesionales en un servicio especial.
– Organizar donaciones de útiles escolares para la comunidad.
**Septiembre: Reavivamiento y Renovación**
– Realizar una serie de servicios de reavivamiento.
– Enfocarse en la renovación espiritual de la congregación.
**Octubre: Enfasis en la Familia**
– Organizar eventos enfocados en fortalecer las relaciones familiares.
– Ofrecer consejería o talleres para padres.
**Noviembre: Gratitud y Generosidad**
– Celebrar la gratitud a través de servicios especiales de acción de gracias.
– Iniciar campañas de donación o ayuda a necesitados.
**Diciembre: Celebración y Reflexión**
– Preparar eventos especiales para Navidad.
– Reflexionar sobre los logros del año y prepararse para el próximo.
Recuerda que estas metas deben ser adaptadas según las necesidades específicas y capacidades de tu iglesia. La participación activa y el compromiso de los miembros son clave para el éxito de estas iniciativas.