UNGIDO

v. Cristo, Jesucristo, Mesías
1Sa 2:10 Jehová .. exaltará el poderío de su U
2:35


Ver unción.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(-> Cristo). La unción, básicamente realizada con aceite, constituye un tipo de consagración o investidura que se emplea con los sacerdotes y reyes. De los sacerdotes ungidos tratan varios textos del Antiguo Testamento (Lv 4,3.5.15; Nm 16,32). De los reyes ungidos, tratan también varios textos de la Biblia: 1 Sm 10,1 (unción de Saúl), 1 Sm 16,13 (unción de David), 1 Re 1,39 (Salomón); incluso a Ciro, rey de Persia, se le llama ungido de Dios (Is 41,5). Pero el ungido básico de Israel será David y su descendiente mesiánico (cf. Sal 18,50). La Iglesia primitiva ha descrito de varias formas la unción de Jesús. Entre los textos más significativos están los siguientes: (1) Unción por el Espí­ritu, tinción para realizar la tarea rnesiánica. Lc 4,18: «El Espí­ritu del Señor está sobre mí­, porque me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres». Esta es la unción por excelencia, la unción con el Espí­ritu, no con aceite como a los reyes del mundo. La unción se interpreta así­ como investidura rnesiánica, para realizar la acción liberadora. En esta lí­nea se mantienen los textos del bautismo, que han de entenderse en forma de unción rnesiánica de Jesús.

(2) La tinción de la mujer, unción pascual: «Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza» (Mc 14,3 par). La mujer profeta unge a Jesús como rey-mesí­as, para que cumpla su tarea, preparándole así­ para la muerte pascual y la resurrección. Lógicamente, las mujeres de la tumba vací­a no pudieron ungirle para la sepultura de este mundo (cf. Mc 16,1-4), pues Jesús ya habí­a sido ungido, de otra manera, para la vida. u (3) La tinción de Jesús es el Espí­ritu. Siguiendo en esa lí­nea, la Primera de Juan ha identificado la unción de Jesús con el mismo Espí­ritu Santo, que se comunica a los creyentes: «Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas… Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis oí­do desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oí­do desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y ésta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna. Os he escrito esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así­ como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él» (1 Jn 2,20.23-27). Esta no es una unción que proviene del Espí­ritu, sino el mismo Espí­ritu Santo como unción, que nos vincula al Padre y al Hijo. Según eso, los cristianos son hombres y mujeres mesiánicos: tienen la unción de Dios, que es el mismo Espí­ritu Santo.

Cf. M. Navarro, Ungido para la vida. Exégesis narrativa de Mc 14,3-9 y Jn 12,1-8, Verbo Divino, Estella 1999.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

cristos (cristov», 5547), veáse CRISTO.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento