v. Expiación, Reconciliación, Sacrificio
Rom 3:25 a quien Dios puso como p por medio de
1Jo 2:2 y él es la p por nuestros pecados; y no
1Jo 4:10 él .. envió a su Hijo en p por nuestros
(cubrir, pagar).
Acción que pague la ofensa del pecado a Dios para que su santidad y justicia sean satisfechas, y pueda perdonar el pecado.
En el A.T. se hacían «sacrificios de animales», que eran el símbolo o tipo del único sacrificio que puede perdonar los pecados del hombre: La muerte de Cristo: (Rom 3:25, 1Jn 2:2.
Sólo la Sangre de Cristo puede borrar los pecados del hombre, porque cada pecado es una «ofensa infinita», por ser una ofensa hecha a Dios, que es infinito. Todas las buenas obras de todos los hombres juntos no pueden perdonar ni un solo pecado, porque todas esas obras son sólo de un valor «finito». cada pecador, cada hombre o mujer, tiene que estar «cada día» al pie de la Cruz, con fe en la Sangre de Jesucristo. Ver °Pecado», «Confesión».
Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez
http://biblia.com/diccionario/
Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
Es el acto mediante el cual se apacigua o se elimina la ira de Dios o se obtiene su favor. El sentido puede verse en la historia de un hambre que hubo †œen días de David por tres años consecutivos†. Cuando Dios fue consultado, resultó ser que la causa era que él estaba airado por una injusticia que no había sido reparada (†œEs por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas†). Se adoptaron las medidas de justicia correspondientes †œy Dios fue propicio a la tierra después de esto† (2Sa 21:1-14).
En el †¢tabernáculo, la cubierta del †¢arca, con los dos querubines, era llamada †œpropiciatorio†, pues allí se manifestaba la shekinah, la nube de la presencia de Dios, quien había prometido: †œY de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines…† (Exo 25:22). Los sacrificios que se hacían en el AT indican que se reconocía la realidad de la ira de Dios, quien no puede dejar sin castigo al pecado. La idea de aplacar esa ira estaba ciertamente envuelta en el acto de sacrificar un cordero u otro animal. Se buscaba que Dios fuera propicio al ofertante.
NT enseña que †œla ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres† (Rom 1:18), pero que envió a nuestro Señor Jesucristo, a quien †œpuso como p.† por nuestros pecados †œpor medio de la fe en su sangre† (Rom 3:25). †œY él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo† (1Jn 2:2; 1Jn 4:10). †¢Expiación.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, DOCT
ver, EXPIACIí“N
vet, (gr. «hilasmos», del verbo «ser propicio»). La propiciación denota, en las Escrituras, aquel aspecto de la muerte de Cristo en el que vindicó el carácter santo y recto de Dios, y en virtud del cual El puede ser propicio, o misericordioso, a todo el mundo (1 Jn. 2:2; 4:10). En He. 2:17 se usa una palabra relacionada (el verbo), «expiar los pecados del pueblo», en la versión Reina- Valera, revisión antigua y 1960, o «hacer propiciación» (rev. 77; V. M.; cfr. «Nuevo Testamento interlineal griegoespañol » de F. Lacueva, loc. cit.). En Ro. 3:25 el término no debería ser «propiciación», sino «propiciatorio», tal y como se traduce correctamente en He. 9:5. Véase EXPIACIí“N y la bibliografía correspondiente.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
[432]
Deseo de lograr la benevolencia de alguien, humano o divino, mediante acciones que se consideran agradables. Se espera con ellas que el «homenajeado» sea propicio en sus dones, en su benevolencia y protección.
Los sacrificios propiciatorios y las plegarias en este sentido fueron frecuentes en todas las religiones antiguas y también lo fueron en el antiguo Israel.
Respondía al temor del castigo por parte de los dioses, o de los espíritus, al no tributarles el culto debido o por no comportarse adecuadamente a su respecto. En el contexto propiciatorio se sitúan los actos cultuales relacionados con la petición de perdón, mediante los cuales el hombre, que se siente culpable y pecador, sabe pedir con humildad perdón de sus acciones malas y sabe prometer no volver a cometerlas.
Por eso tales acciones y disposiciones propiciatorias fueron más propias del Antiguo Testamento, por el temor a la divinidad, que del Nuevo, donde se cultivó el amor, la confianza y la adoración. Pero se mantienen en todos los tiempos, ya que es tendencia natural en el hombre, si se es normal, el querer agradar a los demás y proyectar espontáneamente esa actitud antropomórfica hacia Dios.
Por eso es bueno y conveniente en la educación de la religiosidad el cultivar tal actitud: pedir perdón, expiar los pecados, hacer ofrendas para agradar a Dios.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
Véanse también PROPICIATORIO y PROPICIO (SER). 1. jilasterion (hJlasthvrion, 2435), relacionado con jilaskomai, véase PROPICIO (SER), A, es considerado como el neutro de un adjetivo significando propiciatorio. En la LXX se utiliza adjetivalmente en relación con epithema, cubierta, en Exo 25:17 y 37.6, de la cubierta del arca (véase PROPICIATORIO), pero se utiliza como nombre (sin epithema), de lugar, en Exo 25:18, 19,20,21,22; 31.7; 35.12; 37.7,8,9; Lev 16:2,13,14,15; Num 7:89, y así es como se utiliza en Heb 9:5: El otro pasaje en que se utiliza en el NT es Rom 3:25, donde se aplica al mismo Cristo; la puntuación de este pasaje es importante. La RV, RVR y RVR77 traducen en el mismo sentido «a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre»; la Versión Revisada Inglesa dice «whom God set forth (to be) a propitiation, through faith, by His blood», esto es: «a quien Dios puso como propiciación, mediante la fe, por su sangre»; la LBA traduce en este sentido, diciendo: «a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por medio de su sangre a través de la fe». La frase «por su sangre» ha de ser tomada en relación inmediata con «propiciación». Cristo, por su muerte expiatoria, es el medio personal por quien Dios muestra la misericordia de su gracia justificadora al pecador que cree. Su «sangre» da todo el significado de la entrega voluntaria que El hizo de su vida, por el derramamiento de su sangre en sacrificio de expiación, bajo el juicio divino que justamente nos merecíamos como pecadores, y siendo la fe la única condición demandada del hombre. Nota: «Por metonimia se usa en ocasiones «sangre» en lugar de «muerte», por cuanto, siendo la sangre esencial para la vida (Lev 17:11), cuando se derrama la sangre se entrega la vida, esto es, tiene lugar la muerte. El principio fundamental sobre el que Dios trata con los pecadores se expresa en las palabras «sin derramamiento de sangre», esto es, a no ser que tenga lugar la muerte, «no se hace remisión» de pecados (Heb 9:22). «Pero en tanto que lo esencial del tipo residía en el hecho de que la sangre fuera derramada, lo esencial del antitipo reside en esto: que la sangre derramada fuera la de Cristo. Por ello es que en relación con los sacrificios judaicos se mencione «la sangre» sin referencia a la víctima de la que era derramada, pero en relación con el gran sacrificio antitípico del NT los términos «la sangre» nunca aparecen solos; invariablemente se identifica a aquel que derramó su sangre, porque es la persona la que da valor a la obra; la eficacia salvadora de la muerte depende totalmente del hecho de que aquel que murió era el Hijo de Dios» (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, p. 168). 2. jilasmos (iJlasmov», 2434), relacionado con jileos, misericordioso, propicio, significa expiación, un medio por el cual el pecado es cubierto y remitido. Se utiliza en el NT del mismo Cristo como «la propiciación» (Joh 2:2); «su Hijo en propiciación» (4.10), significando que El mismo, por medio del sacrificio expiatorio de su muerte, es el medio personal por el cual Dios muestra misericordia al pecador que cree en Cristo como aquel que ha sido dado como tal provisión. En el primer pasaje mencionado se le describe como «la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por todo el mundo». La adición, en bastardilla en la VM, de «los de» (o la inclusión en el texto de RV, RVR, RVR77, sin indicación, de lo mismo), da una mala interpretación. Lo que se indica es que se ha efectuado una provisión para todo el mundo, de manera que nadie queda, por predeterminación divina, excluido de la esfera de la misericordia de Dios; sin embargo, la eficacia de la propiciación se hace real para aquellos que creen. En 4.10, el hecho de que Dios «envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados» es expuesto como la gran expresión del amor de Dios hacia el hombre, y la razón de por qué los cristianos debieran amarse unos a otros.¶ En la LXX se utiliza en Lev 25:9; Num 5:8; 1Ch 28:20; Psa 130:4; Eze 44:27; Am 8.14.¶
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento
En propiedad, propiciación es la acción de apagar la ira de alguien mediante una ofrenda. El NT comunica la idea por el uso de hilaskomai (Heb. 2:17), hilastērion (Ro. 3:25) e hilasmos (1 Jn. 2:2; 4:10). La palabra principal en el AT es ḵippēr (véase Expiación), generalmente traducida en la LXX por exilaskomai. Fuera de la Biblia, estas palabras griegas pertenecen sin duda a un grupo de palabras cuyo significado es aplacar la ira. Pero en tiempos recientes se ha sugerido que el uso bíblico es diferente. C.H. Dodd argumenta firmemente que cuando el grupo de palabras aparece en el LXX y en el NT, denota expiación (la cancelación del pecado), no propiciación (el aplacamiento de la ira de Dios). Este autor niega que «la ira de Dios» denote algo más que un proceso de causa y efecto por el cual el pecado viene irremediablemente seguido por el desastre.
Para una crítica de su argumento, véase las obras de Nicole y Morris anotadas en la bibliografía. Es suficiente notar aquí que ni Dodd ni otros que argumentan en favor de «expiación» parecen dar la atención suficiente a la enseñanza bíblica. La idea de la ira (véase) de Dios está firmemente asentada en el AT donde 585 veces se hace referencia a ella. Las palabras del grupo hilaskomai no señalan una simple cancelación o perdón del pecado, sino un perdón o cancelación del pecado que incluye aplacar la ira de Dios (p. ej. Lm. 3:42s.). Esto no es un proceso de soborno celestial porque a fin de cuentas es Dios mismo el que remueve la ira. Del proceso de expiación por sacrificio, él dice: «yo os la he dado» (Lv. 17:11). Nótese también el Sal. 78:38: «Y apartó muchas veces su ira».
Si bien es cierto que la ira de Dios no es mencionada con tanta frecuencia en el NT como en el AT, sin embargo, está allí. El pecado del hombre recibe la retribución debida no a causa de una retribución impersonal, sino porque la ira de Dios está dirigida contra él (Ro. 1:18, 24, 26, 28). El argumento de la primera parte de Romanos es que todos los hombres, tanto gentiles como judíos, son pecadores, y que están bajo la ira y la condenación de Dios. Cuando Pablo pasa a hablar de la salvación, presenta la muerte de Cristo como hilastērion (Ro. 3:25), esto es, como un medio de remover la ira divina. La paradoja del AT se repite en el NT en el sentido de que Dios mismo provee el medio para remover su propia ira. El amor del Padre se muestra en que «envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados» (1 Jn. 4:10). Cristo llegó a ser «fiel y sumo sacerdote» con el propósito de «expiar los pecados del pueblo» (Heb. 2:17). Su propiciación es adecuada para todos (1 Jn. 2:2). La sólida visión de la Biblia es que el pecado del hombre ha incurrido en la ira de Dios. Esta ira es removida sólo por el sacrificio expiatorio de Cristo. Desde esta perspectiva, su obra salvífica es llamada apropiadamente propiciación.
Véase también Expiación y Satisfacción.
BIBLIOGRAFÍA
Arndt; MM; C.H. Dodd, The Bible and the Greeks; R. Nicole, WTJ 17:117–157; Leon Morris, NTS 2:33–43, y The Apostolic Preaching of the Cross, chaps. 4–5.
Leon Morris
LXX Septuagint
WTJ Westminster Theological Journal
NTS New Testament Studies
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (495). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología
Propiciación significa, estrictamente, la remoción de la ira por medio de una ofrenda. En el AT se expresa por medio del verbo kipper (* Expiación). En el NT el grupo de voces relacionadas con hilaskomai es el de mayor importancia. En los tiempos modernos el concepto mismo de la propiciación ha recibido fuertes críticas por contener, a juicio de los que así opinan, ideas indignas acerca de Dios. Muchos sostienen que el término propiciación debería abandonarse a favor de expiación (véase la nota al final de este mismo art.), que es lo que hacen, p. ej.,
La objeción a la propiciación se origina, en gran medida, en una objeción a la idea de la ira de Dios, que muchos exponentes de este punto de vista consideran un arcaísmo. Piensan que el hombre moderno no puede aceptar semejante concepto. Pero los hombres del AT no teman tales inhibiciones. Para ellos Dios “está airado contra el impío todos los días” (Sal. 7.11). No dudan de que el pecado provoca inevitablemente la más fuerte de las reacciones por parte de Dios, y que no se le puede acusar de debilidad moral, sino que se opone vigorosamente a toda forma y tipo de mal. Si bien es “lento para la ira” (Neh. 9.17, etc.), no por ello dejara de mostrar su ira frente al pecado. Incluso podemos leer “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable” (Nm. 14.8). Aun en un pasaje que se refiere a la longanimidad de Dios encuentra mención su negativa a condonar la culpa. La idea de que Dios es lento para la ira lejos está, para los hombres del AT, de ser axiomática. Se trata de algo maravilloso y sorprendente; es aterrador y totalmente inesperado.
Pero aunque estaban seguros de la ira de Dios ante todo pecado, también estaban seguros de que era posible aplacar esa ira, generalmente por medio de un sacrificio apropiado. Esto se debía, en última instancia, no a la eficacia del sacrificio en sí, sino a Dios mismo. Dios dice: “Yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas” (Lv. 17.11). El perdón no es algo que logramos extraerle a una deidad poco dispuesta a perdonar, sino la dádiva gratuita de un Dios que está ansioso por perdonar. Es así que el salmisma puede decir: “Pero él, misericordioso, perdona la maldad, y no los destruía; y apartó muchas veces su ira, y no despertó todo su enojo” (Sal. 78.38). El aplacamiento de la ira de Dios no es algo que consiguen los hombres; se debe nada menos que a Dios mismo, el que “apartó su ira”.
En el NT hay varios pasajes en los que aparece la expresión “la ira de Dios”, pero los elementos probatorios pertinentes no se limitan únicamente a ellos. En todo el NT encontramos el concepto de que Dios se opone vigorosamente al pecado. El pecador no se encuentra en condición adecuada, sino que se ha malquistado con Dios. No puede esperar sino la severidad del juicio divino. Llamémosle “ira de Dios” o no, el concepto está presente. Y si bien ira es un término al que podríamos oponer algunas objeciones bien fundadas, es el término bíblico y no se ha sugerido ningún sustituto satisfactorio.
La fuerza del concepto neotestamentario de la propiciación se ve en el término que aparece en Ro. 3.24s. Somos “justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre” (°vrv2). La fuerza del argumento de Pablo hasta este punto reside en que todos, tanto judíos como gentiles, se hallan bajo la condenación de Dios, “porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres” (Ro. 1.18). Pablo nos muestra, primero, que el mundo gentil se halla bajo la condenación de Dios, y luego, que el mundo judío se encuentra en la misma situación. Es contra este fondo que ve la obra de Cristo, que no salvó a los hombres de la nada, sino que los liberó de un verdadero peligro. La sentencia de juicio ya había sido pasada contra ellos, y la ira de Dios pendía sobre sus cabezas. Pablo pone gran énfasis en la ira de Dios en estos capítulos iniciales, y en consecuencia la obra salvífica de Cristo debe incluir la liberación del hombre de los efectos de esa ira. El término “propiciación” describe dicha liberación. No hay otra cosa que pueda expresar este pensamiento en el crítico pasaje de Ro. 3.21ss, que expone la manera en que Dios se ocupa de este aspecto de la situación humana. Se debe aceptar que hilastērion significa aquí algo muy semejante a “propiciación”. (Véase además NTS 2, 1955–6, pp. 33–43.)
En 1 Jn. 2.2 se describe a Jesús como “la propiciación por nuestros pecados”, y en el versículo anterior como “nuestro abogado para con el padre”. Si necesitamos un abogado ante Dios, sin duda nuestra situación debe ser peligrosa; nos encontramos ante un verdadero peligro. Todo esto nos ayuda a comprender que debemos entender aquí el término “propiciacion” en su sentido usual. El escritor describe la actividad de Jesús a favor de los hombres como una actividad que aleja de ellos la ira divina.
Pero el concepto bíblico de la propiciación no depende de algún pasaje específico. Es un reflejo del sentido general de su doctrina. La “propiciación” es un recordatorio de que Dios se opone implacablemente a todo lo que sea malo, que su oposición puede describirse correctamente como “ira”, y que solamente la obra expiatoria de Cristo puede remediarla.
Bibliografía. A. Marqués, “Propiciación”, °EBDM, t(t). V, cols. 1292–1293; F. Maass, “Expiar”, °DTMAT, t(t). I, cols. 1152–1171; H. G. Link, H. Vorländer, “Reconciliación”, °DTNT, t; IV, pp. 36–47; G. von Rad, Teología del Antiguo Testamento, 1978, t(t). I, pp. 331–342; K. H. Schelkle, Teología del Nuevo Testamento, 1977, t(t). II, pp. 164–181.
C. H. Dodd, The Bible and the Greeks, 1935; R. Nicole,
[El término “expiación” se usa en algunas
Pareciera, entonces, que a pesar de las decididas afirmaciones de algunos, la expiación no es la solución a nuestras dificultades. Las ideas que expresan las palabras que generalmente se traducen “propiciación” no están adecuadamente resguardadas por el uso del término “expiación”.
Bibliografía. C. Brown, NIDNTT 3, pp. 151–160.]
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico