PRESTAMO

Moisés dio disposiciones bien detalladas: (Exo 22:1-15). En el Cristianismo, no se debe «prestar», sino «dar»: Luc 6:27-38, Mat 5:40, Mat 19:21.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

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Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Transacción en la cual una persona, el acreedor, entrega un objeto o una suma de dinero, con el propósito de que el que recibe, el deudor, lo disfrute y luego lo devuelva en condiciones que se estipulan de antemano. Se estatuyó en la ley que †œcuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura. Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás† (Exo 22:25-26). No se podí­a tomar †œen prenda la muela del molino, porque serí­a tomar en prenda la vida del hombre† (Deu 24:6) ( †¢Prenda). Se prohibí­a cobrar interés entre israelitas (†œNo exigirás de tu hermano interés de dinero, ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se suele exigir interés† [Deu 23:19]). Pero estaba permitido recibir interés de los extranjeros (†œDel extraño podrás exigir interés† [Deu 23:20]).

La idea de p. que se conoce en el AT está relacionada siempre con un auxilio en momentos de pobreza. Tomaba prestado el que se encontraba en necesidad. Era deber prestar a los que llegaban a esa condición (†œCuando haya en ti menesteroso … no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite† [Deu 15:7]). Es a los p. hechos en estas situaciones a que se refieren las Escrituras del AT. Dios, además, prometió a su pueblo que una de las bendiciones resultantes de la obediencia serí­a que †œ…prestarás entonces a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado† (Deu 15:6; Deu 28:12).
el AT no se introdujo la prisión por deudas. Por el contrario, se establecí­an medidas dirigidas a salvaguardar la dignidad del deudor. Si el deudor daba en prenda un vestido el acreedor tení­a que devolvérselo †œa la puesta del sol† (Exo 22:25-26). No se podí­a tomar en garantí­a algo que fuera vital para el deudor, como †œla rueda del molino†. Y si alguien prestaba algo a otro, no podí­a entrar en la casa del último (†œTe quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste te sacará la prenda† [Deu 24:6, Deu 24:10-13]). Siguiendo esos lineamientos, los israelitas no tení­an por costumbre hacer apremio corporal por deudas. Los romanos, sin embargo, sí­ que lo hací­an. La parábola del Señor en la cual un siervo †œechó en la cárcel† a otro †œhasta que pagase la deuda† que tení­a con él (Mat 18:23-35), tomó un ejemplo de paí­ses paganos.
embargo, era costumbre entre los israelitas que cuando alguien no podí­a pagar una deuda debí­a colocarse como siervo de su acreedor por un perí­odo determinado. Una viuda presentó a Eliseo el problema surgido por una deuda que habí­a dejado su difunto esposo (†œ… ha venido el acreedor para tomarse dos hijos mí­os por siervos† [2Re 4:1; Lev 25:39-43]). Pero en el año del †¢jubileo las deudas debí­an ser perdonadas y devueltas las propiedades que habí­an sido vendidas (†œ… y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia† [Lev 25:10]). En tiempos de Nehemí­as †œhubo gran clamor del pueblo† porque habí­an †œpedido prestado grano para comer y vivir† y no habí­an podido pagar, por lo cual sus hijos e hijas fueron dados †œa servidumbre†. Nehemí­as exhortó a los acreedores a que devolvieran las propiedades inmobiliarias que habí­an sido puestas como garantí­a, así­ como parte del dinero recibido por pago de intereses (Neh 5:1-15). †¢Jubileo. †¢Usura.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

En el A. T. se dieron unas leyes generosas sobre los préstamos: hay que prestar al pobre todo lo que necesite (Dt 15, 7-9); hay que hacerlo sin cobrar intereses (Lev 25, 36-38); y en el año sabático (cada siete años) hay que perdonar todo lo prestado (Dt 15, 1-5). Las leyes del Evangelio siguen esa misma lí­nea: no hay que volver nunca la espalda al que viene a pedir un préstamo (Mt 5, 42); hay que prestar a todo el mundo, también a aquellos de los que no se espera cobrar (Lc 6, 34), sin esperar nada (Lc 6, 35); incluso hay que ser generoso y perdonar la deuda (Mt 18, 27; Lc 7, 41).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Cualquier valor, particularmente dinero, que se da para que se utilice durante cierto tiempo, a condición de que se devuelva o se entregue algo equivalente.
Entre los pueblos de la antigüedad era frecuente que se cobrase un interés muy alto por los préstamos, y se castigaba con severidad a quienes no podí­an devolverlos. Según algunos registros antiguos, el interés que debí­a pagarse por el arrendamiento de un campo podí­a ascender a la mitad de la cosecha, y no se consideraba ilegal el que un mercader tuviese que devolver el doble de lo que pedí­a prestado. (Código de Hammurabi, edición de Federico Lara Peinado, Madrid, Tecnos, 1986, párrs. 46, 101.) Pueden leerse ejemplos del castigo severo que se aplicaba a los deudores pueden leerse en la Historia de Roma desde su fundación, de Tito Livio, II, XXIII, 2-7, y en Mateo 18:28-30.
En el Israel de la antigüedad, sin embargo, la situación era muy diferente. Generalmente, los israelitas prestaban dinero o alimento a sus compatriotas si habí­an sufrido reveses económicos, y la Ley prohibí­a que se les exigiera el pago de interés. El que un israelita aceptase el pago de intereses de otro israelita necesitado equivalí­a a aprovecharse de su adversidad. (Ex 22:25; Le 25:35-37; Dt 15:7, 8; 23:19.) No obstante, se podí­a exigir el pago de interés a los extranjeros. No obstante, parece que incluso en este caso la Ley aplicaba exclusivamente a préstamos comerciales y no a situaciones de verdadera necesidad. Con frecuencia, los extranjeros que se hallaban en Israel eran comerciantes viajeros, así­ que era razonable que pagaran interés, pues ellos también prestarí­an a interés. (Dt 23:20.)
Las Escrituras Hebreas censuran al que rehúsa devolver un préstamo (Sl 37:21) y a la vez animan a prestar a los necesitados. (Dt 15:7-11; Sl 37:26; 112:5.) Proverbios 19:17 dice: †œEl que muestra favor al de condición humilde le presta a Jehová, y El le pagará su trato†.
La experiencia de Ana demuestra que Jehová paga generosamente. En cumplimiento de su voto a Jehová, ella le †˜prestó†™ a Samuel, su único hijo, para que sirviese en el santuario. En consecuencia, fue bendecida, no con solo un hijo más, sino con tres hijos y dos hijas. (1Sa 1:11, 20, 26-28; 2:20, 21.)
Mientras Cristo Jesús estuvo en la Tierra, reflejó la generosidad de su Padre Jehová y enseñó a otros a hacer lo mismo. Dijo con relación a los préstamos: †œSi prestan sin interés a aquellos de quienes esperan recibir, ¿de qué mérito les es? Hasta los pecadores prestan sin interés a los pecadores para que se les devuelva otro tanto. Al contrario, continúen […] prestando sin interés, sin esperar que se les devuelva nada; y su galardón será grande, y serán hijos del Altí­simo, porque él es bondadoso para con los ingratos e inicuos†. (Lu 6:34, 35.)
La Ley obligaba a los judí­os que escuchaban a Jesús a prestar sin interés a otros israelitas necesitados. No era infrecuente el que los pecadores prestasen sin interés a aquellos que podrí­an devolver el préstamo. No obstante, tal préstamo sin interés tal vez se hiciese con objeto de obtener algún favor del prestatario en el futuro. Por otro lado, si alguien deseaba imitar a Dios, irí­a más allá que un pecador y prestarí­a incluso a personas necesitadas cuya situación económica quizás no les permitiese devolver nunca lo que habí­an pedido.
Como es lógico, la aplicación de las palabras de Jesús se ve limitada por las circunstancias. Por ejemplo, la obligación de proveer lo necesario para la familia es de mayor importancia, por lo que serí­a incorrecto que alguien hiciese un préstamo que le impidiera cumplir con dicha obligación. (Mr 7:11-13; 1Ti 5:8.) También han de tomarse en cuenta la actitud y las circunstancias de la persona que pide el préstamo. ¿Se encuentra necesitada porque es irresponsable, perezosa y no desea aceptar trabajos que podrí­a desempeñar? En ese caso aplicarí­an las palabras del apóstol Pablo: †œSi alguien no quiere trabajar, que tampoco coma†. (2Te 3:10; véanse DEUDA, DEUDOR; INTERES.)

Fuente: Diccionario de la Biblia