PETRA

La famosa ciudad capital del imperio nabateo estaba ubicada en una cuenca bien regada y fértil del Wadi Musa, a una eievación de 823 mts. en los altiplanos de la Jordania, ca. 80 kms. al sur del mar Muerto. El sitio, ca. 2 kms. de largo y 80 mts. de ancho, está limitado hacia el oriente y occidente por los cerros paralelos de arenisca nubia que se levantaban hasta 305 mts. sobre el nivel del altiplano. Hacia el norte y hacia el sur el área está abierta, y aunque es posible el acceso a la ciudad sobre sendas empinadas y difí­ciles en ambas direcciones, la entrada se hací­a y se hace generalmente a través de una abertura llena de colorido, estrecha y serpenteada en la cordillera oriental conocida como †œel Siq†. Elevándose del suelo de la cuenca a una altura de 290 mts. está una inmensa acrópolis rocosa conocida con el nombre árabe de Umm el-Biyerah (madre de cisternas) la cual parece haber servido como fortaleza en los tiempos edomitas y nabateos. Como capital de un imperio comercial, Petra estaba estratégicamente situada en la ruta comercial que uní­a el puerto de Ezión-geber con Amón y Damasco y era el punto donde la ruta comercial de Gaza, por el camino de Beerseba y el ascenso de Akkrabim, se uní­an a las rutas del norte y del sur.
La moderna exploración de Petra se inició en 1812 cuando, después de un perí­odo de seiscientos años durante el cual la localidad de la ciudad fue olvidada, el sitio fue descubierto de nuevo por el explorador suizo Johann Ludwig Burck hardt. Con el pretexto de ofrecer un sacrificio en la tumba tradicional de Aarón (Jebel Haroun), Burckhardt convenció a un guí­a nativo para que lo condujera a través del Siq hasta Petra. El relato de su viaje incluye referencias a cientos de tumbas cortadas en la roca con fachadas ornamentadas, siendo publicado en forma póstuma en 1822 por John Murray, lo cual animó a otros viajeros a visitar la recién descubierta ciudad y a escribir acerca de sus viajes. En 1849, catorce dibujos de Petra fueron incluidos en un folio de grabados por David Roberts y en 1904 apareció una inscripción detallada de la elaborada arquitectura funeraria por Rudolf Brunnow y Alfredo von Domaszewski.
En 1929, fue iniciada la investigación arqueológica sistemática por George Horsfield bajo la Expedición del Fondo de Exploración de Petra financiada por Henry Mond. Se hicieron sondeos que llegaron hasta la roca misma en el Katute y otros basurales de la ciudad. Sobre la base de los hallazgos de Horsfield fue establecido un patrón para fechar. En 1934, W. F. Albright se unió a Horsfield bajo el patrocinio del Fondo de Exploración Melchett para excavar el así­ llamado †œLugar Alto Conway† llamado así­ en honor de Agnes Conway, quien, con George Horsfield, habí­a publicado un informe sobre la estructura en 1930. La piedra que sobresale naturalmente, alrededor de la cual se edificó una pared de contención circular masiva que tení­a un diámetro de 22 mts. habí­a sido tentativamente identificada por la señorita Conway como un santuario edomita. Albright, al estudiar la cerámica y las monedas, dedujo que la construcción era nabatea y tal vez representaba uno de los primeros altares nabateos. Sobre la base de estudios más recientes, Peter J. Parr, de Londres, ha dudado de esta identificación llamando la atención a la ubicación de la torre en la esquina noroccidental de la muralla de la ciudad y sugiriendo que la torre formaba parte del trabajo de defensa de la ciudad y no era un lugar alto sino una esquina del bastión circular.
Se hicieron exploraciones importantes durante la década de los 30 por Nelson Glueck, Margaret A. Murray y J. C. Ellis. El trabajo de Horsfield continuó bajo los auspicios del Fondo Melchitt y fueron estudiadas muchas de las esculturas de los riscos labrados. En 1958 la Escuela Británica de Arqueologí­a apoyó las excavaciones dirigidas por Peter J. Parr, y en 1959 a este grupo se le unió un grupo americano dirigido por Philip C. Hammond. El trabajo en el basural Katute fue continuado, se excavaron trincheras a lo largo de la calle romana y al lado del †œArco del Triunfo† y fue emprendido un estudio de la ciudad propiamente. Un número de tumbas fue abierto y fueron hechos ricos hallazgos de objetos completos de cerámica, tiestos de loza pintada y fragmentos de figurines. En 1960, Awni Dajani, director del Departamento de Antigüedades de Jordán, cooperó con los ingleses y los norteamericanos en una intensa exploración de Petra. El teatro romano fue parcialmente desenterrado y una pieza de las estatuas, una figura de mármol de Hércules, fue recuperada. Como resultado de la investigación arqueológica se puede reconstruir una historia parcial de Petra.
Como resultado del descubrimiento que hizo Diana Kirkbride de hachas de mano especiales y pedernales, la habitación humana en Petra puede remontarse al perí­odo paleolí­tico. En la cercana Al Barid, fueron halladas armas de pedernal similares a aquellas conocidas por los primeros niveles de Jericó, indicando colonizaciones neolí­ticas en el área. Durante estos primeros perí­odos, la habitación humana parece haber estado confinada a las cavernas. En el siglo XIII a. de J.C. , los edomitas asumieron control del área y establecieron una fortaleza en Umm el-Biyerah, donde numerosos tiestos testifican de su presencia. Desde el siglo XIX, Umm el-Biyerah ha sido tentativamente identificado como la †œroca†, †œSela† del Antiguo Testamento (véase 2 R. 14:7-10; 2 Cr. 25:12; Is. 16:1; Jer. 49:16, 17; Abd. 3, 4; Sal. 60:9, 10; véase la Septuaginta donde ha-Sela se traduce ten Petran, en la Vulgata Petram). Aunque la designación es aún incierta, algún apoyo arqueológico ha sido dado por Nelson Glueck quien pudo poner los tiestos de Umm el-Biyerah dentro del contexto de la cerámica edomita. Las excavaciones en la cima descubrieron edificios y cerámica del hierro II (última parte de los siglos VIII hasta el VII). El estrecho camino que conducí­a hasta la cima de la roca en los tiempos edomitas fue ensanchado por los nabateos. Llamado en árabe †œmadre de cisternas† ha sido explicado por el descubrimiento de numerosas cisternas de boca estrecha, en forma de botella, revocadas, capaces de contener cada una 80.000 litros, labradas en la roca en la cima.
En alguna época, durante el perí­odo persa, Petra fue abandonada por los edomitas. El profeta Abdí­as, quien escribió probablemente durante el siglo V, parece referirse a las viviendas edomitas en Petra (Abd. 1:3, 4). En este mismo siglo otro profeta se refirió a la caí­da de Edom y a la usurpación del reino edomita por los †œchacales del desierto† (Mal. 1:3). Si el relato de Diodoro Siculus (II:48, XIX:94–100) es fidedigno, durante el siglo IV un pueblo nómada se trasladó al área de Petra. Conocidos por los eruditos como nabateos, este pueblo habí­a sido saqueador, atacando a los barcos en el mar Rojo hasta que su piraterí­a fue terminada por la marina egipcia, forzándolos a convertirse en merodeadores de caravanas y posteriormente negociantes y comerciantes. Para el fin del cuarto siglo habí­an empezado a establecer el vasto imperio nabateo comercial el cual en su cenit se extendí­a desde Damasco hasta Meda†™in Saleh, abrazando el Neguev y controlando los puertos mediterráneos. Petra, la fortaleza central, era tan segura que Antí­gono el Tuerto, quien la atacó en el 312 a. de J.C. , fue incapaz de tomar la ciudad. Excavaciones limitadas han demostrado que en este perí­odo temprano las viviendas nabateas fueron construidas de roca y terre pisée. Las cuevas naturales fueron también usadas como habitaciones y lugares de almacenaje. Durante el primer siglo a. de J.C. , bajo el reino de Areta III (86–60 a. de J.C. ), los nabateos alcanzaron su punto más alto de creatividad artí­stica. La cerámica nabatea, renombrada por su finura como cáscara de huevo, dureza y belleza de diseño, logró lo más cercano a la perfección. Los platos hondos, con figuras de hojas florales impuestas sobre la arcilla rosa con una pintura roja carmesí­, son caracterí­sticos. Los bellos monumentos labrados en la arenisca rosada para servir como tumbas y centros de culto para la adoración de los muertos fueron decorados exteriormente en un estilo simple utilizando arcos simples y festones. Algunos aspectos de la adoración nabatea se reflejan en los lugares altos como el conocido como Zinn †™Atuf que tení­a altares abiertos, cisternas, obeliscos labrados y en el nivel más bajo, un triclineo el cual parece haber estado asociado con el culto funerario nabateo. Piedras pequeñas o incensarios de arcilla e í­dolos de piedra portátiles, los cuales son poco más que representaciones crudas de rostros humanos, parecen constituir el equipo cúltico. Una inscripción en la tumba Turkamaniya proclama la dedicación de este monumento y sus salones a Dusares, el dios nabateo.
En el perí­odo posterior nabateo se abandonaron las formas más crudas de construcción y la excavación de una casa del siglo I d. de J.C. , ha revelado una fina construcción de canterí­a con paredes estucadas. La ciudad misma parece haber sido elaborada con considerable planeamiento. La influencia helénica vista en objetos importados puede ser trazada en los cambios de estilos de la cerámica, particularmente en las lámparas.
Mucha de la riqueza nabatea se derivó del comercio; pero las industrias locales también se desarrollaron. Se encontraron lingotes de cobre dentro de la ciudad y el descubrimiento de un sitio de fundición en es-Sabrah, un suburbio de Petra, indica que fueron explotados los depósitos de cobre en el wadi Arabah. Las faldas en terraplén de las colinas y un completo sistema hidráulico demuestran la importancia de la agricultura. De acuerdo con Diodoro, el betún se extraí­a del mar Muerto para la exportación.
En el 106 d. de J.C. , el emperador Trajano incorporó a Petra al imperio romano y la ciudad fue reducida en tamaño, probablemente con propósitos defensivos. Rasgos ornamentales, caracterí­sticos de los templos romanos y de los palacios reales, fueron introducidos en las fachadas de las estructuras de los riscos. Se construyó un teatro capaz de acomodar a tres mil personas; fue hecha una calle amplia con columnas al estilo romano y se introdujeron las estatuas romanas. Un edificio que permanece en Petra, Qasr el-Bint, es de este perí­odo.
El poder romano se desvaneció en el siglo III d. de J.C. y Petra empezó a hundirse en la oscuridad. Un templo bizantino se construyó durante el siglo V, una inscripción griega del 447 d. de J.C. , en la así­ llamada Tumba Urn que se refiere a la consagración de una capilla por el obispo de Petra, y cruces grabadas sobre las puertas y paredes testifican de la presencia de una activa comunidad cristiana. Parecerí­a que algunos lugares nabateos sagrados fueron adaptados para el uso cristiano, porque en al Deir sobre el wadi Deir cruces cristianas pintadas y grabadas en las paredes indican que este antiguo altar nabateo llegó a ser un lugar cristiano de adoración. Durante el siglo VII, Petra fue tragada por el movimiento expansivo del Islam. En el siglo XII se construyó una fortaleza por los cruzados; pero cuando este fuerte cayó ante el sarraceno Saladino en 1188–89, Petra desapareció de los registros históricos hasta su descubrimiento de nuevo en 1812.
No hay referencias a Petra en la Biblia; pero es posible, como se anotó anteriormente, que los pasajes en el Antiguo Testamento que mencionan a Sela como un fuerte edomita, se refieran a Umm el-Biyerah. Una referencia indirecta aparece en 2 Co. 11:32, 33 cuando Pablo menciona a Aretas, quien era el rey de Petra (9 a. de J.C. -40 d. de J.C. ) Ultimamente, una antigua hipótesis que relacionaba las actividades de Moisés con Petra ha sido revivida. Se señala que el Sinaí­ está en el área de Petra porque el sitio es conocido como el †œvalle de Moisés† (wadi Musa) y su fuente es †œLa Fuente de Moisés† (†™Ain Musa). En las cercaní­as está la montaña donde se dice que Aarón fue sepultado (Jebel Haroun), un pico de 1.200 mts. de altura tan sagrado que sólo los musulmanes pueden escalarlo. El Siq está representado como un risco en la roca a través del cual las aguas surgieron cuando Moisés lo golpeó con la vara. En el valle de Petra se hallaron pastos para las manadas y ganados hebreos. Cierto apoyo para esta tesis se deriva del apóstol Pablo, ya que en Gálatas 4:25 él dice que †œAgar es el monte Sinaí­ en Arabia† y se arguye que el área en la cual Petra está situada era conocida como Arabia en el tiempo de Pablo. Sin embargo, debe hacerse notar que no hay apoyo arqueológico o histórico para esta hipótesis.
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Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

tip, CIUD

ver, SELA

sit, a4, 198, 299

vet, Nombre gr. de Sela. Ciudad de Edom. (Véase SELA).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Capital del Reino Nabateo, a 80 kms. al sureste del Mar Muerto, llamada Bosra en el original arameo (Am. 1.12). Cayó en poder de los romanos en el 106 a. de Cristo y se convirtió en reino aliado de Roma fronterizo del Reino de Herodes.

Para entonces poseí­a ya hermosos edificios, que fueron desarrollándose con más profusión en el siglo I y II con hermosa ornamentación. Es probable que la región estuviera entonces más poblada de vegetación y que el desierto haya ganado en extensión con los siglos hasta llegar a la árida situación actual.

El tiempo cubrió de arenas muchos de sus emplazamientos, lo que permitió su excelente conservación. Hoy pertenece al actual Reino de Jordania.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa