MARI

De acuerdo con la *Lista de Reyes Sumerios, Mari fue la décima ciudad en ser gobernada por rey después del diluvio. La antigua ruta de las caravanas desde el valle del Tigris y el Eufrates hacia el occidente hasta el Mediterráneo se interceptaba en el sitio de Mari, la moderna Tell Hariri, con la ruta principal que se extendí­a hacia el sur desde los rí­os Habor y el alto Eufrates hasta Babilonia y el Golfo Pérsico. Tell Hariri queda en el lado occidental del Eufrates cerca de Abu Kemal sobre la frontera de Siria con Iraq.
Eannatum de *Lagas se jacta de una victoria sobre Mari en un documento cuneiforme que data ca. 2500 a. de J.C. Para ese tiempo Mari se habí­a convertido en una ciudad importante con un *ziggurat y numerosos templos. Las excavaciones han sacado a luz templos de Istar, Ninhurzag, Istarat, Samas y Ninnizaza.
Cuando Lugalzaggisi de *Uruk, o *Sargón de Acadia conquistó Mari destruyó la ciudad. Los templos fueron profanados y las estatuillas hechas pedazos y esparcidas por todas partes. Rápidamente se recobró, sin embargo, y Mari vino a ser una ciudad importante durante el perí­odo sargónico. Naramsin instaló dos de sus hijas en Mari, probablemente como sacerdotisas, un hecho que se sabe por dos vasos inscritos descubiertos en una casa cerca del templo de Asera.
Por el año 2021 a. de J.C. , Ishbi-Irra de Mari conquistó la ciudad de *Isin y ayudó a la caí­da de la tercera dinastí­a de Ur. Sin embargo, el perí­odo de independencia de Mari duró muy poco porque pronto cayó bajo lahdun-Lim de Khana, quien, a su vez, fue conquistado por Shamshi-Adad de *Asiria. Shamshi-Adad colocó a su hijo Ismah-Adad sobre el trono de Mari, pero a la muerte de Shamshi-Adad ( ca. 1786 a. de J.C. ), el hijo de lahdun-Lim, Zimri-Lim reconquistó el control. Su gobierno llegó a su fin ca. 1765 a. de J.C. , cuando *Hamurabi de Babilonia conquistó a Mari. En 1748 a. de J.C. , fue conquistada y destruida por los *casitas. Nunca recuperó su posición de influencia. Mari sirvió como una ciudad de guarnición que guardaba el cruce del rí­o para las caravanas durante los tiempos asirios. Una villa ocupó el sitio cuando Nabucodonosor de Babilonia controló el Asia occidental. El interés arqueológico aumentó en el área de Tell Hariri cuando unos beduinos descubrieron una estatua de piedra sin cabeza mientras extraí­an de una cantera materiales de construcción en 1933. Las excavaciones cientí­ficas empezaron el mismo año que Andre Parrot dirigió la primera de una serie de expediciones de parte del Louvre. Durante 6 temporadas trabajaron en las excavaciones hasta que el trabajo fue suspendido por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra se reiniciaron las excavaciones con una serie de campañas desde 1951 hasta 1956.
Un hoyo de *estratificación hasta el suelo virgen debajo del templo de Samas reveló cerámica del mismo diseño de los primeros encontrados en *Ní­nive. Los edificios más antiguos datan de ca. 3200 a. de J.C.
Durante los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, Parrot excavó el ziggurat en Mari con sus altares adyacentes. En un sitio encontró los restos superpuestos de una sucesión de cuatro templos de la diosa Istar. Un templo a Dagán, construido durante el perí­odo Isin-Larsa, fue descubierto. Su entrada estaba guardada por dos leones de bronce con ojos incrustados. Ojos incrustados se encontraron cerca lo cual indica que habí­a más de cuarenta leones.
El descubrimiento más importante en Mari fue el complejo del palacio de Zimri-Lim que cubrí­a unas 5 hectáreas. Entre los trescientos cuartos del palacio estaba el cuarto del trono con pinturas en las paredes. Los archivos reales contení­an alrededor de veinte mil tabletas cuneiformes del tiempo de lasmah-Adad y Zimri-Lim, incluyendo correspondencia entre Zimri-Lim y Hamurabi. Los textos tratan mayormente de asuntos administrativos; pero los nombres de personas y de lugares señalan interesantes paralelos con los registros patriarcales del Génesis (véase Abraham). La mayorí­a de los textos de Mari estaban en lengua acadia, pero unos pocos estaban escritos en *hurrita y habí­a varios bilingües en sumerio y acadio. El palacio incluí­a también una escuela para escribas.
Los textos de Mari mencionan al pueblo *habiru y una tribu de Ben-Yamini, un nombre semejante al Benjamin bí­blico, aunque se refiere a un pueblo diferente.*Hazor es la única ciudad palestina mencionada; pero los nombres de lugares cerca de *Harán tienen paralelos en los registros bí­blicos. Nahur (Nahor), Turahi (Tera) y Sarug (Serug) son lugares mencionados en los textos de Mari que parecen estar relacionados con los nombres de los registros patriarcales (Gn. 11:23, 24). Entre los nombres personales semitas occidentales de Mari se encuentran un Ariukku (véase Arioc, Gn. 14:1) y formas como Abraham y Jacob.
Las costumbres reflejadas en los textos de Mari también ilustran la vida durante los tiempos patriarcales. Un dios tení­a su profeta, enviado para hacer proclamaciones en el nombre de ese dios; como Yahweh tení­a a Moisés como su profeta para faraón e Israel. El censo tení­a un significado religioso a la vez que polí­tico y económico (véase 2 S. 24). El territorio tribal era inalienable, y la heredad era sólo a través de los miembros de la familia como en Israel. Los tratados y los convenios eran ratificados por medio de matar un asno como en el pacto entre los siquemitas y Jacob (Gn. 33:19; 34:1-3).
BIBLIOGRAFIA: André Parrot, Les fouilles de Mari, Rapports preliminaires des campagnes I a X (1933–55). 10 parts, P. Geuthner, Paris, 1935–55. †œMari et Chagar Bazar†, Syria, XIX, 1938, págs. 308–310. Charles Francois Jean, Six campagnes de fouilles a Mari, 1933–39, synthese des resultants, Casterman, Tournai, 1952.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

Antigua ciudad a orillas del éufrates, de mucha influencia en Mesopotamia y el N de Siria en el tercer milenio a.C. Las excavaciones en el lugar, hoy conocido como Tell Hariri, muestran la existencia de una civilización muy avanzada. El palacio real de M. era grandioso, de unas trescientas habitaciones. En ellas se encontró una biblioteca de documentos en tablillas con escritura cuneiforme que permite estudiar las costumbres de aquel reino, llegándose así­ a las raí­ces históricas de los patriarcas de la Biblia. En uno de esos documentos, por ejemplo, se establece una ley relacionada con la herencia, según la cual el primogénito recibí­a una doble porción, algo parecido a lo que encontramos en Deu 21:15-17.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CIUD ARQU

ver, HAMMURABI

sit, a4, 336, 150

vet, Antigua ciudad en el curso medio del Eufrates, en el cual Tell Hariri, a 10 Km. al norte de Abu Kemal. Desde 1933, André Parrot dirigió unas excavaciones organizadas por el Museo del Louvre, cuyos resultados fueron sorprendentes. Esta ciudad exhibí­a una brillante civilización en el tercer milenio antes de Cristo, siguiendo la cronologí­a convencional. Entre otras cosas, se han exhumado un templo a Ishtar, un zigurat, y sobre todo un inmenso palacio real (con una superficie de tres hectáreas) que comprende las estancias de los prí­ncipes con salas de baño, etc., las oficinas del gobierno, e incluso una escuela de escribas. Se conservan todaví­a grandes pinturas murales y se han hallado también 20.000 tabletas de los archivos del palacio real. Muchas de estas tabletas con escritura cuneiforme forman parte de una correspondencia diplomática entre el último rey de Mari, Zimri-lim, con el famoso Hammurabi de Babilonia. Estas cartas de Mari, interpretadas dentro del marco de la cronologí­a convencional, han llevado a fijar la fecha de Hammurabi alrededor de los años 1728-1686 a.C. Sin embargo, Courville da buenas razones para situar Hammurabi, y por ende los últimos años de Mari, entre 1430- 1375. Sin embargo, la aceptación de la cronologí­a revisada deja en pie todas las implicaciones lingüí­sticas básicas en relación con las anteriores hipótesis del desarrollo del arte de la escritura y de los diversos géneros literarios, y que pretendí­an la implausibilidad de la redacción del Pentateuco por parte de Moisés. Asimismo, ilustran también la singularidad de los escritos bí­blicos por el contraste tan acusado que éstos presentan tanto en el aspecto moral como en la esperanza en el Dios único y trascendente. No se pueden hallar correspondencias entre la revelación bí­blica y la literatura antigua, excepto a nivel irrelevante. Bibliografí­a: Parrot, A.: «Mari, une ville Perdue» (Ed. Je Sers); Parrot, A.: «Mundos sepultados» (Ed. Garriga, 1962); Parrot, A.: «Assur» (Aguilar, Madrid, 1970); Albright, W.: «The Archaeology of Palestine and the Bible» (The American Schools of Oriental Research, 1974); consultar también bibliografí­a bajo el artí­culo HAMMURABI.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

En 1933–39 y 1951–64 André Parrot efectuó excavaciones para el Musée de Louvre en Mari, la mod. Tell Hariri, en el SE de Siria, unos 12 km al NNO de Abu Kemal, a orillas del Éufrates. Si bien no se menciona en el AT, este sitio estratégico resultó ser la capital de una ciudad-estado *amorrea importante en el 2º milenio a.C. Más de 22.000 tablillas de arcilla, de las que un cuarto son cartas oficiales, proporcionan importante información para el fondo histórico de la era *patriarcal.

Fundada en el 3º milenio a.C., Mari era ya un centro poderoso cuando cayó por un tiempo bajo la soberanía de Ebrum de *Ebla, y fue posteriormente conquistada por Sargón de Agade ca. 2250 a.C. A partir de entonces fue regida por gobernantes dependientes de *Ur, hasta que fue liberada por el amorreo Isbi-Irra. Alrededor del 1820 a.C. una poderosa casa gobernante bajo el rey Yahdun-Lim, hijo de Yaggid-Lim, controló la región hasta el Mediterráneo. Sujetó a las tribus seminómadas de la zona con mano firme pero justa, entre ellas a los sutu, los amnanum, los benyamini (“benjamitas”) y los hapiru posteriores (“hebreos”), aunque no se trata de los homónimos bíblicos que aparecen más tarde. Sus sucesores Yasmah-Adad y Zimri-Lim (ca. 1775 a.C.), aunque poderosos, se vieron encerrados por las fuertes ciudades-estados de Alepo (Yamhad), Asiria (Nínive), y Babilonia. La dinastía cayó alrededor del 1760 a.C. ante *Hamurabi de Babilonia, de quien uno de los agentes de Zimri-Lim informó en los siguientes términos: “No hay ningún rey realmente poderoso en sí mismo. Diez de quince reyes van con Hamurabi de Babilonia, el mismo número con Rim-Sin de Larsa, con Ibal-piel de Esnunna y con Amut-piel de Uatanum. Veinte van con Yarimlim de Yamhad.”

La diplomacia fue tema importante de la correspondencia y los obsequios a nivel internacional entre gobernantes (Iraq 18, 1958, pg. 68–110); los iguales se trataban de “hermanos” y los vasallos se referían a sus amos como “padre” o “señor”. Los jefes tribales se denominaban “padres” y, como en Ebla, la administración local estaba en manos de subgobernadores (šāpiṭum; cf. heb. šofeṭt, con frecuencia mal traducido “juez”) responsables de la ley y el orden, la recolección de impuestos, la hospitalidad para con dignatarios de paso, etc., en forma semejante al papel que adoptó Abraham (BS 134, 1977, pp. 228–237). Las relaciones con los vecinos se regulaban mediante tratados o *pactos escritos. Seguían un patrón parecido a los que se usaron en Siria, Mesopotamia y Palestina en los siglos que siguieron. En Mari algunos pactos eran ratificados en un ritual que requería la “muerte de un asno” (hayaram qatālum), que aparece también en heb. y parece haber sido preservado por el siquemita Bene Hamor (“hijos de un asno”, Jos. 24.32) que hizo un pacto con Jacob (Gn. 33.14; 34.1–3). En Mari los profetas, los āpil(t)u, ‘respondedor masculino (o femenino)’, le hacían preguntas a la deidad, podían funcionar en grupo, y recibían sostén estatal. Otros, muhhû, eran funcionarios inferiores del culto, quizá extáticos, que hablaban en nombre del dios en primera persona. Otros más eran reconocidos como “oradores” (qabbātum), cada uno de los cuales estaba ligado a un dios o templo. También se daba el hecho de que los laicos hicieran declaraciones divinas o informaran sobre visiones. En asociación con la música algunos funcionarios del templo (p. ej. assinnu) declaraban “así dice el dios ….”. Un informe de Itur-Asdu al rey Zimri-Lim anuncia una revelación en sueños en el templo de Dagán en Terqa. El mensaje no era bueno, porque el rey había dejado de presentarse regularmente ante su dios. “Si lo hubiera hecho hubiese entregado a los jeques de los benjamitas en manos de Zimri-Lim”. De esta manera también se le informa al rey acerca de los sacrificios que se le exigían. Otro profeta parece haber anticipado la caída de una ciudad. Esta actividad se apoyaba mayormente en técnicas *mágicas y adivinatorias, en sueños, en la lectura de las entrañas de animales sacrificados y algunas observaciones astronómicas. Esto aparece en marcado contraste con la claridad, el alcance, el contenido y el propósito de las profecías en Israel. En Mari, como en Israel, el censo tenía particular importancia religiosa y ritual, por encima de cualquier significación política, militar o económica inmediata (cf. 2 S. 24). Si bien comprendía reformas políticas y cuestiones de posesión de la tierra, se pensaba que estaba relacionado con la purificación del pueblo (heb. kōfer, en Mari tebibtum), su inscripción (pqd, ‘llamado a rendir cuenta’; cf. Ex. 30.13–14) y su posición. Las muchas listas ofrecen nombres de personas de una amplia gama cosmopolita, algunos semejantes a los de personas del AT, aunque no idénticos a ellos: Ariukku (cf. Arioc de Gn. 14.1), Abarama, Yaqub-el, o el título dawı̄dum, ‘jefe’ (cf. “David”), que ahora se considera como un vocablo para derrota” (JNES 17, 1958, pp. 130). Los nombres de lugares mencionados en los textos incluyen varios alrededor de Har(r)án, Nahur (Nacor), Til-Turahi (Taré), y Sarug (Serug; cf. Gn. 11.23–24). La única ciudad de Palestina mencionada directamente es *Hazor.

Los textos proporcionan un panorama detallado de la vida diaria, especialmente en el palacio real de 300 habitaciones (unas 600 áreas de superficie), con sus diversos archivos, que registran no solamente asuntos interestatales sino los detalles relativos a la importación de vino, miel, aceite, lana, hielo y otros productos. Otras notas detallan lo que sale de los almacenes del palacio, tanto para la hospitalidad real como para las fiestas rituales que formaban parte del culto a los antepasados fallecidos. El panteón de Mari incluía los siguientes dioses: sol (Saps), luna (Sin, Yerah), de la tormenta (Adad), como también a la diosa Istar, Attar, al dios Dagán (* Dagón), Baal, Él, Rasap (dios del mundo inferior) y muchos otros (incluido Lim, “los mil dioses”). Todos estos pueden haber sido conocidos por Taré (Jos. 24.2). Tal abundancia de fuentes, incluida la de la posición de las mujeres y la familia, escritas en un dialecto semítico muy parecido a los primeros libros del Pentateuco, han de contribuir todavía a la dilucidación de las prácticas en el período patriarcal.

Bibliografía. J. Bright, Historia de Israel, 1970, pp. 38ss; C. F. Pfeiffer, °DBA, pp. 420–422; M. Noth, El mundo del Antiguo Testamento, 1976, pp. 246ss; A. Parrot, “Mari”, °EBDM, t(t). IV, cols. 1304–1308; id., Mundos sepultados, 1962; S. Moscati, Las antiguas civilizaciones semíticas, 1960.

A. Parrot, Mari, Capitale fabuleuse, 1974; G. Dossin et al., Archives royales de Mari, 1–15, 1941–78; J.-R. Kupper, Les nomades en Mésopotamie au temps des rois de Mari, 1957; B. F. Batto, Studies in Women at Mari, 1974. Sobre las profecías de Mari, véase VT Supp. 15, 1966, pp. 207–227; VT Supp. 17, 1969, pp. 112–138; HTR 63, 1970, pp. 1–28; VT 27, 1977, pp. 178–195; E. Noort, Untersuchungen zum Gottesbescheid in Mari, 1977.

D.J.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico