lengua semítica adoptada originariamente por los israelitas, cuando se posesionaron de la tierra de Canaán, al oeste del río Jordán. El idioma h., junto con el ugarítico, el fenicio, el arameo, que comprende el sirio o arameo cristiano, forma parte de uno de los cuatro grupos en que están divididas las lenguas semíticas, el grupo septentrional-central.
También se la ha llamado cananeo †œlengua de Canaán†, se lee en Is 19, 18; †œlengua de Judá†, Is 36, 11.
La lengua hebrea antigua tiene estas características principales se escribe de derecha a izquierda, su alfabeto consta de veintidós consonantes, se escribe sin vocales, cuyos sonidos se sobreentienden; ya después de Cristo, siglo VIII, los masoretas le adicionaron el sistema gráfico vocálico, que consiste en puntos y rayas; las palabras se forman con sólo tres consonantes. Su vocabulario no es muy rico, por lo que se usan adjetivos concretos con sustantivos abstractos. Con respecto a los tiempos de los verbos, tiene solamente dos, el perfecto y el imperfecto, pero esto se soluciona sintácticamente, para indicar la acción pasada, el primero de una serie de verbos va en perfecto, y los restantes en imperfecto; el presente o el futuro, con el primer verbo en imperfecto y los siguientes en perfecto. Alfabeto Hebreo Letra Transcripción Nombre í‡ Alef h B Bet g G Guimel ] D Dálet xH He n W Vau z Z Zain k H Jet t T Tet v Y Yod Alfabeto Hebreo (continuación) Letra Transcripción Nombre hoK Kaf s I Lámed fpM Men n]N Nun p S Sámek R espíritu áspero Ain QM P, f Pe Rd S Sade F Q Qof w R Res e ..in c ..in m T Tau El h. antiguo, es decir el dialecto cananeo con las modificaciones del arameo, lengua de los hebreos, es el idioma en que está escrito el A. T., exceptuando unos pequeños textos en arameo. A partir del siglo III a. C., se comenzó a usar en Palestina el arameo, en tiempos de Cristo se hablaba esta lengua, aunque el h. siguió siendo la del culto, esto es la lengua sagrada. En el siglo XIV, se volvió al h. hablado, y desde 1948 se estableció como lengua oficial del Estado de Israel. El profesor Eliezer ben Yehuda, nacido en Lituania, quien emigró a Palestina hacia 1881, confeccionó un diccionario h., que consta de cuatro mil palabras, con neologismos que responden a las necesidades del mundo moderno.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
(uno del otro lado).
La Biblia llama así a los Israelitas, porque vinieron del otro lado del río Eufrates, que estaba muy lejos, en el actual Irak. Ver «Judaismo»: («Judios»).
HEBREO, IDIOMA
Es el idioma de los Israelitas, de los Hebreos o Judíos. Todo el Antiguo Testamento se escribió en Hebreo, excepto breves porciones de Daniel y Esdras, y un verso de Jeremías: (10:11), escritos en Arameo.
San Mateo escribió su primer Evangelio en Hebreo, pero se perdió; y el mismo lo escribió después en Griego, que es el que conservamos. Así es que todo lo que tenemos del Nuevo Testamento, fue escrito en Griego.
Hebreos, Libro de los: Es un Libro del N.T. que San Jerónimo atribuye a San Pablo. Es un «tesoro», donde se muestra que la Nueva Alianza es «mejor» que la Antigua, con un «mejor» sacrificio, y un «mejor» sacerdocio. Escrito especialmente para algunos hebreos que querían dejar el cristianismo, nos ensena el grandísimo peligro de la apostasía, que significa crucificar en sí mismo al Hijo de Dios: (6:6).
Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez
http://biblia.com/diccionario/
Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
tip, HIST
ver, HEBER, AMARNA, EGIPTO, ISRAEL (HISTORIA BíBLICA DE.)
vet, = «que proviene del otro lado, que cruza». Según la historia bíblica, los hebreos procedían de la orilla oriental del Eufrates (cfr. Gn. 12:5 con Gn. 14:13; Jos. 24:2, 3). Su nombre puede haber significado esto o haber sido en su origen, una forma patronímica derivada de Eber, y designando a todos sus descendientes, incluyendo a los israelitas (Gn. 10:21), hasta que estos últimos adquirieron tal importancia que el término hebreo vino a aplicarse exclusivamente a los israelitas. (Véase HEBER.) Frecuentemente se expresa la opinión de que el término hebreo «‘ibrî» (hebreo) debe identificarse con el acádico «hapiru» o «habiru» (pl. «habirû») que aparece en los términos cuneiformes de todo el Oriente Medio y de diversas épocas. Este término aparece también en lengua egipcia bajo la forma «‘apiru». Según estas inscripciones, los «habirû» eran extranjeros, en busca de aventuras. En Babilonia, eran mercenarios; para subsistir, alquilaron sus servicios a los hurrianos de Nuzu (Nuzi), lo que vino a ser una verdadera servidumbre. No se evidencia en las inscripciones que «habirû» tenga un sentido étnico. Según las cartas de Tell el-Amarna, Abdi-Hiba, de Jerusalén, dirigió llamadas desesperadas al rey de Egipto, cuando bandas de «habirû» merodeaban por Palestina. Se ha querido identificar este episodio con la conquista de Canaán bajo la dirección de Josué. Sin embargo, las características de los «‘apiru» o «habirû» no coinciden con las de los hebreos; un estrecho examen de las cartas de Tell el-Amarna ha llevado a gran número de eruditos, en contra de la identificación popularizada en muchos libros, a la conclusión de que las cartas de Tell el-Amarna no hablan de ninguna invasión formal. Los «‘apiru» serían ciudadanos, de ciertas ciudades-estado, y el área involucrada incluía territorios muy al norte de Palestina, que no estaban incluidos en el territorio conquistado por los israelitas. Las dificultades descritas en las cartas han llevado a la mayor parte de los eruditos a la convicción de que se trataba de grupos de mercenarios extranjeros que se ponían al servicio de cualquier rey local que quisiera ampliar sus territorios a expensas de vecinos más débiles. Estas cartas, dirigidas al faraón en petición de ayuda, y que no recibían respuesta, fueron escritas evidentemente en un período de decadencia del poderío egipcio, y cronológicamente tanto Courville como Velikovsky argumentan de una manera documentada contra la identificación «‘apiru» = hebreos, y en favor de su asignación al siglo VIII a.C. en el contexto de la revisión de la cronología general de la historia de Egipto (véanse AMARNA, EGIPTO, y las Bibliografías correspondientes a dichos artículos). El nombre «hebreos» en plural se aplica a los israelitas (Gn. 40:15; 1 S. 4:6; 13:3; 2 Co. 11:22). En la época del NT, los judíos que hablaban hebreo o incluso arameo se daban este nombre a sí mismos, en contraposición a sus correligionarios de lengua griega, los helenistas (Hch. 6:1). La expresión «hebreo de hebreos» significa que todos los ascendientes, tanto de la línea paterna como de la materna, eran hebreos (Fil. 3:5). Para la historia del pueblo hebreo, véase ISRAEL (HISTORIA BíBLICA DE.)
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
[910]
Lengua semita occidental, tipo dialectal del primitivo cananeo, que los israelitas asumen como forma expresiva al instalarse en Canaán. Asume muchas formas arameas del norte. Y se consigna por escrito en diversos himnos, leyes, genealogías y nomenclaturas con toda seguridad hacia el X antes de Cristo.
Cuando los israelitas volvieron de la cautividad hablando el arameo, el hebreo quedó como lengua culta y sagrada y en ella se configuró la redacción definitiva del texto sagrado hacia el siglo V o IV antes de Cristo. A base de los textos bíblicos y de numerosos restos extrabíblicos (ostrakas, lápidas, sellos, etc.) se puede reconstruir suficientemente la evolución de esta lengua «sagrada»
Ese proceso evolutivo avanzó desde las formas ideográficas primitivas hasta las fonográficas, que en el siglo VII se impusieron por influencia de los lenguajes fenicios. En esa fase final se asume la escritura fenicia en 22 signos consonánticos, ya que los signos vocálicos sólo se añaden hacia el siglo VI después de Cristo por las diversas escuelas masoréticas que lo cultivan.
Jesús habló el dialecto galileo, forma del arameo popular, como se advierte en los relatos de su lectura del texto sagrado en las sinagogas de Cafarnaum y de Nazareth (Lc. 4. 18-20; Mt. 13.55) (Ver Bíblicos. Lenguajes)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
jebraisti o ebraisti ( JEbrai>Ÿstiv, 1447), Westcott y Hort denota: (a) «en hebreo» (Rev 9:11; lo mismo en 16.16); (b) el arameo vernáculo de Palestina (Joh 5:2; 19.13,20; 20.16; no en TR ni RV, RVR, RVR77; sí en VHA, VM, siguiendo a Westcott y Hort).¶ B. Adjetivo adikos (a[diko», 94), no conformado a dike, derecho. Se traduce «injusto», en masculino o femenino, singular o plural, en Mat 5:45; Luk 16:10, dos veces, 11; 18.11; Act 24:15; Rom 3:5; 1Co 6:1,9; Heb 6:10; 1Pe 3:18; 2Pe 2:9:¶ C. Verbo adikeo (ajdikevw, 91), hacer agravio, hacer injusticia. Se traduce en Rev 22:11, primero: «el que es injusto», lit.: «el hacedor de irrectitud» (participio presente del verbo, con el artículo), y después: «sea injusto», efecto retributivo y permanente de un curso persistente de actuación torcida (VHA: «haga injusticia todavía»). Véanse AGRAVIAR, DAí‘AR, HACER AGRAVIO, HACER INJUSTICIA, MALTRATAR, SUFRIR. D. Adverbio adikos (ajdivkw», 95), relacionado con A, B y C. Se usa en 1Pe 2:19 «injustamente».¶
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento
No es clara la significación primitiva del nombre de hebreos. En el Génesis designa siempre a gentes que viven como *extranjeros en un país que no es su país de origen: Abraham (Gén 14,13), José (39,14; 41, 12), Jacob y sus hijos (40,15; 43,32). Su antepasado epónimo Heber era muy anterior a Abraham (Gén 10,25; 11,14), por lo cual el término podía aplicarse a una vasta porción de las poblaciones semíticas.
En el libro del Exodo los hebreos descendientes de Jacob (Ex 1,15; 2, 6…) están separados de los egipcios por la raza, el origen y la religión (Yahveh es el «Dios de los hebreos», 7,16; 9,1). Igualmente los hebreos, semitas instalados en Canaán, se oponen a los filisteos, sus opresores (ISa 4,6…; 13,3.19; 14, 11; 29,3; cf. Núm 24,24); pero no es seguro que sean todos israelitas (cf. ISa 14,21). La ley deuteronómica sobre los esclavos hebreos (Dt 15, 12s; Jer 34,14) los presenta como hermanos de los israelitas, pero esto podría entenderse todavía en sentido lato (cf. Gén 24,27). Así, hasta la cautividad no aparece nunca el término ni como nombre de pueblo ni como título de valor religioso.
Otra cosa sucede en los textos tardíos. En Jon 1,9, Jonás se presenta a los marineros paganos como «hebreo y servidor del Dios del cielo»; en 2Mac 7,31 ; 11,13; 15,37, el término «hebreos» designa a los judíos establecidos en tierra santa. En estos casos no falta resonancia religiosa; pero se matiza de significado nacional.
Cuando Pablo se llama «hebreo, hijo de hebreos» (Flp 3,5; 2Cor 11, 22), lo hace para insistir en su origen palestinés y en la lengua hebrea de su familia. Los mismos criterios distinguen en los judeocristianos a los hebreos y a los helenistas (Act 6,1). Pero en estos dos casos la palabra no comporta connotación religiosa directa. Por esta razón no pasó al vocabulario cristiano para designar a la posteridad espiritual de Abraham (cf. Rom 4,16).
-> Israel – Judío.
LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teología Bíblica, Herder, Barcelona, 2001
Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas