FLORA

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iosa itálica que se veneraba en Roma desde antiguo y, según la leyenda, era ninfa de las Islas Afortunadas raptada por Céfiro, con quien engendró la Primavera. Los griegos la llamaban Cloris.

Al ser la protectora de los jardines y flores, se organizaban juegos y competiciones en su honor («juegos florales») a finales de Abril, costumbre que luego pasarí­a a diversos paí­ses de Europa.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa